Esta tarde al llegar del trabajo a casa Mica se me abalanza y me da un beso de los de las celebraciones. Me come la boca, me mete la lengua hasta la garganta, se frota contra mí restregándose los pechos y me pone una mano en el paquete y me lo aprieta. Mi reacción es corresponder a tan efusivo recibimiento.
No me extraño porque es mi cumpleaños y siempre me reserva alguna sorpresa en días señalados. Al separarnos veo en sus ojos lo excitada que esta y como es habitual en estos casos, le meto la mano por debajo del vestido y le pellizco suavemente el pubis.
Contrariamente a lo esperado, saca la mano y me dice que aún no es el momento de follar. Me mira con cara de pícara y me dice que me tiene reservada una sorpresa muy especial. Y añade que no me rompa la cabeza intentando adivinar de que se trata, porque no lo voy a adivinar. Mira su reloj de muñeca y me dice que me tome una cerveza mientras ella se va a preparar, porque en media hora llegan los invitados.
Veinte minutos más tarde la veo aparecer en el salón con un vestido negro brillante, totalmente ceñido, que le llega escasamente a la altura del culo. Se me acerca y me pone el sexo delante de la cara, sus ingles huelen a su perfume especial. Le paso la mano por el culo y noto el fino látex del vestido. Esto solo puede significar que vamos a follar como animales. Lo que no se es con quien lo vamos a compartir.
Suena el timbre de la puerta de casa y Mica se apresura a abrir. Tarda más de lo normal en aparecer en el salón con los invitados. Mientras, estoy a la expectativa por ver con que amigos vamos a follar. Cuando les veo me quedo un poco cortado y pregunto a que hora vienen los demás.
La respuesta de mi mujer me deja perplejo. Ya estamos todos, me dice. Detrás de ella están dos tíos bastante musculados, uno es rubio y muy blanco de piel, el otro es moreno y bastante oscuro de piel. Me los presenta y me dice que uno es ruso y el otro argelino, son compañeros suyos del gimnasio y de total confianza.
Entiendo que los dos se vallan a follar a Mica, lo que no me cuadra es que pinto yo allí, mi mujer sabe perfectamente que a mí el rollo gay no me va. Tan solo una vez, por complacerla, se la metí por el culo a un amigo suyo mientras él la penetraba y no me he hizo especial ilusión.
Me dice que es mi sorpresa de cumpleaños e inmediatamente ato cabos. Muchas veces le he comentado, medio en guasa y mientras follamos porque le encanta que le diga guarradas, que cualquier día me voy a traer a dos amigos a casa para que se la follen mientras yo solo disfruto mirando.
Le digo que no será tan puta de follárselos delante de mí y no hay una sola tía más, aunque solo sea para chupármela mientras disfruto del espectáculo. Me mira y niega con la cabeza mientras se cara esboza una sonrisa. Se acerca a besarme y me dice que al final ella misma hará que me corra. Mientras tanto, solo puedo mirar como abusan de ella, porque tienen carta blanca para hacerla lo que quieran. Ese es el trato con ellos.
En mi mente tengo sentimientos encontrados. Por una parte, seguro que me encanta ver a Mica sometida a los tíos que tengo delante. Por otra, lo de solo poder mirar y al final ni siquiera poder disfrutar de otra tía cuando ella se lo ha montado por su cuenta con dos, me jode bastante. En cualquier caso, como ya está hecho, pues a disfrutarlo.
Echa las manos hacia atrás y las pone sobre los paquetes de los tíos. Ellos se pegan a ella y cada uno le acaricia un pecho. Sus pezones reaccionan y le ponen de punta, es imposible no notarlo a través del látex. Cada uno le coje un pezón y lo estiran hacia arriba. Ella cierra los ojos y gime.
Ellos se deshacen de su ropa y se quedan en pelotas. Mica desciende hasta tener la cara a la altura adecuada y las pollas reaccionan sabiendo lo que viene ahora. La del ruso tiene un tamaño normal tirando a grande, parecida a la mía. La del árabe hace que casi se me salgan los ojos de sus órbitas. La tiene descomunal, no solo es larga, lo que más llama la atención es el grosor.
Mica se mete la del ruso en la boca y se la folla unas cuantas veces. Cuando es el turno del argelino solo se puede meter parte del capullo porque no le cabe en la boca. Aún así le pasa la lengua y le presiona en la punta. La polla reacciona y se empalma. Joder, da miedo pensar que va a ensartar a Mica semejante cosa.
La incorporan y le suben el vestido a la cintura. El ruso estira el vestido a la altura de los pechos hasta rompérselo y se los deja al descubierto. Cada uno le come un pecho mientras sus dedos desaparecen dentro de mi mujer, por delante y por detrás.
Entre ambos la levantan en volandas por encima de sus cabezas y cada uno le ensarta la lengua por un agujero, el ruso por delante y el argelino por detrás. Tardan poco en hacer que empiece a dar gritos cuando los orgasmos se desencadenan uno detrás de otro. La conozco bien y se las veces que es capaz de correrse seguidas, sobre todo cuando la chupan.
La bajan con el cuerpo totalmente pegado al de ellos. El moreno le acopla la polla por delante y le pone las piernas alrededor de su cintura. El ruso se pone saliva en la mano y se la unta en la polla, palpa el ojete de Mica con un dedo y acerca la polla. Con cuidado, pero con determinación, se la mete por detrás.
Entre ambos la levantan y la dejan caer a plomo con las pollas dentro. Ella se revuelve buscando sentirles todo lo que pueda. Imagino que la polla de delante está haciendo estragos, aunque parece no importarle a judgar por los gritos que pega cada vez que la ensartan.
Se ha corrido dos veces más con las penetraciones y la bajan al suelo. Se arrodilla, ambos se colocan a su lado y ella se la chupa por turnos. El primero en correrse es el ruso y lo hace sobre su cara. Ella se restriega el semen por las mejillas y los pechos mientras se la chupa al árabe. Cuando este descarga la pilla con la boca abierta y parte va a parar dentro. Ella deja salir el semen y como hizo anteriormente se lo esparce por la cara y los pechos.
Mica viene hacia mí. Sabe que tengo que estar cardiaco por el espectáculo que me han brindado y necesito eyacular. Me saca la polla del pantalón y se la mete hasta la campanilla, relaja los músculos para poder deslizarla por su garganta y luego los tensa para hacer que me corra.
Se incorpora, se acerca a los chicos, da las gracias y un beso a cada uno. A mí me hacen una señal de saludo y ambos se marchan. Es la hora de follar solos mi mujer y yo.