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Daniel

-Yo opino que a cada homosexual se le debe sujetar las manos en alto y con una soga amarrarle los testículos y el pene y al extremo de ésta colgarle una roca y echarla por un barranco para que se les desprendan los genitales del cuerpo.

Todos permanecieron en silencio observándome, incluso él. El profesor tartamudeó y se apoyó del escritorio.

-Um, eh, este... El tema del homosexualismo no se va a tocar como tópico de discriminación o temática para realizar torturas-señaló el profesor divisándome.

Yo desvié la mirada sintiéndome molesto y avergonzado por lo que había dicho. Él sencillamente dejó de verme y permaneció con la cabeza baja, pensativo.

-Los voy a dividir en siete grupos de cuatro miembros. Van a trabajar diferentes temas a nivel investigativo, basándose en información de libros, revistas e internet, entrevistas, folletos y videos. Me van a entregar una monografía y van a presentar el informe con material audiovisual frente a la clase. Son dos calificaciones. ¿Está todo claro?-preguntó el profesor.

-¿Podemos escoger los miembros para el grupo?-preguntó una chica que estaba sentada dos sillas al frente mío.

-No. Para que no haya peleas-dijo mirándome-escribiré cuatro veces los números del uno al siete. Las cuatro personas que tengan el mismo número serán ese grupo y presentarán el informe oral según el orden. Será cosa del destino y no permitiré ningún cambio, al igual que los temas, el primero que salga es del primer grupo y así sucesivamente.

El profesor repartió los pequeños papeles e indicó diferentes puntos en el salón para que nos ubicáramos. Como era cosa del destino y el destino, si nos portamos bien nos complace, caímos juntos en el mismo grupo. Me sostuvo la mirada en lo que yo me dirigía al pupitre. Ya los otros dos chicos habían tomado asiento y el que quedaba libre era a su lado.

Él y yo habíamos hecho el amor por primera vez hacía ya dos semanas atrás. Luego lo volvimos a hacer en el baño de la universidad y nos sorprendió este mismo profesor, que me imagino que se habrá confundido sobremanera al oír mi comentario acerca de los homosexuales sabiendo que yo era uno que tenía relaciones con otros hombres, y por hombres, me refiero a este hermoso chico de pelo negro y ojos azules que tenía a mi lado. Daniel, vamos a llamarlo así. Daniel era el primer hombre que yo había besado, el único con el que me había acostado. Por supuesto, siempre ha habido chicas. Pero hacer el amor con un hombre pensando que uno es heterosexual, y de pronto que venga un chico y te toque el corazón, es bastante confuso. Pues así me sentía yo en esos momentos: confundido.

Daniel no sólo tocó esa área de curiosidad de mi intelecto, sino que también me hizo experimentar sensaciones que jamás había soñado. Creo que me estaba enamorando de él. Sentía unos estremecimientos cada vez que lo veía y alucinaba con él por las noches, poseyéndome como hizo en el salón de clases hacía una semana y media atrás. Llevaba todo este tiempo sin masturbarme, así que mi cuerpo necesitaba acción, tanto como mi deseo de satisfacerme y de estar junto a él. Quiero que quede en claro que yo soy un chico al que le gusta mantener el control de las cosas, lo malo es que Daniel también tiene esos mismos gustos, al parecer. Yo lo poseí las primeras dos veces, pero a la tercera, prácticamente me forzó. Placer forzado. Divino. Me gustó, tengo que admitirlo.

Daniel se enfermó, a mi entender, y estuvo ausente por algunos días. Yo no tenía forma de comunicarme con él, y como quiera, no estaba listo para hablarle. Esta mañana lo vi y mi mundo se conmovió. Se veía tan bello y fresco. Lo seguí hasta el baño, porque él no me vio, y cuando entré lo vi besándose con el capitán del equipo de fútbol. ¡Malditos desgraciados! Me quedé atontado. Sentí que el corazón se me apretaba y esto me dejaba sin aliento. Daniel me observó y miró al chico que lo estaba aguantando. Luego se separó de él, pero yo salí del baño lo más rápido que pude. Caminé hasta el carro y...

A la hora de la clase lo vi entrar de la misma forma magistral que siempre, con esa costumbre tan fastidiosa suya de atraer las miradas de todos, aunque él nunca subía la vista. Era sólo una excusa para parecer más perfecto: ser espléndido y al mismo tiempo humilde. Tampoco olvidaba el nebuleo extraño que tenía con este profesor de biología. No me atreví a preguntarle aquel día, además de que no hubo tiempo, me iba a decir que no fuera tan celoso, pero me imagino que era porque quería hacer el proyecto de feria científica acerca de la diferencia entre la anatomía de los profesores y la de los atletas. ¡Pues que me use a mí! Yo soy el capitán del equipo de baloncesto, porqué tiene que irse con el de fútbol. Pero no son celos, para nada, es simplemente algo que no entiendo. Y cuando no entiendo algo, tiendo a alterarme.

