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Para esta historia, tuve que coordinarme con otro contador de historias. Me llamo la atención la forma como cuenta sus experiencias sexuales, por lo que le solicite me dejara platicar con alguna de sus co-protagonistas.
Fue así como conocí a Ivanna, quien se mostró feliz de poder dar su versión sobre la experiencia que tuvo con su tío y en la cual perdió su virginidad.
Primeramente les contare en forma de entrevista, como fue aquella reunión, en su consultorio (ella es actualmente una doctora) y posteriormente dejare que Ivi, nos cuente su historia.
LSW – “Buen día doctora, como sabrá, el motivo de mi visita es conocer su versión sobre un relato que hizo su tío”.
Ivi – “Buen día, primeramente no me trates de doctora, mi nombre es Ivanna, aunque prefiero me digas Ivi, desde que mi tío Fernando me dijo lo que querías hacer, he estado pensando y acordándome de aquella experiencia y todo lo que antecedió y sucedió posteriormente a esta”.
LSW – “¿Tú, conoces el relato de tu tío?, ¿lo has leído?”.
Ivi – “No, jamás me imagine que mi tío fuera lector y escritor en una página porno. Pero tampoco me sorprende, pues hasta donde sé, su vida sexual es sumamente activa”.
LSW – “¿Por qué tener sexo con un familiar mucho mayor que tú?, sobre todo entregándole tu virginidad?”.
Ivi – “Mi tío Fernando es un tipo sumamente agradable y atractivo, aun ahora que tiene más de 55 o 56 años. Quedo viudo muy joven y a pesar de eso ha sacado adelante a mis primos, desde joven, me di cuenta como mi madre lo admiraba, además, él, siempre tiene un trato muy tierno con las mujeres, procurando siempre hacernos sentir especiales. Cuando era una niña, siempre jugaba conmigo y me consentía cuando podía, al crecer, su trato cambio. Él fue el primer hombre que me hizo sentir como mujer, dándome mi lugar y respetando mi forma de ser y mi decisión de convertirme en doctora. Aun así, fue mucho después de eso y debido a algunos detalles que sucedieron entre nosotros, donde me enamore de él, y tome la decisión de que el fuera quien me hiciera sexualmente mujer”.
LSW – “¿Si pudieras cambiar algo a esta experiencia, lo harías?, ¿Alguna vez te has arrepentido de tu decisión?”.
Ivi – “Nada, absolutamente nada, todo lo que paso y el cómo paso, fueron increíbles. Desde ese día, somos mucho más que tío y sobrina, y solo puedo comentarte que es el mejor amante que he tenido en la vida.
LSW – “¿Cómo te describirías físicamente?, recuerda que es para un relato de tipo sexual”.
Ivi – “Mido 1.68, de complexión delgada, blanca de piel con algunas pecas sobre todo en mi cara, espalda y pecho, de busto normal, talla 32B, actualmente he desarrollado un poco de cadera, de piernas largas y delgadas, pero con unas pompis firmes y bien paraditas.
LSW – “Gracias Ivi, ¿podrías contarme toda la historia?”.
Ivi - Cuando hablo de mi tío Fernando, lo primero que recuerdo, es la forma como lo veía mi mama, casi podría asegurar que él, podría haber sido mi padre, pero que por alguna razón, eso no sucedió, y eso fue lo mejor para mí.
Todo empezó, cuando yo cursaba la carrera de medicina y haciendo mi internado, un día llego mi tío, para consultarme sobre un dolor persistente que tenía en su ingle derecha. Ese día, solamente lo valore haciéndole un tacto en su ingle, para percibir que posiblemente tuviera una hernia. Pocos días después, lo lleve a consulta con el doctor jefe del área del hospital donde hacia mi internado y este confirmo una hernia inguinal que tenía que ser operada. Cuando mi tío se decidió, se internó y hubo que prepararlo para la cirugía. Pensando en su comodidad, yo me ofrecí para llevar a cabo el rasurado pre-operatorio. Así que me presente en su habitación con todos los implementos y le pedí se levantara su bata hasta el pecho y se retirara su ropa interior.
