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Categoría: Sadomaso

DOLOR Y PLACER

"Fui a obtener el maximo placer sin importarme el dolor a recibir"

 

Volví a lo de Luvna a fin de lograr el máximo placer sin importarme la cantidad de dolor a soportar. Luvna me recibió con su asistente Zintia y me dijo: Has venido para que Zintia empale tu pene en una forma severa y cruel; el suplicio es largo, unas dos horas, y muy doloroso, puede llegar a producir lesiones irreversibles, depende el momento en que pidas cesar el castigo. Yo le dije que ya había probado versiones ligeras de esta tortura y que ahora deseaba experimentar el tormento en su forma más cruel.

Primeramente azotaremos tu pene con nuestras zapatillas de danzas a fin de que adquiera temperatura y pueda soportar los dolores más intensos; me ordenaron que fuera al baño a orinar y regresara  desnudo a la sala. Cuando volví me amarraron de frente a una cruz en X  y Zintia me anudo un cordel en la base del pene que se encontraba en completa erección, luego acerco un caballete regulable y acomodo mi pene de forma que quedara firmemente acostado sobre el.

Las jóvenes calzaban sus zapatillas de media punta, de un numero 38 o 39 de lustroso cuero y delgadas suelas enteras, muy flexibles por el doble uso que se les daba, blancas las de Luvna y negras las de Zintia. Luvna dijo: cincuenta golpes cada una bastaran para que tu pene quede ardiendo y sueltes las endorfinas suficientes. Me acercaron las zapatillas para que las besara y luego se situaron a ambos lados del caballete, me ordenaron que llevara la cuenta y comenzaron a azotarme fuertemente en forma alternada, Luvna castigaba en forma de chasquido haciendo que solamente la punta de la zapatilla tocara la piel de mi pene; Zintia golpeaba de lleno. Cuando iban por la mitad del castigo el dolor se torno insoportable, cuando mi voz dijo cien, el pene se encontraba lleno de moretones, inflamado, con la piel brillante próxima a quebrarse; Luvna sonrió satisfecha y dijo que el pene se encontraba perfectamente preparado para ser empalado.

Me hicieron acostar sobre un potro de madera y aseguraron mis extremidades a las esquinas; además amarraron una cuerda a la altura de mi cintura a fin de inmovilizar mis caderas

Comenzaremos ensanchando el conducto, dijo Zintia y tomo un trozo de tiento de cuero de unos 25 cm de largo; lo lubrico y comenzó a introducirlo en mi pene. Penetraba en forma ajustada, con movimientos hacia adelante y hacia atrás lo hizo bajar lentamente hasta alcanzar la vejiga. Sonrió satisfecha, lo extrajo con rapidez y volvió a repetir la operación. Ahora terminaremos de  preparar la uretra, dijo y tomo una varilla de madera  engrosada por varios nudos en su recorrido. Zintia me explico que los nudos eran todos del mismo grosor y terminarían de expandir la uretra. Después de lubricarlo, ensarto la punta en mi pene y lo hizo avanzar, muy ajustado penetraba lentamente, los nudos me provocaban una sensación levemente dolorosa; cuando la varilla se detenía, Zintia tomaba una de sus zapatillas y golpeteaba sobre la madera haciéndola penetrar; al fin llego a hundirse totalmente; Zintia la retiro de un tirón y la volvió a introducir; avanzo con una llamativa facilidad y rápidamente llego al final de su recorrido sin necesidad de utilizar la zapatilla.

 Ahora tenemos el conducto preparado para comenzar el suplicio dijo Zintia; te empalare con varillas de madera talladas similares a la que has probado, pero con los nudos de diferentes grosores y con ásperos bordes que te provocaran insoportables dolores cuando se muevan dentro de ti. Me mostro cuatro varillas, los nudos eran mas pequeños en el extremo e iban aumentando de tamaño hacia el otro extremo, eran de forma irregular, con bordes desparejos. El verlos e imaginarlos penetrando en mi interior y lacerando mi carne  me produjo una rara sensación, mezcla de ansiedad por probarlos y temor.

