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Los Comienzos. Una Experiencia PG-13

Hola, mi nombre es Diego y vivo en Santiago de Chile. Trataré de escribir lo menos local posible porque nuestras jergas y modismos son muy poco conocidos entre los países hispanos. Quiero compartir algunas experiencias que uno podría creer que salen de lo comán pero que en la realidad estadística, son más frecuentes de lo que uno cree.

Tenía 13 años y hacía poco que había llegado a ese pueblo en el sur y estaba terminando Octavo de Enseñanza Básica en ese colegio privado en el que mis padres me habían matriculado. Habíamos decidido junto a la profesora guía y nuestros padres que a fin de año iríamos al norte, a La Serena, para despedir la Enseñanza Básica. Y eso hicimos.

Nuestra primera parada fue Santiago, la capital y nos alojamos en un hotel 3 estrellas en el centro de la ciudad. Apenas bajamos del bus, equipaje en mano, la profesora guía nos dijo que nos juntáramos en tríos o dáos para compartir habitación. …ramos siete hombres y ocho mujeres (sí sí, éramos pocos porque era un colegio de enseñanza personalizada) y se armó el desorden y todos gritaban y… en fin, para hacer corto el cuento, me tocó compartir pieza con el nerd del curso, Harold, un descendiente directo de alemanes que sólo sabía hablar de autos y motores y tractores; y con otro chico al que sobrenombraré Klaus, nieto de alemanes (ya se habrán dado cuenta del colegio en cuestión jeje). Klaus al igual que Harold era rubio y de ojos azules, sin embargo, Klaus tenia el pelo liso y era más bajo que yo. Harold era un poco más alto que yo. Klaus se destacaba por ser cadete de bombero, ser muy bueno para el fátbol y ser bastante nazi. Mi relación con Harold se limitaba a la ayuda que me prestaba con la clase de alemán. Con Klaus nunca había tratado mucho fuera de clases debido a que poco se juntaba con los de la clases porque sus actividades bomberiles que le quitaban mucho tiempo. Ya tienen una idea entonces de cómo serían mis compañeros de cuarto.

La profesora le entregó a Klaus la tarjeta (llave electrónica) de la habitación, así que tomamos el ascensor y subimos hasta el piso 10 donde se encontraban los cuartos que ocuparía mi curso. La profesora nos había dado una hora para alistarnos y bajar al lobby ya que iríamos de compras a un mall. Klaus entró corriendo al cuarto y eligió la cama cercana a la ventana, yo elegí la más cercana a la puerta así que Harold se quedó con la del medio. Abrimos las maletas y rápidamente saqué mis átiles de aseo y en la puerta del baño grité “°cagaron, yo me ducharé primero!”, vi como corrieron hacia el baño así que di el agua me saqué la ropa lo más rápido que pude y me metí en la ducha. Cuando terminé, me salí de la ducha y comencé a secarme junto a ella, entonces llegó Klaus y me dijo “ya era hora”, se desvistió y entró a la ducha. La verdad es que hacía mucho tiempo que no veía un chico desnudo (en nuestro colegio aán no terminaban de construir los vestidores y las duchas del gimnasio) pero aunque sentí curiosidad no miré, mantuve la vista baja y seguí secándome. Salí del baño y de vuelta en la habitación me encontré con Harold escupiendo desde la ventana hacia los peatones de la calle. Lo encontré una coolísima idea así que lo acompañé a hacer lo mismo. °Qué pendejos! Jajaja.

