Hola a todos otra vez. Me decido a escribir nuevamente para contarles la que creo que es la experiencia sexual más fuerte que he tenido en mi vida por el momento.
Para los que todavía no me conocen me llamo Karin, actualmente tengo 18 años y vivo en Lima – Perú. Si han leído mis otros relatos sabrán que lo que más me gusta en la vida es el sexo en grupo. Desde que lo descubrí me encanta ser cogida por un buen grupo de chicos con sus vergas bien duras.
Esto sucedió hace dos semanas aproximadamente después de finalizar el semestre académico. Había quedado encontrarme con un compañero de la universidad llamado Pedro, con el que me llevaba bastante bien. Éramos amigos muy cariñosos, nunca llegamos a ser novios pero habíamos cogido varia veces.
No nos habíamos visto mucho últimamente y cuando llegué junto a él empecé a contarle cómo la había pasado en el ultimo mes. Se notaba que no me prestaba demasiada atención; parecía como si estuviese pensando en otras cosas. Estaba sin duda nervioso y comprendí que quería decirme algo.
Le costaba un poco al principio, pero ante mi insistencia empezó a soltarse poco a poco. Empezó diciéndome:
-¿Sabes, Karin? Es que le he estado dando vueltas a una cosa y...
-A ver, vamos, no me dirás ahora que me tienes miedo. Dime lo que quieras. –respondí yo.
- Pues, verás. Los dos sabemos que eres una chica a la que le gusta bastante el sexo y que no tienes ningún prejuicio en ese aspecto. He estado hablando con unos amigos sobre hacer orgías y esas cosas. Ellos están deseando organizar una buena, pero ya sabes que la mayoría de las chicas son bastante cerradas en este tema, les hablas de algo así y te dicen que estas enfermo o que eres un pervertido. Mis amigos piensan que no hay ninguna chica que esté dispuesta a coger con mas de 20 chicos a la vez, y yo les he jurado que conocía a una que sí lo haría.
-Y claro, ¿estabas pensando en mí, no? –le dije yo con una leve sonrisa en la boca.
- Pues sí la verdad. No te ofendas. No lo tomes como un defecto, sino como todo lo contrario. Para nosotros eso es una virtud muy grande. Yo creo que tienes una madurez muy superior a chicas mucho mayores que tú, y por eso eres tan especial.
Mira, el plan sería el siguiente: mis padres tienen una casa en la playa de Punta Hermosa que está vacía todo el año excepto en verano. La idea es ir allí mis amigos, tú y yo a pasar todo el fin de semana practicando contigo sexo a todo dar.
- ¿En serio?
- Lo digo completamente en serio, Karin. Sólo falta que aceptes. Puedes pensarlo hasta mañana. Todo sería legal y seguro. Iríamos todos a hacernos análisis para que vieras que estamos sanos y que no hay ningún problema. Si aceptas el viernes por la tarde antes de salir para allá tendrás los resultados de todo. Estaremos desde el viernes a la media noche hasta el domingo a la misma hora. Pero eso si, deberás estar en la casa todo el fin de semana, no vale arrepentirse. Estarás desnuda todo el tiempo y dispuesta a hacer todo lo que queramos a cualquier hora. Serás nuestra hembra a tiempo completo, por así decirlo. Mañana a esta misma hora me pasaré por aquí a recoger tu respuesta.
Y al acabar de decir esto, se levantó y me dejó a mí allí sentada con una cara de alucinada y excitada total
Estuve todo el día dándole vueltas al asunto y por la noche no pude pegar ojo pensando en ello. Cuarenta y ocho horas encerrada en una casa con veinte chicos dispuestos a hacer conmigo todo tipo de cosas. Estaba claro que era algo muy arriesgado, pero por otro lado estaba el morbo de enfrentarme a mas de 20 chicos yo solita.
Al otro día fui a la hora indicada. Pedro estaba sentado en el mismo lugar que el día anterior y al verme entrar se le pusieron los ojos como platos.
Sin ni siquiera saludarlo, me senté a su lado y con un gesto serio le dije simplemente:
- Acepto.
