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Justo cuando Gabriela alcanzaba el orgasmo, Ana entró en la habitación.
-Gabri, mueve el coño. Tenemos trabajo.
Pero la corrida fue tan bestia que Gabriela no podía ni moverse. Encima tenía al chaval expulsando los últimos restos de semen.
-Hey, tú, cabronazo, a clase –le pegó Ana un bofetón en su culo lechoso.
-¡Au, joder!
-Si quieres te lo repito otra vez pero no te va a gustar.
-Puta de mierda… -se bajó el chaval de la cama de mala gana.
-Tú, zorrón, ¿puedes escucharme?
-Sí, joder, dime. Me has cortado el orgasmo. ¿No podías esperar 20 segundos más?
-Doscientos –puso Ana la mano y el chaval le colocó los billetes en la mano-. Gracias. Ya puedes irte. Y no olvides tus boxers. Los huelo desde aquí.
-Perra asquerosa… -se marchó cabreado.
Pero Ana sonrió con diversión.
-Ana, ¿qué coño haces? Ese dinero es mío.
-Ya no. Necesitamos ganar 1500 euros en lo que queda de día.
-¿Cómo dices? Tú flipas.
-Deseo ayudar a una amiga que lo necesita y lo vamos a hacer.
-Joder, Ani, llevo todo el día estudiando y chingando, y estoy agotada. No puedo ponerme a follar como una quinceañera de instituto.
-No te lo estoy pidiendo. Te lo estoy exigiendo.
-Joder, vale, ¿y cómo lo hacemos?
-Necesitamos un folladero donde podamos hacer los servicios consecutivamente.
-¿Qué te parece la sala 13 de Claudia? Es cómoda y podremos estar bien.
-Me gusta. Llámala y dile que necesitamos su sala ya, ahora mismo.
-¿Ahora? Tengo un examen en media hora.
-Esto tiene máxima prioridad. Ya podrás hacer el examen en la repesca.
-Voy a suspender el curso por tu culpa.
-Luego lloraré y me daré golpes en el pecho, pero ahora te necesito más que nunca y vas a ayudarme sí o sí, ¿entendido?
-Muy entendido.
-Pues venga, levanta el culo de la cama que hay mucho que hacer.
-Me vas a volver loca, Ani. Contigo nunca hay tranquilidad.
-Yo enviaré un WhatsApp general a mi lista de clientes para que tengan la polla dura y preparada, pero antes necesito una respuesta de Claudia. ¡Joder! ¡Ya tardas en llamarla!
-Voy, voy, coño, qué estrés…
-Eres una puta lentorra.
-Y tú carne de psiquiátrico.
-Lo tuyo es peor –rió Ana.
4
Paso a paso por los pasillos de la facultad, Kiko iba llegando e intentando imaginar lo que tendría que presenciar. Desde lejos se podía ver el bulto de chicos haciendo cola. Kiko lo supo. Tocaba esperar, pero los turnos se sucedían rápidos. Uno salía y dos entraban por una puerta de madera de pino. Nervioso, Kiko no veía el momento de entrar pero llegó.
Un chico salía semidesnudo y con el semen aún colgando del glande.
-El siguiente –avisó Ainhoa Montes desnuda y preciosa.
Con cierto desahogo, Kiko accedió al interior.
-Ponte ahí –señaló Ainhoa un lado. Kiko se colocó y dándose cuenta que dos mamporreras, Claudia Vergara y Gabriela Olmedo, se dedicaban a mamar de rodillas y así preparar a los chicos.
-Ala, tú ya estás –dijo Gabriela como algo rutinario-. Tú, ven.
Kiko se percató que era a él. Se situó frente a ella que le desabrochó los vaqueros y le bajó los boxers con una rapidez ágil. Sin más, se la metió en la boca para proceder a la dureza.
-Ohhhh… mmmmm… -se relamía Kiko de gusto. A su lado otro chico estaba en su misma situación-. Hola, ¿qué tal? ¿La chupa bien?
-Ya lo creo. No me importaría que me corriera.
-¡Uuuuuh!
-¡Choca ahí! –se dieron una palmada de machos.
Mientras Gabriela chupaba, Kiko se fijó en un pasillo recto que conducía a la sala. Pero desde su posición no podía verla.
-Ahhhh, coño… -gimió demasiado Kiko y Gabriela, al loro de todo, dio por finalizada la mamada-. Ya está. Para adentro. Te corro y me despellejan.
-¿Cómo te llamas?
-Miss Puta me llamo. Largo, joder, que me queda una buena.
-Tú, con ella –señaló Ainhoa a Gabriela, que quedó libre. Ella se la sacó y empezó otra chupada-. Tú, conmigo –indicó a Kiko y él fue tras ella por el pasillo hasta unas cortinas fluorescentes que hacían de entrada. Ainhoa las retiró y Kiko pudo apreciar la sala, con luces de neón, más penumbra que luz y con un ambiente parecido al de un lounge de discoteca.