-¿Qué pensabas cuando le dijiste eso al profesor?-preguntó Daniel apenas el maestro nos indicó que nuestro tema era el aborto.

-Púdrete-le dije.

-¿Cuál es tu problema?-me cuestionó murmurando con los ojos bien abiertos.

-Mi problema es que no sabía que fueras un maldito puto mentiroso que le abre las piernas a medio establecimiento. ¿Ya te tiraste a los que juegan fútbol y a toda la facultad de profesores? ¿Acaso también te cogiste a los de mi equipo? ¿De casualidad no abrás metido tu gusano en los agujeros de los de mantenimiento? ¿En los de los cocineros, guardias, estudiantes de intercambio y de otros departamentos?

Daniel permaneció en silencio mirándome. Se le notaba que contenía la rabia para no hacer un espectáculo delante de todos. La cólera hizo que me levantara del pupitre y saliera del salón sin mirar atrás. Me fui directo al baño y cuando entré le grité al chico que estaba lavándose las manos que se largara. Le metí un puño a la puerta y respiré hondo para tratar de calmarme. "Inhala, exhala". Me dije a mí mismo. La puerta se abrió y entró Daniel.

-¡Vete de aquí!-le grité.

Él se limitó a ponerle seguro a la puerta. Se volteó y se me quedó mirando.

-¿Acaso no me entendiste? ¡Déjame solo! No quiero estar con nadie y mucho menos contigo.

-Cállate-me dijo en un tono de voz serio, pero calmado y de un volumen moderado.-Ahora escúchame, mocoso impulsivo.

-¿Quieres que te rompa la cabeza?-pregunté bajando la voz.

Él bajó la vista y se enderezó. Debió contar hasta veinte y volvió a subir la mirada. Con una voz calmada y decidida, me dijo:

-A Charles Brown (el capitán del equipo de fútbol) le di tutorías el semestre pasado de matemáticas. Nos reencontramos hoy aquí en este baño. Fuimos pareja por seis meses. Yo lo dejé porque precisamente hacía lo mismo que conmigo con otros miembros del equipo. Yo no tolero la infidelidad. Mi hombre es mío y de nadie más. No lo comparto nunca. Terminé la relación en cuanto me enteré. Hoy me vio aquí, estábamos solos y me tomó desprevenido. Cuando te fuiste salí a buscarte, pero ya no estabas. Lo que sucedió no fue mi culpa. Me fui directo a mi clase cuando no te encontré.

Dejé mi corazón latir par de veces y parpadeé. Desvié la mirada al piso y luego la subí hacia él que esperaba paciente una respuesta.

-¿Qué hay con el profesor?-pregunté más calmado.

-Nada. No entiendo tus dudas. Entre ese hombre y yo no hay nada. Tampoco con otras personas: ni miembros de los equipos, cocineros, los de mantenimientos, guardias, profesores ni estudiantes de intercambio, excepto contigo.

Pasé la mano por mi pelo y pegué la espalda a la pared. Lo miré de arriba abajo, deseándolo, pero aun seguía molesto y no sabía por qué.

-Te quiero-me dijo. Sus ojos azules dejaban ver la desesperación que lo consumía.

Anhelaba abrazarlo con tanta fuerza que quedara pegado a mí y no pudiera deshacerse nunca de mi cuerpo.

-Sólo tengo dos cosas que decir: no puedo entender el hecho de que haya tantos homosexuales en esos equipos, significa, entonces, que esas novias son sólo trofeos decorativos para desviar la atención, han de ser lesbianas; y lo otro es, que no creo que lo tuyo sea en serio. Te gustan líderes, capaces, populares. ¿Cuántos capitanes te has tirado? ¿Cuántos han sido tu pareja? ¿El de natación, voleibol, pelota? ¿Hasta el de ajedrez?

-Ninguno-me contestó con tristeza.-Yo no sabía que tú eras capitán de algún equipo hasta los otros días que te vi en el partido. Se te hacía difícil correr...

-Nunca me habían penetrado.

-Lo noté.