Zintia lubrico la madera que tenía los nudos más chicos para comenzar, me recomendó que tratara de expandir el conducto al sentir el avance de la madera para ayudar y que cuando no pudiera soportar más el castigo pidiera clemencia. Mi cuerpo estaba en tensión, mi pene tenía una descomunal erección esperando el castigo. Empezamos dijo Zintia e inserto la madera haciéndola penetrar unos   cuatro centímetros en forma muy ajustada, siguió bajando, los nudos raspaban la mucosa produciéndome un fuerte dolor, el tercer nudo a poco de ingresar se detuvo al pasar el glande; Zintia blandió la zapatilla y presiono la madera; al no moverse le aplico un pequeño azote, de mi boca salió un fuerte quejido y la varilla siguió avanzando; cuando faltaba muy poco para que la madera estuviera totalmente adentro, el primer nudo detuvo su avance; yo lo sentía en mi interior como si lo estuviera viendo; Zintia dijo que ese lugar era el mas estrecho del conducto. La zapatilla azoto con fuerza el cuerpo del pene, la varilla vibro en su interior, la suela se alzó y chasqueo hundiendo la madera hasta el final, yo sentí una explosión de dolor en mi cabeza, mi cuerpo se convulsiono en sus ligaduras. Zintia retiro la varilla con rápidos tirones, en los nudos se veían vestigios de sangre; luego volvió a lubricarla y comenzó a introducirla nuevamente dentro de mí. Esta vez solamente fue necesaria la ayuda de un par de golpes de zapatilla en la parte final para hincarla totalmente.

 Luvna me dijo: Ves como la uretra se sigue expandiendo, es muy elástica; ahora si quieres,  Zintia continuara con el calibre siguiente; si respondí. Zintia acerco la varilla para que la pudiese observar; a simple vista se notaba que los nudos eran mas grandes que los anteriores y según me pareció con bordes mas aguzados. Zintia me acaricio repetidamente el pene con las zapatillas a fin de comprobar que la erección fuera completa, una vez lograda, se acomodó entre mis piernas y me dijo ya empiezo; sentí la madera dentro de mi, el primer nudo paso el glande y continuo descendiendo, sentí que sus ásperos bordes lastimaban mi carne; el segundo nudo se detuvo en el paso del glande, Zintia colgó una zapatilla del extremo de la varilla, dejando a mi vista la suela e impidiéndome ver el progreso de la labor. Se escucho un seco chasquido, un grito de dolor salió de mi garganta, el nudo avanzo de golpe unos tres o cuatro centímetros; la zapatilla continuo golpeteando y presionando para hincar la madera, esta descendió hasta que el tercer nudo se detuvo; resonó el chasquido y un fuerte alarido de dolor acompaño el avance del madero. Zintia descolgó la zapatilla que ocultaba la varilla; pude comprobar que no faltaba mucho para que estuviera totalmente dentro; la zapatilla azoto con fuerza cuatro veces el cuerpo del pene, haciendo vibrar la varilla dentro de mi y haciendo notar con dolores indecibles la presencia de los bordes de los nudos de la madera.  Zintia hizo una pausa, la varilla comenzó a salir expulsada por la presión del pene, Zintia sonrió y empezó a golpetear  a fin de hacerla penetrar, avanzaba dificultosamente, yo sentía cada milímetro de progreso, pues los ásperos bordes de los nudos iban arañando mi carne. El primer nudo se detuvo antes del final, Zintia sonrió y descargo dos fuertes golpes de zapatilla sobre la varilla, esta avanzo pero no pudo penetrar en la vejiga. Zintia me pregunto si quería continuar; respondí afirmativamente,  Zintia  hizo chasquear con fuerza la zapatilla sobre la madera cuatro veces; entonces la varilla se introdujo enteramente en su funda de carne. Zintia me pregunto si quería continuar, si repetíamos el ingreso de esta varilla.

Quiero que me empales con la varilla siguiente! Deseo sufrir el suplicio con el máximo dolor a fin de recibir el máximo placer. Zintia dijo que era bastante peligroso y dolorosísimo, pero dado que mi membrana uretral se encontraba lo suficientemente preparada, seria un gran placer para ella el empalarme con el siguiente espesor de madera.

Luvna dijo; azotaremos su pene, empalado como esta, para que quede duro como una roca;  bastaran treinta golpes de cada una; se situaron a ambos lados del potro y descargaron los golpes con fuerza y en forma alternada. Zintia con rápidos tirones retiro la varilla, del pene brotaron algunas gotas de liquido seminal mezcladas con sangre; Zintia tomo un pomo de lubricante y aplicándolo a la abertura del pene le inyecto una generosa dosis. Me acerco la nueva varilla para que la observara; quede aterrorizado del calibre y forma de los nudos, sentí una rara sensación en el interior de mi pene; Zintia riendo me dijo; métela en tu boca y que tu lengua pueda sentir la aspereza de los nudos; al hacerlo imagine el trabajo que efectuarían en mi interior y nuevamente sentí la sensación en mi pene.

