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Desde hace varios años mi esposo y yo adquirimos un terreno cercano al lugar donde vivimos. Lo planeamos para que fuera una casa de campo. El terreno es de gran extensión y nos costó muy barato. Sin embargo, ha sido muy difícil introducir servicios allí como luz eléctrica, agua y drenaje, sin embargo, pese a todo hemos preferido realizar un gasto fuerte con tal de que algún día veamos esta casa familiar finalizada.
Poco a poco fuimos levantando la casa con cuatro recámaras, ocho habitaciones y un amplio patio en donde pretendemos construir un chapoteadero. En ese lapso de tiempo hemos contratado a varios albañiles para que realizaran el trabajo. En alguna ocasión mi esposo me dio instrucciones para buscar a un electricista para que hiciera toda la obra de cableado e instalara la caja de fusibles. Recordé que una amiga me había dicho que un electricista le hizo un buen trabajo en su casa y le pedí que me diera el número. La tarjeta decía sólo el nombre, Rodolfo y venía un número de móvil. Lo llamé y le pedí por favor que se presentara en la casa. El lugar era ligeramente solitario porque es el camino hacia algunas rancherías y nuestra casa era la única de allí. La más cercana está a unos 500 metros.
Me llevé una gran sorpresa cuando vi que el tal Rodolfo era un ex novio, eso surgió porque casi al final de la llamada le di mi nombre y el lo repitió. Me dijo ¿eres tú? ¡Soy Rodolfo, fuimos novios hace más de 15 años! Lo recordé, era un tipo que amaba el gimnasio y era un buen muchacho, muy vigoroso y nos acostamos algunas veces.
Suspiré y casi imaginé en qué iba a terminar todo eso pero traté de ser fuerte. Nos citamos para la tarde y en un buen rato no dejé de pensar en lo que pasaría cuando nos viéramos. Nuestro sexo fue bueno y en aquella ocasión quedó muy impresionado conmigo. Digo, no soy la mujer maravilla ni nada por el estilo, pero mi cuerpo moreno por el sol le gusta a los hombres. Son muchos los e-mails que recibo en donde los hombres destacan ese gusto por mi culo y la verdad me siento halagada. No lograba recordar qué tan buen amante era Rodolfo, en ese entonces era un mozuelo de 21 años, quince después debía verse muy interesante, sin duda.
En casa me arreglé para la ocasión, me puse una blusa rosada de vuelo y una falda corta blanca, con unas zapatillas blancas. No podía podía faltar mi tanguita blanca. Fui muy sexy y oliendo a perfume, con mi cabello suelto. Tomé el coche y fui a la casa, para ver a Rodolfo. Llegó cinco minutos después de la cita e iba acompañado por dos de sus ayudantes, muy jóvenes, quizá de 20 o 22 años.
Los tres me miraron con deseo cuando me vieron y pese a todo ello fueron muy profesionales, pues realizaron medidas en toda la casa. Se portaron muy bien y al final me entregó el presupuesto. El total de la obra saldría en 28 mil pesos. Estuve de acuerdo y me dijo que empezarían al otro día. Le entregué un anticipo de 10 mil pesos e irían a comprar el material.
Pasados dos días, decidí ir a la construcción una tarde para ver qué avance llevaban, pues en el convenio se estipuló que habría un pago de 3 mil pesos extra si terminaban la obra en cuatro días.
Llegué y vi la camioneta estacionada y cuando entré Rodolfo estaba instalando la caja de fusibles mientras otro de sus trabajadores hacía un trabajo con cincel para introducir cable y otras cosas, no sé mucho de eso. En una mesita había cervezas y vi que realmente los muchachos no se la pasaban mal. Ese día faltó uno de sus ayudantes y sólo estaban Rodolfo y otro chico llamado Gabriel. Mi ex novio me invitó una cerveza y acepté pues hacía mucho calor. ¡Te queda bien ese bronceado me dijo Rodolfo. El pasado domingo había ido al a alberca con mis hijos y realmente me bronceé.
Me sentí halagada pero rara, pues no sabía si era correcto haber contratado a un ex novio y menos cuando en ese momento lo veía tan guapo. Medía como 1.80 y sus musculatura era perfecta. Moreno y con ojos cafés con una mirada penetrante. En ese rato platicamos un poco sobre nuestras vidas. Él se había casado y divorciado dejando a mujer y un hijo y se había vuelto a casar. Nunca me dijo si era feliz o no pero lo que sí pude notar es que detrás se su pantalón había un buen bulto.
No sé en qué momento la plática se fue encendiendo pues me dijo que demoró mucho en olvidar aquellos momentos que pasamos juntos. Yo crucé las piernas un poco pues con la pura plática me estaba lubricando y tenía muchas ganas de tocar mi vulva. En ese instante llegó Gabriel, su ayudante quien iba por otra cerveza. El momento fue tremendo pues hacía un calor muy fuerte, ellos estaban escurriendo sudor y yo escurría de mi vulva. Rodolfo se acercó sin ninguna pena pese a que estaba su ayudante y me tomó por la cintura. Me besó el cuello y luego los labios. Yo le correspondí el beso pues ya estaba caliente y pedía un pito a gritos. Me sujetó fuerte con sus brazos y yo me puse de puntas pues era 20 centímetros más alto que yo. Metió la mano y me apretó mis nalgas y yo casi le suplico que me penetrara. Gabriel, su ayudante seguía allí mirando. Puedo imaginar que no les costaba ningún trabajo convencer a las clientas para cogerlas pues los tipos estaban guapos y fuertes, como muchas mujeres desean a los hombres.