Aunque intentaba disimularlo, se le notaba que le había dado una gran alegría. Me dijo que el viernes pasaría las diez de la noche a recogerme y que en ese momento me traería los análisis de sangre de todos los compañeros que participarían en la orgía. Luego nos despedimos y nos fuimos cada uno para su casa. Era lunes y toda la semana estuve un poco nerviosa pensando en lo que me había metido.
Por fin llegó el viernes y sentía que ya no había marcha atrás.
A la hora de comer le dije a mi tía que iría a pasar el fin de semana a la casa de una amiga de la universidad. No me puso ningún reparo. La verdad que para esas cosas mi tía era muy confiada. No se podría nunca imaginar la barbaridad que iba a hacer su querida sobrinita, jeje.
A las diez salí de casa con un bolso de viaje con alguna ropa y enseres personales. Pedro estaba esperándome con su auto. Me subí en él y se puso en camino hacia la playa no sin antes enseñarme los resultados de los análisis que se habían hecho, y los examine para comprobar que, como me suponía, estaba todo en orden. Habían 23 análisis incluyendo el de Pedro. Además Pedro aclaro que habían quedado en venir cinco chicos mas pero que no llegaron a hacerse los análisis a tiempo. No sabia si lamentarme o alegrarme por esta noticia.
Como me excite pensando en lo me esperaba decidí clamar un poco mi calentura jugando con mi amiguito Pedro, así que mientras conducía le empecé a acariciar su pija por encima del pantalón.
Sobre las doce llegamos a la casa. La verdad es que estaba cerca de la playa, pero un poco alejada del resto. Los otros chicos ya estaban allí desde la tarde, según me dijo Pedro. Al entrar estaban todos en el salón bebiendo cervezas y mirando una película porno.
- Escúchenme todos, les presento a la gran Karin. La más puta entre las putas.
Todos los chicos empezaron a mirarme de arriba abajo de una manera muy obscena y diciéndome todo tipo de cosas tales como: "hey, te vamos a reventar,. vamos a cogerte hasta que te desmayes, vas a tragar mas leche que en toda tu vida"
Eran ya mas de las doce y Pedro tomó la palabra:
- No perdamos más el tiempo, todos a quitarse la ropa ya.
Un gran bullicio inundó el salón cuando los chicos empezaron a quitarse la ropa.
En un instante un gran bosque de vergas se abrió ante mis ojos. Algunas estaban todavía flácidas, otras pocas semi erectas y la mayoría ya totalmente tiesas como palos.
Luego Pedro me dijo que yo también debía desnudarme de todo. El también se desnudó y junto toda la ropa que nos habíamos quitado y la metió en la lavandería, junto con todas las cosas que había traído yo, cerrándolo con llave.
- Hasta el domingo por la noche no te hace falta nada –dijo Pedro-, en la cocina hay suficiente comida para todos. Las puertas de salida están cerradas. Comprende que podrías tener tentaciones de irte, y nosotros no queremos quedarnos con las ganas. Espero que disfrutes como nosotros pensamos hacerlo. Que empiece la fiesta.
Nada más acabar su discursito, todos los chicos se abalanzaron sobre mí como fieras. A pesar de que tenían dos largos días por delante parecía que no querían perder ni un segundo del disfrute. Allí me encontraba yo, totalmente desnuda ante 23 machos en celo, encerrada en una casa durante dos días.
En aquel amplio salón empezaron los manoseos. La casa no era muy grande, excepto la sala en que estábamos. Aparte de ésta, había un pequeño pasillo a la entrada, la cocina, el cuarto de baño y tres habitaciones. Lo primero que pensé era cómo íbamos a dormir allí 24 personas, aunque me di cuenta enseguida que los chicos no pensaban en dormir precisamente.
El principio fue bastante caótico. Todos querían tocarme y besarme, pero obviamente eran demasiados. Estaban muy excitados, porque probablemente llevaban mucho tiempo esperando que llegase aquel día. Los más afortunados lograban tocarme las tetas o mi conchita o lamerme alguna parte de mi cuerpo, mientras los demás trataban de llegar hasta mí a base de codazos y empujones.