-Pues también espero que hayas notado que esto es nuevo para mí. Yo no estoy acostumbrado a esconderme de la gente, a tocar allá abajo y sentir algo duro, a besar a alguien y cuando abra los ojos ver que quien me besaba es un hombre. No sé si lo que estoy sintiendo es lo correcto o es un mero capricho mío. Me siento tan diferente contigo, Daniel, pero ayúdame cuando me sienta perdido. No desaparezcas por días, no me dejes solo en medio de tanta confusión, no pretendas que te entienda cuando ni siquiera me comprendo yo.

Daniel me observó por unos instantes.

-Hagamos las cosas delicadamente, con calma-me dijo.-Ven conmigo a casa esta tarde, vamos a dejar las cosas en claro: lo que tú sientes, lo que yo siento, y lo que debemos hacer. Y si es posible, hacemos luego el amor. Te deseo mucho. Anhelo estar contigo.

Me le acerqué, tomé su cara entre mis manos y enterré mi lengua en su boca. Lo besé con mucha pasión. Él estaba contra la pared y tenía sus manos en los costados de mi cintura mientras yo deslizaba las mías por su cuello, pelo y rostro.

Al cabo de unos minutos, en los que únicamente nos besamos, tocaron a la puerta. Me despegué de él y quité el seguro. Cuando abrí la puerta vi al profesor de biología. Daniel se asomó por encima de mi hombro.

-Sabía que los encontraría aquí. Están en la hora de mi clase-dijo señalándonos con sus índices y abriendo los ojos con cada palabra que decía.-¿Acaso no saben que el sexo más cómodo es en una cama?

-¿Cuánto nos va a costar esta vez? ¿Una mamada? ¿Dos en total?-pregunté.

Daniel me empujó para que guardara silencio.

-La expulsión si vuelves a decir otra impertinencia.

-Discúlpelo, profesor-dijo Daniel saliendo del baño.-Se pone nervioso-dijo y se dirigió al salón.

-Eso no es cierto-le dije sonriendo al profesor.

-Avanza.



Las clases terminaron por ese día y fui en busca de mi Daniel. Sabía que tendríamos sexo y por eso no dejaba de alucinar. Me lo imaginaba en muchas posiciones diferentes mientras yo lo poseía. Le haría sentir lo que él me hizo ese día en el salón. Lo vi en el pasillo mientras hablaba con Charles. Me acerqué a Daniel y miré a Charles desafiante.

-Estamos teniendo una conversación privada. Desaparece-me dijo él.

-Oblígame-le contesté.

-Un momento-intervino Daniel cuando Charles hizo ademán de golpearme.-Por mí no va a haber ningún pleito, aunque me gustaría, pero no aquí, y no a él-dijo a Charles señalándome.-Él es mi pareja ahora y tiene todo el derecho de estar conmigo cuando se le antoje. Tú estás de más. Déjame en paz.

Daniel me tomó por el brazo y me alejó de Charles.

-Sí, ¡espero que esos celos no sean porque no tuviste la capacidad de ganar el campeonato del año pasado!-le grité mientras me alejaba.

Charles se acercó a mí, me empujó, me golpeó en la cara y se echó encima de mí. Daniel lo aguantó, pero Charles se volteó y le pegó con la mano abierta en la mejilla. El golpe sonó por todo el pasillo. Llegaron otros chicos y aguantaron a Charles.

-¡Eso es, sosténganlo en lo que le doy!- les dije, pero en eso llegaron miembros de mi equipo y me sostuvieron por los brazos.

-¡Esto es guerra, maldito!-me gritó Charles.-¡Voy a violarte y luego te mataré, zorra, a ti y a él y a todos los imbéciles de tu equipo de baloncesto! ¡Te vas a arrepentir!

-¡Y yo te haré comer tanto fango que hasta tus nietos tendrán que estarse sacando la tierra de la boca!

-¡Los dos se van a arrepentir! ¡Va a correr sangre!-exclamó mientras lo sacaban del pasillo, alejado de nosotros.

-No te lo permitiré-dije casi sin aliento. Hice ademán para que me soltaran y fui hacia donde Daniel, que estaba echado en el piso. Lo levanté por el brazo y nos fuimos en dirección contraria.

-Nos va a matar, te va a matar.

-¡Tranquilízate! Él no va tocarte-le dije a Daniel cuando se montó en mi carro.

-Mi mejilla indica todo lo contrario.

Encendí el auto y lo puse en marcha, sin rumbo específico. Sentía la sangre bajando por mi rostro. No nos dijimos nada.

-¿Dónde vives?-le pregunté.

Cuando llegamos a su casa, Daniel se bajó del carro y fue a donde mí. Me sostuvo por un brazo y entramos juntos a la sala. Yo aún temblaba.

-Debí de haberlo golpeado-le dije a Daniel mientras éste me limpiaba la sangre con una toalla húmeda.-No fui capaz de tocarlo.

