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Categoría: Infidelidad

Me he convertido en una verdadera puta

Llevo casada 4 años y mi vida sexual es muy buena, es la segunda vez que me caso y la diferencia entre mi primer y mi segundo marido son enormes en todos los sentidos, desde el punto de vista económico hasta el sexual.



Con mi actual marido me he convertido en una verdadera puta, aunque alguna vez también me he parado a pensar que tal vez desperdicie el tiempo, pase por el altar muy joven y mi primer marido nunca logro hacerme disfrutar en la cama, después conocí a mi pareja actual y todo fue muy diferente, así que no sabía si mi marido actual era una maquina en la cama o mi ex-marido era penoso follando, seguramente sería una combinación de ambas cosas.



Siempre he sabido atraer miradas, ser el foco de atención, me encanta mostrar que la gente se quede mirando mi culo y mis tetas, mi marido lo sabe y al principio no le hacía gracia, pero ahora no tiene problemas en que su mujer le guste enseñar, el problema es que a mí me gusta demasiado.



Ahora os contare alguna cosilla que me ha ocurrido.



Suelo ir a un gimnasio en el que ejercito mi cuerpo con una compañera de la infancia, un día ingresó un hombre maduro de unos 40 años muy bien conservado por cierto, poco a poco me empezó a atraer, realmente no dejaba de mirarme y se ponía nervioso cuando yo me daba cuenta o pasaba cerca de él, era de espalda ancha y piel morena y en sus pantalones deportivos marcaba un gran paquete, con el que yo fantaseaba en la ducha.



Me gusta mucho hacer ejercicio, ya que me gusta llevar ropa deportiva ajustada y corta, me encanta que los chicos me miren mientras mis tetas se contonean y sudo haciendo ejercicio, además me encanta gemir más de lo normal cuando estoy realizando algún esfuerzo.



Desde que vi que mi nuevo admirador no dejaba de observarme empecé a jugar con él, me divertía ver como reaccionaba cuando pasaba cerca de él, procuraba que me viera haciendo ejercicio y que me escuchara gimiendo, así fue el juego durante varios días.



Cuando follaba con mi marido me imaginaba a mi nuevo admirador dándome duro. Como cuando bebo, hablo de más, un día que me pase con el vino, dije:



—En el gimnasio hay uno que se parece a ti y me desnuda con la mirada.



—¿Y qué quieres decirme con eso?



—Nada, le paso cerca y me mira el culo.



—¿Y te lo quieres follar?



— No, solo te digo que ocurre eso y a mí me gusta cuando pasa, me excita.



A las dos semanas, mientras follábamos:



—¿Te acuerdas que me dijiste que si me quería follar al tío del gimnasio?



—Si



—La verdad es que sí, me lo quiero follar, me excita mucho.



Al decir esto último, me corrí.



A mi marido no le importo lo que le dije ya que como estábamos follando, pensaba que serían fantasías para darle más emoción al sexo y como sabía que me tiene más que satisfecha, asume que todo lo que digo es para tomarle el pelo.



Yo seguí mi juego y aproveché que ya hacía calor para empezar a ir al gimnasio más ligera de ropas y llevarme bikinis más atrevidos a la piscina a la que él también iba.



Cuando iba a la piscina, me ponía a tomar el sol de espaldas para enseñar mi culo y soltaba mi bikini para que los hombres fantasearan con verme cada centímetro de mis tetas, luego fantaseaba con que mi admirador estuviera viéndome, la fantasía se volvía realidad con frecuencia, y cada vez con mayor frecuencia.



Lo que más odio es la abstinencia, cuando tengo sexo de normal no suele pasar gran cosa, pero cuando estoy más de dos días sin follar, cambia la cosa, creo que si esto lo supiese mi marido dejaba su trabajo o al menos tendríamos sexo telefónico en sus viajes.



Mientras mi marido estaba en uno de sus viajes de negocio, fui a la piscina con un bikini minúsculo al salir del agua se notaban mis pezones muchísimo.



Estaba muy excitada, me pedí una copa y me acosté boca abajo, luego pedí otra y tuve de nuevo la fantasía con el admirador, me sentía cachonda y con ganas de enseñar más, entonces fui un poco más allá y me puse de tal manera que se me notaba el chocho y justo daba hacia donde estaba mi admirador.



Desde mi posición no podía ver si me miraba, de repente se levantó y se metió al agua, así que me cambie corriendo de posición para observarlo, al salir de agua vi como estaba empalmado, formando una tienda de campaña en su bañador, la tenía enorme, eso hizo que me excitara aún más, con que ganas me comía yo esa polla, quería que me la restregase por mi culo, bajarle el bañador y hacerle una buena mamada.



