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HIJOS DE LA NOVIA

HIJOS DE LA NOVIA

 

Hacía tiempo había conocido a una mujer que tenía dos hijos adolescentes. No era muy participe de ir a la casa de ella, pero me había pedido, casi rogado a que me quedara unos días con sus hijos, ya que ella por cuestiones de trabajo debía ausentarse.

Finalmente entre idas y vueltas accedí de poca gana y un viernes por la tarde me instalé en aquella casa amplia y que estaba en las afueras de la ciudad.

Allí estaban Roque y Ariel. Se llevaban un año de diferencia. Su padre había desaparecido hacia rato. Ellos no hablaban del. Yo no preguntaba. Las pocas veces que nos habíamos visto no había ocurrido nada en particular. Nada especial. Eran educados. De pocas palabras y yo tampoco, en verdad, hablaba mucho. No tenía grandes expectativas puestas en aquel encuentro. Pero bueno dije yo, todo sea por esa relación.

Ese viernes por la tarde los chicos una vez que me saludaron se fueron de mi vista rápidamente. Quedé como dueño absoluto de aquella casa enorme. Bien cuidada. Limpia. Se la veía brillar por donde miraras. Las habitaciones estaban impecables. Todo estaba ordenado y olía bien. El baño brillaba. No parecía un baño. En realidad eran dos baños uno estaba en planta alta. Recién andaba recorriendo la planta baja.

Así pasé el rato. Recorriendo las habitaciones. Una a una. Luego salí al jardín. Estaba repleto de flores y plantas. Todo prolijo. Me fumé un cigarrillo en la tranquilidad del atardecer que iba buscando lentamente la noche.

La luna estaba por asomar. Estaba fresco. Muy agradable. Me senté en una banco de color azul que estaba allí. Tranquilamente terminé de fumar. Empecé a pensar en comer algo. Seguramente habría comida en el freezer.

Busqué despacio. La heladera de mi novia era gigante. Había comida para dos ejércitos. Allí aparecieron  Roque y Ariel. Tenían hambre. Preparé la comida y nos sentamos a comer. Comíamos calmadamente. Ellos habían encendido el plasma. Había un partido. Me gusta el fútbol así es que estaba de parabienes.

__¿Mi madre te ha dicho cuando vuelve?__ preguntó Roque

__Si el lunes a primera hora estará por aquí

__¿Y tu te quedarás hasta ese día?__ cuestionó Ariel

__Sí claro, es lo que le prometí a tu madre__ los dos se callaron nuevamente. Se escuchaban el ruido de platos y cubiertos.

__Entiendo que hasta el lunes no trabajas

__No, manejo mis horarios y días, con eso no hay problema

__Mamá ha traído varios tipos aquí…

__¿Que es ese comentario Ariel?__ reta a su hermano Roque. Yo me sonrió

__¡Esta bien chicos no hay problema!

__Solo era un comentario…__ dijo Ariel

__Ella me ha contado, todo esta bien…__ seguimos comiendo. Ellos terminaron y fueron levantándose.

__Deja los platos allí en la bacha. Mañana a la mañana vendrá Rita y limpiara todo…__ yo lo miré desconcertado. Roque aclaró que era la señora de la limpieza.

Recogí los utensilios y los dejé donde los chicos habían dicho. Busqué para hacerme un te ya que era mi costumbre de las noches. Beber un té me vendría de maravillas. Seguí mirando el partido. Bebí el té y me fui relajando como hacía cada vez que estaba de noche frente al televisor.

Como en un sueño sentía que me hurgaban en la bragueta por sobre el pantalón. Escuchaba susurros allá lejos. Era como una eternidad. Me gustaba que me tocaran. Sentía crecer mi miembro.

__¿¿Qué,  que sucede??__ entre esas cuestiones me fui despertando aletargado y confundido. Tardé en abrir los ojos. No podía creer, cuando abrí completamente los ojos ,estaban allí de rodillas ante mi Roque y Ariel. Eran ellos quienes hurgaban en mi entrepierna.

