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Su odio expresado hacia mí, por haberla poseído y robado su virginidad cambio hacia mí, más que por una calificación, fue por el hecho de haberla hecho mujer, por el haberle hecho saber que si le gustaba a los hombres.
Ese mismo día ya después de la exposición, en la hora de receso, estaba sentada ella en el muro que acostumbraba a estar con Fernanda y otras compañeras, yo estaba a una distancia de ella como de cinco u ocho metros, solo con dos de mis camaradas. Vi a Camila y vi que estaba con las piernas juntas, ella se dio cuenta de mi presencia, me miro seria, le sonreí discretamente y así también le lance un beso que nadie percibió, ella bajo la mirada por unos segundos y cuando la volvió a levantar me miro y sonrió también, luego separo discretamente las piernas para mostrarme su pantaleta blanca por varios segundo para luego juntarlas, pero con discreción le hice señas que no, que deseaba que las separara para seguir mirando y ella obedeció. Nadie la veía, solo yo. Ese día no paso de eso y al día siguiente y al siguiente, solo me sonreía a distancia, me mostraba el color de sus pantaletas cada vez que coincidíamos de frente y a discreción sin que nadie más viera. A parte de que cuando en el barullo de aglomerarnos en la puerta le agarraba las nalgas o le empujaba el bulto de mi verga. Aunque a veces en clases no dejaba de “atacarme” por cualquier indisciplina mía, ya que yo no dejaba de ser un desmadre y peleonero, pero todo era para mantener las apariencias.
Pasa casi semana y media en que yo me regreso al salón corriendo a dejar una libreta que me acababan de prestar cuando ya íbamos a salir a clases de educación física, ya todos mis compañeros estaban en la cancha, abro la puerta y cuál es mi sorpresa que ahí encuentro a Camila de espaldas, quien se estaba levantando la falda para ponerse su short de educación física. Como el seguro de la puerta no sirve, esta se abre sin rechinar siquiera.
-¡¡Que linda cola tienes Camy!!- Le digo, al momento que ella brinca del susto.
-¡¡Me espantaste loco!!- Me dice al momento que se da la vuelta y me mira sin bajarse la falda, por lo que veo la parte más íntima de su pantaleta que cubre su exquisita concha.
Ella se sienta pegada a la pared, tercera banca. Veo por completo su pantaleta azul cielo, la cual le ajusta perfecta a su hermosa cola. Cierro la puerta detrás de mí y me le acerco, ella solo me mira.
-¡¡Como me gustas Camy y como me gusta tu cola, es hermosa y quiero comérmela a besos!!- le digo y ella baja la mirada algo chiveada.
Con la mano derecha agarro su nalga izquierda y con la izquierda la derecha, ella tiene su short agarrado con ambas manos, entonces lo suelta de una y cruza sus manos en mi cuello, la jalo hacia mí y beso sus deliciosos labios, a lo que ella corresponde. Aprovecho y meto las manos entre sus pantaleta y acaricio la suave piel de sus nalgas, firmes y musculosas. Un beso que no dura mucho, ya que alcanzamos a escuchar cuando el maestro pasaba lista, por lo que nos separamos y ella se pone su short y yo la contemplo, para luego salir juntos a la clase.
Por más que trata de ser discreta, algunas actitudes de ella la delatan, pero nadie dice nada, solo observo que Fernanda se está dando cuenta, sonríe y calla.
No siempre podía ver el color de su pantaleta, por no coincidir, se lo hago saber con discreción y ella en actitud picara, cuando esto sucede, me lo hace saber escribiéndomelo en un papelito el color.
El día viernes de esa misma semana, salimos de clases, me dice Camy si no la acompañaba a su casa y como yo acostumbraba a jugar los viernes futbol y llegar tarde a casa, me quedo un poco indeciso, entonces…
-Acompáñame, ándale, no hay nadie en mi casa.- Me dice con una sonrisa pícara. Luego se me acerca y me dice al oído –Te voy a dejar que te comas mis nalgas a besos como me dijiste que quieres.- Añade.
Entonces decido acompañarla. En el camino me iba platicando tontería y media, yo solo le seguía la corriente y me imaginaba lo que gozaríamos. Ya entre su plática, varias veces se abrazó de mí o me tomaba de la mano. Yo igual, la abrazaba y en un par de ocasiones cuando veía que no había nadie en el camino, le agarraba las nalgas, ella solo sonreía y me decía que me estuviera quieto.
