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Nunca he sido buen estudiante. Me aburría mucho en clase, y las campanas (novillos), eran algo habitual en mi vida desde los 15 años.
Tan sólo había una asignatura que me encantaba, Ciencias Naturales, tal vez para ser más exactos lo que me gustaba era la profesora, se llamaba Maite e intentaba no perderme sus clases. Me pasaba toda la hora mirándole las piernas y el culo mientras escribía en la pizarra.
Había algo en aquella mujer que despertaba en mí unas erecciones fenomenales. Debía tener unos 45 ó 47 años, pero realmente se cuidaba más que muchas mujeres jóvenes.
Era morena con media melena lisa, corte estilo Cleopatra creo que se llama, no muy alta ni muy delgada, más bien ancha de caderas y sobre todo siempre muy bien vestida con traje y falda a la altura de las rodillas. Había dos cosas que siempre me llamaron la atención de ella, lo bien maquillada que venía aunque la clase fuese a las 9 de la mañana, y sus zapatos. Siempre subida en unos tacones de 9 o 10 cms., y caminando como una modelo.
Durante sus explicaciones me dedicaba a desnudarla con mi pensamiento, y muchas veces servía como inspiración para mis pajas, y para ayudarme a conciliar el sueño mientras pensaba que era toda para mí.
Nunca me aprobaba, y me gustaba cuando me llamaba al despacho para abroncarme y decirme que si no me tomaba más en serio su asignatura, no pasaría a BUP.
Una tarde mientras caminaba hacía mi casa, la vi saliendo del parking de la escuela con el que supuse era el coche de su marido un Range Rover, ya que era muy grande para ella, y se notaba que le sobraba coche por todos los lados.
Llegó al cruce, salió sin mirar a la calle principal, sonó un claxon y un frenazo, y ella cambio bruscamente de carril, llevándose a una niña por delante. Cerré los ojos y cuando los abrí de nuevo la niña estaba sangrando inconsciente debajo de un coche aparcado.
La gente empezó a correr desde el otro lado del cruce, y ella salió gritando del coche:
¡Dios mío que he hecho! (mientras me miraba fijamente)
¡Daniel! te lo suplico me tienes que ayudar
¿Cómo?
¡Ayúdame por Dios! Te juro que te compensaré. ¡Lo que quieras, Matricula de Honor, dinero…
Cuando la gente se acercaba, me tire de rodillas al suelo y empecé a llorar.
Perdón Srta. Maite, cruce sin mirar.
Perdóneme por favor (mientras lloraba desconsoladamente)
Ella me miraba con la boca abierta sin saber que decir, realmente mi representación era perfecta, unos cuantos rodeaban a la niña mientras otros me abrazaban intentando tranquilizarme.
Cuando llego la policía y la ambulancia, todo el mundo lo tenía claro, la profesora por no atropellarme a mi dio un volantazo y atropello a la niña. Incluso había gente que afirmaba haberlo visto con claridad. Es curioso, unas cuantas lágrimas, y la imaginación de los demás hizo el resto.
La policía nos tomo declaración a la profesora y a mí, y nos comentó que si la niña moría seguramente tendríamos que ir a juicio, pero que no nos preocupásemos que aquello era un accidente, y que le podía pasar a cualquiera.
La policía me acompaño a casa y hablo con mis padres al ser yo menor. Por fuera no dejaba de llorar, pero mi mente ya estaba pensando en la recompensa.
Al día siguiente fui muy temprano al colegio, pero ella no apareció. Pasaron varios días hasta que volvió a clase. Aquella tarde mientras nos explicaba el tema, note como no quería ni mirarme, parecía que tenía miedo a mirar hacia la zona donde yo me sentaba.
Cuando acabo la clase dijo sin mirarme:
Daniel acuda a mi despacho a partir de las 18:00 h.
Nadie noto nada extraño, ya que era habitual en mi caso tener tutorías especiales, así como broncas por parte del profesorado.
A las 18h. llamé a la puerta de su despacho.
