Ahí estaba yo, desnudo en el baño de don victor, todavía agitado, todavía caliente, con la cola toda chupadita (todavía sentía al caminar la saliva de Victor en mi año), con el sabor de mi propio semen en mi boca y a merced de aquel hombre, que acababa de decirme "Ya estás a punto caramelo. Ahora me toca gozar a mí" Y bueno, gozó! Me llevó hasta la cama casi a la rastra, me puso boca abajo y se me ´subio encima. Quiso penetrarme pero no pudo. Se echo saliva en su verga y probó de nuevo pero tampoco pudo. Yo tenía el culo muy chico o él la verga muy grande, o las dos cosas. Don victor etaba como enloquecido, me dijo que me quedará ahí, fue hasta la cocina y volvió con una zanahoria fina en la punta pero bastante gruesa en el otro extremo. La untó con crema de afeitar y empezó a metermela de a poquito. Yo empecé a calentarme otra vez, a gemir otra vez como cuando en el baño don victor me había chupado la cola. El hombre me gritó "puta, te dije que ahora iba a gozar yo!" Así que me metió la zanahoria a la fuerza. Yo sentí bastante dolor, pero no tuve tiempo de lamentarme ni de gemir, porque al instante tenía la verga gigante de victor entera en mi boca. Se la chupé un rato largo, siempre con la zanahoria metida en mi cola. Primero acostados, después yo de rodillas y el de pie. Me agarraba del pelo y me empujaba hacia él. Y todo el tiempo me decía "chupá puta, comete la verga, puta" Después me tiró boca arriba en la cama, se me sentó encima con las piernas a la altura de mi cuello, me metió la verga en la boca y empezó a moverse como si me penetrara por la boca, cada vez más fuerte, yo por momentos me ahogaba, pero no podía zafar, hasta que Don victor superexitado empezó a gritar "Me acabo, me acabo, tragátelo todo, tragatelo" Y descargó toda su leche en mi garganta y en mi cara y me hizo tragar ese semen tibio, espeso. Yo seguía como en trance, nisiquiera podía pensar lo que estaba haciendo, ni siquiera atiné a sacarme la zanahoria del culo. Lo del baño lo había disfrutado, pero esto ya no lo podía manejar. No sé cuántos minutos de descanso me dio Don Victor, no muchos, apenas para poder recuperarse él. "Ahora viene lo mejor" me dijo. Boca a abajo en su cama, me sacó la zanahoria y de un solo empujón me metió hasta el fondo su verga otra vez erecta. Yo supuse que la zanahoria había abierto el camino, pero no, sentí un dolor inmenso que me hizo gritar. Victor siguió penetrándome, priemro boca abajo, después en cuatro patas, finalmente mi puso boca arriba y me hizo levantar las piernas abiertas y agarrame los tobillos. Esa fue la pose final. Yo ya no sentía nada, sólo veía la cara jadeante de victor. Acabó otra vez, sentí que mi cola se inundaba de algo tibio. Por fin sacó du verga de mi ano. Yo me toqué y lo tenía muy dilatado, me dolía muchísimo, me ardía. el semen que salía de mi cola calmaba un poco el dolor. Victor se levanto y me dijo "que linda cojida pendejo, viste que la ibamos a pasar bien", por lo que me debes no te preocupes más. Y ya sabes, si estás sn dinero. ya sabés como me podes pagar. Les adelanto que hay más para contar. Me toco visitar la pieza de Don Victor algunas veces más en los dos años que estuve en su pensión. Esa noche, ya en mi cama, recordando lo sucedido, sentí verguenza de que me habían cogido, sentí dolor en mi ano todavía lastimado, pero también recordé la excitación que me hizo sentir por momentos don Victor y me masturbé pensando que su lengua, su zanahoria y su verga seguían dentro de mi cola. Los espero en mi próximo relato