Llegamos a su casa, abre y me invita a pasar. Observo que ella abre con una llave, señal de que no había nadie, deja sus cosas en la sala y se va a la cocina por agua, cuando regresa, me pongo de pie, agarro el vaso y bebo, al igual que lo hace ella, luego pongo el vaso sobre la mesita y la abrazo de la cintura con la mano izquierda y con la derecha le agarro sus nalgas, Camy solo me mira y cierra sus ojitos, la beso y ella corresponde suavemente, mientras mi verga ya está completamente dura y presiona su concha.
-¡¡Como me gustas Camy, como me encantan tu cola!!- Le digo al oído mientras hago palpitar mi verga.
Ella solo me besa en las mejillas. No hay nada de aquella chica que días atrás me decía que me odiaba y que no deseaba volver a verme, no queda nada, ahora solo hay una chica sumisa y entregada.
-¡¡Ven quiero bañarme primero, estoy algo sudada!!- Me dice mientras me jala.
Nos vamos hacia arriba donde están las recamaras y entramos a una de ellas, es la de Camy. Me siento en la cama mientras ella delante de mí, un poco chiveada comienza a desnudarse. Se quita la blusa tipo camisa, luego la falda, quedando solo en una pantaleta blanca con encajes a la orilla y un pequeño brassier blanco de encaje. Luego se agacha y se quita los zapatos y las calcetas, se incorpora y se quita el brassier.
-¿No te quieres bañar conmigo?- Me pregunta con una suave sonrisa.
Me paro de la cama y me quito la camisa, mientras ella se va despojando de su pantaleta, para quedar completamente desnuda frente a mí. Agarra una toalla que esta sobre una silla y con la otra mano me agarra y me guía al baño. Ya dentro, ella se mete primero mientras yo la contemplo…que hermosa es esa negra chiquilla, luego me mira y me jala hacia dentro del agua, donde nos abrazamos y seguimos besando mientras el agua cae sobre nuestros calientes cuerpos. Nos lavamos uno al otro, despacio, admirando el cuerpo del otro como grabando en nuestras mentes cada centímetro con nuestros ojos. Sonreímos y nos besamos, cuando terminamos de bañarnos, solo nos secamos y nos salimos así desnudos como entramos. Regresamos a la recamara y me siento en su cama, la observo, Camy solo se seca bien el cabello, apenas si se pone una crema en el cuerpo que huele deliciosa sobre ella, mientras me mira y sonríe, me lanza un beso, luego observa mi erecta verga y sonríe.
-Date la vuelta Camy.- Le digo y ella obedece sin preguntar.
Lo hace despacio, ella sabe que quiero admirar su hermoso cuerpo, luego se acerca a mí y se para entre medio de mis piernas, sus manos van a mi verga que acarician despacio mientras mis manos agarran sus nalgas y se las acaricio todas, de arriba abajo, hasta la parte posterior de sus muslos, luego al centro, donde se dividen y esta la exquisita raja de su culo, donde alcanzo levemente a meter mis dedos y picoteárselo. Camy solo sonríe.
-¡¡Ven ya, que quiero besarte tu hermosa cola!!- Le digo.
