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SA 10) ¿Cautiva China?

Cuando yo tenía ya once meces en el harén, las Secretarias me dieron una oportunidad para comunicar por carta con mi familia, y yo, muy muy emocionada con tal posibilidad, acordéme ¡hasta antes oir lo todo de la proposición! Por supuesto que, tras haberme echado de menos durante casí un año, mis mías se alegrarían con mucho al oír que yo anduviera salva, sana, y saludosa en alguna parte del mundo. Los harenistas, por su parte, veían mi carta de ser una calmativa por mi familia, una calmativa que a la vez se los despistaría de mis rastros verdaderos.

Me proveían con papel y tinta comprados en alguna ciudad mayor de China (¡China!), y tras hacerme practicar mi letra durante unos minutos - ya no había escrito nada en muchas meces - me explicaron lo que yo debía escribir para entre mis frases de amor.

---

-¡Hola mis amadas, mami, Marcia, Michaela, y Sofía! ¡Ando viva y saludosa, y las amo tanto!

-De compras en Moscú, -les escribí la primera mentira, -yo sí buscaba en malas lugares por tesoros exóticos, y conforme me veía secuestrada por rufianes de la hampa rusa. Ellos ideaban devolverme a ustedes en cambio de gran dinero. Pero mientras me aguardaban, me veía secuestrada de nuevo por criminales chinos, machos que no pensaban en ganar dinero de mi familia, sino pirateaban en busca de esposas por los millones de solteros chinos. Me drogaron, y me llevaron por trén a travéz de Siberia, donde a cada parada durante muchos días recogían otras drogadas secuestradas, doncellas y mujeres con ojos redondos como los míos robadas de los pueblos y fincas indefensas de la vasta y poca conocida Siberia. Entrando el trén en China, los piratas empezaron a repartirles los pueblos campestres con doncellas en cambio de lo poco dinero ahorrado por las familias de China que deseaban una hembra que les pudiera regalar con un nieto macho. Las cautivas mas fornidas y muy jovenes se veían compradas a las primeras paradas; las muy flacas, o las "viejas" - ellas frisando ya las treinta-y-cinco años - saldrían a las ultimas; yo, de veintidocera saludosa, me veía comprada en medio viaje por una familia de pobre granjeros, muy muy honda en el interiór de China.

-¡No me busquen, amadas, que no obstante que ande bajo el mismo sol que brilla sobre ustedes, ya me encuentro escondida como dentro del séptimo escondite del séptimo bosque de un otro mundo! A las "desgraciadas" las que procuran escapar, siempre las buscan tanto la gente como la policía de aquí, y al encontrarlas, las devuelvan a sus mismas. Tampoco nos ayudará el gobierno de este país, que en fin, los políticos no atreven decirles a los jovenes de su pueblo que no puedan tener esposas, y no pueden decirles a los viejos que no puedan tener nietos.

-¿Cómo vivo, entonces? Vivo bien. Ando casada ya, y saludosa. Me amanezco muy temprano todos los días y traigo agua desde el arrozal y preparo el desayuno por mi esposo y mis suegros, y por mi. Despues, ¡Ojalá que trabaje durante diez horas en los sembrados con mi esposo, que si no me necesitan en los campos, la suegra siempre tenga un montón de tareas plomosas por mi a la casita! En los campos mi esposo me da besitos y me enseña frases chinas mientras trabajamos; pero la suegra me llama estúpida porque hablo poco chino (¡eso no obstante hable muy bien tanto español como francés, inglés, alemán e italiano!), y me tiene limpiando a fuerza de mano pesados calderas de cocina ya imposiblemente sucias, y fregando alfombras y suelos ya no limpiadas dentro de veinte años, ¡y remiendo techos (quitando la paja pasada y trayendo paja buena hora con hora, subiendo y bajando una escalera enclenque bajo el sol caliente)!, todo eso mientras ella se sienta comodita en su silla de mando en el rincón, diciéndome a cada instante que irrumpa mi trabajo y buscarle otra tacita de té. (Muy temprano aprendí de malas que aquí la joven marida no deba discutir con la suegra, que es la suegra que cimbrea la varilla candente, y que yo misma soy ella de las carnes sensibles).