Esa noche volvimos exhaustos de caminar y comprar todo el día así que nos dimos una ducha, bajamos a cenar en el restaurant del hotel y volvimos a subir a dormir, no sin antes molestar un poco a las chicas en sus habitaciones y jugar algán juego estápido. Ya en nuestro cuarto Harold nos avisó que no podría dormir con el ruido de la calle así que se tomaría un píldora. Todos nos hicimos los grandes y aunque estoy seguro que todos andábamos con pijamas nos acostamos sólo en calzoncillos argumentando que hacía mucho tiempo que no usábamos pijamas porque eran para niños jaja, qué ridículos. Bueno, nos acostamos y a los cinco minutos Harold estaba roncando. Klaus intentaba conversar conmigo desde el otro lado del cuarto pero los ronquidos de Harold eran insoportables. Klaus entonces me dijo “destapémoslo y saquémosle los calzoncillos y se los escondimos, total está durmiendo como muerto” me reí y acepté. Nos acercamos, tiramos de la sábana que lo cubría y nada, no despertó. Entonces Klaus me dijo que era el momento, que le bajara la zunga, le dije que mejor lo hiciera él (por miedo a que Harold despertara y me aforrara un combo), pero tampoco se atrevió y sólo lo dimos vuelta para que dejara de roncar. Tampoco se despertó. Volvimos a nuestras camas aán con las luces encendidas y mientras conversaba con Klaus vi como se estaba tocando el pene debajo de la sábana. Le pregunté qué estaba haciendo y me dijo que se estaba pajeando. No entendí a qué se refería (yo aán no me hacía mi primera paja) así que me hice el tonto. Me preguntó si yo también lo estaba haciendo y le dije que no, sin siquiera saber de qué diablos estaba hablando. En seguida me preguntó de vuelta si sabía lo que era la fimosis, le dije que no y me explicó que era cuando el forro del pico (prepucio del pene) era muy estrecho (angosto) y no podías corrértelo (retraerlo) para sacar la cabeza (glande) afuera. Me contó que él tenía ese problema cuando chico así que decidieron hacerle la circuncisión cuando tenía 2 años y de paso me explicó que la circuncisión era una operación en que te cortaban todo o parte del prepucio para poder liberar el glande. Yo estaba asombrado °vaya sí sabía cosas ese chico! Entonces me preguntó “¿quieres ver como me quedo el pico?” y antes de responderle bajó su sábana y me lo mostró. Por la distancia obviamente no vi nada “¿ves?” me preguntó, “sí” le respondí nervioso (no sé por qué me intimidé por su exhibicionismo) pero no me creyó así que me dijo “pero ven a verlo de cerca” y le dije “no no, así está bien”, apagué mi luz le di las buenas noches, me di vuelta y me dormí. Antes de quedarme dormido me arrepentí de no haberme acercado a vérselo, pero tampoco me atreví a pedírselo de nuevo.

Al día siguiente estaba ordenando mi maleta cuando Klaus salió de la ducha con una toalla amarrada a la cintura. Me miró y la dejó caer. Le miré el pene. “Así me quedó con la circuncisión” dijo y Harold se rió burlescamente detrás de mí. Asentí con la cabeza como diciéndole “veo veo” y se lo miré con detención de nuevo. Tenía sólo la puntita de la cabeza al aire, el resto se la cubría el prepucio que le habían dejado. Sus genitales eran rosados y casi sin vello. Yo ya tenía mucho más que él y se notaban más porque eran oscuros (soy blanco pero de cabello castaño), no rubios como los de él.

Ya en La Serena nos quedamos en una maxi-habitación los siete chicos y recuerdo que para la primera ducha que nos tocó darnos allá estábamos apurados para un tour así que Claudio (un imbécil que me caía pésimo) se me acercó y me dijo “oye con Klaus encontramos una pieza desocupada con una ducha gigante, caben como 4 personas en ella, ven a ducharte con nosotros”, le dije que no, que esperaría por la ducha de nuestra habitación. Claudio se enojó y me dijo “°¿tiene que ocultar algo acaso la señorita?!”, le respondí “NO, pero si querí verme el pico no tení pa qué llevarme a la ducha, pídemelo aquí no má”. Ja, qué rabía me había dado. El muy huevón no supo que decir y sólo me hizo la señal del dedo. Cuando volvió de la ducha estábamos todos vestidos y comenzamos a apurarlo para que se que vistiera y noté que no quería sacarse la toalla pero finalmente fue mucha la presión del grupo así que tiró la toalla y se puso su zunga. Tenia el pene chiquito y con forma de trompa de elefante, como que le sobraba prepucio. Recordé el pene circunciso de Klaus.

De vuelta de ese viaje, un día de verano en la tarde, fui a mear al baño. Cuando terminé sentí como empezaba a ponerse duro mi pene y vi como se iba levantando. Le puse atención y recordé eso de “pajearse” que me había dicho Klaus, así que intenté tocándolo, apretándolo con la punta de mis dedos y de pronto sentí que me meaba de nuevo y °shuis! saltó un líquido blanco. Ahí entendí todo: me había masturbado por primera vez, me había hecho pajeado sin siquiera pajearme (correrme la paja de arriba abajo). Desde ese momento seguí haciéndolo esporádicamente hasta que di con la técnica del sube y baja (prepucio), del cubre y descubre (glande).

Datos del Relato
  • Categoría: Masturbación
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