-Wow… -Kiko se quedó boquiabierto. Aquello estaba montado muy bien.
-Ya lo sé –le escuchó Ainhoa y sonrió.
En una cama desaliñada yacía Ana, rodeada de chicos desnudos esperando su turno. Una chica, Alba Torrijo, organizaba los coitos y las pollas.
En ese momento, Ana fue arrastrada a una corrida de grandes dimensiones. Él eyaculó como un jabato salvaje que fue corto pero intenso.
-Vale, tú. Arriba –ordenó Alba.
El chico eyaculado se bajó de la cama y el otro subió. Sin mediar palabra, montó a Ana con la polla venosa de dura. Claudia y Gabriela hacían muy buen trabajo por lo que se veía. Los chicos iban tan bien mamados que era meterla y correrse con Ana.
-Tú, la pasta –se acercó Ainhoa con un bloc de notas.
Kiko pagó y viendo en la mano de Ainhoa un fajo de billetes muy grueso.
-¿Te doy un consejo? –le preguntó Ainhoa.
-Claro.
-No te roces con nada o te corres. La tienes en la punta, ¿a que sí?
-Sí, estoy aguantando como puedo.
-Un momento, ¿es tu primera vez?
-Algo así.
-No me jodas. ¿Eres virgen?
-Sssssh, por favor, baja la voz.
-¿Es tu primera vez?
-Ninguna quiere follar conmigo y al ver el anuncio vuestro me decidí a venir.
-Y encima eres tímido –se tocaba Ainhoa los bajos de la excitación sentida-. No sabes lo difícil que es encontrar a un virgen. Sois unos especímenes casi extinguidos. Y además, eres rubio y estás bien rico.
-¿Yo? Ah, pues gracias.
-Espérame sentado en ese sofá. Ahora voy yo.
-¿En ese sofá?
-Sí, voy a pedir a Alba que me sustituya.
-¿Para qué?
-Ay, eres un amor. Me pones cada vez más cachonda. Ahora vuelvo.
Sin entender mucho, Kiko tomó asiento en el sofá. Debía valer caro porque la comodidad era de un 100 por 100. Tenía razón Ainhoa. La polla gritaba córreme y Ainhoa acudió en su ayuda. Ahí venía preciosa como la que más, con su cuerpo gimnástico y su pubis brasileño. Kiko erectó del todo al verla gotear flujo desde la vulva al suelo. Tenía delante a una puta de 22 años aleccionada en las artes amatorias y más tentadora que veinte chicas compitiendo con ella.
-Ya estoy aquí –se subió Ainhoa encima.
-Un momento, ¿qué haces?
-Mírame a los ojos en todo momento.
-Vale.
-Puedes tocarme. No tengo la lepra.
-Ups, lo siento.
-Oh, eres adorable. Me encantan los vírgenes. Sois tan incautos y dóciles.
-¿Cómo te llamas?
-Ainhoa.
-Eres un bellezón, te lo juro.
-Salí en la portada de mayo de la revista FHM.
-¿En serio? ¿Desnuda?
-Claro. Más de uno se ha pajeado viéndome en esa revista. Bien, ¿preparado?
-¿Preparado para qué?
-Será rápido. Meterla y correrte, pero en ese momento ya serás un hombre. Vamos allá.
-Espera, espera, espera…
-Sssssh, tranquilo…
-No quiero hacerlo.
-Seré muy dulce. No te haré daño.
-Quítate, quiero irme.
Viendo su pieza peligrar, Ainhoa bajó la cadera y entrando todo en un segundo.
-Ahhhhh… -se sintió Kiko extraño.
Ainhoa pegó un saltito para encajarla del todo…
-¡Ay!
… y lo logró.
-Lo siento, cari, era necesario. ¿Lo ves? Ya está dentro. A causa del miedo se te ha aflojado, pero todo tiene remedio en esta vida.
En ese momento se escuchó la corrida de Ana en toda la sala.
-Ya se ha corrido otra vez. Ahora me toca a mí –resplandecía Ainhoa de belleza-. Voy a dar otro saltito, ¿vale?
-No, no, no…
Pero lo dio.
-Ahhhh, coño… -gimió Kiko como un perrito asustado.
-A ver, cari, una sonrisita –alzó Ainhoa su móvil para grabar en vídeo el momento. Kiko no supo de dónde sacó el móvil. Estuvo ella muy hábil.
Justo en el momento de la grabación, Ainhoa propinó tres saltitos muy calculados.
Al cuarto, Kiko no aguantó más y eyaculó como un cachorrillo.
-Mmmmmm, joder… -logró Ainhoa una corrida mutua y con el móvil levantado y sin moverlo.
