Habían transcurrido cinco años que no veía a Rita, no porque yo no lo deseara, sino que fueron circunstancias ajenas a nuestra voluntad, primero era mi último año de Universidad tenía que cerrar pensun, al mismo tiempo que tenía que dirijir la fabrica de mi madre, y el tiempo era muy limitado, luego hice un ejercicio práctico supervisado previo a mi tesis, y fué en el interior de la república y para graduarme de economista, se fué el tiempo, luego la beca para estudiar en la U católica de Chile para el Doctorado, fueron otros tres años. Y precisamente para celebrar el regreso de Chile, mi madre y la tía Carolina hicieron una reunión en la finca invitando a gente afín a la familia. Y precisamente en esa reunión mi prima Gladys me presenta al esposo de Rita, se había casado con ella tres años atrás y tenían una nena de dos años, él trabajaba en la misma escuelita de la finca junto a Rita. Durante la reunión Rita evitaba verme a los ojos, se sentía algo así como infiel hacia mí. En un momento de la reunión dije que iría al pueblo a traer un grupo musical de cuerdas, inocentemente mi tía Carolina dice que me acompañe Rita, porque ella conoce a alguién. Al salir de la finca ataqué preguntas a Rita, sobre su matrimonio sin que en algún momento le reprochara algo, sino que si era felíz, y de la niña, etc. Ella empezó a llorar y entre sollozos, me dijo que esa noche deseaba estar en los zapatos de Gladys, porque sería ella la que iba a gozar. Como estábamos cerca de una arboleda, entré con el automóvil en ella, desviándonos del camino hacia un sitio donde estaríamos desapercibidos, y empezé a besarla, saqué sus senos y empezé a chuparselos, le bajé las bragas y le lamí su conchita que estaba supermojada, me bajé el pantalón y le metí la polla en la boca, me la empezó a chupar, nos bajamos del vehículo, la senté en el baúl, y abriendole las piernas le metí la pija hasta el fondo, se fué como cuchillo en mantequilla estaba super lubricada, y mientras le besaba laa chiches gimiendo se vino, mientras me decía que durante los años de ausencia extrañó las ocho pulgadas de verga, que ya necesitaba sentir llena de carne su concha, pero que no fuera a eyacular adentro porque estaba en período fertil, le dí vuelta, le dilaté su ano y adentro le eyaculé, su culito si lo había guardado para mi. Nos besamos nuevamente, esta cogida no tardó más de quince minutos, y fué la última vez.