LA SIRVIENTA PERVERSA I
Al día siguiente Nora se levanto y se ducho, salió y su hijo y Agwa estaban en la cocina, Nora le dio un beso a su hijo y evito la mirada con Agwa, se fue con su hijo, trabajo todo el día inquieta y pensativa, por la tarde fue al gimnasio, cuando se ducho se miro los pies y recordó la chupada que la había hecho Agwa lo que le volvió a provocar una calentura, se hubiese masturbado si no fuera un gimnasio. Salió perturbada no quería volver a casa y quedarse sola con Agwa, por su cabeza le paso la idea de despedirla, cómo tenía mucho tiempo fue a hacerse la manicura en pies y manos.
Cuando volvió a casa, su hijo ya la esperaba y Agwa tenía la cena preparada, Nora ceno con su hijo y Agwa se quedo en un rincón callada, fregó los platos y dejo recogida la cocina y Nora se fue a dormir.
El fin de semana su hijo iba a pasarlo a Madrid con su padre, aquella mañana Agwa le pidió permiso para cogerse la tarde libre, Nora se fue a trabajar y por la tarde llevo a su hijo a la estación del Ave, luego paso por el supermercado, compro varias cosas y se fue a su casa, se ducho y se puso cómoda una falda y un jersey viejos pero cómodos, se preparó la cena y de postre se había comprado una fresas y un spray de nata, notó como se abría la puerta y apareció Agwa, iba vestida informal como el otro día, Nora no pudo evitar mirarla.
- ¿Has cenado? -le pregunto Nora - hay algo de cena en la nevera.
Agwa abrió la nevera y saco un poco de embutido lo puso entre dos rodajas de pan de molde y lo comió de pie.
- ¡Anda ven y siéntate! - le dijo Nora rompiendo el hielo.
Agwa cogió la silla y en vez de sentarse enfrente o al lado de Nora se sentó pegada a ella, se termino el bocadillo, las piernas de Agwa quedaron entrelazadas con las piernas de Nora.
Nora le señalo las fresas y el spray de nata, Agwa hizo un gesto con la cabeza.
- ¡Dámelo tú! - le susurro Agwa
Nora la miro sorprendida, la empleada dándole ordenes a la dueña, se miraron fijamente y Nora cogió una fresa, le hizo un gesto para preguntar si quería nata, Agwa hizo un gesto con la cabeza y Nora le puso un poco de nata a la fresa y Agwa acerco la cara, Nora le puso la fresa en la boca y se la comió.
- ¡Dame otra! - le volvió a decir Agwa.
Nora la miro enfurecida, pero Agwa aguanto la mirada y Nora empezó a disfrutar de aquel juego que le proponía, cogió una fresa y le puso nata y la volvió a llevar a la boca de Agwa que se comió la fresa, Nora se quedo mirando como su dedo estaba lleno de nata, la mano de Agwa le cogió el dedo y se lo llevo a la boca y lo chupo lentamente, le pasaba la lengua por el dedo y luego cogió otro dedo y empezó a chuparlo, Nora soltó un suspiro y notó como la mano de Agwa se colaba por debajo de su falda y le acariciaba el coño por encima de las bragas.
Se miraron fijamente y Agwa le paso la mano por la nuca y la atrajo hacia ella y la beso en los labios, Nora no reacciono y la volvió a besar esta vez dándole la lengua, Nora encontró la lengua de Agwa muy suave y sensual y se fundieron en un morreo, las manos de Agwa se colaron por debajo del jersey y le acariciaron las tetas.
- ¿te has pintado para mí? - le pregunto la filipina al ver las uñas pintadas
Nora le hizo un gesto con la cabeza y Agwa la volvió a besar y a darse la lengua mientras las manos de Agwa le subían el jersey, Nora subió los brazos y dejo que le quitara el jersey.
- ¿Tú hijo se ido todo el fin de semana? - pregunto Agwa que se puso detrás de Nora y empezó a masajearle las tetas por encima del sujetador y a besarla por el cuello.
- ¡Sí! - murmullo Nora - ¡estamos solas!
- ¿Sabes lo que te voy a hacer? - le susurró Agwa.
- ¿Qué me quieres hacer? - susurraba Nora.
-¡Té voy a poner bien cachonda! - le susurro al oído - ¡Y luego te follare bien follada!
