Sentado como siempre en la misma mesa. Como cada día, miraba fijamente a la mujer que le preparaba el café. Era un ritual, verla y sentir como se excitaba.
¿Se daría ella cuenta de su estado?.A Carlos le parecía que si, por su contoneo, por el mohín picaron de su boca, por sus ojos cuando le preguntaba como cada día:

-¿Qué vas a querer hoy?.-Le pregunto Ana inclinándose levemente hacia el.

-Café y media ,como siempre.-le respondía , con una intensa mirada, aunque en su interior solo existían unas palabras.-¡Te quiero....... a ti!.

La deseaba, soñaba con ella cada noche y en la hora de tomar ese maldito café. No quería el café, solo a ella, pero el desayuno era la forma de estar cerca por unos minutos.
Al inclinarse hacia el, sus pechos duros y grandes llenaron sus sentidos, haciéndole sentir como se excitaba, como todo lo demás dejaba de existir a su alrededor. Pensaba en esos pechos y en sus manos, en su lengua. En esos pezones que adivinaba a trabes de la camisa blanca y finísima que llevaba, duros y excitados con sus caricias. Y no solo imaginaba sino que sentía, allí en la mesa ultima de la cafetería se hacían sus sueños realidad.
La miraba mientras se dirigía hacia la barra, se mareaba casi al intuir ese cuerpo sin el pantalón que lo cubría como una segunda piel, cerrando los ojos, sentía el tacto de su piel fina. Sus caderas .... sus muslos.... los recorría sin prisa, deteniéndose en cada centímetro. Era suya, en esos instantes le pertenecía por entero .La imaginaba abandonada en sus manos, en su cama, a sus caricias.

-Tu café, calentito como siempre.-le dijo Ana con una sonrisa.

¡Lo sabe!.!Seguro!.Esa sonrisa es de complicidad. De saber que me esta pasando. La muy.........Y si fuese capaz de decírselo. De explicarle lo que me sucede......quizás seria posible.

Ana desde la barra seguía atendiendo, pero de vez en cuando lanzaba una mirada hacia donde se encontraba Carlo. Era como si le lanzaran miles de agujas y se concentraran todas en su bajo vientre .El lentamente llevaba la taza a sus labios, al sentir el café caliente ,cerraba nuevamente sus ojos imaginando la boca de Ana en la suya. Al abrirlos nuevamente casi se le escapan dos lagrimas ,sus sueños jamás se haría realidad lo sabia................pero ese deseo lo estaba matando.

Apuro el resto que quedaba en la taza y la deposito bruscamente sobre el plato. En ese instante Ana le regalaba otra de sus miradas y el levanto la mano llamándola.
Presurosa se acerco preguntándole:

-¿Deseas algo mas?.-le espeto mirándolo fijamente, mientras recogía la mesa. Su pecho casi a la altura de los ojos de Carlos subía y bajaba al ritmo de su respiración. El casi hipnotizado seguía adivinando..........imaginando.

Lo sabe........seguro que lo sabe. Es toda provocación .Tenia unos deseos locos de abrazarla, de besarla largamente.

-No ,termine. Tráeme la cuenta.-le decía mientras hacia como que se sacudía la chaqueta.

La vio volverse, nuevamente su pelo recogido en un moño alto dejaba al descubierto su cuello, su espalda, sus muslos............lo que no pudo ver era la sonrisa de la chica y su gesto.
Lo sabia.................la muy...........lo sabia y callaba. Le gustaba verlo encendido cada mañana , verlo a el era ver el deseo. Era sentirse la reina del universo. Esperaba servir ese café cada mañana , vivía para eso. Aunque no quería que el se diese cuenta que sabia........no podía dejar de mirarlo furtivamente. Soñaba..........soñaba e imaginaba.