Marlene hizo un esfuerzo para abrirse paso y abordar el tercer vagón del metro de la línea Petare-Propatria. Eran las 7:00 de la mañana y el vagón ya se encontraba lleno como sardinas en lata. Ya había pasado un mes desde que comenzó a viajar en el metro de Caracas y Marlene estaba cansada. Ahora ella misma conduciría su carro hasta el trabajo, pero solamente durante uno o dos días debido al intenso tráfico de la ciudad y a lo caro que eran los estacionamientos en el centro.
Era mucho mas barato rápido y cómodo que manejar. Ese miércoles el metro parecía mas congestionado que lo normal, y Marlene estaba demasiado apretada en el vagón, entre un caballero muy bien vestido, al parecer hombre de negocios, y una mujer como de cuarenta años con un exquisito perfume Chanel Nº 5.
El vagón se estremecía, frenaba y arrancaba, cuando el tren inició su recorrido desde el este hasta el centro, estación La Hoyada. Ya había hecho este viaje miles de veces, y Marlene no pensaba en nada, ponía la mente en blanco, y sólo se mecía con el movimiento del vagón mientras echaba miradas por la ventana para ver pasar los edificios de apartamentos. Pudo notar que la señora Chanel Nº 5 respiraba con mas dificultad y mas profundamente.
Solo cuando sintió a la mujer apretarse contra ella se dio cuenta de que algo estaba pasando. La miró a los ojos y pudo ver que esta dama no se sentía bien.
– ¿Está usted bien, señora? – le preguntó Marlene.
- La mujer solo movió la cabeza afirmativamente y tragó una bocanada de aire. El tren se detuvo varias veces mas en las estaciones y Marlene volteaba a mirar a la señora para ver como se encontraba.
Las mejillas se le pusieron rojas a esta dama y a Marlene le pareció que se estaba agarrando de ella y tratando de que la gente no se diera cuenta de que no podía respirar. No lo podía creer: ¡¡La mujer parecía que estaba teniendo un orgasmo dentro del metro!!! Ahora si estaba convencida, al ver el cuerpo de la dama ponerse tieso y luego su respiración volver a la normalidad.
Le dirigió a Marlene una débil sonrisa y luego miró hacia otra parte. Marlene ya no siguió pensando en eso cuando sintió el inconfundible movimiento de una mano metiéndose dentro de la minifalda. - ¡Dios mió! – pensó. – Ya entiendo: esto fue lo que le pasó a la señora!. Miró alrededor pero no pudo ver a nadie que pareciera raro o extraño. Luego se fijó en el hombre de negocios para ver si estaba recostado contra ella y este era el motivo de su preocupación.
Estaba leyendo el periódico sosteniéndolo con una mano y agarrándose con la otra, que pasaba sobre su cabeza agarrando el tubo del pasamanos. – Yo creo que este no es!! - pensó. Ahora la mano extraña había ido mas lejos hasta la los muslos!! Pudo sentir los dedos suavemente que cepillaban la parte delantera de la pantaleta. - ¿Debería gritar? - Estaba segura de que si lo hacía, esta persona retiraba la mano y ella quedaría como una verdadera tonta. En este momento los dedos habían llegado mas allá de la goma elástica de la abertura de la pierna y le recorrían la raja de la cuca hacia arriba y hacia abajo.
- ¡Mierda!! - pensó. – No puedo hacer nada. Ya me estoy mojando!! - Su respiración era mas profunda. En un momento en que el vagón se movió hacia delante y hacia atrás, sintió que esto hizo que se excitara mas!! Chanel Nº 5 la miranba a los ojos y en un segundo se dio cuenta de lo que le estaba ocurriendo a Marlene.
La mujer mumuró: - Es sabroso, ¿verdad? - Marlene le sonrió también débilmente y apenas pudo mover la cabeza afirmativamente. Ya los dedos se le habían metido totalmente en la vagina!!
Ya no se preocupó por hacer algo y ¡¡Sólo se dedicó a tener su orgasmo!! - Mi clítoris, por favor, déme en el clítoris!!- rogaba. Finalmente un dedo le encontró la dura cabeza del clítoris y comenzó a restregárselo vigorosamente. Marlene era la única que estaba recostada contra la otra mujer y esta la empujó para que Marlene pudiera mantener el equilibrio ella sola. De hecho, sus respiraciones ya se confundían y Marlene lentamente se agarró contra la dama, haciendo que la cosa se pusiera mas emocionante que nunca.
Marlene parecía una autómata, y todo lo que le importaba era aquel dedo en su clítoris. Movía las caderas intentando hacer que el dedo le diera mas rápido. Entonces, como si le estuviera advirtiendo que se quedara quieta, dejó de restregarla por algunos segundos.
