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Todos tenemos un secreto y muchas veces tratamos de guardarlo u olvidarlo porque es difícil encontrar a alguien en quien confiar y más para contárselo por eso hoy que ya soy una mujer adulta y encontré esta página quiero expresarme con libertad con el propósito de desalojar en parte el peso de mi conciencia y no es que este arrepentida sino simplemente gritar a los cuatro vientos mi dulce experiencia.
Todo comenzó cuando de adolescente nos fuimos a vivir con mi abuelo, el había enviudado hacia poco y como mi padre no quería que estuviera o se sintiera tan solo nos fuimos a vivir con él.
La casa era demasiado grande y para una persona sola seguramente lo era más, estaba ubicada un poco lejos del centro lo que le permitía tener mucha tranquilidad, un terreno grande lleno de vegetación y siguiendo el camino del bosque podías acceder a un pequeño lago que en el verano era una delicia para disfrutar
La cuestión que todo era nuevo para mí, el barrio; la escuela; los amigos que en si estos últimos no eran mucho, pero llenaban el espacio para hacer más grata mi etapa de adolescencia.
Como mis padre trabajaban durante todo el día yo me quedaba con mi abuelo comúnmente por la tarde ya que durante las mañanas asistía a clases hasta el mediodía y luego si no tenía tarea, compartía largas y aburridas caminatas con mi abuelo, nuestras charlas eran variadas a veces de mis estudios y otras de sus experiencias de vida que casi siempre concluían en el recuerdo de su gran amor, la abuela Marta un matrimonio ejemplar para la comunidad aunque mi abuelo era mucho menor que su esposa los comentarios eran que hacían una pareja hermosa.
Con el tiempo nuestra confianza era como la de dos amigos muy confidentes y además de aconsejarme sobre los hombres me explicaba lo que le pasaba a las mujeres de la tercera edad y sus prevenciones para llegar bien a la vejez.
Una tarde hablando de mis compañeros de escuela me pregunto si tenía novio, a lo cual le confesé que sí, pero realmente eran raros mis sentimientos hacia él.
—Bueno me dijo amablemente— Quizás aún no estás enamorada.
—Si es verdad abuelo los hombres de hoy no son los mismos de antes— le conteste rápidamente
Pero antes de que pudiera terminar, exclamo —¿Y ya tuvieron relaciones? En ese momento corrió un calor sofocante por mi cuello y una pregunta rondaba mi cabeza de un lado a otro. (¿Que le digo?) Pero como vi que él me miraba fijamente le conteste:
—La verdad es que si pero no sentí nada porque lo que pasa que los hombres solo piensan en satisfacerse ellos y lo demás no importa!!!
Él continuaba con sus preguntas sin preocuparse demasiado, pero como las hacía de un modo suave me brindaba confianza y mucha paz y continúe contándole como liberándome de pecados y consultando a un hombre que seguramente tendría toda la experiencia del caso.
Dentro de mis preocupaciones le confesé que me sentía disminuida delante de mis amigas pues todas contaban sus fantásticas aventuras y yo nunca había sentido un orgasmo
El sonrió pasivamente y comenzó a contarme que había sacado a la abuela Marta de un letargo similar, acostumbrándola a su modo la transformo en una mujer bien atendida y que sus años se basaron en un amor incondicional con mucho sexo, tanto normal, como oral o anal y siempre agregándole condimentos sorpresas como una buena preparación previa.
Mi curiosidad era demasiada y como así también mi excitación, me sentía mojada y un poco envidiosa por esa mujer que lo había logrado todo en la vida y el abuelo me hacía sentir un cosquilleo en todo el cuerpo que mi imaginación volaba muy alto por la manera que me lo contaba.
Minutos después le pedí que volviéramos a casa, él me había excitado demasiado y cuando llegamos corrí al baño, me toque la vagina y la tenía toda mojada, en ese momento tuve que masturbarme para liberar toda esa tensión que había acumulado
Al día siguiente no tenía clases así que después que se marcharon mis padres me levante con la intención de asear un poco la casa, cuando llego a la cocina me encuentro con el abuelo que recién había salido de la ducha y se estaba preparando unos mates, él aún estaba con su bata y yo como pensé que aun estaría en su cuarto andaba descalza con una pequeña camiseta muy corta que dejaba ver la parte de abajo de mis pechos y una pequeña bombachita roja.