Camy se acuesta boca abajo en medio de la cama, con la cabeza hacia la cabecera y separando sus bellas piernas, me acomodo arrodillado en medio de ellas y contemplo su exquisito culo, tentativo a ser penetrado. Le acaricio las nalgas mientras un suave gemido escapa de sus labios, luego me inclino y beso su nalga derecha, luego la izquierda, un beso, dos, tres, sigo besándolas, lamiéndolas, disfrutando del exquisito aroma de su negra piel que me ha seducido y enloquecido. Voy hacia su nalga derecha, la beso centímetro a centímetro, luego la lamo, saboreándola, chupeteándola, bajo con mi lengua hasta el fin de su nalga por la parte externa, luego la recorro y llego a la parte más exquisita en la que se dividen con la otra, llego a su rajada y con liguera presión la recorro de abajo a arriba una, dos, tres veces, haciendo que gima con fuerza mi entregada compañera. Se las acaricio con mis manos, se las aprieto juntándolas una con otra. Voy con mi lengua hasta su raja y se la meto, presionando, haciendo que Camy levante sus caderas y las empuje contra mi cara. Las baja y sube con ansias. Luego con las manos se las separo y meto mi lengua para picotear su culito y luego su concha que está chorreando exquisitos jugos. Separa sus piernas al máximo para permitirme entrar más allá y es delicioso ya que meto mi cara entre sus apretadas nalgas y mi lengua en su cuevita, traveseando en ella y en su botoncito que presiono y la hago gemir y jadear con una fuerza que puede oírse por toda la casa. Se lo presiono una y otra vez haciéndolo hacia arriba y hacia abajo, luego con la punta de una forma ligera y suave. Le succiono con toda mi boca y meto la lengua en su cuevita y jugueteo ahí, lo cual hace venirse en su primer orgasmo. Suelto sus nalgas y se las beso, luego voy subiendo y besando su cadera, su espalda hasta llegar a su cuello mientras mi dura verga se presiona entre sus nalgas que levanta y las talla.
-¿Ya quieres que te la meta Camy?- Le pregunto al oído, mientras le mordisqueo el lóbulo.
-¡¡Si!!- Me contesta entre gemidos y su respiración acelerada.
Me levanto y le separo las nalgas, agarro mi verga y se la tallo entre la raja de su cola, la cual aprieta la cabeza ¡¡guau!! Que rico se siente. Me levanto y la hago girarse boca arriba…sus ojitos me miran con una ternura e inocencia que me excita aún más. Separa sus piernas, apoyando los pies sobre la cama. Agarro mi verga con la mano derecha y con la izquierda me apoyo sobre la cama a la altura de sus pechos, voy a centrarla en la entrada de su concha para metérsela, pero no, decido bajar y chupársela de nuevo, hacerla venirse de nuevo con mí boca, ahora así, así como ahora me muestra toda su concha hermosa y exquisita. Hundo mí cara entre sus piernas y con toda mi boca succiono su negra concha, caliente y chorreante de mieles frescas. Meto mis brazos debajo de sus muslos y llevo mis manos hacia sus pechos, los cuales acaricio y con delicadeza pellizco sus diminutos pezones, haciéndola gemir de placer. Mí traviesa lengua entra en su cuevita caliente, saborea y hurga entre sus delicadas paredes, entra y sale una y otra vez, busca su botoncito y juguetea con él, lo que provoca que las caderas de Camy se agiten, suban y bajen con desesperación y sus manos empujen mi cabeza, deseando que me funda en ella. Paso la punta de mi lengua entre sus labios íntimos, una y otra vez, de arriba abajo por ambos, luego jugueteo arriba de su botoncito, provocando que tenga otro orgasmo más, el segundo…pero no le doy respiro, sigo ahí, lamiendo, presionando y jugueteando con su botoncito, entre sus labios íntimos y su cuevita. Camy me pide y suplica que ya se la meta, sus manos jalan mis brazos, pero sin éxitos, sigo ahí, deleitándome con sus mieles hasta hacerla explotar por tercera vez en un orgasmo que la hace presionar con sus piernas mi cabeza, no muy fuerte, ya que se siente como se agotan las fuerzas de Camy. Entonces subo besando su pubis, su abdomen, sus pechos, su cuello, sus mejillas, su boca que me recibe con un tierno beso.