Pase
Siéntate Daniel,
Sí Maite (conteste yo)
Quiero que sepas que te agradezco muchísimo la ayuda que me ofreciste ayer, quiero que sepas que he cambiado mi opinión hacía ti, y que nunca olvidaré lo que hiciste. Realmente sin tu ayuda hubiese tenido un problema muy grave, y estoy en deuda contigo.
No fue nada Srta.
Sí, fue una interpretación magistral, sin tiempo para pensar lo hiciste realmente bien, hasta yo llegue a dudar.
A partir de ahora te daré las preguntas de los exámenes unos días antes, y a poco que respondas bien el sobresaliente lo tienes asegurado, además los profesores guardan los exámenes en la sala de profesores, ya te conseguiré copias de las demás asignaturas.
Muchas gracias Srta.
Toma además este sobre es para ti.
Pero aquí hay mucho dinero Srta.
Los jóvenes nunca tenéis un duro, y así puedes invitar a alguna chica y comprarte algo que te apetezca.
Muchas gracias de nuevo Srta.
Lo dicho Daniel, te estaré eternamente agradecida.
Vera… Yo había pensado en otra cosa, además.
¿A que te refieres? ¡no te pases que 100.000 Ptas. y varios sobresalientes, creo que es un muy buen pago!
Siempre me has gustado mucho Maite
¿Qué quieres decir?
Eso que siempre me has gustado mucho.
¡Soy tu profesora!
No, me refiero como mujer
¿Qué insinúas?
Me gustaría estar a solas contigo.
¿Estas hablando de sexo? ¡De eso nada y fuera de aquí!
Tienes razón, no debería habértelo insinuado.
¡Eso no deberías ni haber pensado en ello!
Me marcho, que tengo que ir a la comisaría, a explicar que me obligaste a mentir.
¡Hijo de puta!
No la hija de puta eres tú que una niña esta luchando entre la vida y la muerte por tu inconsciencia, y encima no te atreviste a asumir las consecuencias. Adiós
¡Espera Daniel, no te marches! Déjame pensarlo
Tienes hasta el fin de semana para pensarlo, y hoy es jueves.
Esta bien, pero ¿como se que no me vas a chantajear más?
No lo sabes, debes confiar en mi
Pero… estoy casada, y tú eres muy joven.
Yo no tengo problema, y si tú quieres tu marido no tiene que enterarse.
De acuerdo, él esta fuera de viaje si quieres mañana podemos quedar después de las clases.
Me dio un papel con su dirección, y su teléfono, y yo le dije:
Espero que estés muy Sexy mañana
No dormí en toda la noche. Quise masturbarme, pero tal vez luego no daba la talla, así que decidí esperar a ver que me deparaba aquella cita.
Les dije a mis padres que me quedaba a dormir en casa de un amigo, y a las 8 en punto de la tarde estaba llamando al interfono de su casa.
¡Hola!
¡Hola pasa!
Aquello parecía un velatorio. Pero por lo menos estaba muy guapa, llevaba una blusa blanca, con varios botones abiertos, y se podía intuir un sujetador gris, una falda negra con un corte en un lado, y medias negras junto con unos bonitos zapatos de tacón de ante también negro.
Tú dirás. ¿Quieres tomar algo?
Whisky con Coca Cola
Eres muy… esta bien.
Mientras se levantaba a ponerme el whisky, empecé a ponerme en situación, la tenía en mis manos, y haría todo lo que le dijera. Era el momento de empezar a disfrutar.
¡Quiero que me la chupes!
De acuerdo pero déjame quitar un poco la luz
Déjala tal y como está, quiero verte mientras lo haces.
Me dejo la copa en una mesita de cristal. Y se acerco.
¡Ponte de rodillas! Desabróchame el pantalón. Y lo demás lo dejo en tus manos.
Me desabrocho el pantalón, me bajo un poco el boxer, y yo la aparte para quitarme totalmente los pantalones y los calzoncillos. Sin mirarme empezó a chuparme sin demasiado entusiasmo.
