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EL CHICO DE LAS COMPUTADORAS
Había empezado a trabajar haciendo pequeñas arreglos en computadoras. Iba a domicilio. Tenía bajo mi cartera de clientes, no se si es exagerado llamarlos así, bueno era un edificio en pleno centro. El mismo constaba de 12 pisos con un departamento en cada piso. O sea era un edificio de gente con poder adquisitivo.
Me llamaban y allí iba yo. Conocía a todos los clientes de aquel edificio. Algunos eran muy secos. En la mayoría me atendían los empleados. Ya que los dueños ni siquiera querían ver al pibe que venía a ver las computadoras.
En el décimo vivía una señora grande. Ella estaba muy bien. Con mi edad todo lo que pasaba delante de mí me calentaba esa es la verdad. La señora era casada y convivía con su esposo. A veces iba y me encontraba con los nietos. Algunos tenían o andaban cerca de mi propia edad. Por eso siempre se le metía algún virus a las computadoras. Los chicos las agarraban y se metían en cualquier página y bueno cuando esta gente la quería usar siempre tenía algún inconveniente.
Una de tantas veces que fui me atendió una vez mas la señora Sara.
__¡Hola viniste pronto!!__ comentó la mujer abriendo la puerta.
__Sí el día estaba tranquilo
__Mejor, pasa, pasa…__ entré.
__Es esta máquina, no se que le paso
__Bueno ahora la miro
__¿Quieres tomar algo?
__Un poco de agua ¿Puede ser?
__Sí claro__ me puse a trabajar en la computadora. Me sentía observado. Giré la cabeza.
__¿Te molesta que este aquí?
__¡Para nada señora…
__No me digas señora, sabes que me llamo Sara ¿O te parezco tan vieja?
__¡No claro que no!¿Usted no es vieja!!__ dije yo y ella sonrió la pude ver y continúe
__Es una señora muy linda__ ella sonrió halagada
__¿Te parece?
__Si, usted me gusta__ le decía mirándola, se ruborizo__ Usted podría volver loco a cualquiera…
__Tienes la edad de mis nietos
__Y que tiene, tengo ojos y la he visto, como se mueve, como camina, como mueve sus manos y sus labios…
__Cualquiera diría que te gusto bastante
__Por supuesto que me atrae, me gusta, no quiero ser irrespetuoso
__Sigue, sigue
__Me gustaría acostarme con usted, eso me gustaría__ en eso sonó el teléfono. Ella me miro y se perdió por la casa.
Después de varios días de aquella conversación recibí la llamada nuevamente del departamento. Me fui muy caliente. Pensando que tal vez se daría el de acostarme con esa mujer. Aunque pensé que también solo podía estar calentándome y nada mas. Solo coqueteando.
Llegué al departamento y llame. Me abrió un señor muy elegante, para mi sorpresa, muy alegre y de buen humor.
__Tu debes ser el chico de la computadora__ dijo
__Soy yo
__¡Pasa, pasa, mi nombre es Benito
__Yo soy Quique__ entré mientras el me soltaba la mano. Lo seguí.
__Ven por aquí, sígueme…__ iba detrás de el. Llegamos a una sala con una enorme televisión. Un ventanal que cubría casi toda la pared y por allí entraba un sol enorme. La habitación constaba, además, de un juego de sillones muy grandes, todo era grande y de colores claros, pero muy lindos. Agradaban a la vista.
__Ya te traeré la net__ dijo Benito
__Esta bien
__Siéntate, Quique, dijiste, siéntate__ nos sentamos enfrentados el siguió diciendo
__Eres muy joven Quique, casi como mis nietos, fíjate
__Sí, sí algo me había comentado su esposa
__Sara
__Sí, sí, Sara, eso es…__dije extrañado por aquella conversación
__A propósito me ha comentado que la halagas
__Perdón, es que…__trate de decir algo
__No, no está bien, no es nada malo, no te justifiques, Sara es muy apetecible, entiendo que hombres y jóvenes como tu quieran, bueno ya sabes
__Pero…
__Pero nada, nada Quique, que no hay problema
__¿No?
__Claro tu quieres cogerla, vamos, llamemos a las cosas por su nombre, bien, bien__ diciendo esto se había sentado a mi lado. Tomo una de mis manos y sin muchas vueltas la llevo colocándola en su entrepierna. Miré sorprendido. No atine a nada. Sentí algo duro.
__Ves ya estoy casi duro, vamos, acaríciame, hazlo__ dicho esto me ayudaba a tocarlo suavemente. Sentía a través de la tela de la bermuda como su animal se iba levantando.
