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Categoría: Infidelidad

Paula, la amiga de mi esposa

Paula es el tipo de mujer que desde que la ves, te la quieres comer, tiene buenas tetas, boca grande, un buen par de piernas y aunque tiene trasero pequeño, su mirada depravada te hace envolverte en ella!



Es amiga de mi esposa hasta la fecha, se llevan muy bien y son como hermanas, entonces yo tenía prohibidísimo acercarme a ella o a la mayoría de sus amigas, pero aun así de vez en cuando, fantaseaba un poco con ella.



Una ocasión, cuando estábamos festejando el cumpleaños de mi cuñado en casa, ella estaba súper ebria al igual que mi esposa, yo no tome mucho ya que tenía que despertarme temprano al día siguiente, pero ellas estaban tome y tome y baile y baile, Pau estaba vestida muy ajustada, ¡con una licra negro y una blusa escotada que marcaba sus tetas y su rica pata de camello!



Lety aun con la poca razón que le quedaba me dio que la acompañara a su casa y como vive a unas calles, me sentí obligado a hacerlo, para no tener problemas con mi esposa, así que la tome de un brazo apoyándola en mí y me dispuse a llevarla a su casa, como no quise ensuciar mi auto, ya saben, podía vomitar y no quería limpiar, la lleve caminando, pasito a pasito íbamos en la calle cuando la charla empezó!



P: ¡Eres un tipazo Lusito!



L: Gracias, ¡tú igual eres una excelente amiga y mujer!



P: Que lindo, ¡con razón mi amiga está loca por ti!



L: ¡Jajá, gracias, eso me hace sentir mejor!



P: Pero yo sé que tú la engañas, ¡jajá!



L: ¡Porque dice eso!



P: Te acuerdas de Any ella me conto que tú estabas con ella hace tiempo, ¡cogiendo de lo más rico!



L: ¡Hay esa Any, jajá, ya sabes que es muy fantasiosa!



P: ¿Y si coges rico?



L: Jajá, estas muy tomada, ¡sigamos caminando!



Aunque me sentía extraño, su pregunta me excito un poco, me daban ganas de contestarle sarcásticamente o invitarla a probar, pero o debía seguir firme con el acuerdo con mi Lety, todas menos sus amigas, así que aguantándome las ganas llegamos a su departamento donde pretendía dejarla, aunque ella demoraba un poco buscando sus llaves.



L: ¿Qué pasa, todo bien?



P: Hay, ¡no sé dónde están mis llaves!



L: ¿Necesitas algo?



P: Si, necesito esto…



Ella comenzó a besarme, yo un poco sorprendí quise alejarla de mí, pero honestamente besaba tan rico que me dejé llevar, nos besábamos muy apasionadamente, ella me acariciaba la espalda y yo empecé con su espalda para llegar a su traserito, ¡abrimos los ojos y nos separamos!



P: ¡Perdón, fue un impulso!



L: ¡No pasa nada, esta ida!



P: ¡Jajá, estoy más cuerda que nunca jajá!



L: ¡Bueno ya entra para que regrese a casa!



P: ¡Ok!



Cuando parecía que iba a abrir su puerta, ella volteo hacia mí y se lanzó a besarme nuevamente, ¡esta vez no lo rechace y también metía mi lengua en su boca! Nuestras manos tocaban los cuerpos ardiendo de deseo, ¡mi amigo despertaba rozando su pierna y ella al sentirlo más se motivaba!



La recargue en la puerta de su departamento y la abrace pro atrás, le rempujaba mi verga en sus nalguitas besándole su cuello, ella, gemía y me movía su trasero muy rico.



L: ¡Siempre te eh querido coger!



P: ¡Yo a ti!



Me empujo a la pared y me bajo el pantalón con todo y trusa, al ver mi verga note como se le antojo y como la deseaba, empezó a acariciármela dándole pequeñas lamidas, yo volteaba para ver que no nos vieran, ¡Pau era una experta mamando y me estaba haciendo gozar muy rico!



L: ¡Dios, que rico, sigue, sigue así!



P: ¡La tienes riquísima, que grande que gruesa!



L: ¡Comete toda, que rico!



P: ¡Qué envidia y pensar que ella lo tiene todos los días!



Después de hacerme gozar con su boca ella se puso de pie recargándose en las escaleras empinándose muy sensualmente, yo le bajé la licra y su tanga, llevando mi lengua en sus muslos y sus nalgas, el sabor a limón de su sudor me excitaba más y más, le puse mi verga en sus nalgas, ella se meneaba muy rico, ¡la puse en medio de sus nalgas y tomándola de su cintra me la masajeaba bien rico!



P: ¡Que rica verga!



L: ¿Te gusta?



P: Mucho, ¡ya la quiero!



L: ¿Ya quieres que te coche?



P: ¡Si ya métemela, métemela toda!



La penetre despacio, ella quería sentir todo mi tronco, pero yo la lleve relajado, le acariciaba sus tetas y le apretaba los pezones, sus movimientos eran muy sensuales, mi verga era apretada y masajeada al mismo tiempo, observaba para verificar que nadie nos veía, fue entonces que acelere mis movimientos, ¡y empecé a darle más y más fuerte!



P: Así Luis, así, cógeme, que rico, ¡que rico lo haces!



L: ¡Tienes un coño riquísimo!



P: Me encanta como lo haces, métela más, ¡métela toda!



¡Sabía que en cualquier momento nos podrían descubrir, pero solo quería seguir penetrando a la amiga de mi mujer, le apretaba fuerte sus tetas ya por debajo de su blusa, subí mi pie a un escalón para penetrarla más rico, le jalaba el cabello dándole fuertes tirones, y le mordía las orejas!



P: ¡Me voy a venir Luis, ah!



L: ¡Yo también, me voy a venir!



P: ¡Dios, no lo hagas a dentro!



Se la saque chorreándole la espalda de leche, ella también expulsaba fluidos y se tambaleaba por el orgasmo, toda su espalda estaba llena de mi semen, ¡ella me volteo ver con una cara de placer que me hizo escupir hasta la última gota!



Nos despedimos normal, acordando dejar eso en secreto, me fui satisfecho y sabiendo que Paula seria mía, una amante más a mi lista.


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