Visto el descontrol que había, Pedro decidió poner orden en el gallinero y cogió una libreta y un bolígrafo y empezó a escribir números. Hizo un trocito de papel con cada número y los puso boca abajo encima de la mesa, invitando a los chicos a que cogiesen su "rifa". El número uno fue un tal Luis, un chico alto y guapo, con una verga bastante decente. El trato era que me disfrutasen por orden de numeración. A quién le tocase el turno podía hacer lo que quisiese conmigo hasta correrse, mientras los demás debían esperar. Aunque hubo alguna protesta (sobre todo de los chicos con los números más altos), al final Pedro supo imponer su autoridad.
El tal Luis no se andaba con rodeos. Me hizo ponerme de espaldas a él y doblar el cuerpo, apoyándolo sobre la mesa del salón (era una mesa alta y grande, que tan sólo tenía un centro de flores artificiales en el medio) y de un solo golpe me enchufó la verga hasta el fondo de mi conchita. La embestida fue brutal y mi cuerpo se estremeció, el muy animal no tuvo compasión, y sus envites fueron cada vez más fuertes. Afortunadamente mi vagina ya estaba bien lubricada de lo excitada que estaba durante el viaje pensando en lo que me esperaba ese fin de semana. Mi vagina se acostumbro inmediatamente al ritmo de su cogida y la verdad es que al cabo de unos segundos estaba disfrutando como una puta y casi en seguida empecé a tener un orgasmo delicioso. El chico me cogia con una violencia terrible, con lo que no tardó mucho en correrse, inundando mi almejita con unos tremendos chorros de leche.
Al acabar la faena, me incorporé y me di la vuelta, intentando relajarme un rato, pero enseguida se acercó un chico pequeño y moreno totalmente erecto agitando un papel en la mano con el número 2. También estaba excitadísimo y me agarró de la cabeza y me puso de rodillas, diciendo:
- Cómeme la verga, pedazo de puta.
Y acto seguido me metió su tronco hasta el fondo de la garganta. La verdad es que más que haciéndole yo una mamada , lo que estaba es él follándome la boca. A estas alturas me encontraba tan caliente que cualquier cosa que dijeran o hicieran lo único que provocaba era excitarme mas. No pasaron ni dos minutos cuando sacó su nabo y agarrándolo con fuerza con su mano derecha, se lo empezó a menear delante de mi cara, la cual recibió sus terribles descargas. Los chorros que cayeron dentro de mi boca me los trague sintiendo un gran deleite al hacerlo. Inmediatamente con mis dedos arrastre hacia mi boca el semen que me había caído en las mejillas y la comisura de los labios para luego tragármelos también mientras me chupaba los dedos. Obviamente todo esto resulto todo un espectáculo que encendió aun mas el ambiente.
Los otros chicos también fueron pasando hasta llegar al número 23. Algunos se conformaron con que se la mamase y luego correrse en mi boca para que me tragara su lechecita, aunque la mayoría quiso penetrarme y correrse dentro de mi. Ni hablar de la cantidad de orgasmos tuve, fueron tantos que perdí la cuenta
Al acabar esta primera ronda eran las dos de la madrugada. De la hora sólo podíamos enterarnos a través de un reloj de pared que había en el salón. Yo ya había tragado bastante semen y tenía la cara empapada y mi conchita completamente llena de semen.
Los chicos, después de haberse descargado a gusto sobre mí ya se habían tranquilizado un poquito y varios se acomodaban en los sillones viendo la tele, fumando y bebiendo. Sin embargo, los primeros en cogerme ya me estaban mirando con interés otra vez, pues ya había pasado bastante tiempo desde que se corrieron. Aproveché que no tenía a ninguno de mis machos encima para ir al baño a lavarme un poco. Cerré la puerta, pero me di cuenta que no tenia cerrojo para impedir que entrasen desde fuera, con lo cual, y en el momento en que me lavaba la cara, dos chicos entraron el cuarto de baño. Uno era Luis, el que había sido el primero en follarme, y el otro era un chico también bastante guapo llamado Paco, que había sido el quinto o el sexto, creo.
Cerraron la puerta tras de sí y se pusieron cada uno a un lado mío, pasando sus manos por mis nalgas. Yo hice como si no me enterase de nada y seguí de espaldas, ligeramente inclinada hacia delante mirándome en el espejo. Los toqueteos empezaron a ser cada vez más descarados y mirando de reojo pude notar como Paco tenía la verga tiesa como una estaca. Los dos chicos empezaron a sobarme la rajita , que ante los continuos toqueteos no tardó en mojarse de nuevo. Sus dedos comenzaron a meterse como flechas en mi conchita y mi calentura llegó a límites casi insoportables. No aguanté más y les dije casi desesperada y con deseo:
- Cojanme de una vez, hijos de puta.
