-- Le di mis veinte (final de la 1ª parte)
- Te advierto, Toni, que si se trata de una chifladura del calor, perderás a tu mejor cliente.
- Como dijiste antes, todos estamos locos de todas formas puedes subir.
- De acuerdo- dije.
- Vale- dijo Mike el Indio-. Aquí están mis veinte.
- Os advierto que yo sólo me llevo el cincuenta por ciento. El resto es para von Brashlitz. Quinientos de pensión no es mucho con la inflación y los impuestos, y von B. bebe cerveza como un loco.
- De acuerdo - dije-. ya tienes los cuarenta.¿Dónde está esa inmortal MAQUINA DE FOLLAR?
Toni levantó una parte del mostrador y dijo:
- Pasad por aquí. Tenéis que subir por la escalera del fondo. Cuando lleguéis llamáis y decís: «nos mandaToni ».
-¿En cualquier puerta?
- La puerta 69.
- Vale - dije-,¿qué más?
- Listo- dijo Toni-, preparad las pelotas.
Encontramos la escalera. Subimos.
- Toni es capaz de todo por gastar una broma- dije.
Llegamos. Allí estaba: puerta 69. Llamé:
- Nos manda Toni – dije sin alzar la voz.
-¡ Oh, pasen, pasen, caballeros!
Allí estaba aquel viejo chiflado con aire de palurdo, vaso de cerveza en la mano, gafas de cristal doble. Como en las viejas películas. Tenía visita al parecer, una tía joven, casi demasiado, parecía frágil y fuerte al mismo tiempo.
Cruzó las piernas, toda resplandeciente: rodillas de nylon, muslos de nylon, y esa zona pequeña donde terminan las largas medias y empieza justo esa chispa de carne. Era todo culo y tetas, piernas de nylon, risueños ojos de límpido azul...
- Caballeros... mi hija Tania...
-¿Qué?
-- Sí, ya lo sé, soy tan... viejo... pero igual que existe el mito del negro que está siempre empalmado, existe el de los sucios viejos alemanes que no paran de follar. Pueden creer lo que quieran. De todos modos, ésta es mi hija Tania...
- Hola, muchachos- dijo ella sonriendo.
Luego todos miramos hacia la puerta en que había este letrero: SALA DE ALMACENAJE DE LA MAQUINA DE FOLLAR.. terminó su cerveza.
- Bueno... supongo, muchachos, que venís a por el mejor POLVO de todos los tiempos...
-¡ Papaíto!- dijo Tania-.¿ por qué tienes que ser siempre tan grosero?
Tania recruzó las piernas, más arriba esta vez, y casi me corro. Luego, el profesor terminó otra cerveza, se levantó y se acercó a la puerta del letrero SALA DE ALMACENAJE DE LA MAQUINA DE FOLLAR. Se volvió y nos sonrió. Luego, muy despacio, abrió la puerta.
Entró y salió rodando aquel chisme que parecía una cama de hospital con ruedas. El chisme estaba DESNUDO, una mesa de metal. El profesor nos plantó aquel maldito trasto delante y empezó a tararear una cancioncilla, probablemente algo alemán.
Una mesa de metal con aquel agujero en el centro. El profesor tenía una lata de aceite en la mano, la metió en el agujero y empezó a echar sin parar de aquel aceite. Sin dejar de tararear aquella insensata canción alemana. Y siguió un rato echando aceite hasta que por fin nos miró por encima del hombro y dijo:
-- Bonita,¿eh? -- luego, volvió a su tarea, a seguir bombeando aceite allí dentro. Mike el Indio me miró, intentó reírse, dijo:
- Maldita sea... ¡ha vuelto a tomarnos el pelo!
- Sí- dije yo-, estoy como si llevara cinco años sin echar un polvo, pero tendría que estar loco para meter la verga en ese montón de chatarra.
Von Brashlitz soltó una carcajada. Se acercó al armario de bebidas. Sacó otro quinto de cerveza, se sirvió un buen trago y se sentó frente a nosotros.
