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Una Guardia Inolvidable

Jueves por la noche. Un día normal llegando al cuerpo de guardia como es rutina, saludo a mis compañeros y a los pacientes ingresados para entrar en ambiente, cuando me llega la noticia de que los médicos que les correspondía guardia ese día no pudieron ir por distintas razones y que en su lugar llegaría una M.I.C peruana de apellido Villata que venía de otra ASID.



Eso por supuesto me desanimó un poco, ya que sabía que no iba a ser una guardia como las que ya estaba acostumbrado, a reír y bromear con el médico de guardia, pero aun así decidí ser optimista. La guardia había transcurrido muy normal sin novedad alguna, pero algo seca y fría para mi gusto, ya eran las 10pm y la doctora me pide administrarle un medicamento al paciente de la cama #3, a lo cual me negué porque días atrás se le había administrado el mismo y no habíamos tenido resultado alguno, esto generó una fuerte discusión entre nosotros hasta que la hice revisar la historia del paciente, después de leer, lo que hizo fue romper la orden y sentarse en el escritorio sin mediar palabra.



Ya eran las 10:40pm y en vista que todo estaba tranquilo me fui a dar un baño para terminar de pasar la rabia. El baño del cuarto de enfermería estaba en reparación, así usábamos el de los médicos. Entro al cuarto sin percatarme que no le había puesto seguro a la puerta. Mi gran sorpresa es que al salir del baño me encuentro con que la doctora está en el cuarto en sostén, nuestra reacción al vernos en esta situación fue de simplemente quedarnos callados mirándonos fijamente. Ella al ver las gotas de agua correr por mi torso, su mirada se llenó de deseo y yo sin darme cuenta, se me comenzó a poner erecto el pene. Sin decir una palabra se acercó a mí, me despojó de la toalla y comenzó a hacerme un oral que me erizaba la piel y me hacía gemir de placer. Yo solo la agarraba del pelo y veía la lujuria que inundaba sus ojos.



Después de unos 15 minutos se levantó y nos besamos apasionadamente, mientras yo la terminaba de despojar de su ropa, la llevé a la cama y beso a beso fui bajando hasta llegar a su entrepierna, con suerte el cuarto queda aislado del cuerpo de guardia porque los gritos y gemidos femeninos no se hicieron esperar, de esta manera llegó al orgasmo retorciéndose de placer y quedando sin aliento, después de esto proseguí a penetrarla sin piedad, nuestros cuerpos bañados en sudor se movían a un mismo ritmo, ella gemía, se retorcía y me mordía el cuello del placer, practicamos varias posiciones hasta que el clímax nos alcanzó a ambos, chorros de semen salieron de mi miembro y ella se los tragó sin dejar rastro alguno, nos dimos una ducha juntos donde nos besamos y nos masturbamos mutuamente.



Al salir del cuarto todo volvió a la normalidad, no hablamos absolutamente nada al respecto, la guardia finalizó con total normalidad, la doctora Villata se retiró no antes sin despedirse, ya ha pasado un tiempo de esa aventura y cada vez que entró al cuarto de doctores puedo escuchar sus gemidos, sentir su olor y tocar su piel, tan vivido como aquel día, esa historia quedará encerrada en esas cuatro paredes e imborrable en mi memoria.


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