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Categoría: Incestos

Todo queda en familia (I)

Hola me llamo Natalia tengo 18 años y os voy a contar mi historia, bueno, la historia de mis hermanos. Veréis, somos cuatro hermanos y yo la más pequeña. Era bastante atractiva para mi edad, rubia, alta, labios carnosos, visto con ropa ajustada, me gusta llevar botas y me encanta el sexo por lo que guardaba todas las revistas porno que podía encontrar (se las cogía a mis hermanos, me las dejaban mis amigas etc.…). El siguiente a mí es mi hermano Luis, un gran deportista, así que podéis imaginar cómo estaba. Susana es mi hermana mayor, morena y un cuerpazo que quita el hipo, bueno, es modelo figuraos cómo está, y por último Pedro, el mayor y el mejor dotado, ya me entendéis.



Como os dije me encantaba el sexo, en muchas ocasiones había visto a mis hermanos haciéndose pajas en su cuarto y no se me quitaba de la cabeza sobre todo mi hermano Pedro, tenía la polla más grande que nunca había visto y cuando se corría escupía abundantes y grandes chorros blancos de esperma. A mí eso me ponía a cien y acababa en mi cuarto masturbándome.



En esas fechas mis padres estaban de viaje y nos habíamos quedado solos en casa a cargo de mis dos hermanos mayores. Una noche mi hermana Susana había salido con sus amigas y yo aproveché para irme a mi cuarto, me quité todo y me puse una camiseta y unas braguitas, me senté en la cama y cogí mis revistas porno, comencé a ojearlas y en poco tiempo estaba acariciándome mi coñito a través de mis bragas. Esto solía hacerlo a menudo y siempre acababa abierta de piernas sin bragas y con casi toda mi mano metida en mi chochito.



No sé como pero ese día olvidé cerrar la puerta de mi cuarto, y cuando estaba en lo mejor se abrió de repente y aparecieron mis dos hermanos que iban a buscar un cassette. Yo me quedé blanca, me tapé las braguitas con las revistas como pude e intenté disimular todo lo que se puede en esos casos. Ellos se acercaron a mí riendo y comentando:



- vaya, vaya con nuestra hermanita - decía Pedro.



- ¿Qué hacías? - preguntó Luis



- nada- contesté yo - ¿no lo veis?



Pedro cogió las revistas y me las quitó dejando mis bragas a la vista:



- ¿nada? ¿Y entonces esa mancha de humedad en tus bragas? ¿Te has meado?



- se estaba pajeando- dijo Luis



- no me extraña, mira lo que lee.



Yo estaba muy nerviosa y no podía contestar solo pensé en si se lo dirían a nuestros padres:



- no digáis esto a nadie.



- Bueno no sé hermanita, lo de las revistas es muy fuerte - dijo Pedro



Entonces algo cambió dentro de mí y me enfadé:



- ni se os ocurra decir algo, o cuento lo de las pajas que os he visto hacer sin que os dierais cuenta...



- Ehhh, y seguro que te gustaba mirar ¿no?- dijo Luis.



Yo no respondí pero sabía la respuesta. Al final Pedro habló:



- Bueno esta bien, lo dejaremos en tablas y lo olvidaremos todo.



Yo ya estaba animada y no podía dejar la situación así:



- De eso nada hermanitos, cuando entrasteis yo estaba haciendo algo...



- Pajeándote- replicó Luis.



- Bueno, llámalo como quieras, Luis, el caso es que me habéis dejado a medias y ahora tenéis que resarcirme.



- ¿cómo?- preguntó Pedro.



- Luis preguntó que si me gustaba ver como os hacíais pajas, y la verdad es que sí, así que os propongo que os hagáis una paja delante de mí mientras yo acabo de masturbarme...



- Estas loca- dijo Luis



- bien, le diré a vuestras novias lo bien que lo pasáis con vuestras manos



- vale, vale - dijo Pedro- después de todo el verte así me la ha puesto dura.