- Cuando empezamos a saber en Alemania que estaba perdida la guerra, y empezó a estrecharse el cerco, hasta la batalla final de Berlín, comprendimos que la guerra había tomado un giro nuevo: la auténtica guerra pasó a ser entonces quién agarraba más científicos alemanes. Si Rusia conseguía la mayoría de los científicos o si los conseguía Norteamérica... los que más consiguieran serían los primeros en llegar a la Luna, los primeros en llegar a Marte... los primeros en todo. En fin, el resultado exacto no lo sé... numéricamente o en términos de energía cerebral científica. Sólo sé que los norteamericanos me cogieron primero, me agarraron, me metieron en un coche, me dieron un trago, me pusieron una pistola en la sien, hicieron promesas, hablaron y hablaron. Yo lo firmé todo...
- Todas esas consideraciones históricas me parecen muy bien- dije yo-. pero no voy a meter la polla, mi pobrecita polla, en ese cacharro de acero o de lo que sea. Hitler debía ser realmente un loco para confiar en usted.¡ ojalá le hubieran echado el guante los rusos!¡ yo lo que quiero es que me devuelvan mis veinte dólares!
Von Brashlitz se echó a reír.- jiii jiii jiii ji... es sólo mi bromita de siempre. jiü jiii jiu ji! metió otra vez el cacharro en el cuartito. Cerró la puerta.
-¡ Ay, ji jiii ji!- bebió otro trago de schnaps. Luego se sirvió más. Lo liquidó.
- ¡Caballeros,¡ yo soy un artista y un inventor! mi MAQUINA DE FOLLAR es en realidad mi hija, Tania...
-¿ Más chistecitos, von?- pregunté.
-¡ No es ningún chiste!¡ Tania!¡ ponte en el regazo de este caballero!
Tania soltó una carcajada, se levantó, se acercó y se sentó en mi regazo.¿ Una MAQUINA DE FOLLAR?¡ no podía serlo! su piel era piel, o lo parecía, y su lengua cuando entró en mi boca al besarnos, no era mecánica... cada movimiento era distinto, y respondía a los míos. Me lancé inmediatamente, le arranqué la blusa, le metí mano en las bragas, hacía años que no estaba tan caliente; luego nos enredamos; de algún modo acabamos de pie... y la entré de pie, tirándole de aquel pelo largo y rubio, echándole la cabeza hacia atrás, luego bajando, separándole las nalgas y acariciándole el ojo del culo mientras le atizaba, y se corrió... la sentí estremecerse, palpitar, y me corrí también. ¡Nunca había echado polvo mejor, ni más sabroso!
Tania se fue al baño, se limpió y se duchó, y volvió a vestirse para Mike el Indio. Lo supuse.
- El mayor invento de la especie humana- dijo muy serio von Brashlitz. Tenía toda la razón. Por fin Tania salió y se sentó en mi regazo.
-¡ NO!¡ NO!¡ TANIA!¡ AHORA LE TOCA AL OTRO!¡ CON ESE ACABAS DE FOLLAR! ella parecía no oír, y era extraño, incluso en una MAQUINA DE FOLLAR, porque yo nunca había sido muy buen amante, la verdad.
-¿Me amas?- preguntó.
- Sí.- te amo, y soy muy feliz. y...
-- Teóricamente no estoy viva. Ya lo sabes,¿ verdad?
- Te amo, Tania, eso es lo único que sé.
-¡ Cago en tal!- chilló el viejo-.¡ esta JODIDA MAQUINA! se acercó a la caja barnizada en que estaba escrita la palabra TANIA a un lado. Salían unos pequeños cables; había marcadores y agujas que temblequeaban, y varios indicadores, luces que se apagaban y se encendían, chismes que tictaqueaban... von B. era el macarra más loco que había visto en mi vida. Empezó a hurgar en los marcadores, luego miró a Tania:
-¡ 25 AÑOS!¡ toda una vida casi para construirte!¡ tuve que esconderte incluso de HITLER! y ahora...¡ pretendes convertirte en una simple y vulgar puta!