Al saber que yo le iba a rasurar, al principio se sintió cohibido, mostrarse desnudo ante una sobrina, no era lo que él esperaba. Le ofrecí llamar a una enfermera, pero me comento que prefería que fuera yo y no una persona desconocida y de mala cara, la que llevara a cabo el procedimiento.
Cuando retiro la bata y se deshizo de su ropa interior, lo que quedo a la vista fue impresionante, aunque ya había visto los genitales de otros hombres y nunca me habían sorprendido. La polla de mi tío, tendría unos 10 o 12 centímetros en estado semi-relajado y unos 3 centímetros de ancho. Sumamente nerviosa y sin dejar de admirar aquel aparato, empecé a cortar el exceso de vellos con las tijeras, tratando de mostrarme fría y profesional, el pulso me traicionaba y seguramente la voz también, procuraba hablar de otros temas, para que el no notara mi nerviosismo. También notaba su tensión, al ver que alguien le manipulaba su paquete.
Pero cuando estaba rasurando sus testículos y forzada a agacharme y acercarme a él para evitar cortarlo, su miembro empezó a cobrar vida dentro de mi mano, poco a poco el tamaño, grosor y rigor de su pene cambio. Yo solamente observaba fijamente la transformación sin separar mi mano y teniendo mi cara a centímetros de su pene. Por primera vez, veía una polla de ese tamaño y erecta, casi doblo su tamaño, apuntando fijamente al techo y con las venas inflamas por la cantidad de sangre que se acumulaba en ellas. Fascinada, tarde en reaccionar unos segundos para tomar una toalla totalmente mojada y empezar a echarle agua para que aquello regresara a su tamaño normal. Después de unos minutos y luego de regresar todo a la normalidad, termine de rasurarlo, entre risas y comentarios nerviosos de ambos, para luego retirarme apresuradamente.
Aquella fue mi primera aproximación con mi sexualidad, desde ese día, el solo verlo, me hacía recordar aquel instrumento que llevaba bajo sus pantalones y no puedo negar que en varias ocasiones fue causa de mis sueños más húmedos y de mis primeros juegos con mi zona erógena. Tenerlo cerca, me provocaba una deliciosa calentura y deseos de auto complacerme.
Ingenua e inocentemente, en varias ocasiones, posterior a su cirugía, le pregunte sobre su estado y el cómo se sentía, o si había alguna molestia. Por lo menos en dos ocasiones le pedí me dejara revisar su herida y ver si ya no había rasgos de la hernia, él se dejó revisar, no sé si por respetarme como doctora o recordando también el gusto de que yo tocara sus partes.
La segunda vez que sentí lo que mi tío traía entre piernas, fue casi un año después, mi hermana, mi madre y yo, fuimos a pasar unas vacaciones, donde mi tío Fernando, tiene un departamento junto a la playa, que nos presta frecuentemente a toda la familia. Es un pent-house, que esta increíble, en el último piso de un edificio de 12 niveles, que tiene su alberca y todos los servicios de un hotel. Nosotras ya teníamos varios días ahí, cuando el llego por motivos de trabajo. Por haber pasado todo en día en la playa asoleándonos, en la tarde-noche que llego mi tío, ninguna quiso bajar con él a nadar un rato en la alberca, pero después de pensarlo un poco y motivada por la atracción que sentía hacia él, me puse un mini bikini y lo alcance. Estábamos platicando dentro del agua, acompañados únicamente por muy pocas personas, una pareja muy joven jugaba al caballito, donde el, la cargaba en los hombros, y se acercaron a nosotros para invitarnos a jugar con ellos. Aceptamos e inmediatamente me subí a los hombros de mi tío para jugar, al principio el cruzaba sus brazos sobre el pecho y así detenía mis piernas, pero cuando empezaron los empujones de la otra pareja, sus manos me tomaron de los muslos y así evitaba que me cayera. Poco a poco sus manos se posaban más cerca de mi entrepierna, además cada vez que