__Pero ¿Qué esta sucediendo?¿Qué hacen chicos?__ pregunté un poco alterado. Ellos sonreían y sin demasiado aspaviento mientras bajaban el cierre de mi bermuda de jean.

__El novio anterior de mamá nos enseñó a satisfacer a un chico

__Sí no te preocupes__ dijo Roque.

__No, no esperen…

__No te hagas problemas, la vas a pasar muy bien__ decía Ariel, mientras aflojaba el botón y acariciaba mi entrepierna por sobre el calzoncillo.

__¡¡¡Pero yo con varones!!!

__Está todo bien__ decían los atacantes sinvergüenzas en tanto ya iban corriendo el canzoncillo y rozaban mi verga que se endurecía a paso agigantado. Mi cabeza daba vueltas. Roque quitó mi remera y atrapando mis tetillas se las metió a la boca. Chupaba descaradamente.

__¡Esto también nos enseño el ex amigo de mamá!!!__ decía  y se metía mis tetillas duras como garbanzos en su boquita. Ya el otro chico besaba la piel de mi verga que iba creciendo y creciendo. Pensaba en mi novia y en si me atrapaba en aquella situación. Transpiraba. Pero la calentura iba creciendo y me nublaba la razón cada vez más. No sé como hizo pero mis pantalones salieron volando. Quedé desnudo. Ariel atrapó mis bolas grandes y las acarició con sus manos. Jugó con ellas. Las movía. Acercó su boca suave. Paso la lengua. Mi verga se tensó de forma descomunal. Aquellos muchachos eran unos diablillos. Roque mordía mi cuello. Y con su mano había atrapado mi mástil y lo masajeaba.

__¡Parece que te está gustando!!

__¡¡¡Ohhh, ohhh, esto no…está bien, pero, ahhhh!__ era todo lo que podía articular. Mi garganta se iba secando cuando la boca de Ariel se tragaba mi sable y lo bañaba de saliva. Mis piernas se tensaron porque no esperaba aquel ataque. Los dos atacantes quedaron desnudos por completo. Roque se acercó a mi y tomándome la cara me estampó un beso en plena boca. Su lengua traspasó y chocó contra la mía. Mordió mi oreja y volvió a besar mi pecho.

__Ahora te voy a ofrecer mi culito ¿Quieres?__ dijo Roque. Susurrando a mi oído. Se dio vuelta. Ofreció su culo. Era blanco. Firme. Duro. Joven. Me lo ofreció sin drama. Se abrió las nalgas. Su agujerito sin vellos brillaba. Metí mi lengua allí. El resopló. Empujó su culo contra mi lengua. Se abrió como flor. En tanto la boca del hermano se comía sin ninguna vergüenza mi pija que estaba cada vez mas ardida.

Roque gemía. Abría sus nalgas y se metía los dedos abriendo un poco más su agujerito delicioso. Cada vez me gustaba más aquella situación. Reemplacé los dedos de Roque. Con mis propios dedos empecé a penetrar aquel lindo culo. Roque se hamacaba un poco más cada vez. Su verga larga estaba parada como roca.

Así con su culo abierto fue sentándose en mi verga. Empezó a cabalgar sediento. Totalmente penetrado se sacudía fieramente. Así me besaba cuando se detenía dando un respiro a mi verga. Ahora Ariel buscaba mi boca y nos besábamos. Parecía un sueño todo aquello. En un momento pensaba “esto no puede estar pasando”, pero si pasaba. Ariel acariciaba mi pecho dulcemente. El sillón era tan cómodo y amplio que quedé de espaldas, casi acostado. Roque seguía cabalgándome. Mi pija estaba muy cómoda dentro de aquel muchacho.  Ariel se puso a horcajadas en mi boca ofreciendo su agujero. Metí lengua. El chico gemía. Y refregaba su culo contra mi boca. Sus bolas se bamboleaban como tanto como su aparato grueso. El también estaba duro. Erguido. Lo llenaba de saliva. Su ojete fresco chorreaba alzado y deseoso de ser ensartado ya mismo. A una señal, quizá, con el hermano este salió de su enclavadura y Ariel ocupó su lugar. Comenzó lentamente a subir y bajar por mi pene que estaba más y más duro. Alzado. Roque acariciaba las nalgas de Ariel. Luego fue bajando y besándolas. El chico gemía y entrecerraba los ojos.