Zintia se sentó entre mis piernas abiertas e inserto el extremo de la madera en mi pene, penetro ajustadamente unos cuatro centímetros, luego sentí el aviso doloroso del primer nudo al atorarse en el glande; la zapatilla golpeo una vez; luego golpeo nuevamente con mas fuerza, yo grite de dolor y sentí que el nudo había superado el obstáculo. Avanzaba lentamente, Zintia le imprimía un movimiento hacia adelante y hacia atrás, pero siempre penetrando; también a veces combinaba estos movimientos haciendo rotar la varilla; todo esto me producía dolores en forma constante ya que los bordes irregulares de los nudos se incrustaban en la mucosa y la arañaban milímetro a milímetro. Para hacer avanzar al segundo nudo, Zintia debió emplear nuevamente la zapatilla, primero azoto una par de veces el cuerpo del pene y luego fueron necesarios cuatro golpes sobre la varilla para que el nudo avanzara, yo gritaba como una fiera, mis alaridos retumbaban en la sala y me retorcía de dolor. El tercer nudo penetro con dificultad por el orificio del pene, avanzo lentamente y se detuvo en el glande; Zintia me pregunto: Quieres que continúe o nos detenemos acá?; es probable que no puedas soportarlo. Si hazme pedir clemencia cuando no pueda resistir mas, le respondí. La zapatilla golpeo con fuerza tres veces sobre la varilla, el nudo no se movió; Zintia hizo retroceder la varilla un poco, la hizo rotar y avanzo nuevamente, al atorarse empleo la zapatilla. Esta golpeo la madera con fuerza cuatro veces sin lograr resultado positivo, el nudo se encontraba firmemente atascado. Luvna que se mantenía expectante se descalzo y se acercó blandiendo una sandalia de cuero de suela muy fina y delgadas correas; levanto su brazo y descargo la suela con fuerza sobre el extremo del palillo; yo sentí una explosión en mi cerebro, el paso de una corriente eléctrica; la madera avanzo unos milímetros; la sandalia golpeo dos veces seguidas; el nudo prosiguió su avance. Con los tres nudos dentro de mi pene Zintia se aplicó a que mi suplicio durara mucho tiempo; la suela de una zapatilla acariciaba el pene, manteniendo su excitación  la otra repiqueteaba y daba pequeños golpes sobre el extremo de la varilla, haciéndola avanzar lentamente; luego efectuaba una pausa, la presión interna del pene comenzaba a expulsar  la varilla, Zintia reanudaba su rutina haciéndola penetrar nuevamente; si veía que mi cara no denotaba un gran sufrimiento y no gritaba de dolor hacia rotar la varilla para que los nudos cambiaran de posición y me produjeran dolor, salvo en los momentos que realizaba la pausa la varilla siempre estaba en movimiento ya sea hacia adelante o hacia atrás provocando un dolor constante . Zintia me recomendó que tratara de expandir el conducto cuando la varilla avanzaba; yo lo hacia permanentemente sentía en mi interior la ubicación de los diabólicos nudos, el primero abriéndose camino y los otros volviendo a lacerar el terreno ya lastimado.

La varilla progresaba con lentitud, cada vez mas seguido Zintia recurría a golpear con la zapatilla el cuerpo del pene y la punta del madero, me arrancaba gritos de dolor y solamente se hundía muy poco. Zintia me pregunto si continuaba, yo asentí y entonces empuño la sandalia de Luvna, con suela de cuero mas dura que las zapatillas, descargo un fuerte golpe, un bramido salió de mi garganta, mi cuerpo se arqueo en sus ligaduras, la madera avanzo un centímetro; Zintia contrariada azoto tres veces seguidas con fuerza, la varilla penetro tres centímetros, después de mi alarido de dolor dije CLEMENCIA.-

Zintia extrajo la varilla lentamente, azotaba el cuerpo del pene y tiraba despaciosamente del extremo de la madera; los nudos al salir me provocaban un gran dolor y a la vez un inmenso placer; finalmente la madera salio, con  los nudos manchados de sangre; Zintia comenzó a acariciar mi pene con las zapatillas, friccionándolo hasta producirme una gran eyaculación.

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