Dicho y hecho. Al oír mis palabras, Paco agarró su verga con una mano y con la otra separó mis nalgas, empezando a meter la punta de su capullo para acto seguido bombear con fuerza. Mientras tanto Luis no perdía el tiempo y me besaba como un poseso recorriendo con su lengua todos los rincones de mi boca, mientras sus manos estrujaban mis tetas como si quisiera exprimirlas.
Al cabo de un rato fue Luis el que cogió el relevo de su compañero en mi conchita, ocupándose Paco de chuparme los pezones. Los dos chicos se turnaban perfectamente para cogerme desde atrás y yo lo estaba disfrutando con ganas. Con la gran cantidad leche que todavía quedaba en mi conchita las sensaciones del mete y saca eran mucho mas excitantes. Cada uno no pasaba más de dos minutos dentro de mí, y enseguida su compinche tomaba el relevo, con lo que mi conchita no estaba desocupada ni un solo instante. Con estas embestidas tan fuertes que me estaban dando empecé a tener un orgasmo riquísimo. El que me estaba penetrando seguía metiendo y sacando. La intensidad del orgasmo era increíble y ni bien termino este logre alcanzar otro. Mis gemidos iniciales de placer pronto se convirtieron en auténticos gritos, lo que atrajo la atención de otros dos chicos, que entraron en el baño con la intención de sumarse a la fiesta.
- Esperen ahí –protestó Paco cuando vio que se disponían a entrar-, primero vamos a acabar nosotros con ella y luego se la pasamos.
Hablaban de mí como si fuese mercancía , un simple objeto de placer para ellos, pero eso no me molestaba, sino que todo lo contrario ¡Me excitaba mucho más!.
Al ver que los dos chicos se ponían impacientes, Paco y Luis aumentaron el ritmo de sus envistes. El primero en correrse fue Paco, lo hizo dentro de mi conchita, que a aquellas alturas ya estaba renvalsándose de leche. Menos mal que estaba tomando la pastilla anticonceptiva, si no seguro que de alguno me hubiese quedado embarazada. Luis por su parte se empeñó en correse dentro de mi boca, y tuve que tragar con deleite otra buena ración de leche. Los dos chicos quedaron exhaustos, uno sentado en el borde de la bañera y el otro en la taza del inodoro.
Pero estaba visto que a mí no me era posible descansar, pues los otros dos entraron y me llevaron en brazos al salón. Algunos chicos dormían recostados en los tres sofás que había en la sala y otros se habían retirado a las habitaciones, pero los que seguían despiertos sin duda que estaban bien despiertos.
Al verme llegar un grupo de ellos se acercaron y el chico que me sostenía me dejó en el suelo. Enseguida me vi rodeada por unos siete u ocho chicos.
El que me había traído en brazos le dijo al resto:
-Eh, tranquilos que ahora me toca a mí. Voy a darle por el culo.
Su frase hizo estremecerme. Habían pasado unas tres horas desde el comienzo de la orgía, pero a nadie se le había ocurrido aún esa idea. A mí me excitaba, pues me encanta el sexo anal.
El chico me puso a cuatro patas sobre el suelo. Se metió el dedo índice en la boca y lo empezó a meter lentamente en mi culito. Cuando lo tuvo todo dentro, lo sacó y lo volvió a introducir. Con dos dedos metidos ya notaba como mi agujerito se iba dilatando. Los otros siete chicos que contemplaban la escena no se perdían detalle, esperando a que les llegase su turno para disfrutar.
El otro cabrón seguía metiendo sus dedos y ya tenía todos dentro, menos el pulgar.
Al ver que la dilatación ya era importante se decidió a probar con su verga, animado además por los otros chicos que le decían que me cogiese de una vez, que estaban deseando que me partiesen el culo, que era una puta, y otras lindezas.
