Hola, gracias por los comentarios recibidos, me motivan a seguir escribiendo.
Si leyeron mis anteriores relatos sabrán que mi vida sexual se había incrementado “satisfactoriamente” gracias a la inclusión de Dani en mis jueguitos con Beto. Esto provocó que busque cambiar mi aspecto tratando de verme ya decididamente mas femenina. Comencé por dejarme crecer el pelo, depilar y cuidar mi rostro a base de cremas y tratamientos, comprarme a escondidas ropa femenina sexi, cosméticos, etc. También, habiendo leído en alguna parte, comencé a consumir píldoras anticonceptivas las cuales realmente ayudaron mucho a mi feminización.
Ya en los encuentros con los chicos me tomaba mi tiempo para travestirme, lo cual les agradaba mucho, sobre todo a Beto. Fue precisamente él quien me aconsejaba en mi nueva apariencia y me regalaba incluso revistas de cosmética y lencería para verme cada vez mas femenina.
Para poder mantener mi secreto, guardaba toda mi nueva ropa en un bolso el cual me acompañaba en mis salidas. Lo llevaba a cada encuentro con la excusa de ir al club o a practicar algún deporte, cosa que era en realidad bastante parecido a lo que hacía.
Una tarde de viernes Beto me confirmó nuestro encuentro aclarándome que Dani no participaría del mismo. Yo no me preocupe demasiado porque ya había estado con Dani el día anterior, y sabía que cuando Beto era tan específico algo se traía entre manos.
Esa tarde decidí por primera vez, viajar ya como una señorita, así que renté una habitación de poca monta cerca de la Terminal, y la utilicé para vestirme. Me puse una tanga blanca, mini cortita roja, una blusa suelta blanca que marcaban unos pequeños senos ayudados por un corpiño con gel, me solté el pelo y lo ajusté con una bincha roja, unas botitas blancas y medias tres cuartos. Me maquillé sensual pero no muy cargada para no desentonar mi look adolescente. Por último terminé con unos anteojos negros que me daban un toque misterioso. Al salir de la habitación y entregar la llave, el chico que atendía me miró extrañado, no le di tiempo a preguntas y salí rápidamente a la calle.
En el camino a la Terminal pude recibir con agrado piropos y miradas, que no hicieron otra cosa que confirmar que había realizado bien mi “primera transformación pública”. No se imaginan la cantidad de cosas que pasaron por mi mente en ese momento, era el despertar de lo que yo sentía que era realmente.
Al llegar Beto ya me estaba esperando, cuando me vio lógicamente me reconoció no sin sorprenderse y silbarme. Subimos rápidamente al coche y nos ubicamos en la parte de atrás. Mientras viajábamos me decía lo linda que estaba y que realmente no esperaba verme así, pero que realmente le gustaba. Nos bajamos y caminamos hasta la casa, una vez que llegamos y pasamos el portón de entrada, lo cerramos y sin más comenzó la acción.
Beto me arrinconó contra un árbol y con sus manos en mi cabeza me bajó hasta la altura de sus pantalones, no me hice rogar y bajé su cierre liberando el miembro que asomó rápidamente por encima de su slip. Me dijo “chupámelo con esa boquita pintada”, a lo que respondí “sí mi amor, dame esa hermosa pija”. Tomé con una mano su miembro que para mi asombro ya estaba todo húmedo, seguramente por la calentura que tenía de verme así, y con la otra mano le acaricié los testículos. Con la punta de mi lengua le daba pequeños lamiditas y recolectaba sus jugos preseminales que tanto me gustan. Realmente hacía tiempo que Beto no demostraba tal “pasión”, de una sola vez me introdujo su pene y agarrándome de los cabellos comenzó a cogerme la boca enérgicamente. Podía sentir como su pene se desplazaba desde la entrada de mis labios hasta casi el fondo de mi garganta una y otra vez. De pronto sacó todo su miembro de mi boca y me pidió que le chupe los huevos, primero los lamí uno por uno y luego me los introduje en la boca de a uno por vez y después los dos juntos, mientras hacía todo esto no dejé de acariciar su pene que ya estaba totalmente mojado por mi saliva y sus jugos. Beto no dejaba de suspirar y nuevamente ayudado con su mano me metió su miembro en la boca, esta vez liberó mi cabeza y era yo quien lo agarré de la cintura y con movimientos largos de mi boca recorría ida y vuelta su venoso pene. Lo hice lo más rápido que pude y ya en un momento dado Beto sujetó con fuerza mi cabeza y ahogó un grito que terminó en una hermosa acabada en mi boca. Su semen llenó mi boca pero no quise tragarlo enseguida, una vez que sentí que la descarga había terminado le mostré mirándolo la leche que tenía en la boca y lentamente fui desparramándola por su pene hasta cubrirlo de blanco, acto seguido usando mi lengua fui recogiendo nuevamente la leche y lentamente me la tragué hasta dejarlo limpio y brillante como a mi me gusta.
Para mí había sido una mamada hermosa y Beto me lo confirmó diciéndome lo bien que había estado. Nos repusimos, dándole un besito en la puntita lo ayudé a que guarde su instrumento, me levanté y lentamente nos dirigimos a la casa, a mitad del camino Beto me agarró las nalgas con las dos manos y me dijo “corré porque te la doy por el culo acá nomás”, riendo corrimos hasta la casa. La tarde recién comenzaba y ya había recibido mi primera ración de leche y conociéndolo a Beto no era ni remotamente la última.
Bien chicos, espero que les haya gustado lo que leyeron, de ser así háganmelo saber escribiéndome. En la próxima entrega les cuento como siguió aquel encuentro. Este relato se lo dedico a Juan Sebastián, Besos …
Muy buen comentario, lo haces vivir como si estuviera viéndote hacer todo lo que cuentas.