me reacomodaba, me tomaba de las nalgas y me empujaba hacia su cuello. El juego empezó a volverse cada vez más erótico, cada caída en el agua, provocaba que nos empezáramos a rozar cada vez más, además, en varias ocasiones mi diminuto traje, dejaba ver más de mi cuerpo descubierto. Las manos de mi tío, ya no solamente agarraban, sino que empezaron a acariciar el largo de mis muslos y mis nalgas. Gracias a la humedad del agua, mi tío no percibió la intensa humedad que emergía de mí cada vez, más excitada vagina. Después de otra caída y mientras me acomodaba nuevamente una de mis pequeñas bubíes dentro del corpiño de mi traje (lo cual no había pasado desapercibido para el) mi tío se retiró a la parte más alejada de la alberca, diciendo que iba a dejar el juego por un momento. Yo lo seguí para pedirle que continuáramos en el juego y sin pensarlo, me abalance sobre él. Cuál no sería mi sorpresa al sentir entre mis piernas el enorme bulto que se hallaba dentro de su traje, mi tío Fernando estaba tan excitado como yo, y tenía una tremenda erección. Rápidamente me gire tratando de separarme, pero él me tomo firmemente de la cintura evitando me alejara. Mientras le decía a la otra pareja que dejaríamos un rato de jugar, mi culo sintió la firmeza del palo que embonaba perfectamente entre mis nalgas. Las manos de mi tío empezaron a moverse, una hacia abajo, a mi vientre y otra hacia arriba hacia uno de mis senos. El agua y la obscuridad de la noche eran sus mejores aliados, pues nadie de las pocas personas que estaban ahí, pudo darse cuenta lo que estaba ocurriendo. Tampoco de mi parte, había muchas ganas de que aquello terminara, es más, deseaba que continuara. Mis nalgas se abrían para permitir que aquel poderoso garrote, sobara directamente en mis partes más íntimas, cuando sentí que la mano sobre mi seno empezaba a penetrar por debajo de la tela, solamente me deje llevar por mi calentura, pero casi al mismo tiempo, la otra mano ingresaba por debajo del calzón de mi bikini, buscando mi sexo. Deseaba tanto que lograra su objetivo, lo mismo que deseaba detenerlo.
Preferí voltearme para evitar seguir siendo tocada, pero también mi calentura jugaba en mi contra, lo abrace del cuello con mis brazos y abrí las piernas para con ellas abrazarlo de su cadera, poniendo justo frente a frente nuestros sexos, el acomodo su pene hacia el frente, por lo que sentía su dura cabeza justo en la entrada de mi coño, solamente separados por las telas de nuestros respectivos bañadores. Era un momento de todo o nada, solo era bajar un poco su traje y hacer a un lado el mío para permitir el ingreso de su pija en mí.
Nuestros latidos y respiraciones estaban al máximo, con su mirada me preguntaba si quería seguir adelante, sus manos estaban prestas para dar el último y definitivo paso. Lo pensé mil veces, tenía un año soñando ese momento, pero no era así como lo había soñado. Por lo que me separe y rápidamente me salí de la alberca, me cubrí con una toalla y me dirigí al ascensor que me llevaría a la seguridad del departamento. Me fui directamente al baño y bajo el chorro de agua caliente, me masturbe hasta vaciarme en un profundo orgasmo.
Pero en mi mente ya estaba clavada la idea de que sería con él y en este departamento, donde yo perdiera mi virginidad, solo era cuestión de planear el momento, para que fuera justo como yo lo había soñado.
Y el momento llego poco después, empecé a planear unas vacaciones con mis compañeras de la escuela al departamento, solo necesitaba que también y como por coincidencia, mi tío se encontrara allá. No fue muy difícil, pues al preguntarle sobre posibles fechas, el me dejo saber en cuales estaría ocupado por él. Así que solo fue coordinar para que mis amigas llegaran uno o dos días después de que él se fuera, pero yo llegaría uno o dos días antes.
