Tengo veintiseis años y, aunque no lo crean, aún soy virgen. Esto se debe principalmente a una rigurosa educación familiar ya que mis padres son demasiado religiosos. Afortunadamente, hace un par de años decidí alejarme de ellos y comenzar a vivir nuevas experiencias, pero aquella instrucción marcada por reglas me convirtió en un ser demasiado tímido e introvertido, por lo que mis ganas de conocer una mujer y tener una experiencia sexual se ven desvanecidas. No soy de esas personas que van a fiestas, bares o discoteques para conocer chicas. Tampoco tengo demasiada vida social como para encontrarme con nuevas féminas. Por eso considero que, aunque suene patético, mi última opción es intentar que alguien que lea todo esto quiera tener un encuentro conmigo. Tal vez alguna mujer está en mi misma situción y desee que hagamos algo juntos. Tal vez alguna chica ha intentado de todo para conocer un hombre, nada le ha resultado y crea que esta es una buena oportunidad que no debería desaprovechar. O a lo mejor una experimentada mujer desee compartir conmigo todo lo que a aprendido en materia sexual. Si es así, puedes ponerte en contacto conmigo. ero como esto no es una sección de avisos sexuales, sino de cuentos eróticos, aquí les escribo la adaptación de algún sueño que tuve alguna vez:
Yo era un chico demasiado tímido como para que Tamara se fijara en mí. Ella era muy distinta a mí. Le gustaban las fiestas, el rock y la droga. Pero ese día yo sabía que había una fiesta en su casa y no iba a perder la oportunidad de por lo menos saber donde vivía y de poder estar más cerca de ella. Así, llegué a su domicilio cuando ya la música era ensordesedora y el ambiente estaba apestado e humo de cigarros y quién sabe cuánta droga. Y allí estaba ella, con su ropa negra, con esa minifalda de cuero que me mató desde el primer momento en que la vi. Pensé que la única forma de llegar a ella era realizar algo radical. Sabía que en el baño estaban vendiendo drogas y me dirigí hacia allá para adquirir algo de eso. Había una fila bastante larga. Yo me preparé buscando algo de dinero en mis bolsillos. Cuando estaba por llegar frente a la persona que vendía el producto, éste alegó que todos se ponían a contar el dinero delante de él antes que le entregara las drogas, cuando en realidad el intercambio debía hacerse lo más rápido posible. Por eso, obediente y temiendo que el tipo se enojara conmigo, al llegar frente a él le entregé el dinero todo doblado y tomé rápidamente el paquete que el me estaba entregando, saliendo luego con ligereza del baño. El paquete era una especie de monedero que adentro, además de la droga, traía otros implementos de los que hasta el día de hoy desconozco que debían hacer allí. Había entre otras cosas, unas pilas. Supongo que todo aquello era para disimular el contenido de la droga. Cuando estaba revisando el monedero, alguien me lo arrebato y corrió. Yo salí tras él, pensando que me había costado bastante caro como para dejarlo ir así nomás. El ladrón subió las escaleras al segundo piso y yo hice lo mismo. En la segunda planta de la casa entró a una de las habitaciones hacia donde yo también me dirigí. Allí, para mi sorpresa, estaba Tamara. Para tratar de impresionarla, caminé donde el ladrón e intenté sacarle de las manos lo que me había quitado. Forcejeamos un momento, hasta que el objeto salio volando por el aire a través de la habitación. El monedero estaba abierto por lo que drogas, pilas y todo lo demás saltaron hacia distintos lugares de la pieza. Yo corrí hacia donde había caído la droga. Después traté de encontrar las pilas. El ladrón también estaba en busca de ellas al ver que yo ya tenía el polvo blanco. De pronto, vi a Tamara empujar muy sutilmente con su pie una de las pilas, así como para que yo no me diera cuenta, tratando de dejarla al alcance del ladrón. La verdad a mí las pilas no me interesaban pero no quería que ellos pensaran que podían robarme tan facilmente. "¿Qué estás haciendo?" le pregunté a Tamara. Ella ni siquiera se inmutó. Yo tomé mi pila y, aunque faltaban más cosas por encontrar, el ladrón salió de la habitación y me dejó a solas con Tamara. Yo me armé de valor y le volví a preguntar qué era lo que estaba haciendo, por qué estaba ayudando a aquel ladrón. Ella no respondió. De pronto, la volví a ver como la mujer que me había robado el corazón, con su minifalda de cuero negra y su piernas que cada vez me volvían más loco. Le pregunté si su madre estaba en casa. La pregunta era estúpida. Con semejante fiesta dudo que estuviera. Así que la bese. Luego, la tiré al piso. Allí, llevé mis manos por debajo de su falda y le quité su calsón. Después me desabroché el pantalón y, sin quitármelo, agarré mi pene y lo introduje de una en su vagina. Yo no tenía experiancia sexual y sabía que ella saltaba de cama en cama, pero me alegraba que ella estaba disfrutando, gimiendo. Si no le hubiese gustado, yo sabía que habría tenido el valor y la personalidad para decirlo, para interrumpir el acto, ponerse de pie y dejarme en la habitación con la bala pasada. Pero ella disfruto desde comienzo. Y yo también sentí algo indescriptible. Mientras trataba de llegar hasta el fondo de ella. Mientras agarraba sus manos con las mías y nuestros dedos se entrecruzaban. Al final, yo le di todo lo que tenía para darle, justo momentos después de que ella llegara a un orgasmo. Sé que no puedo exigirle a Tamara que sea una santa, ni siquiera en temas sexuales. Sé que continuará saltando de cama en cama y que yo seré uno más en su lista de hombres. Pero él estar con ella es más que un regalo para mí. No sólo hemos estado juntos esa noche en su casa. Después también hemos tenido la oportunidad de tener sexo y yo no la desaproveché. Ojalá algún día pueda tenerla sólo para mí, pero no quiero obsesionarme con eso. Tal vez sea un sueño imposible...
me parecio muy imaginativo no c cual sea tu edad pero para atraer a alguien c tu mismo!!!