Tocó mi vulva con su mano rasposa y me dijo al oído: ¡Está depiladita! y resopló en oreja y cuello. Yo estaba lista para entregarme y no me importaba que hubiera allí un espectador. Yo toqué el bulto que se veía detrás del pantalón, era su verga que estaba erecta. Lo seguí acariando mientras seguía metiendo mano en mi cuerpo. De pronto, Gabriel tocó mi espalda con sus dedos y se me erizó la piel. Ahora eran dos hombres los que estaban allí, listos para hacerme de todo. El chico pasó su lengua por mi espalda, mientras Rodolfo seguía jugando con su dedo en mi tanguita, acariciando mi vulva ya mojada.
Como no sabía cómo saldría de allí decidí entregarme por completo. Me senté a la orilla del sofá que había comprado hace tiempo y bajé la cremallera del pantalón de Rodolfo. Su pene ya estaba duro y se veía bellísimo, erecto. Era grande. Gabriel siguió acariciando mi espalda hasta llegar a mis nalgas. Comencé a chupar el pito de Rodolfo y él gemía de pasión pues recordaba que yo le mamaba muy bien su palo.
Ambos se quitaron sus playeras y dejaron ver sus torsos perfectos. Puro músculo pero yo estaba más interesada en otros músculos, así que seguí chupando la macana de Rodolfo. Me quitó la blusa y acarició mis pezones. Gabriel seguía empeñado con la espalda y sus caricias me calentaban más.
Por fin me quité la falda y la tanga y me puse en posición de perrito para ser penetrada por Rodolfo quien arremetió con fuerza una vez que me puso así en cuatro patas. Su pene me hizo ver estrellitas pues estaba durísimo y yo muy caliente. Gabriel me puso su pene enfrente y también era una macana dura. Lo chupé y el jovencito acariciaba mi cabello y hundía más su pito en mi boca.
Mi ex novio arremetió con fuerza y me seguía calentando y excitando. Comencé a gemir pues venía el primer orgasmo en medio de estos dos hombres que realmente sabían hacer su trabajo. Desde el primer momento en que hablamos hubo garantía de que quedaría satisfecha y eso estaba ocurriendo. Yo gemía sin cesar y deseaba más pito. Gabriel cambió y fue él quien me penetró y Rodolfo acarició mis pechos y me metió su pito en la boca para que siguiera satisfaciéndole. El jovencito también me clavó fuerte y me hizo gritar de placer. Estaba siendo poseída por dos portentos que tenían unas vergas durísimas y deliciosas.
Me clavaron en distintas posiciones y se quedaron admirados que tuve una corrida que casi los salpicó. El chorro saltó casi un metro y luego salió otro y otro y comencé a temblar de las piernas esperando que me volvieran a clavar. Ahora fue distinto, pues Gabriel me pidió que me sentara en él. Yo sabía qué iba a pasar. Obedecí y me senté sobre su pito y comencé a mover mi culo frenéticamente. Luego, Rodolfo untó saliva en mi ano y me dejó ir su verga en el culo. En ese momento ambos me estaban haciendo empanada. Yo sentía morir de placer y gemia fuertemente. No sé hasta dónde se escucharían mis gemidos pero yo estaba calientísima y ya llevaba varios orgasmos.
Ambos siguieron y siguieron hasta que fue primero Gabriel quien se levantó y se masturbó el pene, alistándose para una eyaculación. Yo seguía frotando el pito de Rodolfo mientras venía la primera descarga. Me metí en la boca el pito de Rodolfo y de cuando en cuando chupaba el pito de Gabriel, pero éste ya estaba casi listo para la acometida. Gimió y lanzó su descarga. Me bañó la cara con su miel y yo estaba excitadisima. Luego vino Rodolfo y también lanzó el semen a las mejillas y a la boca. Fue un gran momento. Yo quedé completamente satisfecha.
Poco después le pedí a ambos que sacaran agua del pozo y me la arrojaran en el patio para limpiarme y ambos lo hicieron muy amablemente. Prácticamente me bañaron. El agua estaba fría pero eso sirvió para apagarme un poco pues ellos seguían desnudos. Aún así, yo me vestí rápidamente y me fui. Había sido una tarde provechosa y sirvió para acostarme con mi ex novio. Eso casi nunca pasó en mi vida, que hubiera regresado con alguien para volver a acostarme. Han sido muy pocos los hombres que han estado conmigo y que han vuelto con el tiempo.
El trabajo de los electricistas fue espléndido y se les pagó lo convenido. Todos quedamos muy satisfechos..
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