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Todo este relato se formó motivado por los recuerdos, un lector pregunto si el trio que cuento en el relato mis primas, había sido el único en mi experiencia; el torbellino de imágenes de la memoria busca, encuentra y cuenta. Si los pase, me remonto al año 1969, no aquel de la postura sino el siguiente a la revolución intelectual que se dio por los movimientos estudiantiles en el mundo, la guerra de Vietnam, en México, la matanza de estudiantes a lo largo del año y la culminación el 2 de Octubre de 1968, la inauguración de las Olimpiadas el día 12 del mismo mes y la llegada de una carta a donde a mi esposa de aquel tiempo le informaban que le habían otorgado la beca de la Fundación Ford, para tomar una especialidad de administración publica en la Universidad de Berkeley.
Con el requisito de tener pasaportes listos, en tres días le habían entregado las indicaciones de a dónde y por donde viajar, teníamos que estar en la universidad el 6 de noviembre y yo como consorte acompañante debía pasar un breve examen para saber en qué tipo de actividades se me podría inscribir. En ese corto periodo de tiempo conseguí se me autorizara un año fuera de servicios sin afectar mi antigüedad en el sistema de salud. Dentro de toda la agitación que represento en ese tiempo ambos nos olvidamos del sexo, llegamos a la Universidad y a la recepción nos entregaron las llaves de un departamento pequeño en un edificio próximo al Parque Central, nos dieron un croquis para llegar a este. Era media tarde cuando aún con maletas en la mano, hambre por no haber comido, un poco fastidiados ambos nos fuimos a buscar la casa; el taxista dijo que nos dejaría a tres calles puesto que el parque central estaba invadido por los hippies, verlos en un noticiero o en revistas era una cosa, verles en vivo otra cosa totalmente diferente. Eran poco más de tres mil personas, hombres, mujeres y niños y estaban dentro y fuera de casas de campaña a veinte o treinta metros los grupos policiacos solamente vigilaban, todo era una fiesta, mi cabeza giraba como trompo no sabiendo a donde mirar, la razón, más de la mitad de las mujeres estaban con los senos al aire, los había de todas formas y tamaños, blancos, rosados, morenos y negros, algunas de estas mujeres usaban faldas amplias tipo húngaro, los hombres en pantalones cortos o trajes de baño, estaban jugando a mojarse bañarse con la presión de las tomas de agua que había cada 25 metros en las banquetas que rodeaban el parque. Pese a mi experiencia profesional como médico, las mujeres llamaban mi atención pues siempre es algo novedoso poder observarles así, a jalones terminamos dentro del edificio y dispuestos a instalarnos en el departamento amueblado. La Fundación en un bello detalle había dejado una canasta de frutas y cuatro botellas de vinos californianos, bajamos a buscar donde comer y en un pequeño restaurante familiar encontramos comida caliente, después de una hora habíamos logrado intimar con la propietaria que por módicos 450 dólares quincenales se encargaría de proporcionarnos las tres comidas diarias a las que estábamos acostumbrados, pese a la plática y arreglos yo me mantenía entretenido buscando con la mirada las mujeres que pasaban cerca de los ventanales.
Cuando subimos al departamento, yo quería que nos diéramos la bienvenida a nuevo lugar, nueva ciudad y cama nueva, mi esposa pensaba diferente, solo quería bañarse y dormir para pararse a las 5.30 de la mañana y asegurar su llegada a clases a las 7 en punto. La deje en paz y una vez que la vi dormida, Salí hasta el parque, pase más de tres horas paseando y mirando mujeres, la verdad el tiempo se me fue como agua entre los dedos, subí a dormir más caliente que una plancha, había logrado platicar con muchas de las parejas dentro del parque, su juventud y disposición a dar a conocer su movimiento los hacia dispuestos y amables.
Yo tenía que estar en la universidad hasta las 11 de la mañana, ocupe más de dos horas relacionándome con diferentes parejas, buscaba ver más de cerca la naturalidad con la que manejaban su desnudez. Logre un buen acercamiento con una familia muy especial, James el marido, tenía tres mujeres y cuatro niños, el por medio del movimiento hippie se estaba escondiendo puesto que no quería ir a la guerra en Vietnam, hasta ese momento no le había valido tener hijos con su primera esposa, los hijos de las otras dos mujeres tampoco servirían de nada, ocultarse en el anonimato de las comunas había dado mejores resultados.