No movía ni un músculo como asegurando de que se quedaría tranquila y sin moverse cuando la lenta masturbación continuara. Justo cuando pensaba que iba a acabar, hubo un ligero aumento en la presión y en el ritmo; todo llegó hasta lo último y Marlene comenzó a temblar con el flujo de orgasmo que le invadió la cuca. Apenas capaz de mantenerse en pié, lentamente comenzó a enderezarse y acomodarse mejor.
Lo siguiente que supo fue que la mano ya no estaba y el conductor estaba avisando la próxima parada por el megáfono del vagón. “Próxima parada: La Hoyada”.
Con sus piernas temblorosas y débiles Marlene salió del vagón y se dirigió a su trabajo. A su lado vio a Chanel Nº 5, y adelantándose un paso le dijo: - Este viaje en metro si fue bueno - Si – le contestó ella. – Muy interesante!!! Ambas mujeres se sonrieron entre si y cada una desapareció en medio de la multitud de esa hora pico. Ambas estaban ahora un poquito mas satisfechas que cuando viajaban en los otros trenes del metro para hacer la conexión en El Silencio, en la línea procedente de Caricuao.
Traducido por Marcos Urbina
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CUENTO ORIGINAL EN INGLÉS
Terri crammed her way onto into the third car of the Englewood-Howard subway line on her way to the loop for work It was only 7:00AM and the car was already packed like a can of sardines. After about a month of subway rides, Terri would get fed up and take her car to work, but that usually only lasted a day or two because of the horrible traffic and expensive Loop parking rates. The el was considerably faster and cheaper, if not more convenient than driving a car. On this Wednesday it seemed that it was packed tighter than normal, and Terri was pressed between a well dressed business man and a mid forties woman who smelled of Chanel No. 5.
The car rocked back and forth as the train made it’s way from the far north side on it’s way down town. Having made the same trip thousands of times, Terri kind of put her mind in neutral and just swayed with motion of the car. She was gazing out the window at the passing apartment buildings, and hardly noticed Miss Chanel No. 5 starting to breath a little harder and more shallowly. Only when she felt the woman stiffen against her did she realize that something was up. Now looking the woman in the eyes, she could see that she was in some sort of discomfort. “Are you all right,” asked Terri? The woman just nodded her head and gulped down a breath of air. For the next several stops Terri watched to see that the lady was going to be okay. Her cheeks now flushed a bright red, Terri felt the woman grinding herself into Terri and trying to hide her short gasps of air. Terri couldn’t believe it, but she thought that the woman looked to be having an orgasm right on the train! She became more convinced when the woman’s body suddenly went limp and her breathing returned to normal
She gave Terri a weak smile and then looked away. Terri was about to forget it when she felt the unmistakable feeling of a hand sliding up the inside of her thigh up under her skirt! “My God,” she thought, “this is what happened to her fellow passenger!!!” Frantically looking around she couldn’t see anyone looking out of the ordinary. She looked to see if the business man pressed against her could be the culprit. He was reading the newspaper in one hand and holding on to the over head bar with the other. “Can’t be him,” she thought! By now the hand had worked it’s way farther up her thigh. She could feel fingers softly brushing against the front of her panties. “Should she scream?” She was sure that if she did, the hand would be gone and she would surely look like a fool!!! Now the fingers had worked their way past the elastic on the leg openings and now were moving up and down her slit. “Shit,” she thought, “I can’t help it, I’m getting wet!!!” Now her own breaths came more shallowly. As the car swayed too and fro it only heightened her arousal! Chanel No. 5 now looked her in the eye and in a second knew what was happening to Terri. The woman mouthed the words, “It’s good, isn’t it?” Terri smiled back weakly and barely nodded her head in the affirmative. Now fingers had totally invaded her vagina! She now no longer cared about anything except having her orgasm! “My clit, please hit my clit,” she pleaded to herself! Finally a finger found her hard nub and began to rub it in earnest! Now Terri was the one pushing up against the other woman! This time, however, the woman pushed back just enough to help Terri keep her balance. In fact their breasts were now squished together and Terri slowly ground her’s into the other lady’s making her hotter the ever!
Terri was now on automatic pilot, and all she could think about was that finger on her clit! She moved her hips trying to get the finger to move faster! As if to admonish her to be still, it stopped rubbing it all together for a few seconds. Terri didn’t move a muscle and sure enough the steady, if slow masturbation continued. Just when she thought she would make it, a slight increase in pressure and pace tipped the scales and Terri felt a shuddering orgasm flood her helpless pussy! Barely able to stand up, Terri slowly began to regain her composure. The next thing she knew the hand was gone and the conductor was yelling out her stop. On slightly wobbly legs Terri exited the train and headed off to work. Appearing at her side was Canel No. 5. Falling into step next to Terri she opined, “A very interesting el ride today!” “Yes,” answered Terri, “very interesting!!!” Both women smiled at each other and then each disappeared into the morning rush hour crowd, both a little more satisfied than the other commuters on their way to work!