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Así fueron pasando los días y todas estas situaciones que me fueron ocurriendo, producían mas confusiones en mis pensamientos, por un lado estaba Marisol, cuyos momentos compartidos eran inolvidables, no se si por su dulzura, su forma de tratarme, la suavidad de sus caricias y la manera de hacerme disfrutar, me resultaban fascinantes, pero también estaba latente el recuerdo y la forma de como me había empalado a mi hermano, al recordar como lo había gozado y de que manera, me producía un cosquilleo en mi coño produciendome una gran calentura, quizás fue esta sensación la que despertó en mí esos deseos y ansias locas de entregarme a papá; quería ser suya, sentirme mujer entre sus brazos. Pero estos secretos que eran sólo mios, no serían compartidos por nadie.
Tenía muy bien guardadco mi trofeo de guerra, el bóxer de papá, que aún conservaba el olor a su semen, ese líquido maravilloso que algún día quería degustarlo. Recordaba la noche cuando sentada en sus rodillas, había deslizado sus manos cariñosamente recorriendo mis piernas hasta tocar mi tanguita, ese deseo se había convetido practicamente en una obseción hacia mi parte, en un sueño, en una fantasía que haría realidad, derribando cualquier barrera que se interpusiera para lograr mi objetivo.
Felizmente el camino empezó a aclararse antes de lo que yo me imaginaba.
Se acercaban las fiestas de fin de año; la empresa donde trabajaba papá, como siempre ofrecía una comida a sus empleados, en reconocimiento al esfuerzo y a la buena gestión de producción. A esta comida debía asistir mi padre en compañía de mamá.
-debes comprarte un vestido para la cena , Silvia.
-no es necesatrio tengo uno casi nuevo, respondio mi madre...
-Pero el problema surgió tres días antes de la celebración, cuando mamá le comunicó a papá,. que le era imposible asistir por cuando justo el día de la fiesta le correspondía turno de noche.
-papá, saltó como un león enjaulado...enfurecido.
-pero como...no puedes perdir un permiso especial?
-no es posible dijo mamá...
Pero el problema tiene solución Alberto...no es para que te enfades tanto.
-por qué no vas con Beatríz y ella me reemplaza?
-al oir mi nombre, quedé sorprendida y papá reaccionó...
-podría ser, no es mala idea-
-tú...mi Bebita me acompañarías?
-sí papá...sí...me encantaría-
El problema quedó solucionado, mi madre se encargó de ajustar el vestido a mi talla, y el día de la cena por la mañana, me llevó al salón de belleza, según ella debería lucir lo mejor posible.
Aquella tarde ella misma me ayudó a ponerme el vestido, calzar mis zapatos nuevos de taco, deslizó su collar de diamantes en torno a mi cuello y unos aretes que daban el tono. Al pararme frente al espejo, mamá exclamó:
-HIja mía, pareces una actriz de cine...
Me tomó del brazo y me condujo donde papá me esperaba, este al verme quedó por unos segundos sin habla...luego expresó:
-de donde salió este hermoso angelito?-
-es mi hija Bebita la que ven mis ojos?
Me sentía contenta y feliz, que papá me llenara de elogios.
Nos despedimos de mamá, y nos fuimos a la fiesta.
La entreda al lugar del evento me produjo un gran nerviosismo. Sentía miles de ojos que me observaban y se clavaban sobre mis espalda a medida que avanzaba por el pasillo de ingreso. Yo del brazo de papá sentía flaquear mis piernas, tratando de mantenerme lo mas erguida posible, él se notaba orgulloso mostrando su hija a todo el mundo.
Las presentaciones eran múltiples y las frases repetitivas...
-uf, que hermosa hija tienes Alberto...
-Su hija es toda una señorita, encantada de conocerla...
-te felicito Alberto, tienes toda una doncella.
-hola mi niña, eres un ángel alcancé a escuchar a una señora...
Pero donde papá sacó a relucir todo su orgullo, fue cuando me presente a uno de sus jefes.
-Sr. Morales...mi hija Beatríz...
-que hermosura tiene Alberto...lo felicito.