-Co… co… co… coño… -hundió Kiko la cara entre las tetas de Ainhoa.
-Hola, guarrillas y cabronazos. Virgen desprecintado. Otro triunfo para el coño de Ainhoa. Besitos muuuak. Ah, y sed muy malos –habló Ainhoa a la cámara y luego cortó el vídeo.
-¿Me hablabas?
-No, hablaba con mis followers de facebook.
-A ver que yo me entere. ¿Lo has grabado todo?
-Hasta el último grito.
-¿Y vas a colgarlo en tu muro de facebook?
-Ya está colgado. Esto es sexo en vivo.
-Ainhoa, ni se te ocurra. Quítalo.
-Ya puedes irte.
-¿Me estás escuchando? No quiero que me vea nadie así.
-No te preocupes. Tengo 50 mil followers. Ya lo habrán compartido.
-Serás hija de puta…
-Yo sí. Mi madre no –se bajó Ainhoa de encima-. Ahora largo.
-Por favor te lo pido. Bórralo.
-¡Que te largues, coño! Hazme caso porque yo cabreada no soy recomendable.
-Pero…
-¿Te pateo el culo, gilipollas? Mira mi boca. Vete a tomar por el culo.
La corrida de Ana anunció otra eyaculación triunfal.
Humillado y despreciado, Kiko se marchó medio llorando.
-Mmmmm… -Ainhoa volvió a erectar viendo las lagrimitas de Kiko-. Si no fuera tan nenaza, me lo follaba otra vez –pensó con risa burlona. Enseguida se acercó a la cama-. Alba, ¿cómo va la cosa?
-De puta madre. Ya he visto tu video porno en tu facebook. Te llevas siempre lo mejor.
-Por eso soy Ainhoa. No hay otra como yo.
-Chicas, tengo que follarme a 25 chicos más. ¿Trabajamos o nos ponemos a charlar de las flores y la fotosíntesis? –se quejó Ana esperando polla.
-Tú, te toca, a por ella –señaló Alba a un chico.
-Voy –fue subir a la cama y meterla sin miramientos.
-¡¡¡Coño!!! –aguantó Ana la dura entrada.
-Este iba ya con la pistola cargada –rió Alba.
-Me juego una mariscada a que se corre en 50 segundos –pensó Ainhoa.
-Va muy mamado. Yo creo que en 30 –opinó Alba.
-¿Trato hecho?
-Trato hecho.
-Ya –puso Ainhoa el cronómetro de su reloj de pulsera.
El chico daba fuerte de atrás adelante.
-Este va listo ya –deseó Alba.
-No, todavía no la tiene bien enganchada.
-Jodeeeeeer… -gritó Ana.
-Ahora sí –se fijó Ainhoa.
-¿Cuántos segundos van?
-Veinte.
-Vamos, cabrón, eyacula de una vez –increpó Alba.
Ana se agarró a sus hombros buscando un punto de apoyo. Cada vez la fuerza usada era más desmesurada.
-Ahhhhh… coño… bufff… -soportaba Ana como bien podía.
-¿Cuánto va? –preguntó Alba ansiosa.
-Cuarenta segundos. Míralo. Diez segundos más y eyacula.
En efecto, en el segundo 52 surgió una eyaculada frenética. Ana quedó insertada y corrida gracias al buen macho que tenía aún encima. Él babeaba del gusto sobre las tetas de Ana.
-Uuuuuh… -lo celebró Ainhoa.
-Mierda… -se lamentó Alba.
-Me debes una mariscada.
-Un coño te debo.
-Chicas, joder, centraros en lo que importa –siguió Ana en sus quejas-. Cuando esto acabe os cuelgo del clítoris, cabronas…
Alba y Ainhoa se miraron con sonrisa mala.
-Tú y tú, a destrozarla –señaló Alba a dos musculosos.
-Un trío no –se negó Ana-. De uno en uno.
Pero ya tenía a uno de ellos entre sus piernas.
-No, no, no, no…
El segundo buscó sexo anal y encontrándolo.
-AY, HOSTIA PUTA… -quedó clavada por delante y atrás-. Despacio, por favor… -Pero los dos chicos obedecieron a Alba y la molieron a sexo y bofetones.
-Uno a cero –se dieron Alba y Ainhoa una chocada de manos.
-Mírala, si encima le gusta –rió Ainhoa.
Los gemidos de Ana solo querían decir gozo y placer. Con las piernas espatarradas, eyaculó a los dos casi al unísono.
-Esto se merece un aplauso –reconoció Alba y todos los presentes de la sala acabaron aplaudiendo admirados.
Ana hizo la señal de la victoria sonriendo, y cubierta de sudor y regueros de diferente semen.
-¡Yeah!
... continuará.
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