Todos perseguimos metas, sueños, deseos… sean estos de gran o pequeña escala, nos impulsan, son fuente de energía para nuestro ser. Los niños son soñadores y se entregan en un 100% a cada cosa, por eso irradian alegría, felicidad, son inagotables… A medida que vamos creciendo, trazamos nuestros caminos posibles, nos centramos en ciertos objetivos… pero no los renovamos y poco a poco se van haciendo más escasos, hasta quedarnos sin mucho por escoger...

Hablando con una amiga, me contó lo que ocurre en su casa. El padre es Ingeniero Industrial y estaba a punto de acabar su segunda carrera en Derecho. Iban de maravilla, tenía una empresa muy prometedora, un hogar ideal... Pero la crisis económica, los problemas con sus socios hundió los planes y terminó en la quiebra.

Desde allí todo se fue en picada, se desmoronó, a pesar que han pasado mas de 2 años no ha logrado sobre ponerse del todo. Malgasta el poco dinero que le entra en el Bingo y tragamonedas. Al principio no le decían nada por que pensaban que era un desfogue necesario. Pero las cosas fueron empeorando, hablaron con él, le pidieron que se ocupe mas de sus hijos, que use el dinero racionalmente. Hasta que se hartaron, para evitar pleitos, ahora simplemente le siguen la corriente. Cuando se encuentra en casa solo mira televisión y busca algún detalle para descargar su desdicha con cualquiera. Por eso lo evitan…Ni bien escuchan llegar su carro, desaparecen y se van a sus cuartos.

Que feo llegar a esos extremos ¿no? En muchos hogares las cosas marchan bien mientras los padres trabajan, pero cuando lo pierden el matrimonio se encamina hacia el precipicio… Alguna vez se han preguntado ¿por qué?

Nosotros necesitamos alimentarnos ¿no es cierto? El cuerpo requiere proteínas, carbohidratos, minerales, etc... al igual, el alma tiene sus necesidades... y la forma más común de recargar su energía es mediante la satisfacción producida por la realización personal... Existen otras como: el contacto con Dios, con él yo superior, con la naturaleza...

Todos los que están tras sus sueños, desprenden energía positiva, tienen un brillo especial, que puede ser fácilmente percibido. Se sienten contentos, realizados, inconscientemente están en contacto con su “Yo interno”, la rebosante satisfacción es contagiosa. Ganándose el amor y respeto de la mayoría.

Los que poseen diversas opciones, difícilmente se derrumban, tienen la capacidad de transmitir positivismo y mejorar su entorno. Pero los que no, al tocarles el fracaso se desorientan y dejan de alimentar al alma... entonces absorben energía de todo aquel que se cruce por su camino. Suena extraño e irreal, pero es algo que sucede todos los días... ¿Acaso nunca se han sentido repentinamente cansados y desganados con la presencia de determinadas personas?

Si la pareja, la familia que se sentía inicialmente energetizada con la presencia de dicha persona y luego solo percibe negativismo, pesadez... obviamente se cansarán y decepcionarán, produciendo la ruptura en la comunicación, aparición de los pleitos fuertes, hasta divorcios, como el caso que narro al principio... A mi parecer el fracaso en si, no es lo que realmente desilusiona a la pareja y allegados. Lo que más duele es ver como se desmorona, la incapacidad para sobre ponerse, la falta de iniciativa propia para superarse. Olvidan que el fracaso es parte de la vida y nos da la oportunidad de crecer...

Recuerden que la plenitud económica y material es muy frágil, por eso debemos tener otras fuentes que llenen nuestra existencia. Nunca dejen de lado el crecimiento y fortalecimiento interno, por que es la esencia que marca la diferencia entre un verdadero triunfador de un simple oportunista...


Kitsutani Kian Hernán Armando
09 / 10 / 01