Él me observo mirándole el paquete, pero yo no me corte y me mordí el labio mientras lo miraba.



La fantasía se apoderaba de mi cabeza, me lo imaginaba acercándose arrancándome la ropa, tratándome como si fuese su puta, poniéndome su polla a la altura de mi boca para que yo haga el resto, el hecho de imaginarme esa situación hizo que mi concha empezara a mojarse.



Al final decidí levantarme y pasar cerca de él, cuando me vio aproximarme se puso muy nervioso, no sabía qué hacer, yo ya sabía que no me iba a hablar y que retiraría la mirada hacia otro lado pero me daba igual, yo disfrutaba poniéndolo caliente y nervioso, pase muy cerca, tanto que toque con mi mano su mejilla, él se giró, yo me giré y le guiñé un ojo y le saqué la lengua.



Me fui moviendo mis caderas lo más rápido que pude, él dudó un poco, pero me siguió, la piscina está casi vacía entro al baño de mujeres a vestirme, intento hacerlo rápido para irme a casa y masturbarme, la excitación es mucha así que me empiezo a masturbar allí mis dedos juegan en mi entrepierna y pongo mi culo en pompa pensando que mi admirador está detrás de mí, de repente me giré y realmente estaba detrás de mí.



No sabía si gritar para que se fuera, en esos momentos la que estaba nerviosa era yo, saque mis manos de mi entrepierna, con una mano tape mis tetas, por primera vez era yo quien bajaba la mirada, él sabía que me estaba tocando pensando en su polla, la situación había cambiado y ahora él era quien tenía el control.



Me giré y le dije:



—Es que tengo mucho calor y así me refresco.



Bajo su mirada, me quitó mis manos de mis tetas, dejó mis grandes tetas al descubierto, luego me quitó todo el bikini, me sentó y me abrió las piernas, sin decir palabra me empezó a comer el coño, me mordió el clítoris y lo chupó de una manera increíble yo le agarre del pelo mientras gemía:



—¡Mmmm, que rico, sigue, sigueee, así, así!



Tuve dos orgasmos, quería sacarle la polla y chupársela, pero él no me dejaba, yo no entendía nada.



Me giró y me puso de espaldas, con mi culo en pompa, encendió la ducha, el agua empezó a caer sobre mi cuerpo, me empezó a rozar el culo con su polla, yo la sentí genial, me tuvo compasión y no intento penetrarme el culo, ya que no practico sexo anal, pero en ese momento estaba tan cachonda que no habría dicho que no a nada.



Siguió buscando hasta que encontró mi vagina y a cuatro patas empezó a follarme, lo hacía duro y salvaje, sus embestidas hacían que se escuchara el golpe al chocar contra mi culo, empecé a gemir de una manera muy ruidosa, ya nada me importaba con el agua cayendo, me la metió por el culo, lo hizo fuertemente, el dolor era casi insoportable, solo la excitación y el morbo lo contrarrestaban y en lugar de sentir dolor sentía un enorme placer, quién hubiera dicho que hace apenas unos minutos me sentía dueña de la situación.



Gire mi cabeza y le dije:



—Follas de vicio, hacía mucho que no sentía tanto placer, no pares nunca, sigue así.



Él no hablaba, se limitó a sonreír, así que le volví a hablar:



—¡Voy a ser tu puta! fóllame, fóllame el culo, agárrame las tetas, muerde mis pezones.



No me contesto, pero hizo exactamente todo lo que le dije.



Cuando follaba con mi marido en esa posición mi marido aceleraba y reducía el ritmo, sin embargo este no conocía la moderación parecía que todos esos días de coqueteo se le habían acumulado en la polla y quería reventarme.



Yo quería mamarle la polla, pero a su vez no quería que dejara de follarme, desee que se dividiera en dos, pero como no era posible me limité a seguir recibiendo sus embestidas.



—Aaaahhh, que gusto, ya no aguanto más.



Por fin, se corrió en mi culo, yo trate de levantarme para besarle pero las piernas me fallaron, me quede tumbada mientras me recuperaba, a lo que ya me levante vi que se había marchado.



No lo volví a ver, nunca supe su nombre, no escuche su voz, una compañera me dijo que era un ejecutivo exitoso con fama de duro que tuvo que dejar la ciudad por cuestiones de trabajo, que estaba casado y que tenía mucho respeto hacia su familia.


Datos del Relato
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