En la Universidad, pese a mis mejores intentos, no me podría acomodar en ningún curso ordinario para “Esposas”, a pesar de todo me inscribí en un programa de idiomas y el único libre era para estudiar español. Esa tarde espere la salida de mi esposa, salió a las 17.30 hs. Y comento estar más cansada que un burro, después de cena comida, llego a bañarse y sin más se quedó dormida, le retire la toalla del cuerpo, aprecie sus hermosos senos 110 y sus breves nalgas, acaricie con un dedo deslizándolo por su ranura trasera buscando llegar a su amorosa grieta, yo me calentaba pero un solo gruñido de su parte me indico que no estaba dispuesta aunque su ranura se hubiera humedecido. Olí mi dedo y decidí salir al parque, como señal de buena amistad Salí del departamento llevando una de las botellas de vino regalo de la Fundación.
Con una mediana erección y un mucho de caliente llegue en busca de James, estaba sumido en una etapa de estupor y somnolencia producto de la fumada de un buen carrujo de marihuana, rodeado de sus tres mujeres y sus cuatro hijos se encontraba recargado sobre cojines con una toalla enredada en su cintura, abrieron la botella de vino y comenzamos a beberla, a una imperceptible señal, Joanna su primera esposa, tomo a los niños y los llevo fuera de la casa de campaña, toda vez que termino de salir y como si hubiera sido otra muda señal, Cristal su segunda mujer recorrió la toalla y se acuno entre las piernas de James y empezó a chupar su pene que largo y delgado creció con las caricias bucales que recibía, mi propio pene no necesito caricias, simplemente termino de endurecerse, lo acaricie sobre la tela de mi pantalón mientras miraba. Cristal se desprendió de su falda quedando totalmente desnuda, era rubia natural pues el cabello dorado era del mismo tono que la pelambre que cubría su vagina.
Lentamente se puso en cuatro mientras seguía con la mamada al miembro de James que se mantenía con los ojos cerrados disfrutando la felación, Janeth la tercera esposa se desnudó para también en cuatro puntos empezar a comer la vagina y culo de Cristal que gemía dentro de cada chupada, la cabeza de Janeth subía y bajaba a lo largo de la gran ranura de la raja desde atrás hacia abajo y luego el lento camino de regreso, mi vista se centraba en ese blanquísimo par de mujeres, mis oídos se llenaban de los gemidos que ambas hacían, Cristal dejo de mamar a James y se giró hasta colocarse en un profundo 69 quedando arriba de Janeth quien se tendió en el piso,
Viendo la maniobra y el placer que se proporcionaban mi mano empezó a apretar mi herramienta que tenía más de treinta días sin actividad, en eso estaba cuando entro a la tienda Joanna, viendo la escena montada, se quitó toda la ropa, su rubio era imposible de descifrar pues estaba totalmente rasurada, se dejó caer sobre la cara de James que aún se mantenía con los ojos cerrados, a pesar de ello saco la lengua al percibir en su boca la vagina de ella.
Ahora el espectáculo era lo más caliente que había visto, Joanna pellizcaba sus enormes pezones en sus gigantes senos, entre dientes me invito a que me uniera a la fiesta, entre mamada y mamada James me dijo que era una forma de agradecer el vino y nuestra recién formada amistad, me desnude a la velocidad del rayo, Cristal no necesito lubricación su ranura estaba inundada, a pesar de ello un profundo gemido acompaño a mi movimiento de penetración, dejo de chupar a Janeth y se apoyó firmemente al momento que me pidió ir despacio y que la dejara quieta un momento para que se acostumbrara, mis casi 8 pulgadas junto con lo grueso y duro de mi nabo, la hicieron empezar a temblar y sacudirse víctima de un primer orgasmo.
Janeth había salido de abajo para colocarse a mi lado, mirar la penetración, comenzar a besarme, abrasar mis espaldas para luego de pie, ofrecerme sus duros senos, aunque tengo la boca grande no podía ni meter la mitad de ellos en esta por lo que me contente en chupar y morder sus pezones llenando mis oídos de gemidos en otra sintonía y en otro ritmo. Comencé el movimiento de entrada y salida, lo hacía lento para no derramarme y controlar la explosión inminente que hervía en mis testículos, Janeth con sus manos acariciaba el trasero de Cristal en momentos metía la mano entre las piernas de ella para frotar su clítoris y ocasionalmente mis colgantes testículos, en un momento aprovechando la salida apretó mi herramienta y me dijo algo así como ahora es mi turno, se colocó a un lado de Cristal, levanto su trasero y casi con hambre su vagina me fue devorando el pene, la presión que su vagina ejercía era como la de una experta boca que apretaba y succionaba, sentía todos y cada uno de sus pliegues, gotas de líquido escapaban entre su vagina y mi herramienta, se producían sonidos que se opacaron por sus gemidos.
