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Categoría: Maduras

Gracias a la gripe 3

Al día siguiente recibo una llamada de mi mujer recordándome que fuese al médico, pues tenía cita para ese día y que había hablado con su madre para que me acompañase. A la media hora me llama mi suegra para quedar para el médico, dicho y echo. Llegamos al Centro de salud y al llegarme el turno veo a mi suegra que entra conmigo en la consulta, pero bueno era un simple resfriado y no me tenía que desnudar ni nada así que no me importó. Lo primero que hace el médico es reconocerme, me dice que estoy algo mejor. Yo le contesto que he cambiado el tratamiento pues no veía mejoría y fui a urgencias(mentira, pero no podía decir lo la hermana de mi suegra) y el doctor me había cambiado el tratamiento por unos supositorios, pero que ya que estoy mejor me gustaría dejarlos, pues yo solo no me las apaño bien para ponérmelos, contestándome el médico que no, que tenía que acabar el tratamiento, que se encargase mi esposa, en esto contesta mi suegra que mi esposa no está y todavía tardaría unos días en volver. Señora encárguese usted, le comenta el médico a mi suegra, yo no lo podía creer me estaba obligando a pasar de nuevo por una vergüenza terrible. Salimos de la consulta y mi suegra dice que se pasaría por la tarde al tratamiento, yo me niego y le digo que esperaría a su hija, ella se enoja conmigo y me dice que luego se pasaría y ya veríamos.



Otra vez la misma situación, y me volvía a calentar, pero sabía que con mi suegra el tema estaba complicado, aunque por intentarlo no iba a ser, pero tenía que ser algo fortuito.



Llamo a la hermana de mi suegra para decirle que no se pasase pues no iba a estar en casa, ella contesta que se pasaría al día siguiente para hablar conmigo.



Suena el timbre de mi casa y se presenta mi suegra.



Abro la puerta y aparece mi suegra, la invito a pasar como con desgana, para echarle un poco de cuento al tema:



Suegra: ¿Cómo se encuentra ?.



Yo: regular, la verdad.



En esto suena el teléfono, mi mujer, joder que oportuna pensé:



Esposa: ¿Qué tal estas ?. Supongo que ha llegado ya mi madre. Me lo ha contado todo y la verdad es que estas comportando como un niño. Si estas enfermo y tú no puedes pues deja a mi madre que ella está acostumbrada y no creo que se asuste.



Yo: Mira, me da mucha vergüenza que tu madre me vea el culo, que quieres que haga, además, creo que debo de tener algo en el culo pues me escuece mucho, seguramente al intentar ponerme yo el supositorio me habré echo daño. (El teatro que estaba haciendo era de película, se lo estaba poniendo en bandeja).



Esposa: Desde luego eres un niño, anda, que no se hable más, deja que mi madre vea lo escocido y te ponga el supositorio y no seas tonto que no te vas a morir por que te vean el culo.



Yo: (Ya está pensé, ahora haber lo que saco de esta situación) Bueno pero por favor no comentéis esto a nadie pues me moriría de vergüenza.



Esposa: Dile a mi madre que se ponga, que hable con ella. Hasta luego, esta noche te llamo.



No me lo podía creer le estaba comentando a mi suegra lo de mi problema con el escocido que me había salido y para colmo le dice que me mire bien pues, hace poco tiempo me había salido un herpes en esa zona y que me había llegado hasta debajo del prepucio (esto era ya demasiado). Yo estaba que no sabía que pensar, aunque me tranquilizaba pues no creía que mi suegra se atreviese a revisarme esa parte de mi anatomía.



Suegra: Venga vamos a empezar que me tengo que ir a casa a hacer la cena. Desde luego como se comporta tan crío.



Yo: Joder que vergüenza. (Iba a enseñar mis atributos a una mujer de 60 años, y lo malo de todo esto es que me excitaba la situación). Me empecé a quitar el pantalón y muy despacio me quite los slip (me encantaba la situación).



Suegra:  Veamos primero ese escozor que dices tener.



Yo: (Me estaba excitando y empalmado, que morbo). Señora deje lo escocido y sólo póngame el supositorio.



Suegra: Como se le ocurre, venga vamos échese en la cama y póngase de rodillas.