__¿Te gusta?¿Te gusta?__ preguntaba Ariel

__¡¡¡Ahhhh, sí, sí…!!!!__ gemía yo.

__Todo eso lo aprendimos bien…¿No te parece?__ habló Roque

__¡Claro, claro!!!__ decía yo perdido en aquel sueño de erotismo y perversión. La habitación se iluminaba con los cambio de color de la pantalla. Era la única luz que ambientaba aquella cogida descomunal, sabrosa. Esos chicos eran el demonio.

Ariel salió de  mi verga. La beso y chupo un momento. Se colocó en cuatro patas. Allí entré yo. Esta vez sin que nadie me lo pidiese. En un momento tenía toda mi verga clavada en su gentil anillo. Mis bolas chocaban con sus preciosas cachas. El gemía. Yo apretaba su pecho. Sus tetillas con la punta de las yemas. El chico se masturbaba manteniendo dura su pistola. Roque hacía lo mismo con la suya. En un momento ellos se besaron tiernamente. Mi calentura llegaba a su pico. No aguantaría mucho más.

Otra vez pidieron el cambio. Roque se acostó.

__¡¡Ven sube mis piernas a tus hombros, cógeme así, así, ahhhh, hazlo!!!__ coloqué sus piernas a mis hombros. El arito de Roque estaba dispuesto. Así es que empujé un poco y nuevamente mi pija entró en su túnel jugoso. Ariel empezó a besar mis nalgas. Lo deje hacer. Me gustaba aquello. Así fue llegando a mi ojete. Su lengua se acomodó allí dentro. Las sensaciones eran estupendas, de vez en cuando lamía mis pelotas duras y llenas. Ardidas de tanto placer. Roque me atrapaba y me empujaba contra si. Con su boca y su lengua chupaba mis labios y mi lengua. La tragaba. En un momento empezó a largar leche sin siquiera tocarse. Su verga manaba líquido hacia todos lados. Mi calentura explotó y su culo se lleno de semen. Iba y venía dentro de aquel caño. Largaba líquido y largaba líquido sin remedio. El me abrazaba. En tanto Ariel chupaba mi ojete y con aquella visión el desparramaba su leche sobre mis nalgas y me abrazaba por detrás rozándome con su verga caída.

Quedamos los tres tirados en el sillón. Yo no podía reponerme sobre todo de aquello que había sucedido. Estaba en medio de Roque y Ariel. Ellos pasaban sus manos por mi cuerpo. Todavía me provocaban cosquillas. Mi verga latía fuera del culo de los jóvenes.

__¡¡Has visto todo lo que os enseño aquel novio de mamá!!

__Veo que fueron unos buenos alumnos

__Nos importa si la has pasado bien

__Sí debo decir con mucha vergüenza que si

__¿Te han gustado nuestros culitos ardientes?__ preguntó Ariel sonriendo.

__Eres un buen amante, mamá ha elegido bien

__Esta bien…__dije yo un poco incómodo. Roque se acercó a mi y me dio un beso. Su hermano lo imitó y busco mis labios y me beso. Sus manos prontas tomaron mi mástil que buscaba levantarse. Lo acariciaron. Pasaron sus manos por mis bolas. Nuestras bocas se cruzaban y cambiaban salivas y lenguas de un lado a otro. En esos besos unos dedos se filtraron por mi anillo cerrado. Solo había recibido la visita de dedos encremados y ensalivados. Mi verga se fue alzando. Miré y era Roque que tenía sus dedos en mi cola

__¿Eso también te lo enseño el ex de tu madre?__ pregunté yo.

__¡Seguro!!!__dijo el y se reía

__¡No temas, lo vas a gozar!!!__ acotó Ariel.

__Antes propongo que pasemos al baño y nos duchemos, me siento pegajoso…__ propuso Roque levantándose del sillón y bamboleando su culo hacia uno de los baños de la casa. Yo los seguí.