Eso no podía negarlo porque debido a su tamaño como os dije, casi se le salía por la parte superior de sus pantalones cortos. Luis no parecía muy convencido pero al final dijo:



- si, pero si vamos a enseñarte nuestras pollas tu deberías corresponder masturbándote sin bragas



En cuanto acabó de decir eso me saqué las bragas húmedas y deje al aire mi coñito sin ningún pelo, (bueno algún que otro sí que empezaba a aparecer). Pedro y Luis se quitaron los pantalones cortos que llevaban y los slip dejando libres sus rabos ya empalmados, sobre todo el de Pedro que parecía una manguera. El de Luis era más normal pero no por eso peor. Al principio se colocaron lejos de la cama uno a cada lado, pero yo les pedí que se acercaran uno a cada lado mío.



Comenzaron a meneársela mientras yo acariciaba mi chochito, debía excitarles porque no apartaban la vista de él. Había cogido tanta confianza que necesitaba más, eran mis hermanos pero después de todo eran hombres y yo quería uno, o dos... Con mi mano derecha acariciaba mi vulva y con la izquierda intenté acariciar los abdominales musculosos de mi hermano Luis, pero él se apartó hacia atrás como asustado, sin embargo, pareció cambiar de opinión y me dejó hacer, ya debía estar súper caliente. Mi mano bajó hasta su pelvis y tocó la mano que estaba rodeando su pene y moviéndose para excitarse, él se detuvo y apartó su mano, lo que yo aproveché para coger con la mía su pedazo y empezar a meneárselo. Era la primera vez que cogía una polla y su tacto y dureza me excitó aún más.



Ellos no decían nada, se limitaban a mirar, sobre todo mi coño. Separé mi mano derecha de mi vulva y comencé a acariciar a Pedro su pelvis igual que a Luis, el debió pensar que se la iba a coger y la soltó dejando su palo libre. Pero yo tenía otros planes y girando mi cabeza hacia él me incliné y la metí en mi boca. Luis rompió el silencio de la habitación:



- mira nuestra hermanita es una zorra calienta pollas...



- si- dijo Pedro- y que bien las calienta.



Yo les escuchaba pero estaba más preocupada por meterme en la boca el pedazo de polla de Pedro que, a duras penas, me entraba hasta la mitad y no sin dar algunas arcadas.



Luis apartó mi mano de su polla y me hizo girar colocándome completamente de frente a Pedro y de forma que él desde atrás y de rodillas al pie de la cama pudo alcanzar mi chochito que con sus manos abrió metiendo su boca y su lengua dentro. Yo di un suspiro profundo y ruidoso al sentirla dentro. Pedro no aguantó mi mamada y sacando su polla de mi boca la agarró y de la punta de su capullo salió un copioso chorro de semen mayor al que yo había visto cuando él se hacía pajas. El chorro dio en mi cara y mi boca, al primero le siguieron dos disparos más que pusieron mi cara y mi boca llena de chorretones blancos. Pedro cogió mi cabeza con sus manos y me besó metiendo su lengua en mi boca, sin preocuparse de todo el semen que había en ella y que era suyo, por supuesto.



Mientras tanto Luis aprovechó para meterme su rabo en el coño hasta sus huevos, yo seguía a cuatro patas, y aunque él no lo supo acababa de desvirgarme. Pedro mientras se recuperaba me quitó la camiseta y empezó a acariciarme mis pechos, que no eran muy grandes aunque los pezones estaban duros y estaban bastante crecidos y rodeados de una pequeña aureola obscura. Luis bombeaba mi coño al tiempo que gritaba:



- ¡que puta eres!...vaya zorrón ¡mueve las caderas hermanita!



Eso me excitaba aún más y tuve mi segundo orgasmo, el primero fue al ver el chorro de esperma de Pedro que aún caía por mi barbilla. Pedro por su parte preguntaba:



- ¿te gusta Natalia? ¿Es esto lo que querías?



- Si, si, siiii. No paréis- gritaba yo casi al borde del desmayo por el placer que estaba recibiendo.



Luis era más joven que Pedro pero no era un súper hombre y acabó sacando su polla y corriéndose sobre mis nalgas, yo me di cuenta al sentir su leche caliente sobre mi piel. Para entonces Pedro ya estaba recuperado y se tumbó en la cama boca arriba yo me coloqué sobre él y me metí su polla cabalgando sobre él como loca.



