Enfrente de unas repisas que tienen ropa interior colombianas, una gama de colores mieles tan buenísimas ajustables, que se encuentran personalmente Brooke acompañada siempre. Por el divino y el deseoso amigo, para comprarle lo que tanto lo excita que vista siempre Brooke.
En t-shirt y pantalón lycra pegado como ajustado de ahí, levantado de culo y enmarcar sus nalgas, el amigo le acaricia y le cosquillea con la punta de los dedos abajo de la nalga, entretanto Brooke se sobrepone así sobreprueba; sobre todo mide al estirar de cadera a cadera si es la talla pequeña o chica como sale en la etiqueta misma.
El amigo le deja la palma puesta al ver los modelitos de hilos dentales cacheteros colombianas. Se la está goloceando oportunamente sintiendo las fructíferas, obvió las maduras por supuesto las bellezas de nalgas.