En las duchas los hermanos comenzaron a jabonarme y pasarme una esponja suave y delicada. Sus manos iban y venían en mi cuerpo. Mi poronga se alzaba alocada. Ellos además se metían en mi cola con facilidad ya que el jabón era utilizado como crema. La espuma cubría la totalidad de mis piernas, mi cola, mis brazos, ellos enjuagaron mis partes lentamente. Ellos también se habían limpiado y duchado. Los tres estábamos mojados y calientes. Salimos de la ducha.

La cama que estaba en la habitación  era enorme. Ellos se sentaron con sus pijas alzadas. Rojas. Duras.

__¿Por cual quieres comenzar?__ preguntó Ariel

__Elige cual verga te quieres comer….__ dijo Roque. Me puse de rodillas. Bese la cabeza brillante de Ariel. Olía bien. Recién limpia. Con la mano acariciaba la otra pija. Los hermanos gemían. Fueron corriéndose hacia el centro de la cama. Yo mordisqueaba las vergas. Quede  tirado panza abajo con mi culo en pompa. Así aprovechó Roque para quedar detrás  de mi y meter su lengua en mi anillo. Yo chupaba con mas fuerza la barra de carne de Ariel y besaba sus pelotas sin vellos. Roque me atacaba el culo. Lo salivaba. Lo abría. Acompañaba estos movimientos de lengua con sus dedos que iban entrando despacio. No había sentido nunca aquella sensación de placer y pánico a la vez. Nunca había estado con hombres y no me disgustaba. ¿Volvería a hacerlo?¿Me gustaría?. Mientras me tragaba el sable de Ariel. Roque frotaba su pijota en mis nalgas. Había levantado mi grupa. Roque se aferraba a mis caderas. Lentamente me hizo sentir su cabezota en la puerta de mi trasero. Empecé a transpirar. El presiono su espada. Me relaje lo más que pude. Sentí que mi arito se iba abriendo. El dolor se hizo presa de mi. Su pijón era muy duro.  El sudor caía por mi piel. Me aferré al garrote de Ariel. Traté de olvidar que tenía a Roque clavándome salvajemente su pistola. Mis gemidos eran lastimosos. Hasta que en un momento el dolor fue cediendo paso a otra cosa. Era un tremendo placer. Mi verga se sacudía erguida. Sentía en mis huevos una revolución de leche presta a saltar. Me aferraba a la espada de Ariel y lamía un poco más sus bolas. Eran una belleza.

__¡¡¡Ahhh, tu culito es tan apretadito ohhhh, no voy a aguantar, ahhhh!!!__gemía Roque mientras me serruchaba como un  salvaje. Se aferró fuertemente a mis caderas y besándome en la nuca empezó a largar su néctar en mi trasero. Ariel no aguantó la visión y me largo su leche en mi boca. Traté de tragar lo más posible. Roque estaba tirado casi desmayado en mi espalda. Sentía su peso. Chorreaban por  mi culo gotas pesadas. Sentía como recorrían mi túnel hasta caer en las sábanas. Caí de espaldas. Mi verga se bamboleaba dura. Ellos se prendieron a mi arma. La sacudían. La movían de un lado a otro. Casi que se peleaban por ella. Lamían mis bolas. Las besaban. Luego volvían a rodear mi pene. Lo besaban. Lo llenaban de besos y saliva. Ardiendo sin parar me besaron el pecho. Pellizcaban mis tetillas. Se regodeaban con ellas sin dejar de amasar mi pija. Vinieron a buscar mi boca y nos alternábamos los besos profundos. Ahogándonos en nuestras bocas, Abriéndolas como antiguos animales.