Después del trabajito que me había hecho en el culo, no tuvo demasiadas dificultades para introducirme toda su verga. Sus manos apretaban con fuerza mi cintura, mientras su herramienta golpeaba brutalmente mis intestinos, haciéndome sentir una cascada de sensaciones que me tenían en éxtasis. Al cabo de un rato el chaval empezó a aullar como un lobo y, agarrándome aún con más fuerza la cintura, descargó dentro de mí unos buenos chorros de leche. Podía sentir claramente a su verga al estar descargándose. Me hecho una cantidad increíble de leche dentro de mi culito. Esa sensación proporcionada por las palpitaciones de su verga al estarse viniendo y de sus chorros recorriendo mis intestinos hicieron que tuviera un orgasmo muy delicioso.
Cuando se descargo se levantó con su verga empapada de su semen, los otros le aplaudieron, como si acabasen de asistir a un gran espectáculo. Todos estaban completamente erectos y no tardaron ni cinco segundos en volver a llenarme el culo con carne de verga. Obviamente la idea de su amigo había sido bien acogida por todos y uno tras otro fueron castigando mi ano con sus duros penes, llevándome a un estado de éxtasis difícil de describir.
No tardó en correrse la voz por toda la casa de lo que estaba pasando y a la fiesta se unieron bastante más chicos de los ocho que había en un principio.
Mi culito estuvo recibiendo vergas durante más de tres horas. Los chicos no se cansaban e incluso los que ya se habían corrido dentro volvían a metérmela con más ganas. Les dio una auténtica obsesión por encularme y mis intestinos se fueron llenando de leche hasta un punto tal que ya no me entraba mas, y la leche se me salía por mi agujerito resbalando por mis piernas y cayendo en el suelo. Menos mal que no había alfombras en la casa. Pedro las había retirado previendo lo que iba a pasar. Como a las seis de la mañana los chicos se tranquilizaron definitivamente y se empezaron a acomodar en cualquier sitio para intentar dormir algo.
Yo me quedé tirada en el suelo, con una sensación de tener el culo lleno. Las enculadas habían sido terriblemente espectaculares y estaba agotada y con un sueño tremendo. Pedro se acercó a mí y me llevó en brazos a su habitación. En el suelo había tres chicos acostados y en la cama dos. Como pudo me hizo un sitio en la cama y él se fue para el salón, quedando yo tumbada allí intentando descansar antes de que mis machos se empezaran a despertar. Pero nunca podía descansar mucho ya que siempre había por lo menos un macho con su verga bien dura que me sacaba de mi sueño penetrándome por donde le daba la gana.
Y así estuve todo el fin de semana haciendo todo tipo de cosas entregada por completo a mis 23 machos. Hacia todo lo que me pedían. Como Pedro sabia que me gustaba la leche de pija, no se le ocurrió mejor idea que juntar la leche de todos en un enorme vaso de vidrio, así que pase de pija en pija ordeñándoles la leche a todos sin excepción, inclusive a algunos se las ordeñaba dos veces. Cuando se lleno el vaso todos hicieron un circulo a mi alrededor para no perderse ni un detalle de cómo me tragaba hasta la ultima gota. No se si fue por el ambiente morboso del momento pero sentía que sabia deliciosa, y no lo digo de broma. Su aroma fuerte y penetrante mas su espesura al pasar por mi gargantita era un deleite para todos mis sentidos.
Fue una fin de semana de sexo y sexo. La lujuria fue total. Incluso en las pocas horas que podía dormir tenia una verga clavada en mi conchita o en mi ano. Estaba tan entregada a la lujuria que a veces era yo la que pedía mas verga cuando me sentía un poquito abandonada por los chicos. Fácil que se rompieron algunos records mundiales ese fin de semana.
Y como lo bueno hay que repetirlo, hemos decidido volverlo a hacer. Pedro me advirtió que como se corrió la vos de lo buena que estuvo la orgía mas chicos se apuntaran fijo para la próxima. Pero eso no me preocupa ya que mi amiga Rossana también estará presente para ayudarme, jeje. Yo le conté a mi amiga Rossana con lujo de detalles todo lo que me paso ese fin de semana y nos excitamos tanto que terminamos haciendo un 69 espectacular.
Ya les contare como que tal me fue, hasta entonces.
Karin.
karinisil arroba hotmail punto com
excelente relato como te dije te pareces bastante a mi esposa q le gusta estar cojida por varios a la misma vez por ahi si me pasas la voz para pasarme a tus amigos gracias