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Categoría: Incestos

Mi suegro es mi macho

Varias veces he leído relatos eróticos de distinto tipo y hoy estoy aquí para hacerlos partícipes de un hecho que cambió mi vida.

Me llamo Nancy, tengo 32 años, soy una mujer normal, o sea nada destacable….

Estoy casada con Pablo desde hace 4 años y tenemos un nene de 2.

Mi suegro se llama Ernesto, tiene 55 años, es viudo y es un hombre muy interesante, lo veo poco ya que vivimos en distintas ciudades.

Hace siete meses mi esposo se tuvo que ir de viaje por negocios durante un mes y justo cuando hacía una semana que estaba sola con el nene, apareció de visita Ernesto.

Le acomodé la habitación de huéspedes y durante tres días estuvimos cenando juntos y conversando hasta tarde después que el nene se dormía. Es un hombre muy culto y es un placer conversar con él.

El cuarto día después de cenar llevé al nene a su cuarto completamente dormido y lo que tiene de bueno es que no se despierta hasta bien entrado el día siguiente.

Al ponerlo en su camita debo haber hecho un mal movimiento ya que quedé que no podía ponerme derecha y con un gran dolor en mi cintura.

Como grité del dolor al instante mi suegro estaba a mi lado y cuando le conté lo que me pasaba me llevó hasta mi cama y me acostó en ella.

No les había comentado que mi suegro es médico, así que me sentí segura cuando me dijo que me iba a solucionar mi problemita.

Yo no me podía mover. Trajo su maletín y me dio una pastilla para el dolor.

—Te voy a hacer unos masajes —me dijo.

Dejé que me quitara la camisa ya que yo no podía hacerlo y comenzó a masajear mis hombros, mi espalda y mi cintura.

Sentí que desprendía mi brasier y sus manos ahora se deslizaban por toda mi espalda con total libertad hasta que mi dolor desapareció mágicamente.

—Gracias Ernesto —le dije— ahora ya no me duele —y me di vueltas en la cama y al sentarme se cayó por completo el brasier y mis tetas quedaron a la vista.

No sé qué fue lo que me pasó porque pese al tiempo transcurrido no logro entender lo que hice.

Ante la mirada sorprendida de mi suegro me quité los pantalones y la tanguita y quedé completamente desnuda tirada en la cama.

Se acercó y sentó a mi lado y con sus suaves manos comenzó a acariciar mi cuerpo sin decir una sola palabra.

Mis pezones se pusieron duros al contacto de sus dedos y la más maravillosa sensación sacudió todo mi ser cuando sentí que uno de sus dedos entraba en mi vagina y comenzaba a acariciarme por dentro.

Se tiró a mi lado y comenzamos a besarnos en la boca y en un instante se paró y se desnudó por completo pudiendo ver que su verga es idéntica a la de mi esposo. De unos 20 cm de largo y de buen grosor.

Se volvió a tender a mi lado y nos comenzamos a besar con pasión. Sus dedos recorrieron mi cuerpo y después de acariciar mis pezones sentí que metía uno dentro de mi vagina y la sensación fue especial cuando otro dedo de esa misma mano entraba en mi culito virgen.

Estallé en un orgasmo infernal y allí Ernesto se fue hacia abajo y comenzó a meter su lengua en mi conchita y me besaba y mordía el clítoris hasta que tuve otro orgasmo y entonces él se llenó su boca con mis jugos para luego erguirse y besar mi boca para llenármela con mis propios flujos.

Tomé su verga dura con mi mano y la guie hasta mi conchita y de un solo movimiento suave me la metió entera y comenzamos a movernos.

Cambiamos varias veces de posiciones hasta que perdí la cuenta de los orgasmos que había tenido y sentí que él aceleraba sus movimientos y con un grito de placer derramó dentro mío abundante y caliente semen.

Lo dejó dentro palpitando y luego de un rato lo seguía teniendo duro, así que fui yo la que comenzó a moverse y me puse sobre su cuerpo teniendo su verga colocada y allí sentí que un dedo penetraba en mi culito y me puse a mil.

Estuvimos largo rato así hasta que cansada me tiré de costado y entonces el me abrazó y nos besamos y allí me dieron ganas de besar y chupar esa verga que tanto placer me había dado y me dediqué a ello hasta que noté que su orgasmo era inminente entonces le apreté los testículos y cuando eyaculó me tragué por primera vez el semen de un hombre.

Durante una semana fui la hembra de mi suegro y probé cosas que nunca había hecho antes.

Cuando regresó mi esposo hicimos el amor como salvajes y ese día le pedí que desvirgara mi culo cosa que antes yo no había querido y me gustó.

A las dos semanas me di cuenta que no había llegado mi periodo así que compré en la farmacia la tira reactiva y descubrí que estoy embarazada.

La duda que siempre tendré es quien es el padre de mi hijo.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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