Manolito había bebido de más. Estaba un poco borracho y las cosas se movían levemente a su alrededor.

Normalmente no bebía, porque le sentaba muy mal, pero hoy estaba muy contento. Era viernes. Estaba en los vestuarios recogiendo las toallas del equipo de fútbol después del partido y oyó como algunos jugadores quedaban con sus novias para salir después. Está vez, con la euforia y las ganas de fiesta, lo habían invitado.

Las chicas siempre entraban en los vestuarios de hombres cuando en entrenador se largaba después de la clase de gimnasia, y eso era lo peor. El, era lento, le costaba mucho trabajo vestirse y quedaba con los del final para cuando venían ellas. El tenía mucha vergüenza y se tapaba cuando lo pillaban en la ducha, pero los compañeros, lo buscaban para quitarle la toalla o hacerle humillaciones varias delante de sus novias, por lo que procuraba mantenerse a distancia.

Los días de partido, no eran tan malos, porque su misión era únicamente recoger las toallas sucias y no se acordaban de él, porque Manolito era aunque no era tan espabilado como los demás, que era el feo y el ridículo de su clase.

Hoy si se acordaron. Le habían dicho que fuera con ellos y había salido a los sitios nocturnos.

Las novias de los del equipo de fútbol, eran las más guapas del instituto con diferencia. Las chicas más guapas, con los mejores cuerpos y las que siempre vestían las faldas más cortas. A Manolito le encantaban y las admiraba en la distancia.

Manolito lo había pasado muy bien. Ya estaban en el último sitio, y algunos estaban jugando en una esquina del disco-bar al futbolín. Después de esperar bastante, por fin le tocó el turno a su equipo. Empezó a rodar la bola y apareció Betty. Una de las chicas más guapas del instituto. También presumida y caprichosa. Tenía el antojo de jugar, así que echó a Manolito. Manolito, envalentonado por los cubatas, dijo que no. Tenía muchas ganas de jugar, y estaba harto de ceder. Betty insistió. Manolito aguantó el empujón y siguió. Betty, caprichosa y siempre dispuesta a dar la nota, acabó por meterse en el hueco entre Manolito y la mesa de futbolín y molestarlo.

El chaval quiso no hacer caso, pero Betty echó el culo para atrás para molestarlo. Borracho y todo, Manolito empezó a sentir el culo de la chica frotándose contra su pene. Betty seguía intentando molestarle y se echó para atrás haciendo fuerza. Ahora Manolito sentía en su cara la melena rubia de Betty. Ella se apoyaba contra el con fuerza y el sentía que estaba prácticamente abrazándola. Betty, llevaba una falda cortísima y olía muy bien.

El pene de Manolito despertó con fuerza.

-Cerdo, estás empalmado..... dijo ella con voz pastosa apartándolo.

Unos minutos más tarde, salieron todos afuera para ir a los coches...

Betty dice que a Manolito se le puso tiesa con ella en el billar... dijo Lena en voz alta.

Todos rieron divertidos.

Manolito tuvo miedo de que el novio de Betty se enfadara, pero también rió.

¿ Por quién te haces pajas, Manolito? Dijo uno de los chicos.

Por nadie.

Venga, mentiroso. Dinos por quién te haces pajas de aquí .Dijo otra vez poniéndose más serio.

Por......por balbuceó Manolito.

¿Por quién? – Preguntó ahora Betty

Manolito, excitado por la presencia de Betty, se envalentonó.

Por ti, y por Lena.

Todos volvieron a reir

Y porque no te haces una paja ahora, Manolito. Total, te la vas a hacer al llegar a casa.....

Otra risa general.

Venga, Manolito. Sácala y mastúrbate por mi..... dijo Betty poniendo voz sexi y acercándose a él.

Manolito se puso nervioso y quiso escapar. Era consciente de que Betty era una falsa y lo provocaba para reirse, pero al verla moverse como si lo fuera a besar, se estaba excitando. Lena se le acercó por detrás y empezó a acariciarle las orejas. A Manolito no se le escapó el detalle de sus pechos tocándole la espalda.

Uno de los chicos le bajó la cremallera y le gritó que se sacara la polla.

Borracho como estaba, Manolito ya no podía más. Lena le estaba soplando en las orejas y le acariciaba el cuello. Betty, lo retaba.

Enséñanos lo grande que la tienes. Tengo muchas ganas de verla.

Manolito, flotando en el cielo, sacó su pene y empezó a acariciárselo.

Todos rieron otra vez. Manolito estaba ya casi fuera de la conciencia, mientras Lena simulaba que le besaba el cuello. Lena olía muy bien, y tenía la piel caliente y suave. Venga Manolito, demuestra que eres un hombre.

Manolito ya se frotaba con regularidad el pene.

¿Qué es lo que más te gusta de mi, Manolito, mis pechos? Dijo Betty desabrochando su blanca camisa y enseñándole unos magníficos pechos enfundados en un delicado sujetado del mismo color a pocos centímetros de su cara.

Manolito jadeaba fuerte, ya fuera de si contemplando aquella piel maravillosa y se frotaba con fuerza.

Mira que pedazo de polla tiene el cabrón – rieron todos.

¿Te gustan mis piernas? Dijo Betty con voz sensual, mientras se levantaba completamente la falda. Tu siempre me las miras.

Manolito miró hacía abajo. Betty se había levantado totalmente su falda de cuadros escoceses y se veían sus bragas blancas por debajo de los panties.

Unas piernas perfectas, gloriosas...... Manolito entró en colapso.

Unas salpicaduras de semen calleron al suelo, y luego un pequeño chorro.

Todos ovacionaron y gritaron en medio de las risas.....

¡Que corrida, el hijoputa!...... –dijo alguién.

Betty y Lena se alejaron rápidamente de él, y lo contemplaron con aprensión. Miraban su pene aun morcillón y el semen en el suelo alternativamente.

Que cerdo..... dijeron al unísono y con cara de desprecio.

Todos siguieron con las risas y los comentarios y se montaron en los coches. Nadie invitó a Manolito a subir. Tampoco el dijo nada.