Ahora sí, agarro mi verga y la centro en la entrada de su cuevita, sus piernas se mantienen abiertas, desfallecidas y cansadas. Despacio le voy metiendo mi dura y bien erecta verga en su apretada cuevita, caliente y empapada. Se la meto toda, de los labios de Camy solo se oye un leve gemido. Sus brazos con poca fuerza, abrazan mi cuerpo y los míos al suyo. Enseguida comienzo a bombearla, separo mis piernas, apoyo mis rodillas y las haga hacia sus nalgas, empujando con más fuerza en cada embestida, mientras aspiro el rico aroma de su cabello, beso sus lóbulos, sus mejillas, busco sus labios y apenas si me corresponden. Miro sus ojos y están cerrados, su respiración es pausada, sus gemidos apenas audibles. No dejo de bombearla, con fuerza se la meto y saco una y otra vez. Me quedo quieto, me levanto sin sacársela y contemplo a la hermosa Camila, tan exquisita en completa disposición para mí. Le saco la verga y paso su pierna izquierda a la derecha y se la hago hacia arriba, mientras su pierna derecha se mantiene recta, poniéndola de lado a Camy. Me acomodo sobre su pierna derecha, agarro su nalga izquierda y se la separo para meterle de nuevo mi verga y seguir bombeándola, mientras que con mi dedo medio le picoteo su apretado culito. Despacio le meto la punta del dedo sin que tenga oposición de Camy que yace semì desmayada por el cansancio o por los orgasmos alcanzados, no importa porque, solo sigo gozando de ella, embistiéndola y metiéndosela con fuerza una y otra vez mientras mi dedo entra más y más en su culito, casi todo, entonces se lo saco y meto, cogiéndola así por sus dos agujeros. Que delicia, es coger así a esa rica chica a mí antojo, que rico se siente como aprietan sus agujeros tanto mi verga como mi dedo, hasta que exploto dentro de ella, llenándole de leche toda su cuevita. Fuertes y abundantes venidas que escurren fuera de ella y siento como escurre incluso por mis huevos y su nalga derecha. Un suave gemido escucho de los labios de Camy, los músculos de sus nalgas y piernas se contraen, así como el de su concha, seguido de una leve agitación de sus caderas, al parecer ha tenido un orgasmo más.
Dejo quieta mi verga hasta el fondo de su concha, así como el dedo en su culito, esperando a que salga hasta la última gota de leche y se relaje mi verga, pero no pasa eso, aun esta dura. Saco el dedo de su culito y mi verga de su concha, me levanto de la cama y Camy se gira boca arriba, miro su bello rostro y sus ojitos se entre abren y me mira tiernamente.
-Ven Camy.- Le digo mientras me siento en la cama recargando mi espalda en la cabecera y separando mis piernas. –Chúpamela.- Le digo, ella me mira y se acomoda entre mis piernas, agarra mi verga con sus manitas y se la lleva a su cálida boca y comienza a chupármela despacio. Se mete un poco más de la mitad, la saca despacio y vuelve a meter, así, chupándomela despacio sigue. Que rico lo hace, que rico chupa mi verga Camy.
-Chúpame también los huevos.- Le digo y ella obedece. Su voluntad es mía.
Deliciosamente se alterna mi verga y mis huevos en cada chupada, hasta que siento que estoy próximo a venirme de nuevo, entonces le digo que chupe con más fuerza y así lo hace, hasta que exploto dentro de su cálida boca.
-Tómatela Camy, tómatela toda.- Le digo y ella obedece. No es tan abundante esta segunda venida, pero aun así, es algo y Camy se toma toda la leche que sale de mi verga. La chupa hasta dejármela completamente limpia, lame aun mis huevos para limpiarlos mientras contemplo su bella cola. Ya cumplida la tarea, se recuesta sobre mi pierna izquierda, mirándome con ternura.
-¡¡Que rica estas Camy!! ¡¡Y que rica concha tienes!!- Ella se sonroja y cierra sus ojitos, para luego volver a mirarme. -¡¡Quiero metértela en tu colita, que también se siente rica!!- Le añado.
-Otro día ¿no? Ya estoy agotada.- Me dice suplicante.
-¡Ok! Porque esa colita tiene que ser mía.- Le digo a lo que ella asienta con la cabeza y una sonrisa.
Nos levantamos y nos fuimos a bañar después de unos minutos, ya ahí en el baño solo hubo besos y caricias. Salimos de bañarnos, me vestí mientras ella solo se ponía un vestido flojo de color amarillo, una pantaleta del mismo color y se cepillaba su cabello rizado. Cuando terminamos, le dije que ya me iba, ya que ya pasaban de las cuatro de la tarde.
Con forme pasaban los días en la escuela iba siendo cada vez evidente que entre nosotros había algo, porque ella misma me llamaba o me buscaba en la escuela. Era frecuente que me convidara de sus alimentos o bebidas o invitara algo, aunque no se evidenciaba como celosa, más bien, me hacía señas de complicidad con algunas compañeras. Lo que sí, los celos de Fernanda por el tiempo que Camy pasaba conmigo o el mayor caso que me hacía se iban manifestando por sentirse menos.
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