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Venús Sábado noche

~Estaba enamorada de su marido, de eso estaba segura; León era un joven encantador, dulce, atento y muy divertido; había sido el único amor de su vida y hacía poco más de un año que habían cumplido su sueño de casarse. Ninguno de los dos venía de familia adinerada, al contrario, por eso cuando a León le surgió la posibilidad de mejorar su sueldo complementando su trabajo con una serie de viajes por toda España no lo dudó ni por un momento. Dejaría de pasar muchos días con Laura pero le podría ofrecer lo mejor.

Laura se daba cuenta del esfuerzo de su marido y cada vez que volvía a casa se lo demostraba de infinidad de maneras siempre intentando sorprenderle: su comida favorita, unas entradas para el futbol bajo el plato, unos preservativos de sabores bajo la almohada...

Si, desde luego estaba enamorada. Pero tambien muy sola, llegaba a pasar en algunas ocasiones hasta 10 dias seguidos sola. Jamás demostró su malestar, su soledad ni ante su familia, ni ante sus vecinos, ni mucho menos ante León, pero así es como se sentía.

Una de esas horriblemente aburridas noches de sábado, sin nada que ver en la televisión, sabiendo que sus amigas estarían en alguna discoteca de moda buscando un ligue con quien terminar la fiesta, habiéndose leido todos los libros que tenían en casa, Laura encendió el ordenador; tenía nociones básicas de como funcionaba aquello del internet, hacía años había entrado a un chat una noche en casa de su mejor amiga y estuvieron riendose a costa de las sandeces de un par de salidos; más recientemente alguna vez había ojeado junto a León ofertas de trabajo. No debía ser muy dificil volver a las viejas risas. Se metió en el buscador que tenían como página principal y buscó un chat. Se pasó 5 minutos recostada en la silla pensando un nick apropiado. Al final, indecisa entró como “Venus”, la diosa del amor. Era irónica consigo misma, vaya diosa del amor que tenía sexo 3 veces al mes mal contadas...

Nada más entrar se le abrieron varias ventanas, 5, 6 y hasta 7 privados. Los leyó a todos cuidadosamente, solo quería charlar con una persona, si no no sabría al final qué le estaba contando cada uno y qué le contaba ella a cada cual. Al final se decidió por “Robin”:

–      Buenas noches diosa, ¿dedicarías unos minutos a un simple mortal?

–      Tengo entendido que te dedicas a hacer buenas acciones Robin, te los dedico.

–      Muy amable, ¿acaso quieres que haga una buena acción contigo?, ¿que te falta, mi diosa, para estar esta noche de sábado conectada en un chat?

Laura estaba dispuesta a ser una femme fatale pero no sabía como hacerlo. De momento tomó distancias, se hizo la dura, la seca y la segura. El otro le siguió el juego y al rato la conversación se había calentado unos grados.

-           ¿Puedo preguntarte de que tejido es la ropa que llevas?

Ante la insólita pregunta Laura no puso la menor resistencia

-           Una camiseta de tirantes de lino y unos vaqueros...

-           No es ropa para cubrir la piel de una diosa. ¿No tienes algo similar al raso?

Laura dudó y repondió que solo tenía un camisón que no se habia puesto nunca que le regalaron para su noche de bodas

-           Una diosa casada chateando un sabado noche... mmmmm... Póntelo

Laura se sonrojó, no quería haber revelado que estaba casada, pero ahora ya estaba hecho.

-           Un momento - escribió ya en pie.

Corrió a su habitación, se subió en uno de los puffs para alcanzar el altillo de donde bajó la caja estrecha y alargada, y ahí, envuelto entre papel de seda, estaba el camisón. Lo sostuvo entre sus manos y se lo acercó a la cara, olia a fresco. Lo depositó de nuevo en la caja y se despojó de sus ropas dejandolas caer al suelo. Sentía su cuerpo a una temperatura superior a la habitual, y aún asi se estremeció. Terminó de desnudarse quitandose el sujetador y las braguitas y deslizó por su cuerpo la sedosa prenda; un escalofrio le recorrió la espalda. Volvió ante la pantalla del ordenador, sintiendose una diosa de carne y hueso, si eso existe.

-           Aqui estoy - escribió

-           Temía que me hubiera abandonado la buena fortuna y hubieras desaparecido, pero veo que aún me sonrie. Estás muy hermosa, ¿hasta donde llega el camisón?

-           Por encima de la rodilla, un par de dedos

-           Tendrás que acordarla para la próxima vez.

Laura se dió cuenta de que era él quien llevaba las riendas de la conversación y si no ponía remedio empezaría a intentar llevar las de su propia vida. Y aún asi supo que acortaría el camisón.

