Besos, besos azules, a mi alma, a mi pensamiento, besos como caricias que cubren huecos de soledad, besos de energía, de calor, de amor, de amistad, de franco cariño, de esos que se recubren por dentro, que se aislan para ser más fuertes, que se llenan de humedad.

Besos, besos azules a mi alma, a mis sueños, a mi buena voluntad, besos que surgen como caricias, besos que inflaman el corazón de una verdad, besos desprendidos, besos ensalzados, solo besos, sorpresa de besos, atrapados en un mirada, en una mano, en una voz, besos doblados en pliegues de amor, nunca desenvueltos en soledad.

Besos, solo besos, besos azules a mi alma, simples besos expresivos, volcados en una mano, en una espalda, en un cuello, en la mejilla, en la frente o en la dulce piel de una lengua deseosa de calmarse entre mis labios.

Besos, besos recogidos en una certeza, besos, tan solo besos azules... arropados con palabras suaves, con tranquilos deseos de calor, de amor, de amistad, de conocimiento, de atración, de pasión, de dolor, de ansiedad, besos, tan solo besos, simples besos de mil colores... esos que nadie contempla, esos que cada noche... lanzo a las estrellas y vuelven solos pero envueltos de esencia de verdad y me refrescan la cara.

Besos, besos azules hasta que mi alma se cure, hasta que sane en mi la profunda herida de un engaño con tintes de burdo sufrimiento gratuito, desmedido, desproporcionado a la intención, besos de palabras sencillas.

Necesito esos besos que alivien la carga de mis lágrimas.

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Dedicado a quien no me regala esos besos ni con una simple palabra de explicación. A cambio de nada te regalo besos azules de palabras, debería regalarte mi herida, pero tan solo te regalo besos... en la distancia.