Conforme llegaba la fecha, mi cerebro trabajaba en un plan que me permitiera llevar a cabo mi sueño, sin despertar sospechas de nadie, en especial de mi madre y de mi tío.
Fue así como llego la fecha, yo viaje junto a mi mejor amiga y su novio, al llegar al departamento y mientras nos acomodábamos, mi tío hablo para invitarnos a cenar, por lo que quedamos en el lugar y fuimos a su encuentro. Yo me vestí de la manera más sexy y provocativa que podía, sin dejar de ser elegante, pues el lugar a donde íbamos así lo ameritaba, una minifaldita negra de piel con una blusita de tirantes que dejaba ver claramente que no llevaba sujetador y de ropa interior, tan solo una pequeñísima tanga de hilo dental. Al llegar y ver los ojos con los que mi tío me miro, supe que le había atinado a mi elección de ropa. Al término de la cena, él se despidió de nosotros, pues la noche era larga, y los jóvenes irían a divertirse según dijo. Primeramente nos fuimos a un bar mientras llegaba la hora para entrar a las Discos, pero después de la primer copa, les dije a mis amigos que no me sentía bien, y que prefería regresar al departamento, les deje las llaves y les dije que llegaran hasta la hora que quisieran. Regrese al departamento y me encontré a mi tío en su habitación, le comente que no me sentía con ganas de desvelarme y que prefería bajar a tomar una baño en la alberca y luego subirme a dormir, pude notar con alegría, que bajo su short pijama, su amigo reaccionaba ante la tentación que le representaba verme vestida así, y todavía después de ponerme mi bikini más provocativo, le pregunte si no le gustaría acompañarme.
Mientras bajábamos no dejábamos de mirarnos, yo estaba decidida, seria esa noche cuando me le entregaría, no había duda, estaba enamorada de él y no me echaría para atrás por nada del mundo.
La alberca estaba vacía, no quedaban más de 30 minutos para que la cerraran, además por ser media semana, el condominio estaba casi desocupado por completo. No podía perder tiempo, cuando estábamos dentro del agua, me monte en su espalda y le pedí me llevara a la zona más obscura de la alberca. Él era un hombre de mundo y con mucha experiencia, detecto rápidamente mis intenciones y tomo la iniciativa. Me tomo del talle y pego completamente su cuerpo al mío, poniendo especial atención a que su verga quedara exactamente a la altura de mi vagina. Estaba consciente de que esa vez no me dejaría escapar, si yo quería jugar con fuego el haría lo posible por avivarlo más y así me lo hizo saber. Mi respuesta fue sumergirme en el agua y bajarle su bañador, dejando salir aquella enorme polla, que se había vuelto mi delirio, el beso mis labios tiernamente mientras me despojaba de la parte superior de mi bikini para posteriormente bajarme de igual manera que yo lo hiciera la única prenda que me quedaba.
Totalmente desnudos, me voltee para darle la espalda y así poder sentir su verga entre mis nalgas, no podía dejar de gemir de placer, él me tomaba de mis pequeños senos y me rempujaba contra el, tratando de encontrar una cavidad donde meter su tronco. Los besos cada vez eran más apasionados y yo empezaba a perder la cordura, en un momento de arrebato, volví a girarme y abrazándolo con mis piernas, puse mi coño exactamente contra su glande, el tomo mis nalgas y justo cuando sentí que iba a empujar para penetrarme, le dije al oído que era virgen, y que había soñado durante años, que él me poseyera de la manera más romántica que se pudiera. Le plante un beso lo más cachondo que podía y le deje a él, la decisión de como tomar mi castidad. Y lo hizo como yo siempre imagine que sucedería. Como todo un caballero que era, se vistió nuevamente y me ayudo a ponerme mis prendas. Dejamos la alberca y nos dirigimos al departamento. Me llevo entre besos y casi cargando hasta su recamara, donde nos desvestimos y nos metimos a duchar, era increíble ver a ese hombre de casi 50 años, totalmente desnudo, aunque no era un cuerpo de gimnasio y ya mostraba unas pequeñas lonjitas, tenía mejor cuerpo que muchos de mis amigos además de ese magnífico garrote. Aprovechando su vasta experiencia para motivar a una mujer, con besos, caricias y recargones en los lugares y los momentos adecuados me tenía totalmente entregada a sus deseos, provocando espasmos en mi entrepierna y la secreción de abundante cantidad de flujo en mi vagina.
