Mabel llevaba unos días muy difíciles. No quería saber nada de sexo y rehúia cualquier contacto físico y eso no es normal en ella por lo que me tenía bastante preocupado. Ayer tarde mientras veíamos juntos un programa de televisión, conseguí que soltará lo que le pasaba. Al parecer sus padres se iban a separar y eso la estaba mortificando de una manera increíble. Traté de consolarla no ya por su estabilidad emocional si no porqué tenía unas ganas terribles de follármela pero ella no entraba en el juego. Regresé al trabajo no sin antes dejarla en el piso de su amiga Eva con la que iba a repasar los temarios de las oposiciones a funcionarios que ambas estaban preparando. Como estaba preocupado ( y bastante salido), decidí llamar a la madre de Mabel para preguntarle como se encontraba. Elena parecía estar muy contenta, me dijo que debió de haber tomado esa decisión mucho antes porqué su marido era un cómodo conformista que ni la satisfacía personalmente ni ( y esto lo recalcó bien) sexualmente. Me eché a reír y la felicité por su decisión. Seguí con el trabajo pero como no tenía que recoger a Mabel hasta las diez, volví a llamar a mi suegra Elena y la invite a tomarse un café, pero ella me dijo que no quería salir esa tarde así que si lo deseaba podía pasarme por su casa antes de recoger a su hija y hablaríamos. Al escuchar esto mi polla comenzó a crecer dentro del pantalón. Elena tenía 56 años pero se conservaba estupendamente. Con unas tetas de la talla 95 y un culito de infarto eran la envidia de muchas jóvenes del barrio. Yo llevaba tres días sin follar y para mi esto es una exageración necesito descargar mi semen al menos dos veces cada día así que, estaba decidido a intentarlo con mi suegra. Apagué mi computador y cerré mi oficina marchándome enseguida a casa de Elena. Cuando llegué estaba sola en casa. María – su hija- acababa de macharse con su nieta ( lo más seguro es que ella la llamara para que se la llevara antes de llegar yo). Vestía un camiseta ajustada de color teja que marcaba sus pezones como dedalitos y un pantalón blanco ceñido al cuerpo que realzaba su figura sobre todo ese precioso culito que también han heredado sus tres hijas. Preparó el café y nos sentamos en el salón a charlar y yo ( no podía ser de otra forma) derive la conversación hacia sus problemas sexuales con su marido. Elena pareció enfadarse bastante al hablar del asunto. Resulta que Antonio no intentaba hacer el amor con ella desde hacía más de tres años y antes no es que fuera precisamente satisfactorio ya que siempre tenía ella que terminar sola para poder correrse.
-Ay Carlitos, me dijo, no sabes como envidio la suerte que
tiene Mabel de contar con una pareja como tu.
Me quedé un poco sorprendido pro esta afirmación ya que, aunque yo deseaba follármela, no podía entender como Elena sabía como disfrutaba del sexo Mabel.
- ¿ Y tu como sabes eso Elena? Dije esbozando mi mejor sonrisa, ¿acaso te lo ha contado tu hija?, la inquirí mientras apoyaba la palma de mi mano sobre su muslo
- J eje je, río nerviosa Elena, es que os he sorprendido un par de veces mientras follabaís y hay que ver como disfrutaba la zorrita de Mabel - me dijo. La verdad es que lo creas o no, le tengo envidia Carlos.
Mi mano derecha se coló entre los muslos de mi suegra acariciándolos suavemente mientras le susurraba al oído….
- Eso tiene fácil arreglo Elena- y dejé que mi boca
mordisqueara el lóbulo de su oreja izquierda.
Ella se giró un poco y busco mi boca con ansía. Sus labios ardían y su mano izquierda se fue derechita a mi paquete y al advertir lo empalmado que estaba abrió más su boca y gimió mientras apretaba mi polla dentro del pantalón y mi boca comía la suya con ansía. Decidí no perder un instante y sin levantarnos del sofá le saqué la camiseta quedando ante mi un sujetador color visón que a duras penas encerraba unos envidiables senos de pezones grandes y erectos. Desabroché el sujetador mientras ella bajaba la cremallera de su pantalón para, en el momento que yo empecé a lamerle los pezones, ella levantó aquel culo divino y se quitó el pantalón sin casi moverse. Mi boca era un torbellino sobre sus pechos, mi mano derecha bajo lentamente por su vientre hasta encontrase con un tanguita también de color visón al que sortee metiendo la mano por debajo para encontrar el calor de la cueva de Elena. Estaba caliente y muy muy húmeda. Ella había desabrochado mi pantalón así que me puse de pié abandonando la delicia de sus pechos para sacarme toda la ropa. Me bajé de una sola vez el boxer y el pantalón así que mi verga saltó disparada hacia delante al liberarse de su prisión de tela. Elena no me dio tiempo a reaccionar.
