~~El año
pasado por mayo tuve que ir a Madrid para una reunión de trabajo.
Como la reunión acababa un viernes, aproveché y me fui
a pasar el fin de semana a Barcelona. Tenía muchas ganas de
visitar la ciudad. Además tenía un contacto sexual allí
con el que follaba a menudo por la red y quería conocerlo en
la realidad. Así que el viaje tenía un doble atractivo
cultural y sexual. Tomé
el vuelo MAD BCN el viernes por la tarde. Él me fue a recibir
al aeropuerto. Para la ocasión me había vestido con
un traje vaquero ajustado y unas sandalias de tacón alto. En
el avión me quité las bragas para ir bien preparada
para el recibimiento. Yo ya le había advertido que aparcara
el coche en el lugar más apartado del parking. En
la terminal del aeropuerto, el recibimiento fue muy formal, un beso
en la mejilla, apenas rozarnos las manos, unas sonrisas nerviosas
y las palabras convencionales de cómo había ido el viaje.
Cuando
llegamos al coche, nos desmadramos, llevábamos un par de meses
jugando a través de la webcam casi a diario y teníamos
muchos deseos aguantados. Empezamos a besarnos con pasión,
a jugar con las lenguas en nuestras bocas, a comernos a besos. Él
metió su mano entre mis piernas y encontró mi coño
mojado. Yo abrí su cremallera y saqué su polla bien
dura y empecé a chupársela. Luego, él me apartó
porque no quería correrse aún. Me dio un regalo que
había comprado para mi, un consolador enorme de latex. Me pidió
que me lo introdujera en mi vagina y lo llevara puesto durante el
viaje en coche. Así lo hice y no paramos de meternos mano durante
todo el trayecto. Él
era un hombre casado, director de banco, tenía que ser prudente.
Así que me llevó a una casa de citas donde no hacía
falta inscribirse y reservaban habitaciones por horas. Accedimos al
hotel en coche a través de una rampa de bajada al parking donde
había una cortina roja que impedía el paso al aparcamiento.
El lugar era bastante cutre, pero eso me daba aún más
morbo. Allí esperaba el recepcionista de uniforme con chaleco
rojo granate. Acordamos el número de horas y tomó las
llaves del coche para aparcarlo. Luego vino un camarero que nos llevaría
a la habitación. Entramos los tres al ascensor. Era una situación
bastante cómica, el camarero franqueando la salida, nosotros
a sus espaldas dándonos codazos y mirándonos con complicidad
evitando que nos entrara la risa. Antes de salir del ascensor, el
camarero se asomó a ambos lados del pasillo para asegurarse
de que el paso estaba libre. Parecía uno de los hombres
de Harrelson . Después nos condujo al dormitorio, nos
preguntó si queríamos algo de beber y nos cerró
la puerta con llave. La
habitación tenía un espejo muy grande frente a la cama,
me imagino que para poder verse follar. Él me puso contra la
pared, me agarró por mi culo y yo me abrí de piernas
y las enlacé tras su espalda. Empezó a besarme y a embestirme
haciendo chocar salvajemente su polla contra mi coño. Nos desnudamos
y nos fuimos a la cama. Yo
empecé a lamerle con mi lengua todo el cuerpo. Me detuve en
su polla y le hice una buena mamada pero sin dejar que se corriera
porque quería su polla dura para mi vagina. Luego me senté
sobre él, con su polla dentro, y empecé a cabalgarle
mientras me acariciaba mis tetas hasta que los dos nos corrimos. Nos
abrazamos y nos dormimos un ratito para recobrar energías.
