La habitación a oscuras, una canción sonando en la radio…
Hotel California, de los Eagles,
En esa emisora que a ella tanto le hacía recordar las canciones que la acompañaron a lo largo de su vida:
Kiss FM: 96.6
Ella cerró los ojos y se dejó llevar. Recordó su último mensaje en su móvil...
Le sintió, sintió su abrazo rodearla, acercarla, apretarla contra él…
Y llegó el beso.
Ese beso, que sin saber por que, en ese momento tanto necesitaba.
Lo saboreó,lo retuvo e imaginó…:
Primero su cara que tanto acariciaba cuando lo volvía a ver, con la punta de sus dedos, cerrando los ojos para que ese mapa se quedase grabado en ellos, guardándolo en lo más hondo de su corazón para rescatarlo con un tremendo deseo, en algún momento, tan especial, cómo este en el que lo sentía ahí, a su lado.
Los dedos, siguieron su camino desde los labios hacia la barbilla, bajando por su cuello, llegando con un roce al Primer botón de su camisa, que miró agradecida pensando:
¡Que maravilla, desabrochar una camisa que no se vea obligada a vestirse de traje!”
Le miró, y sin más le dijo:
“Me encantas”
Recordando aquel primer botón...De pronto, cómo si alguien la reclamase urgentemente, abrió los ojos, su mirada se dirigió hacia la ventana… Se le escapó un profundo y sentido:
¡Ooooohhhhhh!, lleno de admiración.
Una inmensa luna naranja, pegada como una lapa al cristal, pareciendo rabiosa por querer entrar .
Solo recordaba haberla visto vestida con ese tono naranja, que solo elegía, cuando hacía el amor con la mar, la cara insultantemente grande llena, henchida del deseo, rodeada con su propio halo sellando así, tanta pasión.
Se vio dividida entre su deseo de abandonarse a su luna llena o regresar con su amante.
La miró intensamente, se levantó, e, instintivamente abrió la ventana, para dejarla pasar...La oyó decir:
“Sigue… Por favor, sigue”
Muda… Obedeció.
Se sentó de nuevo recostando su cabeza, cerró los ojos entregándose de nuevo al 1º botón, que reconoció ese instante que iba a llegar por haberlo vivido, quizás con otras manos.
Pero esta vez, se sintió envuelto en una magia especial, al hacerlo sentirse, ella, como una media luna decreciente, abandonándose a sentir como toques lentos, lo fueron liberando de su ojal… Su prisión.
Le tocaba el turno al siguiente, que observó la escena de su hermano, con emoción y perturbado por tanto sentir, se irguió súbitamente deshaciéndose del abrazo del 2º ojal, como un clítoris saldría de su escondite, excitado por sentir, el primer roce llegar.
Ella lo miró, creciente la luna, dibujada en ese botón, como ya crecido estaba el sexo de su amante, que con la otra mano acarició.
Miró a su luna que le rogó recorriese con besos, de nuevo el camino, hasta alcanzar la boca de él.
Al llegar, un intenso beso selló el pacto de su luna con su ya tan embriagador sentir que su amante hechizado recibió.
Ella bajando de nuevo, llenándole el torso de mensajes lunares, envueltos en besos de deseo y pasión llegando así, al 3ª botón, a la vez que con la punta de sus dedos, acariciaba los anteriores, abriendo lo más que pudo la camisa, estirándola a cada lado del torso, que se arqueaba suavemente, sin saber que era a la luna a la que le ofrecía su desnudez.
El 3º botón simplemente se desprendió del ojal sin saber como ocurrió.
Llegó al 4º botón, y como para transmitirle a su amante, el halo que su luna dibujaba al rededor de él, le miró, le sonrió, recibiendo su sonrisa devuelta, desbordante de ardor, viendo como ella acercaba de nuevo su cara besando el camino que sus dedos acababan de trazar, dejando un beso de despedida a su paso en ese 4ª nacarado, como si le oyese con un quejido, decir:
“¿Ya te vas?”
Llegó ya con la punta de su lengua, atrapando al 5º botón con un deseo incontenible al ver su luna dibujándose de nuevo en él…
Lo chupó lentamente, presionándolo entre sus dientes, lo abrió, pegando éste un brinco cuando se sintió libre de su creída, perfecta sujeción y se sintió algo perdido, bailando de un hilo, temiendo perderse, y nunca más volver a sentir una boca vistiéndole con tanta sensualidad.
El 6º botón, ya estremecido, nervioso, celoso por tanto desear sentir el acontecer de sus gemelos, pensó:
“Ya verás. A mí siempre me saltan. La culpa la tiene la urgencia del deseo, que tiempo no le deja a ella, para que se recree en mí”
Se equivocó.
Sintió la humedad de esa boca, atraparle, envolverle y encerrarle, jugando la lengua de esa mujer ardiente de deseo, con la resistencia de aquella luna grabada en él, cercana a la explosión.
Su placer era tan intenso, que se negaba a ser separado del ojal, pero al sentir la mano de ella buscar de nuevo ese sexo deseoso ya por erguirse ante la presencia de la luna… ruborizado, se vio despedido de la boca de su ojal.
Ella, hundía sus manos debajo de la camisa, recorriendo ya la piel de su amante al oírle decir:
“Loco, me volverás”,
“Loca, me habéis vuelto… La luna y Tú”, contestó al sentir su propio sexo empapado.
El 7º, que asistió a todo ese lento e intensivo deshojar, esperaba con esperanza su turno pero dudando, como siempre...A él nunca lo desabrochaban. Cuando los amantes llegaban a este punto, la camisa entera se solía separar de su dueño con tanta urgencia, que él siempre quedaba vuelto del revés, unido a su eterna garra, el ojal.
Se quedó pensando como iba él a sucumbir, al ver la boca que bajaba a su encuentro y de golpe sintió un corto lametón… Nada más.
“Ya está… Ahora de nuevo, me toca encontrarme del revés…. Encima, sin poder ver”
Él también se equivocó ya que la dueña de ese fugaz roce, solo levantaba la cabeza para mirar a su amante, lleno de excitación, alcanzar de nuevo su boca, besarle apasionadamente y volver a esa esfera que rozaba la de la luna naranja, grande, como ese sexo erecto que sentía como estaba encerrado su gozo en esas dos bolas lunares, que se encogían, subían hacia ella, reteniéndolo , al que su dueño, no deseaba aún liberar, mientras sentía la boca de su amante, pelearse con ese 7º botón, tirando de él, con los dientes, así como del borde del ojal, a la vez que hundía sus dos manos buscando abrirle camino a ese sexo que le clamaba:
“Libérame ya…”
“Y…. No está… Me falta el último….”, pensó
Él la oyó y calló al pensar:
“Si Supiese… Que Para Ella, Coseré Ese Octavo botón en Mi Camisa… “
"Y Luna Llena será”…
Y la luna… Un guiño le hizo, esta vez a él.
Sonando en la radio:
“No, woman don´t cry”
ARACNE