Ya una vez sentados para la cena, vinieron los típicos e interminables discursos aburridores de siempre, luego todo tipo de degustaciones exquisitas fueron desfilando por nuestra mesa, traídas por mozos impecablemente uniformados, yo, al lado de papá me sentía la mujer más felíz del mundo, y en el afloraba ese orgullo de mostrar a todos sus colegas de trabajo y esposas, a su hija adolescente de 17 años, sin dejar de mencionar que mi presencia había cuasado cierto grado de envidia en las mujeres mayores allí presente. La comida estuvo acompañada de una gran variedad de vinos, a cada momento yo y papá alzabamos las copas junto a los demás comenzales, lo que me fue produciendo un poco de mareo y sintiéndome contenta.
Ya, al término de esta, el anfitrión del evento tomó un micrófono y anunció por los altavoces...
-queridos amigos, y ahora que siga la alegría, los invitamos a todos a la pista y que comience el baile...
Se produjo una estampida y un gran alboroto, todas las parejas buscaban un espacio para bailar, papá me tomó del brazo y dijo:
-Y usted mi reina me acompañaría al centro de la pista?
Me sentía caminar entre laa nubes, explotaba de felicidad...
Comenzamos a movernos al ritmo de la salsa...del merengue y de una variedad de bailes tropicales, así fueron transcurriendo las horas, cada baile nos producía esa sensación de calor y sequedad, por lo que regresabamos a la mesa en busca de nuestra copas y aminorar de esta froma la sed.
Ya muy de madrugada y avanzada la noche, los bailes pasaron a ser mas lentos y melódicos; me abracé a papá y comenzamos a bailar pegaditos. A esa hora ya me encontraba bastante mareada, por lo que hacía esfuerzos para disimular lo mas posible.
Apretaba a papá contra mi cuerpo y él respondía a mis intenciones de la misma forma, así estuvismos bastante tiempo, disimuladamente rosaba mi sexo con el suyo y de esta forma percibía la dureza de su miembro, lo que me producía un calor que afloraba por todos los poros de mi piel.
Llegó el momento del final, aunque muchos ya pasados a copas se negaban a que la fiesta terminara, pero el anfitrión dió por terminada la cena y las luces comenzaron a apagarse. Papá y yo subimos al auto y emprendimos el regresoa casa:
-Y cómo lo paso mi Bebita?
-felíz papá...felíz...
- A ver cuénteme...que fue lo que mas le gustó de la fiesta...
-el bailar contigo apretadito papá...eso me fascinó...
Se produjo un momento de silencio y respondió.
-repítemo Bebita...
-ya te dije papá, el bailar contigo apretadito...
Yo, intencionalmente al subir al auto había dejado que mi vestido mostrara gran parte de mis muslos.
Arrimó el auto a la orilla del camino y lo detuvo.
Miró mis piernas y exclamó con su respiración entrecortada...
-hija...eres realmente hermosa.
Esta noche me he sentido orgulloso de ti, de como todo el mundo te miraba...Bebita mía te veías preciosa.
-papá...es verdad que para ti soy hermosa?
Claro que sí Bebita...mira que hermosas piernas tienes, cualquier hombre se volvería loco por ellas...por...por...
por qué Papá...
por tocarlas..por besarlas...
por acariciaras...que se yo...
y a ti papá...no te dan ganas?
Bebita, soy tu padre y tú eres mi hija...
Papá...pero también soy mujer y esta noche me he sentido la mujer mas dichosa juntoa tí.
dime papá...te gustan mis piernas?
A la vez que yo con mis manos, levanté aún mas mi vestido para que estas quedaran completas a su vista.
Clavó sus ojos en mis muslos y fue acercando su mano con temor hasta posarse sobre ellos, la excitación se apoderó de mi cuerpo y exclamé...
papá..papá...papá...
Deslizó su mano por mis muslos hasta llegar a tocar mi tanguita que ya estaba completamente mojada, sentí que aprisionaba mi vagina acariciandola con desesperación, sus dedos cuidadosamente deslizaron mi tanga hacia el lado y comenzron a explorar sobre mi clítoris.
De pronto reaccionó...hija...que estamos haciendo...
-sigue papito...sigue no te detengas...
Se apartó de mi, puso el auto en movimiento y reiniciamos el regreso. Ninguno de los dos habló durante el trayecto. Cuando entramos en la casa, mamá ya había llegado, de manera que me fui directamente a mi recamara. Me desprendí de mi vestido con rabia, lanzándolo hacia un rincón de la pieza, me introduje desnuda entre las sábanas y comencé a masturbarme desesperadamente para saciar mi calentura...
Continuará...
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