- ¡¡Que maravilla – dijo alborozada mientras agarraba con una mano mi polla y se la llevaba sin dilación a su golosa boca.
Me dejé hacer y mientras ella chupaba con una maestría envidiable mi verga yo trataba de acariciar sus senos que ahora estaban un poco caídos por mor de la gravedad, pero mis manos los amasaban una y otra vez y cuando me di cuenta que me iba a correr en la boca de Elena, la detuve imperioso y la coloqué a cuatro patas apoyando sus manos en el sofá y los pies en el suelo. Era una estampa magnifica, mi suegra como una perra aguardando que el esposo de su hija mayor le diera la satisfacción que deseaba. Su coño estaba chorreando de fluidos y visto desde atrás era muy apetecible así que sin forzar mucho (ya que hacía tres años que no follaba) se la fui metiendo despacito mientras acariciaba sus nalgas. Cuando estaba por entrar la mitad, Elena me sorprendió dando una fuerte culeada hacía atrás clavándose por completo hasta los huevos en mi verga. Decidí dejarme de contemplaciones y comencé a bombear con fuerza mientras me sujetaba a sus tetas. Ella gemía y pedía que le diera más fuerte así que le metí el dedo pulgar en su ano y luego cuando se dilató lo suficiente, le fui añadiendo dedos aunque ella me pedía que no hiciera eso que era virgen por el culito. El juego de los dedos clavados en su culo unido a los embates de mi polla en su desaprovechado coñito hicieron su efecto y de repente comenzó a llorar a gritos. Me asusté preguntándole si le hacía daño y me dijo que no mientras seguía gritando, estaba llorando de felicidad era el mejor polvo de su vida y estaba teniendo una cadena de orgasmos increíble. Seguí dándole con fuerza y metiendo más dedos en su culo. Ella dejó de gemir y gritar y como en el culo ya cabían tres dedos de lo dilatado que estaba decidí cambiar de agujero. Saqué mi congestionada verga de su chorreante coño y mojando los dedos en la humedad de su cueva lubriqué su culito con sus propios jugos. Cuando se dio cuenta de mis intenciones, quiso levantase pero yo no se lo permití empujándola con la cara contra el respaldo del sofá. Apunté mi polla hacia su culito virgen y empecé a introducírsela despacio. Primero entro la cabeza y ella comenzó a gritar esta vez de dolor pero yo le susurraba
– tranquila Elena, déjate llevar, relájate y disfruta total lo voy hacer igual así que, disfruta mi dulce suegra putona-
Comenzó a insultarme cuando la polla estaba medio enterrada en su delicioso culo y cuando llegó a:
-¡¡ cabrón hijo de puta saca eso de ahí que te voy a matar como no lo hagas!!
Me dejé de miramientos y se la enterré de un golpe hasta los huevos. Me quedé quieto un instante dentro de aquel súper apretado culo y cuando Elena comenzó a calmarse, comencé a bombear, al principio delicadamente pero a medida que ella iba gimiendo de dolor y placer, fui incrementando el ritmo hasta metérsela adentro y afuera de un solo golpe. Le pedí que se masturbara para hallar mayor placer como hacía su hija Mabel y ella me hizo caso. Mi polla necesitaba descargarse pero necesitaba que mi suegra se corriera así que comencé a insultarla mientras me agarraba a su corta melena y surtió efecto. Elena comenzó a gritar de placer entre los espasmos de un nuevo orgasmo que no terminaba. No pude más y me vacié dentro del virginal culo de mi suegra. Me quedé con la polla dentro de su culo hasta que se quedó totalmente flácida ya que ella seguía con los espasmos de su orgasmo múltiple. Era tarde cuando mientras me vestía para marcharme y pasar a recoger a Mabel, se acercó aún desnuda a mi para besarme en la oreja mientras me susurraba “que hijo de puta eres follando, pero me encanta, tendremos que vernos más veces Carlos” . Le aseguré que si, que volveríamos a hacerlo que yo también lo deseaba y me marché de allí con la sonrisa puesta.
Carlos Traste
yo tambier quiero cogerte por ese culoto debes estar muy rica suegrita linda