Cuando cerró la llave del agua y me froto tiernamente con la toalla, sabía lo que ocurriría después, mi sueño se convertiría en realidad, no me había equivocado, mi tío me mostro que era un excelente amante, el mejor hombre con el que yo hubiese podido entregarme por primera vez. Me llevo cargando hasta la cama, sin prisa ni forzando la situación fue dirigiéndome poco a poco al éxtasis, besaba y mordía mi boca, mi cuello, mis senos, al mismo tiempo que sus manos acariciaban todo mi cuerpo, cuando llego hasta mi vagina y empezó a besar mi clítoris y mis labios perdí totalmente la cordura, el sentimiento era increíble, su lengua violaba todos los espacios de mi sexo, perdí la noción del tiempo y en medio de cada vez más profundos gemidos, me llego mi primer orgasmo, muy diferente a aquellos que había logrado cuando me masturbaba. En este había entrega y pasión. Al verme lista y sometida a sus encantos, me acomodo en el borde de la cama, acomodando mi espalda en varias almohadas, con mis piernas sobresaliendo del colchón, en una posición donde podría observar, todos y cada uno de los momentos en los que él me tomaría. Abrí por instinto mis piernas lo más que pude, él se acomodó hincado junto al colchón, poniendo su pene, sobre mi pelvis, llegaba hasta mi ombligo, al ver lo desproporcionado que se veía mi cuerpo y mi conchita junto a ese enorme tronco, no me imagine, como podría entrar eso en mí. Paso varias veces su glande sobre la entrada de mi cuevita, incitando a mi cuerpo, para que se prepara, cuando sintió que mis labios se abrían y humedecían para permitir su ingreso, empezó a introducirlo poco a poco, él tomaba su miembro desde la base para provocar mayor dureza y favorecer el ingreso, cuando tenía toda su cabeza y una pequeña parte del tronco dentro de mí, se detuvo para explicarme, que mi himen no permitía el paso libre, que tenía que aflojarme y prepararme para sentir un poco de dolor cuando rompiera ese escollo, que después de eso, no habría más dolor solo placer. Espero pacientemente que mi respiración se controlara y justo cuando tomaba aire, empujo con todas sus fuerzas para meterme un pedazo más de su pitón, el dolor fue repentino y fuerte, como un pellizco, pero al voltear a ver, pude constatar que más de media verga ya estaba dentro de mí, volvió a esperar que me calmara y con otro rápido empujón termino de clavar el total de su miembro en mi interior. Era increíble, donde y como pudo entrar todo ese pedazo de carne en mí, me sentía llena y poseída, tal como el me lo dijo, pasados unos segundos, el dolor se convirtió en placer, mi cuerpo pedía más, mi cadera empezó a moverse involuntariamente. Lentamente el empezó a moverse hacia fuera y hacia dentro de mí, aunque molestaba un poco, la sensación que producía la salida y la entrada nuevamente hasta el fondo de mí, por parte de aquel invasor, me producía un placer no vivido anteriormente, además cada vez mi vagina se humedecía mas, con tanto placer recibido, cuando aumento el ritmo de las arremetidas, ya todo era puro goce, observar como todo aquel palo entraba y salía de mi cueva, era totalmente placentero, entre gritos y gemidos, mi tío llego a su clímax, yo sentía como me inundaba con aquel torrente de semen y como llenaba todo mi interior, mas no dejo de moverse hasta que yo logre mi segundo orgasmo.
Mientras descansábamos, pude sentir como todo aquello que tenía enterrado dentro de mí, fue perdiendo fuerza e inicio a retirarse poco a poco. Era gratificante sentirse poseída y llena de líquidos del hombre que amas y que me llevo por primera vez a tocar el cielo del placer.
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