Luis mientras se recuperaba aprovechó para separando mis nalgas aún mojadas de su corrida comenzar a chupar el agujero de mi culo. Eso fue demasiado, era algo que había estado esperando ansiosa, yo ya me había metido consoladores y el dedo en mi ano pero eso era distinto, la humedad de su lengua y su movimiento me provocaron otro descomunal orgasmo que acabó con un gran grito mío.



- ¡¡¡¡¡¡¡me corroooooo!!!!!!!



- ¿Te gusta hermanita? Pues esto acaba de empezar- dijo Luis



Yo seguía cabalgando sobre la polla de Pedro que me estaba rompiendo por dentro, el mientras me metía la lengua en la boca, (siempre que yo no estaba gritando claro.) Una vez mi trasero estaba lo bastante húmedo, Luis intentó penetrarme. Pero yo era virgen, él inexperto y el caso es que no entraba, él empujaba y a mí me hacía daño, se resbalaba y no había forma, creo que una vez consiguió meter la punta de su capullo, pero ante mis gritos de dolor desistió.



- ¡Mierda! - gritó



Pedro entro en escena con una sugerencia:



- Déjame a mí, Natalia, date la vuelta como estas.-



Yo le obedecí aunque no sabía que iba a hacer.



- Ahora de espaldas a mi siéntate sobre mi polla, te entrará sola, además, así tu controlarás la cantidad que quieres que te entre...



- Pero me vas a destrozar con tu rabo- dije asustada



- Cuando tu no puedas, paras hermanita, es cosa tuya, tu mandas... - dijo Pedro.



Luis se ofreció a ayudar, y por lo pronto escupió sobre la polla de Pedro humedeciéndola y metió sus dedos en mi culo para adaptarlo a lo que le esperaba, primero un dedo, luego dos y por último tres dedos. Me dolió pero me gusto y eso era suficiente.



Con todo ya previsto me coloqué de espaldas a Pedro de cuclillas mientras él sujetaba su pedazo de carne apuntando vertical a mi culo que se aproximaba. Como era de esperar al principio no entró, se limitó a resbalar a lo largo del hueco entre mis nalgas. Luis volvió a escupir en la polla de Pedro y yo volví al ataque, en este caso Luis agarró también la polla de Pedro, de esta forma él pudo agarrar la punta de su rabo y mantenerlo lo más rígido posible.



- ¡Vamos hermanita!, - decía Luis



Lo intenté me agaché mirando hacia abajo entre mis piernas colocando la apertura de mi recto sobre la cabeza de la polla, una vez la sentí golpear mi entrada, me dejé caer suavemente. La sentí entrar, abriéndose paso, me hacía daño, me desgarraba la entrada de mi orificio, grité, y me detuve.



- Ha entrado la punta Natalia eso es, no te pares ahora - me decía no se cuál de mis dos hermanos pues yo estaba concentrada en el dolor que me producía el palo que estaba entrando por mi culo.



Luis escupía sobre su mano y extendía su saliva por el rabo de Pedro.



- No puedo - gemía yo.



- Déjalo Natalia- decía Pedro 



No, pensé yo, lo deseaba, estoy a las puertas, no puedo echarme atrás ahora, hice un esfuerzo más, la polla siguió entrando junto con mis gritos. Ya estaba la mitad dentro la notaba, miraba entre mis piernas y veía mi cuerpo empalado con más de 9 centímetros dentro y los huevos hinchados de Pedro eso me dolía pero la escena me excitaba.



Me armé de valor y me dejé caer sobre ella, entró de golpe hasta el fondo, sentí romperme por dentro, comencé a gritar, y nos quedamos todos quietos, solo se oían mis gritos, que fueron apagándose conforme el dolor fue cediendo.



Respiraba agitadamente, sudaba abundantemente, mi pelo estaba totalmente mojado, nos quedamos en silencio, mirándonos, sólo se oían nuestras respiraciones agitadas. Nos echamos a reír.



- Ya está, ya estas desvirgada hermanita- decía Pedro.



Comencé a moverme suavemente al principio, pero me dolía, no obstante, conforme mi culo se fue adaptando al objeto que estaba dentro, no sé cómo explicarlo, el caso es que el dolor dejó paso al placer, ya no gritaba, jadeaba y suspiraba de gusto. Luis, por cierto, había comenzado a chupar mi conejito.



