Rondando por segunda vez la galería de arte de un empresario panameño que le gusta pintar, al tener clavadisimo a la misma joven.

Quién me atendiendo al darme un tour además de hablarme ser un donador si yo quería de dinero para la misma galería de arte, tocándole la puerta al darme la bienvenida con una sonrisa genial en que me pregunta vienes a buscar más inspiración al ver las otras pinturas o a mí.

Respondiéndole claramente a ti vistiendo falda con una camisa de manga larga que anda en sandalias, agarrándome como jalándome por detrás de ella alejándonos de la misma visión de la vidriera al ponerse de espalda mío al levantarse la falda al bajarse el hilo dental cachetero al virarse de cara sonriéndome al apretarse uno de los glúteos también al darse unas merecidas como buenísimas nalgaditas especialmente levantarse esa misma con suma facilidad la misma joven de la galería de arte.

La cojo abalanzado encima de ella bombeándole riquísimamente mi pin gota que la tengo súper apresada con mis dos manos puestas en sus piernas al manosearla en los muslos como en los senos desabrochándola la misma camisa al ingeniarme al sacarle los senos del mismo brasicer que se lo dejo a la altura de su estomago, jadeándome como gimiéndome con todas las ganas del mundo que la estoy inyectando igualmente desbordándose también desencadenándose titánicamente un efervescente como devoto clímax de mucho frenesí acompañante por supuesto de múltiples orgasmos que no se hacen esperar al orinarlos en forma de jugos vaginales al hurgármela toda ensuciada en que la tengo retorciéndose por todos los coños, diciéndome mira pinche cabrón lo que me obligaste hacer aquí por tus mentadas necedades de lo ardido como zaceado que estás por mí; sonriéndole al gustarle que tenga ese contacto más personal e intimo en que me la ligo limpiamos esa parte de la galería donde intercambiamos y tuvimos sexo a lo grande ella y yo, agachándose al limpiarme todito tragándose toda mi paja como polvo parecido a un sancocho de pollo y vistiéndonos al secarnos toda la evidencia sudorosa en nuestras epidermis por ese breve encuentro en que llego por segunda vez a visitar y meterme en aquella galería de arte de un empresario panameño aficionado a la pintura panameña, me despido al retirarme al salir de la misma galería a seguir mi camino esa mañana.