¡Para!, ponte tú en el sillón y quítate las bragas.
Se descalzo, y se quito las bragas.
Ponte los zapatos otra vez.
¡Vaya eres fetichista!
Me gustan las mujeres femeninas, y los zapatos de tacón hacen que la mujer se vea más femenina.
Me arrodille frente a ella, y empecé a comérselo todo. Al principio estaba seca, pero al poco tiempo note como se empezaba a mojar. Yo cada vez incrementaba mis lametones, y empezaba a meter los dedos uno en su vagina mientras el otro acariciaba su ano.
Su cara empezó a cambiar, pude ver como se mordía el labio inferior, y cerraba profundamente sus ojos. Empezó a gemir, al principio unos leves sonidos, después se incrementaba el sonido y al poco tiempo eran gritos de placer.
De repente me cogio del pelo, y me apretó bruscamente, como si quisiera que me introdujera dentro.
Vaya con la Srta. Maite, parecía que nunca había roto un plato, y estaba gozando como una perra.
Sus gritos y movimientos cada vez eran mayores hasta que de repente un temblor inundo su cuerpo, se estaba corriendo de una forma espectacular.
Vamos ahora follame (me dijo)
No llevo condones
No te preocupes llevo el DIU
Me senté en una silla, y le pedí que se sentará sobre mí. Se sentó y de un golpe brusco metió mi polla dentro de ella, empezando a dar saltitos. Le arranque la camisa y saque sus pechos por encima del sujetador, mientras mis manos en su culo ayudaban a marcar el ritmo.
De repente decidí levantarme, sin sacar mi polla y ella agarrada a mis hombros gritaba,
¡Follame cabrón! ¡Jodeme a fondo!
Tuve que bajar la intensidad, ya que estaba a punto de correrme.
No pares cabrón
Es que si no me corro
Pues a que esperas. ¡Correte ya!
La muy hija de puta se estaba corriendo en mis brazos y ponía los ojos en blanco. No pude aguantar más y tras una última embestida me vacíe dentro de ella.
Caímos al suelo y nos quedamos unos instantes sin decir nada. Pude ver como mi leche corría por sus piernas y manchaba sus medias.
Me acerque un poco y le dije:
Todavía me quedan fantasías por cumplir.
¿Pero todavía quieres más?
Me gustaría metértela por el culo
¿Cómo?
Lo que has oído
¡Pero con mucho cuidado eh!
Se puso a cuatro patas sobre la alfombra, y con aquella visión, me volví a empalmar rápidamente.
Me puse detrás de ella, e intente apuntar a su ano, pero parecía completamente cerrado. Ella, mojo sus dedos con saliva y se los introdujo lentamente, intentando dilatarlo.
Volví a intentarlo, y esta vez conseguí meter la puntita.
Ahora si, empuja
No más suave
Un poco más
Di un golpe con la cadera, y se la metí hasta los huevos.
Ahh cabrón, me partes. Sácala
Retrocedí, un poco y se la volví a meter hasta el fondo. De repente miré al frente y me di cuenta de la escena reflejada en el espejo. Ella a cuatro patas mientras yo encima, como un cowboy la enculaba una y otra vez.
Cuando ya casi no podía más, le dije:
Quiero correrme
Vanos a que esperas
No, así no, quiero en tú cara
De acuerdo, pervertido
Se incorporo, y se puso de rodillas mientras yo me levantaba. Cogio mi polla con sus manos, y aquella escena todavía aumento mi excitación. Ver sus manos con aquellas uñas granates, y largas fue tremendo para mi.
Empezó a menearla, mientras de vez en cuando le daba algún lametón. Ya no podía más
Y explote como un volcán, un chorro a su pelo, otro a su cara, su boca.
Estarás a gusto cabrón. Me has empapado.
Ella me miraba fijamente mientras mi leche se escurría por su cara, pero su mirada era de satisfacción, no de odio. La había realmente chantajeado o por el contrario se lo estaba pasando de miedo.
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