No imaginaba por qué mi esposa Mayra iba tan seguído con su amiga la estilista a pintarse el cabello pelirrojo, nunca le di importancia hasta una vez que tuve la necesidad de ir a buscarla, notando que Evelia la estilista se mostró nerviosa cuando llegué de repente y le pregunté por Mayra contestandome que se encontraba en la parte de arriba recibiendo un tratamiento de luces para su cabello. Subí enseguida cuando noté el nerviosismo de Evelia, encontrándome a mi esposa sobre la cama en cuatro patas con un tipo metiéndole la verga mientras mi inmaculada esposa con el culo al aire gozaba de las arremetidas que ese joven como de 24 años le daba. El cuarto estaba a media luz, la puerta entreabierta y un gran espejo mismo que reflejaba todo lo que gozaban el par de infieles. Evelia subió tras de mi al ver que había descubierto tal infidelidad que ella solapaba por lo que cerré su boca y me dispuse a disfrutar el espectáculo. Mayra sentó al tipo en el borde de la cama mientras ella encima se daba sentones en su gran verga gozándolo hasta el fondo, luego él se empinó en la cama haciendo que mi mujer le besara las nalgas, los huevos y le pasaba la lengua por el culo haciéndolo gemir de placer con el beso negro, éso lo prendió tanto que él la agarró bruscamente, la puso piernas al hombro y le daba grandes arremetidas, él le anunció que estaba por venirse y le pidió que se los echara eb sus chichotas y en la boca. Le inundó la boca y las tetas, pero aún faltaba venirse ella por lo que le pidió a él que se pusiera boca abajo restregando su panocha en la rajada de él hasta que alcanzó un orgasmo que fácilmente duró como diez segundos. Yo estaba babeando y le pedí a Evelia que nos retiraramos sin hacer ruido. Cuando llegó a la casa me dijo que iba muy cansada aún tenía restos de mocos en las comisuras de sus labios. La dejé descansar pero en cuanto amaneció le di la cogida de su vida recordando lo que había visto. Ahora éste es nuestro secreto entre Evelia y yo. Ellas tienen varios chicos que se las cojen y se los turnan.