Cristal se puso a mi lado y acompañaba mis ataques con caricias al rotundo trasero de Janeth, tomo mi cabeza entre sus manos y empezó a besarme con la intensidad de una aspiradora, casi sentía que se llevaba toda mi lengua, creo que hasta lastimo mis dientes,
Tomando ritmo continúe el ataque de la estrecha vagina, era mucho mejor a cualquiera que hubiera pensado encontrarme, sus gemidos subieron de tono en señal de la mucha satisfacción que recibía, hacia unos movimientos laterales que me enloquecían, sentía que mi derrame estaba próximo pero de repente se quedó quieta, solo los espasmos de su vagina me indicaban que estaba dentro de un ser vivo, repentinamente se derrumbó sobre sus brazos y enterró su cabeza entre ellos.
Joanna se quitó de la cabeza de James que con los ojos cerrados se relamía los labios, se acercó a nosotros y empezó a acariciar la espalda de Janeth, le besaba el cuello las orejas, acariciaba sus senos pasando las manos por todo su vientre, me retire de la penetración mostrando al salir mi miembro erecto con los jugos escurriendo de la vagina de Janeth, no atinaba ni a moverme, no entendía lo que pasaba.
Joanna ordeno a Cristal que fuera con James diciendo algo así como termina con él, obediente Cristal se acercó y puso su vagina sobre la lengua ansiosa de James que aún se relamía los labios, una mano de Joanna me tomo de mi cilindro y mirándome a los ojos me pidió perdón, me dijo que su hermana se desmayaba cuando gozaba mucho y en exceso, llevo su boca a mi herramienta y empezó a succionarla con tal maestría que pensé que me sacaría la vida por ahí, -Déjame terminarte dijo, al tiempo que me obligaba a recostarme junto al cuerpo de Janeth su hermana, sin soltar mi instrumento abrió las piernas y se colocó sobre de mí, tallo su clítoris con mi glande y lo paso a lo largo de toda su ranura, mi pene recibió una lluvia de la humedad que corría hacia sus muslos, si la penetración de Janeth había sido deliciosa, el fuerte abrazo que me dio la vagina de Joanna excedió todas las expectativas, a pesar de ser madre en dos ocasiones, tenía tan entrenados sus músculos vaginales que hacía más presión que con los labios de su boca momentos antes. Apoyo sus manos en mi pecho y empezó toda una sinfonía de movimientos, subía, bajaba, giraba, se adelantaba, se tallaba, todo en una majestuosa sincronía que me tenía sorprendido, sentí como si quisiera arrancar mi instrumento, su cuerpo empezó a transpirar uniformemente, de sus enormes senos escurrían gotas por sus enhiestos pezones, sus espaldas estaban húmedas y por su vagina corrían ríos, sentí como mojaba mis bolas y llegaba a mojar el piso de la tienda de campaña.
No sé cuánto tiempo paso, Joanna gritaba y gemía como posesa, me enterraba las uñas en el pecho y repentinamente con un fuerte apretón, provoco mi derrame y a su interior fueron al menos cinco disparos de mi leche almacenada por muchos días, ella se sacudía y vibraba junto conmigo, se recargo en mi pecho aplastando sus enormes senos que se sentían en ese momento frescos por tanta humedad, volteo a ver a James que con los ojos bien abiertos había visto el final de nuestro ayuntamiento, sonreía, al momento aprecie como Janeth volvía a la vida, abrazo por la espalda a Joanna besando su cuello y buscando su boca, Joanna se dejó caer a un lado mío, sobre mi vientre y herramienta quedaron sus jugos en mezcla con los míos.
La boca de Janeth se encargó de limpiarlos, de vez en vez besaba en la boca a su hermana compartiendo sus sabores.
Joanna se puso de pie y camino hacia James que la esperaba con la boca abierta y con la lengua de fuera.
Pensé que era maravilloso empezar así el año en Berkeley, a lo largo de los siguientes meses James me dejaría estar con sus tres mujeres, yo no sabía que las botellas de vino regalo de la Fundación eran muy apreciadas y valiosas, como quiera la aventura apenas empezaba, me hice tan amigo de James que termino llevándome a Ibiza, pero obvio que lo dejare para otra oportunidad de continuar los recuerdos.
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