__¡¡Vas a querer siempre tener una verga en tu boca, a partir de ahora!!__comentó Roque

__¿Tu crees?__ pregunté

__No vas a poder olvidar. En tu culo vas a querer algo más, estas marcado__ ellos seguían abrazándome. Llenándome de caricias. 

__Eso nos dijo el ex de mamá y no se equivocó con nosotros…__ diciendo así Ariel me comía los huevos otra vez. Tragándolos. Jugando con ellos. Haciéndome saltar el líquido que aún quedaba en mi cuerpo. Estremeciéndome. Conociendo un nuevo mundo. Agradecido de haber conocido a aquellos muchachos. Que ahora me mordían las nalgas. Pasaban sus lenguas por allí.

__¡Ustedes son insaciables!!!__ les dije mientras me giraban y pasaban una toallita húmeda por mi agujero. Después la lengua de Ariel se perdió en mi rebosante arito. Me volvieron a girar y Roque limpio mi verga adormecida. Mis bolas desinfladas. Otra vez cola para arriba y Ariel que no dejaba de hundir su lengua en mi hendidura abierta, desflorada. Me dolía un poco pero me daba gusto que pronto me volverían a clavar. Al menos es lo que creía mientras sentía ese filoso molusco pergeñando en mi agujero abierto y palpitante. Mis gemidos le anunciaban al chico que me gustaba lo que estaba haciendo. Me volvían loco esas caricias. Sentí los dedos que untaban algo, una crema, en mi ojete oscuro. Un dedo se hundió. Era Ariel que jugaba con mi agujero explosivo. Me retorcía ya de placer. El iba y venía con los dedos. Roque acercó a mi boca su verga que nuevamente se alzaba. Despacio la comí. La metí en la boca tragándola. Me extasiaba con ella y ellos me gozaban. Arrodillado en la cama Roque aferraba mi cabeza y la acercaba a su espada. Con mis manos agarraba sus nalgas y metía dedos en su culito hermoso. Ariel trepano mi anillo. Su verga se metió sin miramientos. Me taladró. Me ensartó. El sudor caía en mi pecho. Las gotas corrían en mi nuca. Ariel iba y venía en mi agujero.

__¡¡¡Ohhh como me gusta tu culito, ahhh, ahhh, me gusta penetrarte!!!!

__¡Sigue, sigue, ohh, sí, sí, ahhhh!!!

Con sus manos, Ariel, hizo que me incorporara. Me sentó en su verga rocosa. Me agarraba del pecho. Yo casi saltaba sobre aquella pijota. Roque ahora se había parado y metía su rabo en mi boca. Yo chupaba emocionado. Roque se sacudía en mi, rápido, violento, como con descargas eléctricas. Ariel me mordía los hombros. Las orejas. El cuello.  Mientras su fibrosa y ardiente mecha me taladraba. Pellizcaba mis tetillas rojas y  voltaicas. Ellos eran un volcán y me habían convertido en lo mismo mi. Sus lavas se volcaron otra vez. Regándome el culo y el pecho y la boca, los ojos, los dientes, el pelo. Quedé arrodillado con la vara de Ariel en mi cola babosa. La víbora de Roque salió de mi boca. Terminé de limpiarla gentil. Cuando Ariel salió de mi túnel, se acercó y también limpié su cabeza y todo el tronco dulcemente. Mientras el chico gemía un poco más relajado.

De mas esta decir que seguí yendo a la casa de mi novia por muchos años. Disfrutamos lo máximo de aquel sexo. Mi novia o sea la madre de los chicos nunca supo nada de todo aquello. De esa doble vida de todos. Era nuestro secreto o al menos siempre creí eso.-

 

Datos del Relato
  • Autor: MARIO
  • Código: 42767
  • Fecha: 07-03-2017
  • Categoría: Gays
  • Media: 6.7
  • Votos: 10
  • Envios: 0
  • Lecturas: 7333
  • Valoración:
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