__Por supuesto no tendrás quejas, si quieres a Sara, primero estoy yo, no seas tímido__ al decir esto Benito se abrió un poco la bermuda y metió mi mano sobre su calzoncillo. Sentí mas cerca la carne que cobraba vida.
__¡Ves como está!! ¡Le gusta tu caricia!¡¡Busca, busca anda, no seas tímido!!__ entre corriendo la tela, bajando casi sus calzoncillos. El me ayudó a correr del todo su calzoncillo y su bermuda se bajó hasta las rodillas. El animal saltó erguido y cabezón. Mi mano lo tenía atrapado. Benito estaba muy caliente. Se notaba. Y yo estaba poniéndome muy cachondo. El hombre suspiraba. Yo lo masajeaba despacio, el se estiraba apoyándose en el respaldo del cómodo sillón. La verga se le ponía cada vez mas dura. Su agitación crecía en la medida que su aparato subía al techo. Se puso de pie. Frente a mi. Su vergajo quedó a la altura de un bocado. Sin que me dijera nada. Atrapé con mi boca aquel pedazo. Enseguida me pareció delicioso. Lo tragué sin miramientos. Lo hundí en mi boca y noté como Benito comenzaba a cogerme la boca. Iba y venía dentro de mis fauces hambrientas. Ahora estaba realmente alzado. Mi pija estaba al máximo.
__¡Oh, Quique que bien la mamas, sigue, sigue, es toda para vos!!! __me decía empujando mi boca contra su aparato. Se quitó la remera. Yo con una mano me aferraba a una de sus nalgas. Benito era un tipo de cuerpo bastante conservado. Su culo comenzaba a gustarme. Acariciaba también sus nalgas. Y me fui corriendo despacio hasta su agujero. Hundí un dedo.
__¡¡Eres atrevido, pero sigue, mete tu dedo, ahhhhhh, enseguida yo te cogeré, luego veremos!!!!__ Benito estaba sacado. Dejo que enterrara mis dedos en su jugoso culo. Lo gozaba. Su pijota era ya una piedra. Se detuvo. Hizo que me pusiera de pie. Me ayudo a quitar la ropa. Mi verga saltó a la vista. El hombre la acarició un momento. Ahora gemíamos los dos. Me giro y quede dándole la espalda. Acarició mi pecho. Se acercó a mi y besándome el cuello, acariciaba con su espada mis nalgas. Hizo que me pusiera con las rodillas sobre el sillón. Me besó las nalgas. Les paso prontamente la lengua. Con sus manos abría y cerraba mi culo jadeante. Hasta que por fin llegó con su lengua a mi orificio. Lo repasaba. Su lengua penetraba mi abertura que cada vez más se dilataba. De vez en cuando pasaba su lengua por mis bolas llenas. Pero era fugaz. Volvía rápido a mi anillo abierto. Pellizcaba mis nalgas. Las mordisqueaba. Finalmente se levantó. Apoyo su cabezota en mi agujerito y empujó lento. Se fue abriendo paso en mi canal. Yo gemía y el resoplaba mordiendo y lamiendo mi oreja. Se aferraba con fuerza a mis tetillas. Las acariciaba.
__¡¡¡Ahhhh que culo apretadito y sabroso, ahhhh, que lindo Quique!!¿Lo gozas?
___¡¡¡Ohhh sí quiero tu verga, dámela!!!
__¿Te vas a coger a Sara luego, ehh, ahhh, ehh?
__¡¡¡¡Sí, si la quiero la quiero!!!__ me hamacaba chocando contra sus bolas. Me había enterrado por completo. Estaba clavado a Benito. El se movía despacio. Sin apuro. Yo sentía su afilado y grueso pistón llenándome el culo. Me bombeaba de pie. Yo lo atacaba con mi cola. Lo chocaba. Benito se había apropiado de mi pija y la sacudía. Enterrado como estaba nos fuimos corriendo y quedo sentado el en el sillón y yo sobre su herramienta alzada y rocosa. Subía y bajaba de aquel palo jugoso. El apretaba mis tetillas que permanecían duras y firmes. Me mordía el cuello. Lo besaba. Ahora masajeaba mis bolas y mi pija.
__¡¡Oh Quique, Quique, tienes un culito hermoso, se siente tan bien, ¿Quieres mi leche?
__¡¡Claro papi, quiero tu leche, dámela, dámela!!!!
___¡¡¡Aggghhhhhh!!!!__ casi gritando y mordiendo mis hombros Benito fue largando su leche en mi canal profundamente. Sentí los chorros subiendo y llenándome sin descanso. Mi leche brotó raudamente y el hombre la recibió en sus manos. El líquido se desparramó por todo el sillón.