-           ¿De que color es la ropa interior que llevas?

-           No llevo - se alegró Laura de que pudiera leersele en tono desafiante la afirmación

-           Buena chica, mi diosa... acariciate los pezones sobre la tela

Laura quedó con una mano inmovil sobre el teclado y la otra sobre su pecho derecho, comenzó a rozar el pezón que fue endureciendose ante la dulce presión; mientras tanto no dejaba de leer en la pantalla frases que le alentaban y enhardecían "aprieta con dos dedos", "ahora estira", "sacalos por el escote", "chupa tus dedos y vuelve a rozar los pezones..."

Llevaba unos minutos ronroneando cuando se dio cuenta de que debía interactuar con su locutor

-           Mmmmmm - escribió para abrir fuego

-          No, no, no, no te preocupes por escribir, otro dia me toca a mi, ahora solo haz lo que te digo. Cuando no está tu marido como hoy ¿con que te alivias?

-           ¿Con que me alivio?

-           Si, en tus noches caliente y sola... ¿tienes un juguetito?

-          Hasta el momento no me he aliviado con nada... me suelo poner la tele o leo...

 

Laura estaba cada vez más sonrojada y no solo por el calor del momento. Vaya inocente estaba hecha, y ella quería "ir de femme fatale"...

-           ¿Nunca te masturbas mi diosa?

-           Eh... si, claro... algunas veces, acaricio mi botoncito.

-           Pon los talones en la silla donde estás sentada, acaricia el vello de tu pubis (estoy seguro de que no te lo depilas jeje)

-           ¡Eh! claro que me depilo las ingles, ¿por quien me has tomado?

-           No me refería a eso, tranquila mi diosa, me encanta como se ve, aunque para el próximo dia deberías recortarlo.

Cada mención a un próximo día le daba pequeñas punzadas en su sexo, estaba muy húmeda ya a estas alturas y estaba deseando tocarse, pero no lo haría hasta que no se lo dijese "Robin".

-           Acaricia tus muslos. - Laura comenzó a tocarse torpemente, eso no le causaba ningún placer en especial, pero cumplía lo que le pedía

-           Acaricia ahora las ingles, solo con un dedo, con la yema, no tengas prisa, detente. Cierra los ojos unos segundos...

 

Laura lo hizo así, le tentaba el llegar a caricias más profundas pero tenía tiempo por delante, iba a hacerlo como le indicaba el desconocido. Cuando le pareció que llevaba más de un minuto acariciandose abrio los ojos y vio una nueva linea en la pantalla.

-           Pasa tu dedo ahora por tus labios mayores, recorrelos, ves subiendo y llega al clítoris. Acaricialo suavemente con el dedo índice, de lado a lado, lentamente... ¿te gusta?

-           Sii - escribió Laura con la izquierda

-          No tengas prisa, hazlo lentamente, como yo estoy haciendo ahora

Laura ahogó un gemido al imaginarse al desconocido al otro lado de la pantalla acariciandose lentamente, al mismo ritmo que lo hacía ella. Entornó sus ojos unos segundos más mientras se acariciaba por primera vez como si le estuviera acariciando un hombre. Pasados unos segundos leyó:

-           Ahora dale más rápido, sigue asi mi diosa, se que te gusta, ¡dale más!

-           ¡Ah, ah!- escribió guturalmente Laura, no sabía (ni podía pararse a pensar) otro modo de expresarse. Era delicioso

-           No pares, más... - Laura no había pensado ni por un momento que pudiera parar aunque se lo pidiese - quieta, quieta, más lenta mi diosa no queremos que te vayas aún ¿verdad? -        ¿no? pensó Laura, y aún asi bajó el ritmo de su mano sobre su botoncito al instante, seguía siendo una sensación increible.

-          Mi diosa, no tienes cuenta de messenger ¿verdad? abrete una esta noche. Apunta mi dirección.

Laura no le preguntó porque sabía que no tenía cuenta, cogió un post it y un boligrafo y apuntó.

-          Y ahora, hermosa, te voy a dar un beso en tu botoncito y voy a dejarte. Volveremos a hablar en unos dias. Acuerdate de lo que tienes que hacer. Dulces sueños.

Y se fue... dejando a Laura encendida y sabiendo que no iba a abrir mas privados esa noche. Se lamió los dedos, cerro el chat y fue a abrirse una cuenta de correo con mensajería instantantea.¿Nombre? Venus. Le agregó, cerró el ordenador, se dirigió al baño y sacó el estuche de manicura.

¿Quien dijo que las noches de sábado fueran aburridas?

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