Nos
despertamos y empezamos a acariciarnos y a calentarnos de nuevo. Besó
y chupó mis pezones. Cogimos el consolador y empezamos a jugar
con él. Él lo chupaba y me lo pasaba por todo el cuerpo
con su saliva. Me acariciaba el clítoris con su lengua y me
follaba con el consolador. Luego me puso boca abajo e hizo que irguiera
un poco mi culito. Me penetró la vagina desde atrás
con su polla y me folló así, mientras me agarraba del
pelo y me decía obscenidades al oído. Ya
se había hecho tarde y él tenía que regresar
a su casa. Así
que nos duchamos y nos vestimos, él llamó por teléfono
a recepción, el camarero vino a abrirnos la puerta y nos llevó
al aparcamiento siguiendo las mismas reglas de sigilo y precaución
que había tenido anteriormente. Cuando llegamos al parking,
ya no pude contener la risa, fue demasiado para mi, allí estaban
aparcados todos los coches de las parejas alojadas en el hotel con
las matrículas ocultas con un cartón para proteger su
confidencialidad. El
sábado y domingo estuve de turismo por Barcelona, visitando
sola la ciudad. No me podía quitar de la cabeza los detalles
de mi encuentro y empapaba mis bragas solo de traerlos a la memoria.
Recuerdo aquellas noches en mi pensión, sola en mi cama a oscuras,
haciéndome pajas y sin poder dormir. El
lunes por la mañana me llamó mi amigo por teléfono
y me dijo: ¿qué prefieres, que te invite a comer
o ir al hotelito? . Por supuesto, yo le contesté la segunda
opción. Esta
vez entramos al hotel a pie en lugar de en coche, ya no tenía
tanta gracia como la primera vez. Cuando
llegamos a la habitación, él se sentó en el borde
de la cama y yo me senté encima de él para besarlo y
decirle que no había parado de pensar en él. Recuerdo
que me dijo: eres tan cariñosa como ardiente .
Nos quitamos la ropa y nos tendimos de costado en la cama, con las
caras de frente. Él empezó a follarme en aquella posición
y yo sentía mucho placer. Los dos estábamos muy calientes.
Cada vez me follaba con más fuerza y empezó a mirarme
con tanto deseo que salían chispas de sus ojos. No lo pude
soportar y me corrí sin esperarlo. Aún hoy, hay veces
que me masturbo recordando aquella mirada con tanto fuego. Quería
tener su leche, así que coloqué mi cabeza entre sus
piernas y me dispuse a mamársela. Primero empecé pasando
mi lengua debajo de sus huevos, sintiendo el tacto especial de la
piel en ese lugar del cuerpo. Me llené la boca de saliva para
poder mojarle bien todo. Luego pasé mi lengua por sus ingles.
Estaba rasurado, así que no tenía nada de pelo. Metí
sus huevos en mi boca uno a uno y jugué con ellos. Después
subí mi lengua por su polla y la recorrí en todos los
sentidos, disfrutando del olor de su sexo mezclado con mi saliva.
Acaricié su capullo con mi lengua, muy suavemente, y esperé
a que escupiera alguna gotita para poder saborearla. Luego metí
su polla en mi boca y succioné hasta arrancarle alguna gotita
más. Mientras, con la lengua empujaba su polla contra el cielo
de mi boca para mantenerla bien estrechita. Después moví
mi cabeza arriba y abajo, deslizando su polla adentro y afuera, apretando
mis labios como si le estuviera follando con mi boca. Cuando me avisó
de que se iba a correr, llevé su polla hasta el fondo y sentí
su leche bajando por mi garganta. Me gustó sentir la agonía
de su orgasmo y su cuerpo estremecerse tirándome del pelo y
apretando mi cabeza contra él. Vi que sus ojos se ponían
en blanco y repetía insistentemente has bebido mi leche,
has bebido mi leche . Allí
me quedé sobre su polla, disfrutando del momento y del sabor
de su corrida. Él me dijo que me pusiera a su vera y quedamos
así un buen rato extenuados el uno al lado del otro. Él
tenía que regresar al banco, así que nos fuimos y nos
despedimos. Yo ya regresaba a mi tierra y nunca más nos volveríamos
a ver.