Benito se relajó. Su dureza no. Su verga latía en mi cola bañada de semen. Con sus manos jugaba con mi pija semi caída. Acariciaba como al descuido mis bolas un poco más flacas. Me lamía el cuello. Yo me giré y busqué sus labios totalmente emputecido. El tomo mi barbilla y abriendo su boca me traspaso con su lengua ardiendo. Nos besamos. El no sacaba su verga de mi interior. Yo me movía despacio. Aún la sentía muy dura.
__¡Oh que deseo, que ternura, ohhh, eres un buen chico Quique, me has gustado mucho!!!__ diciendo así me volvía a besar. Yo sentía que su vergota no dormía.. con una de mis manos sostenía sus pelotas grandes. Las tocaba gustoso. El gemía con su cabeza ahora recostada sobre el respaldo. Yo empezaba a moverme sobre el. Notaba que estaba encantado.
Estábamos así cuando entró en la sala vestida con una bata de color rosa, Sara. Se acercó a nosotros sonriendo.
__¡Estas haciendo de las tuyas querido!!__ le comentó a su esposo mientras se acercaba y le estampaba un beso en la boca. Ella me miro. Mi verga se balanceaba. Se acercó a mi y me besó sin vueltas. Lamió y chupó me lengua. En tanto Benito desataba su bata y aparecían unas tetas hermosas ante mi. Ella con su mano llegó a mi pija. La toco dulcemente. Dejó mi boca. En tanto su esposo Benito dentro mío se movía despacio pero con su pijota alzada otra vez. El cuerpo de Sara era firme. Cuidado. Bello. Se acercó a mi. Besé sus tetas. Lamía sus pezones. Las tome entre mis manos y las comencé a chupar con hambre. Ávidamente. Hacía mucho que las deseaba y ahora las tenía en mi boca. En tanto sentía como mi culo ardí en llamas con el fierro de Benito en mi. Ella gemía gustándole. Me acariciaba el cabello. Yo apretaba sus tetas. Las amasaba. Volvía a comerlas insaciable. Mi saliva bañaba las mamas. Chorreaban. Sus pezones estaban muy duros. Levantados. Yo los gozaba y ella también la estaba pasando bien. Benito de pronto detenía sus embates. Quedaba quieto. Utilizaba mis propios movimientos. Su vara me calzaba perfecto. Profundo.
Ella se agachó y se colocó de rodillas. Atrapó mi verga y se la metió en la boca. Mis gemidos retumbaron. Ella le paso la lengua. Gozando el momento. Su saliva bañaba mi aparato. Miraba su cola todavía turgente. Parada. Deseable. Sara besaba mis pelotas. Metía su lengua allí. Las recorría. Ella chupaba mi miembro. Lo mamaba. Benito volvía a moverse. Me apretaba las tetillas. Y buscaba mi boca para volver a besarme. Despacio muy lentamente fue largando leche otra vez dentro de mi cuerpo que temblaba. Ella apuraba sus mamadas y me masturbaba. Mi pija estaba como roca.
Benito salió de mi. Sentía como un manantial corriendo entre mis nalgas. Sara dejo que me sentara en el sofá y ella abriéndose de piernas se sentó sobre mi estaca. Comenzó a cabalgarme. Sabia. Dulce. Llegó a mi boca y me cedió su lengua. Raspaba sus dientes hermosos y blancos muy conservados aún. Ella se volvía salvaje. Agresiva. Mordía mi boca y mi cuello. Mis manos sobaban sus nalgas. Retorcían sus tetas. Las exprimían. Ella daba saltos sobre mi. Cabalgaba de forma descomunal
__¿Y te gusta Quique, te gusta?__ me preguntaba sonriente Benito. Disfrutando
__¡¡¡Ohhh sii, claro, ahh, ahh, ohh, si sí!!!__ le respondía yo. Asaltado por aquella mujer entrada en años que parecía tan juvenil y tan distinta de la señora que me atendía cuando iba a arreglar su computadora.
Benito se acercaba a su mujer y le acariciaba las nalgas. Le besaba la espalda. Ella gemía y saltaba sobre mi. Sara se abrazaba a mi. Me tiraba los brazos al cuello. Empecé a apretar los dientes y fui largando mi líquido dentro de aquella mujer hermosa. Me vacié quedé abrazado con ella. Benito besaba el cuello de Sara. Pasaba su lengua por las orejas y la acariciaba tiernamente. Sara se retiró de mi. Quedamos sentados uno al lado del otro. Mi pija caía a un lado. La de Benito estaba dormida. En medio de nosotros estaba Sara. Benito la besaba. Ella lo besaba. Yo chupaba las tetas de aquella hembra en celo. Ella acariciaba el pecho de su esposo. Luego acariciaba y besaba mis tetillas. Las mordisqueaba. Pasaba su lengua.