Yo: Me bajo todo y me pongo tal cual, yo estaba ya, como un burro. En esto que me empieza a abrir las nalgas y el culo. Hago como si me doliese y ella empieza a explorar y me empieza a señalar una amplia zona que según ella tenía irritada, me mete el dedo en el culo y la situación me encanta, ¡como me excito!. Tenía una tremenda erección, que ella lo debía de notar



Suegra: Tiene todo el culo irritado, necesita una buena cremita, vamos a ver por adelante si también tienes. Venga date.. la… vuelta. (Yo le notaba que la voz se le entrecortaba de vez en cuando, buena señal, creo que a ella la situación también le excitaba, y no creo que fuese de piedra)



Yo: Por adelante no tengo nada. No creía que fuese todavía el momento para que me viese el nabo, debía provocarla más y que me siguiese tocando.



Suegra: Bueno déjame echar un vistazo, que me ha dicho mi hija que puedes tener todavía el herpes.



Yo: No de verdad eso me da muchísima vergüenza y además eso esta bien. Esta situación me está superando, por favor! acabe por hoy,  mañana le dejaré si hoy me escuece ( joder, que teatrito estaba haciendo).



Suegra: ¿Pero que vergüenza?, bueno mañana veremos. Vamos al baño que te voy a lavar la zona escocida, veras como se te alivia.



Yo: (debo seguir con el teatro, por lo que me subo el pantalón y el slip, y siempre aparentando mucho pudor). Ya lo hago yo, espéreme en la habitación, en cuanto me lave vuelvo.



Suegra: Me agarra del brazo y me conduce al baño.



Yo: Esto era más de lo que pensaba que ocurriera hoy, debía evitar por todos los medios que me viera completamente el nabo par tenerla con un poco de suspense. Aunque no se que pensaba mi suegra pues se comportaba como una enfermera.



Suegra: Vamos desnúdate y métete en la bañera. Venga yerno pon el culito en pompa para lavar lo escocido.



Yo: Esto me da mucha vergüenza, además, uno no es de piedra, si fuese al revés usted no sé como reaccionaría. Mi querida suegra le había cogido el gusto de verme el culo o quizás lo que se veía entre las piernas (le dejaba ver lo mínimo), que zorrona me estaba resultando. Pero a mí me encantaba.



Suegra: Vamos, sois todos los hombres iguales, además yo no estoy resfriada.  (veía cierta picardía en sus palabras y su cara denotaba algo de morbo)



Yo: Me agacho con las piernas algo más abiertas para que me pueda ver parte del cipote en erección. Me empieza a tocar el culo, me da con gel y me entra el dedo dentro (estaba con una erección y un dolor de huevos de la hostia, pero debía aguantar para que el próximo día ella viniese de nuevo). Pensaba que me iba a correr. Me tocaba la base de los huevos, me entraban escalofríos, y ella seguía, joder! Que morbo.



Después de un rato de toqueteos, me seca el culo.



Suegra:  Prepárate para el cohete, vamos, te podrás quejar de lo limpito que te he quedado y mañana el resto, que no creas que se me ha olvidado. Con lo bonito que tienes el culito no se como no te gusta enseñarlo y te da tanta vergüenza.



Yo: Señora, me siento como un niño. Me echo la crema en el culo, eso sí con mucha paciencia, yo diría que con demasiado, de vez en cuando me pasaba la crema rozando los huevos y me encendía. Creo que a ella también le empezaba a gustar el tema. Me puso el supositorio y de paso me volvió a entrar el dedo en el ojete, me dio una palmadita en el culo denotando una excitación manifiesta, pues su voz se le entrecortaba aunque claro ella no podía dar el primer paso. El próximo día no se me escapa de eso estoy seguro.



Suegra: Bueno mañana por la mañana vengo al ponerte el siguiente y esperemos que estés mejor de tu escozor. Además hay que controlar esa sequedad que tienes, pues noto que puedes tener de nuevo herpes.



Yo: Bueno mañana me controlas el herpes y al decir esto note un picotazo en el miembro y en su cara una sonrisa pícara.



Estaba con un dolor de huevos de la hostia, así que pensé en provocar a su hermana haber si me hacía otra pajita y con eso me conformaría a falta de echar un polvote, aunque fuese a costa de que me pusieran otro cohete. Cogí el móvil y llamo a la tía de mi mujer.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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