Agwa la besaba por el cuello y sus pequeñas manos acariciaban los hombros y bajaban y le manoseaban las tetas, se tomo su tiempo, Nora alargaba el cuello para permitir que Agwa la besase y podía notar como la lengua de Agwa le subía por el hombre y buscaba su oreja y acababa mordiéndole el lóbulo, tenía la respiración agitada y suspiraba plácidamente cerrando los ojos y dejándose llevar por las placenteras caricias.
- ¡El primer día que te vi me imagine follarte! - le susurraba la filipina al oído mientras sus manos le bajaban los tirantes del sujetador - ¡me gusta como huele tu piel!
Las manos de Agwa le bajaron lentamente el sujetador y los pezones de Nora empezaron a quedar al descubierto, que presa de la excitación busco la boca de Agwa y le dio unos picos, Agwa la acabo de bajar el sujetador y empezó a pellizcarle y masajearle los pezones.
- ¡Que tetas que tienes guarra! - le susurró Agwa masajeándolas con las manos y apretándolas y estrujándolas - ¡Te voy a comer las tetas toda la noche!
Nora se agitaba sentada en la silla, estaba experimentando una nueva forma de sexualidad y sus últimas relaciones con su marido no precedían de una excitación previa tan profunda.
Agwa la cogió de la mano y la llevo a su habitación, en medio del pasillo la arrincono contra la pared, le levanto las manos y empezó a besarla, luego bajo la lengua por su pecho y le comió las tetas, sus manos le agarraron firmemente las tetas y empezó a morderle los pezones, Nora soltaba gritos placenteros y Agwa le lamia lentamente los pezones excitándola.
- ¿Qué me haces? - murmullo Nora con la voz entrecortada - ¡Cómo me pones!
- ¡A ver como tienes el coñito! - le dijo Agwa llevando sus manos debajo de su falda, una de sus manos le apartó las bragas y la otra le acaricio la raja - ¡Tienes el coñito muy mojado!
- ¡Hace tiempo que nadie me toca ahí! - murmullo Nora - ¡Soy muy tímida!
- ¡Me gusta que tengas pelos en el coñito! - le dijo Agwa mientras cerraba la mano y le estiraba de los pelos - ¡voy a hacer que te vuelvas loca!
Nora tenía pegada la espalda a la pared, su coño estaba a punto de estallar de excitación y se abrió de piernas para facilitar su acceso a Agwa, esta notó la entrega y le paso un dedo por la raja estimulándola, Nora soltó un grito y su espalda se arqueaba instintivamente y ofreciendo más su coño.
- ¿Tú marido te comía el coño?
- ¡Sí! Pero no era su mejor virtud.
- Yo te voy a comer el coñito de puta madre - le anuncio Agwa - ¡Te voy a apartar los pelos y te voy a dar con mi lengua hasta que te corras!
Agwa le metió dos dedos en el coño y los movió doblándolos y metiéndolos y sacándolos, Nora empezó a chillar mientras se abrazaba al cuello de su empleada.
-¡Que coñito más apretadito! - le susurraba morbosamente - me encanta tu coñito.
La excitación y tanto tiempo sin sexo, así como la nueva forma de sexualidad llevaron a Nora a tener un orgasmo, chillo y se dejo caer al suelo espatarrada, Agwa se agacho con ella y la beso mientras sus dedos seguían entrando y saliendo de su coño, saco los dedos y se los mostro a Nora, estaban empapados y en el suelo quedo un charquito de fluidos vaginales.
- ¡Me gusta cómo te corres! - le susurro sonriente Agwa - Voy a hacer que te corras toda la noche.
Nora le apartó los dedos avergonzada y a la vez complacida, busco la boca de Agwa y la beso con pasión.
- ¡Hace tiempo que no me corría así! - le confesó con una sonrisa - ¡me he vuelto loca!
Agwa le hizo un gesto para que se levantara y cuando lo hizo la abrazo y estuvieron un rato besándose y dándose la lengua, solo se escuchaban los sensuales chasquidos que hacían sus labios al besarse, Agwa le volvió a lamer los pezones.
- ¡Me encanta que me hagas eso! - le confesó Nora - ponme caliente otra vez.
- ¡Quiero comerte el coñito! - le murmullo Agwa empujándola hacía la habitación.
Nora la obsequio con una sonrisa burlona, no podía imaginarse que desde aquel momento se convertiría en el juguete sexual y la putita de su perversa empleada.