Sara acariciaba mis bolas. Mi verga trataba de alzarse. Ella pasaba sus delicados dedos por sobre mi estaca. Mientras me chupaba la lengua. Nuestras salivas iban y venían. Benito acariciaba mi pecho y besaba mis tetillas. Me mordía. También pasaba su mano por mi pija que ya estaba cobrando vida. A la vez mi mano entraba en las nalgas de Sara. Con mis dedos buscaba el aro de aquella mujer. Lo masajeaba. Le daba vueltas. Lo hundía allí. Sentí una boca en mi verga, era Benito que andaba gateando y se metía en la boca mi garrote que crecía a pasos agigantados. Sara me trepó y comí de un bocado su conchita que chorreaba jugos por todos lados.
__¡¡¡Ohhh si Quique, chúpame la concha, ohh, así, así, ahhh, ahhh!!!__ mi lengua se hundía en aquella cueva de fuego. Rosa, roja, con gusto a miel. Sabrosa. Mi saliva bañaba los labios de su vagina en llamas. Mi verga estaba otra vez dura. Benito le daba unas mamadas tremendas. Era un glotón. Tragaba y tragaba. La repasaba con su lengua y la volvía a comer en forma bestial.
__¡¡Ahh, que linda verga tienes chico!!!__ gemía Benito. Mi boca furiosa atacaba la vulva chispeante de Sara. Benito se comía las bolas. Y volvía a treparse a mi mástil.
Estuvimos un rato así. De pronto todo se detuvo. Ellos me tomaron de las manos, como si fuera un niño pequeño. Me condujeron a través de algunos pasillos. Entramos en una enorme habitación a media luz. La cama era muy grande.
Los tres desnudos caímos en una maraña de abrazos, caricias, besos, chupadas. Benito se colocó en cuatro patas y mirándome me pidió que le chupara el culo. Allí fui. Metí mi lengua entre sus cachetes regordetes. Sus gemidos fueron in crescendo. Sara me masajeaba la verga. Y de vez en cuando me acariciaba el anillo. Mis succionadas hacían clamar al hombre. Cuando no di más. Me incorporé y guiando mi mástil lo conduje a la entrada de Benito que se contoneaba feliz de sentir una pija en su entrada. A los pocos momentos toda mi pija se había perdido en el túnel de Benito que gemía y se movía enloquecido de tener una pija en el culo. Sara observaba la escena. Se colocó de frente a su marido y lo besaba furiosamente. Yo iba y venía en el canal del hombre. Mis bolas golpeaban en las cachas. Las aferraba fuertemente. Me prendía a sus caderas. En un momento Benito se detiene. Gira su cuerpo. Sara aprovecha y se mete mi pija en la boca. El hombre se coloca frente a mi con la espalda sobre la cama. Levanta sus piernas y las coloca sobre mis hombros. Busco su agujero y lo vuelvo a penetrar. Hasta lo mas profundo. Sara pone en la boca de su esposo sus hermosas tetas. El hombre las chupa. Las mordisquea. Los suspiros y gemidos cubren la habitación. Bombeo a Benito y pellizco sus tetillas. El se retuerce febril. Gime. Sara besa ahora el mástil de su esposo que se alza. Lo mete en su boca. Comienza a succionar. Lo baña en su saliva. Acaricia con su boca la barriga que quiere ser prominente y vuelve a engullir el falo erguido y salobre.
En un momento nos colocamos de costado. Ella entonces se acerca al pijón de Benito y se lo ensarta fácilmente en su cola. Ahora los tres nos unimos a un ritmo. Vamos y venimos como si fuera una ensayada coreografía. Nos sacudimos insaciables. Comenzamos a acelerar y me vació dentro del culito de Benito y el hace lo mismo dentro de Sara que gime como una gata preciosa y salvaje. Casi a los gritos tiene un orgasmo tras otro. Luego todo se detiene. Nos quedamos quietos unos instantes para luego ir separándonos lentamente.
A partir de aquel día no dejaron de llamarme para que siguiera arreglando sus computadoras. Ellos también me consiguieron amigos suyos para que les fuera a reparar sus máquinas. Todos los días tenía trabajo que realizar. Un trabajo que realizaba con infinito placer.-
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