- Vamos Luis enseñémosle lo que es un sándwich- dijo Pedro todo excitado.



- Si Luis, os quiero a los dos sí, sí como hermanos dentro de mí. - decía yo casi sin sentido.



Luis se echó sobre mí mientras yo dirigía su pene a la entrada de mi gruta húmeda. Me penetró sin dificultad, ya estaba muy húmeda y me dejaron realmente como un sándwich entre ellos dos. No sé si era porque somos hermanos pero nos movíamos al unísono, cuando Pedro subía sus caderas, Luis las bajaba de forma que me ensartaban con fuerza por los dos lados. No sé cuántas veces me corrí pero sé que no paraba de hacerlo.



Luis sacó su polla y de pie sobre la cama se dirigió hacia mi cara, allí se corrió sobre ella que ya estaba llena de chorretones a medio secar de la corrida de mi otro hermano. Para ser su segundo orgasmo fue abundante, me puso perdida y recuerdo que chorreo y llegó a salpicar a Pedro que estaba debajo. Pedro no tardo, se dirigió a mi preguntándome:



- Me voy a correr, ¿dónde lo quieres? ¿Fuera o dentro?



- Fuera dije yo- pero espera



Y sacándome la polla del culo me di la vuelta colocándome de espaldas sobre la cama con mis piernas en alto y separando con mis manos mis nalgas dejando un gran orificio abierto en mi culo después de sacar su instrumento. Se corrió dejando caer todo el esperma caliente en mi ano de forma que yo lo sentí recorrer mi recto abrasándome no sé si por su calor o por las posibles heridas que me hubiera producido la penetración.



Su esperma resbaló fuera de mi culo totalmente lleno y cayó por entre mis nalgas. Acabamos rendidos y sudorosos así que yo me fui a darme una ducha, aunque todavía estaba bastante animada y no era mi intención dejar las cosas así.



En cuanto me metí en la bañera llamé a mis dos hermanos que acudieron enseguida:



- ¿Que ocurre Natalia?



A todo esto yo estaba dentro de la bañera con toda mi cara y pelo llenos de manchas blancas ya secas y mis muslos chorreando aún el semen que caía de mi culo después de la última corrida.



- Veréis el agua está muy fría- dije con voz mimosa.



- Abre el agua caliente - dijo Luis.



- Claro y me quemo, necesito otro líquido a temperatura corporal-



- Eso puedo solucionarlo- dijo Pedro sonriendo y entrando por la parte delantera de la bañera.



Luis hizo lo mismo diciendo: -" creo que lees demasiadas revistas Natalia"-



Yo me coloque de rodillas en la bañera, que era bastante grande, con mis hermanos delante y detrás. Luis estaba detrás y Pedro delante, yo miraba sus pollas rectas que estaban apuntando hacia mí, esperando adivinar cuál sería la primera en lanzar su liquido amarillento.



El primer chorro vino de Pedro y me cogió mirando hacia atrás de forma que me dio en los pechos, era caliente y salía con gran fuerza de la manguera de Pedro. Me coloque de frente a él de forma que pudiera darme en la cara y en la boca (tenía que limpiar todos mis rincones).



A los pocos segundos, comenzó a orinar mi hermano Luis, lo supe porque su primer chorro caliente cayó sobre mi espalda, pero enseguida él rectificó y lo dirigió a mi trasero. Como Pedro se había corrido llenándome el culo de esperma, tenía que limpiarlo, así que yo me quede de rodillas y con mis manos separe mis nalgas de forma que el gran agujero, todavía dilatado de mi culo, se ofreció a Luis. Su puntería fue buena pues su chorro lleno mi agujero, que empezó a escocerme debido probablemente a la penetración anterior. Su orina rebosaba mi hueco y caía sobre mi rajita y mis muslos.



El sabor de su orina mezclado con el semen y el olor me excitaba tanto que tuve otro orgasmo demencial.



Cuando ellos se vaciaron nos duchamos los tres y nos fuimos a dormir como si nada hubiera pasado antes de que mi hermana Susana regresara. Lo que ocurrió meses después fue incluso mejor, pero eso os lo cuento en otra historia, hasta pronto amigos...


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 10
  • Votos: 1
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