Recuerdo hoy que le di un beso y el me miro completamente y sin meditar me dijo —Nena que hermosa estas!!! Yo sonreí y me acerque de nuevo para darle otro beso pero él me tomo de la cintura y acaricio mis caderas, diciendo Ja! Mira si tuviera unos años menos que novio tendrías— yo me excite inmediatamente recordando sus palabras del día anterior y pensé...( que tendría de malo satisfacer a un hombre solo?). Mientras el me sostenía de la cintura yo levante mi corta camiseta y le mostré mis pezones duros a lo que inmediatamente comenzó a besar y mordisquearlos de una manera tan suave que empecé a enloquecer, cuando me di cuenta ya sus enormes manos estaban agarrando una mi pecho y la otra mi muslo derecho y su lengua venia hacia mi boca para devorarme como una bestia feroz. Con todas sus fuerzas que aún eran muchas me puso sobre la mesa y levantándome las piernas comenzó a succionar mi clítoris y toda mi vagina, yo solo gritaba y gritaba de placer extremo y los chorros de grandes orgasmos salían de mi vagina como si fuera una fuente de la plaza. Sus pocos pelos eran suficiente para agarrarlos con fuerzas y hundir su cabeza dentro de mi vulva que no paraba de hacer espasmos y orgasmos múltiples antes nunca conocidos.
Después de este placer me pidió que me diera vuelta y abriéndome las nalgas con fuerzas comenzó a lamer mi ano hasta llegar a dilatarlo con su lengua que entraba y salía dura como un pequeño pene.
Yo no sabía dónde estaba y hasta parecía estar en trance y solo obedecía a todo lo que me pedía, luego se retiró de mí y mientras yo permanecía apoyada en la mesa con las piernas abiertas, él fue hasta la alacena, tomo una botella de aceite y al llegar a mí, abrió su bata para mostrarme una enorme pija erecta y firme la cual apoyo sobre mi culo y le hecho un chorro del líquido viscoso sobre nuestra piel.
Me la empezó a poner muy despacito pero su trabajo anterior había hecho maravillas y solo me sentí amada con toda su pija adentro, sus suaves movimientos parecían desgarrar mi culo pero me gustaba como también sus mano que acariciaba mi vulva ya prácticamente vacía de tantos orgasmos, pero con una sensación de deseos de que me rompiera el culo pues estaba viviendo una experiencia alucinante, mientras me movía me pegaba fuertes chirlos en mis nalgas y yo trataba de pararla más pensando que eso era lo que quería.— Eso nena así me gusta!!— me decía y agregaba—De quien es ese culito?— y yo respondía entrecortada por los empujones que me pegaba—Tuyo abuelito solo tuyo.
Sentía su respiración en mi nuca y sus manos que cambiaban de lugar sobre mi cuerpo desnudo, sus movimientos aun seguían siendo fuertes hasta que le pedí por favor que acabara ya que no la aguantaba más. Y tomándome con ambas manos de mi pelvis sentí con más fuerzas su choque contra mis muslos y entonces ante un pequeño quejido sentí su leche derramada muy dentro de mí
Cuando la retiro me la toque y sentí que estaba súper agrandada, su pene chorreaba sucio pero de inmediato se dio vuelta y se encamino hacia el baño. Cuando vino yo aún andaba desnuda preparando algo para comer, el me miro el culo y vio que estaba todo bien, yo le di un besito y mientras yo iba y venia el admiraba mi cuerpo desnudo y estaba completamente convencida de que no sería la única vez.
Después de almorzar nos acostamos a dormir la siesta pero yo solo quería que él me tocara y me chupara todo lo que quisiera y si había alguna esperanza de que se le parara que me la pusiera en la vagina así completaba mi gran experiencia.
Al llegar mis padres encontraron todo normal, como siempre y jamás le conté lo que había sucedido, pero siempre que estábamos solos con el abuelo nos buscábamos en algún momento del día para gozar y hacernos mimos así continuamos hasta días antes que muriera. Pero siempre lo recordare por ser mi primer hombre, el que me hizo gozar como nadie y me enseño muchas cosas, principalmente a gozar del sexo. Algo que hoy puedo disfrutar con mi marido y se puede decir que lo atiendo de maravillas y sé que una mujer tan puta como yo no va a encontrar en ningún lado.
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