-Tocaste su orgullo. Eso es suficiente.

-¿De qué hablaban?

-Eso no es importante-me dijo y percibió mi tensión.-Me preguntó quien tú eras, por qué reaccioné así en la mañana cuando te vi, me pidió que regresara con él, me extraña y me quiere.

-¿No consideraste...?

-Nunca. Ahora estoy contigo-dijo mirándome a los ojos.-Soy todo tuyo y tú eres mío. ¿No es así?

-Sí. Estamos juntos... nosotros-dije con ganas de llorar. Sé que suena patético, pero así era como realmente me sentía.

Daniel me subió hasta su cuarto y me acostó sobre la cama. Me acariciaba con la mano el rostro mientras me besaba, introduciendo su lengua repetidas veces. Desprendió los botones de mi camisa sudada y levemente manchada de sangre y la abrió, dejando mi pecho al aire. Desabrochó la correa y los pantalones y acarició mi miembro ya despierto bajo mis calzoncillos. Se desnudó y dejó mi sexo en libertad que estaba duro como una asta. Sentía un acaloramiento en todo el cuerpo. Me empezó a lamer el escroto separando mis piernas, lo repasó a conciencia; empujó un poco mis testículos , lanzándoles estocadas con la lengua, para luego chuparlos por debajo hasta llegar a la carne que está justo detrás. Lamió un testículo, luego el otro. Retorcí las caderas, haciéndolas girar y el placer bombeó fuertemente todo mi cuerpo. Abrí aún más las piernas y aguanté su cabeza con mis manos. Empujé mi verga contra su paladar y la empujé dentro de su paladar. La chupó con largos y poderosos lametazos, haciendo pasar la lengua por ella, arañándola ligeramente con los dientes.

La cabeza me daba vueltas. Iba a eyacular en cualquier instante.

-Me vengo-le dije.

Sacó la verga de mi boca y me beso la punta, importunándome deliberadamente. Me puso bocabajo y volteé la cabeza para observarlo: untaba por toda la punta de su miembro la humedad que salía de él, hasta dejarlo lubricado. Cubrió toda mi longitud tomándome las manos y mezclándolas con las mías. Nuestras piernas se enredaron y metió la punta de su pene en mi ano. Di un pequeño respingo. Con lentitud fue metiendo su vara palpitante en mi recto mientras me besaba la espalda. Yo aguantaba contra la almohada el dolor de su entrada magistral, como cuando él llegaba al salón, con esplendidez y humildad, sólo que en esta ocasión la sumisión era de mi parte. Una vez adentro, comenzó a meter y a sacar su miembro de mi cuerpo, moviéndolo circularmente en algunos momentos. Deslizó sus dedos hasta mis pezones y los pellizcó. En ese momento eyaculé sobre las mantas, debajo de mi cuerpo.

Su respiración era agitada, casi desesperada. Apreté con mis nalgas su verga, sintiendo el líquido que salía de su interior mientras él gemía audiblemente. Esperé hasta que la última gota de semen saliera de él y el placer lo abandonara.

Se echó a mi lado y me volteé para mirarlo. Él se arrojó a donde mí esperando procurarme placer, pero ya yo me había venido. Él sonrió y recorrió su mano por el exterior de mi muslo hasta posarlo en mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo.

-Quiero tu corazón-dijo adormilándose.

-Ya lo tienes-le contesté durmiéndome también.-Tienes mucho más que eso.

-Lo sé. Tú también.

Sonreí. Luego me dormí.



FIN
Datos del Relato
  • Categoría: Gays
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Comentarios


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4 comentarios. Página 1 de 1
Carlos
invitado-Carlos 25-04-2005 00:00:00

ES PARA MI UN RELATO ENCANTADOR, MUY TIERNO, MUY LINDO, ESPERO QUE SIGAS ESCRIBIENDO

Pecesito
invitado-Pecesito 19-01-2005 00:00:00

Me encanto, y a mi compañeros de oficina tambien, estan tan emocionados e intrigados de como continua y tambien quieren saber como se dio desde un principio?, como fue la primera vez?, estaremos esperando. Felicidades Atte.

Ana
invitado-Ana 14-01-2005 00:00:00

Tu cuento es precioso. Entre romántico y erótico. Se nota que los personajes se quieren. Enhorabuena y sigue escribiendo asi Un beso

Elin D'vann
invitado-Elin D'vann 14-01-2005 00:00:00

Me encanto tu escrito me iso terminar como 2 veses si es sierto amense por que la vida algun dia se acavara cuidate y siempre protejete.

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