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Categoría: Infidelidad

Engañé a mi marido por que me engañaba

MEJOR ES VIVIR EN UN RINCÓN DEL TERRADO,
QUE CON MUJER RENCILLOSA EN CASA ESPACIOSA.

proverbios 21:9

Elizabeth estaba frente al espejo de su lujoso dormitorio. Su traje de noche lucía impecable sobre su ancha cama. Su abrigo, lo último en la moda, sus tarjetas crédito sobre la cama.

En la esquina, cerca de su mesita denoche,estaban sus zapatos rojos, eran preciosos, parecían los zapatos de una princesa. La luz iluminaba la alcoba y eschcuba al fondo una canción de Marco Antonio Solis,El peor de mis fracasos.

Frente al espejo estaba, silenciosa, ida del mundo, pasaba sus últimas líneas sobre sus labios exquisitos, húmedos, brillantes... era una tentación nocturna, sobre su espalda caía la bella alfombra de finos hilos de oro, todavía no había colocado su sostén sobre aquellas dos hermosas joyas que Dios había escondido en su pecho pero que brotaron hermosas y se apoderaron del escenario. Allí estaban, llenas, sensuales, apetitosas... sus pezones, obra de un excelente
escultor.

Corría su hermosura bajo sus senos y se detenía en medio del hoyito en su barriga. Simétrico, circular con la circunferencia perfecta y la
belleza fluía suavemente por su vientre y se detenía en aquel precioso jardín de rubios filamentos, que se enrrollaban con gracia y la convertían en la perdición de cualquier infeliz hombre.

Vigilada la perla velluda por dos excelentes columnas, muy bien dotadas, sin rayas, sin manchas, suaves. blancas... y aquel monumento de
mujer terminaba en dos hermosos pies que lucían una uñas cuidada con esmero.

Elizabeth suspiraba... miraba su rostro, su reflejo, sentía que la noche se moría lentamente,
que las nubes callaban, que los insectos nocturnos
se inquietaban... la canción había terminado...
Colocó su pequeño pantíe sobre aquella perla exquisita. Puso su sostén en sus dos obras de arte. Caminó a la cocina. Se sirvió un trago de Brandy. Volvió al dormitorio. Se sentó sobre la cama, volvió a levantarse, se miró en el espejo,
hizo un gesto de rebeldía... Se movió a la hermosa ventana de cristal y miró fijamente su
canario Corruptín... una fina lágrima brotó de sus ojos, una, sólo una, que fue a morir en sus labios,los penetró , rodó por su lengua, cayó sobre su tráquea, y cayó sobre su corazón perforándolo de un extremo al otro y luego cayó en una mortal caída... muriendo inevitablemente por los daños sufrido.

Volvió al espejo... ahora colocaba su vestido...
estaba hermosa, sensual, perturbadora... estaba cual manjar divino... estaba coqueta, linda, linda,hermosa...

Y su mente fluía, se perdía por aquel mar de recuerdos... su esposo... aquel joven que había robado su corazón después de la muerte de Luis...
su ex marido, fallecido en un fatal choque.

Lo conoció una noche en una discoteca y se enamoró de él. Dos años, dos años de felicidad, de pasión y lujuria... pero como todo lo bueno, dura poco... todo estaba a su fin... no había retorno... le pagaría con la misma moneda...

Mientras tanto, a 30 minutos de distancia... Braulio reía a carcajadas, estaba muy bien acompañado... ella era hermosa, era la cuarta mujer en cinco días que salía con él. Buen mozo, joven, buen carro, un título de abagado criminalista, tarjetas de crédito, una lancha, un Mercedes...
lo tenía todo... si lo tenía porque ya no tenía nada...

Estaba, como siempre, que no cabía en sus pantalones de seda fina, todavía sentía dolor en su verga de tanto uso sin descansar...Bebía buen whisky, buen vino para ella. Si ella, que trataba con sus encantos de sacarle unos cuantos miles a su amiguito de ocasión...

Ambos reían, disrutaban los frutos de Elizabeth. Todo se lo había dado a aquel pobre infeliz que antes no tenía donde reclinar su cabeza y pasar la noche...

Elizabeth sonrió. Tenía en sus manos las fotos del engaño, aquellas fotos que el detective privado le había dado después de seis meses de investigación y de gastarse unos cuantos miles más. Ella no lo sentía, habia obtenido una buena herencia de su antiguo esposo y un buen seguro.

Tomó un pequeño envase y echó las fotos una a una, sin decir una palabra, sin dejar escapar un suspiro. Luego sacó su hermoso dorado lighter y les pegoó fuego...

Tomó las tarjetas, su libreta de cheques. Tomó el teléfono y llamó a su banco. Luego llamó al dealer
de auto y pidió que pasaran por el restaurante
Los Almedros para que recogieran el Mercedes porque ella no lo pagaría más y se iría de viaje...

Volvió a escuchar a Marco Antonio Solis, Amor en silencio... caminó a la cocina y se sirvió un doble trago... Suspiró... volvió a su dormitorio,
tomó su cartera y su abrigo...

Elizabeth no hubiera querido llegar a aquello, le fue fiel a su primer esposo hasta la muerte como lo prometió y quería terminar su vida con su flamante y joven compañero... no le gustaba la idea... tenía fuertes valores, principios religiosos... pero había esperado mucho, sus lágrimas se habían secado y aquel hombrecito se burlaba... la llamaba vieja... malagradecida...
gallina vieja... tonta... loca...momia egipcia...
y en varias ocasiones le pegó sin piedad...

Lo pudo haber mandado a matar... se lo merecía el muy canalla... pero no valía la pena mancharse las manos por aquel pobre infeliz...

Ella sabía que no estaba vieja... estaba en la mejor edad, en la edad en que la mujer se convierte en una fiera de placer y deseos... en la edad donde no existe el engaño, la edad para amar y ser amada con pasión...

El vago, patán, loco, degenerado, infeliz, torpe, y pobre diablo, que no era capaz de que ella lograra un orgasmo,... pobre infeliz... pero la venganza es dulce cuando se planifica bien...

Ahora caminó hacia la sala... tomó un retrato de
su juvenil amante y lo lanzó con toda las fuerzas contra la pared de la sala... se acercó... lanzó una saliva y con gusto dejó que su zapato lo pisara hasta destruir la imagen completamente...

Una sonrisa se dibujo en sus labios... hacía frío,
se puso el abrigo... allí estaba su nuevo amor, Antonio... la besó con pasión y se fueron a disfrutar aquella hermosa noche...

Allá en el restaurante removían un Mercedes Benz...dentro, el mozo le entregaba el boleto de la cuenta... trescientos cincuenta dólores...

El mozo miró a Braulio muy serio... Braulio lo miró...la belleza, que acompañaba al galán miraba sorprendida...

Y se escuchó la voz contundente del mozo:

___Caballero, sus tarjetas fueron canceladas por su esposa y ahora se acaban de llevar su auto...

Fin.
Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 4.48
  • Votos: 42
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
marco antonio
invitado-marco antonio 23-03-2004 00:00:00

mi reina te felicito es una gran historia y me ha gustado q le dieras su merecido a ese patan ,me encantaria haber sido ese antonio q te esperaba bye cuidate un beso.

Juan Andueza G.
invitado-Juan Andueza G. 03-08-2003 00:00:00

Jajajaja, eso sí que se llama lección. Muy bien escrito, con prolijidad. Felicitaciones.

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