-Por supuesto yo deba obedecer siempre a mi esposo, tanto en los sembrados como en nuestra recámara - esto no obstante que yo sea una mujer urbana de veintitres años y él un joven analfabeto de catorce. Pero en fin, doy gracias a los cielos que mi joven marido sea un persona simpático, y que sea ternura conmigo cuando estamos de retiro. Tiene sonrisa inteligente y sincero, y si bien sus dientes hayan brotado puro caóticamente en su boca, él conforma en limpiarlos con cepillo antes de llamarme a nuestro lecho, y si bien la tierra debajo de sus uñas me parezca de permanente, a la hora de sobar esposa mi bracero fornido de marido no falta de pasar las manos por el agua y el jabón antes.

¡No me busques, amadas! Yo sé que nuestra familia tiene amigos en el mundo diplomático, pero no nos servirá a pedirles ayuda. !Es que a la China le hace gran falta de niñas, doncellas y joven mujeres! Y lo único que los políticos chinos se les atreven decir al pueblo chino es que todos deban dejar vivir sus nietas, para que, en lo futuro los chavos no andaren solteros, solución que la puebla china no acepta (dado que el gobierno les permita solo una critatura por pareja, la criatura debe ser una criatura macho, o muerra). Es que, ¡si los abuelos se conforman en matar a sus nietas y despues secuestrar a esposas de ojos redondos por los nietos, ¡claro que igualmente conformarían en derribar a los políticos!

Mi suegro- el macho numero uno de la casa- no me habla nada, porque soy una mujer apetecible bajo su techo y él no desea poner problemas con su hijo ni con su mujer. Yo preparo la cena todas las noches, y sirvo las fiambres mejores a los dos machos, y después, los restos van a la suegra. Yo me contento con veduras y arroz baza (¡claro que mi dieta sea la más saludosa!) Todos nos acostamos a una hora muy temprano, todos cayendo dormidos muy pronto tras el día largo de trabajo duro.

(Y por cierto, a la mañana la suegra siempre me interroga acerca de las horas anteriores:

(-Estas embarrazada ya con mi nieto? -me pregunta a toda amanecer. Siempre me pregunta acerca de cuántas veces nos amamos mi esposo y yo. Siempre me exige que a la noche yo no le dejara a él que caiga dormido ya cuando nos acostamos, sino me instruye que lo aguarde despierto y cachondoso mediante cosquillándole de los cajones con las yemas de mis dedos, y con mi boca besándole y chupándole del órgano. --Pero no dejes que sus semillas entren en tu boca, joven, -me manda, -- sino asegúrate que salten muy vivos en tus conductos matrices, entiendes?

(¡Ay! ¡Suegras! Ya eran siempre iguales, ¿no es verdad amadas?)

En concreto, no me hallo en dónde de doncella me imaginaba de estarme a las veintitres años, mas, ando muy bien, y saludosa, y casada con un macho simpático (!A lo mejor anduviere embarrazada dentro de poco!), y estoy aprendiendo la lengua china- si no la urbana, la campestre- y tengo una familia aquí y la amistad de otras mujeres- tanto las "tias" del pueblo como las otras jovenes secuestradas de aquí, las que he conocido en los sembrados o al lugar donde todas lavamos ropa contra las rocas a la orilla del rio (me estan eseñando ruso (pues, ruso siberiano, que según entiendo tiene muchos rasgos manchurianos, ). Incluso me imagino que venga en amistad con mi suegra misma, que, de todos modos ella no tiene sino treinta-y-dos años, y yo casí veinticuatro!

Las amo con toda mi corazón, mamita, y Marcia, y Michaela, y Sofía. Hasta la proxima,

(¡No me busquen!)

¡Besos y abrazos! ¡Besos y abrazos! ¡Besos y abrazos! ¡Besos y abrazos!

--Donna

-- La carta, llena de mentiras blancas y cuentos ultrajosos, ya sin duda llevada a China por estar echado al correo en Beizhin, detendría semanas o meces antes llegar en el buzón de mi mamá; pero me sentía por primera vez aliviada, tanto para conmiga misma como para mi amada familia también.

[A continuar,...]
Datos del Relato
  • Categoría: Voyerismo
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