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El reloj marcaba las 2 de la tarde y con esto el fin de semana comenzaba.
Jason siempre anticipaba con muchas ganas los días viernes pues, desde dicho día hasta el domingo por la tarde solía ir a visitar a sus abuelos.
Todos los jueves, por la noche solía guardar en su mochila, unas cuantas camisetas, shorts y ropa interior para todo el fin de semana.
Hoy el reloj parecía haberse movido bastante rápido, pues ni se dio cuenta cuando su última clase de la universidad había culminado.
La casa de sus abuelos quedaba muy cerca de la universidad, así que siempre caminaba hasta allí.
Encontrándose frente a la imponente cerca de mármol, dio un respiro antes de dirigirse a tocar el timbre, que se encontraba cerca de la pequeña puerta en medio de la cerca.
Unos segundos más tarde, escucho como su Abuela Ana se dirigía a abrirle.
Ya estando frente a frente ambos se abrazaron por unos segundos y luego pasaron por el pequeño jardín hasta el interior de la casa.
Ana le dijo que tenía una invitada sorpresa para él, justo cuando llegó a la pequeña cocina pudo observar a su tía Olga de pie frente a él, quien lo saludó con cariño, habían pasado al menos 2 años desde que no la veía, ya que Olga vivía en otra ciudad y muy poco viaja hasta la casa de su hermana Ana.
- Jason que grande estás - dijo Olga con asombro-.
Sólo habían pasado 2 años pero Jason, que ya estaba por cumplir 20 años, había cambiado notablemente, ya media 1,78m, su espalda se había vuelto más ancha y sus brazos un poco más gruesos.
Sin embargo su carita de bebé permanecía, sus profundos ojos cafés seguían igual de brillantes y su barbilla estaba acompañada de una ligera barba.
- Que guapo estás sobrino
- Gracias tía, pues no soy el único, tú al parecer te pones más guapa con los años - respondió el joven-.
Olga que tenía 58 años no se creía estás palabras, sin embargo se dio una vueltecita para que su sobrino la admirara.
Su altura era de 1,60m, su cuerpo era relleno, con grandes tetas un poco caídas, anchas caderas y gruesos muslos, su estómago sólo se veía ligeramente relleno, sin embargo su trasero se mantenía firme, o al menos así parecía, a través de su corto vestido verde, el cual resaltaba bien sus curvas.
Tratando de concentrarse en pensamientos no eróticos, Jason le preguntó acerca de su visita:
- ¿Que te trae por aquí tía?, me tenías olvidado- bromeó-.
- Oh cariño he tenido problemas con tu tío Javier, es tan necio a veces - dijo cruzándose de brazos-.
- No te quejes tanto hermanita, que al menos es más cariñoso que otro que yo conozco - dijo Ana-.
Jason rio fuertemente al entender que se refería a su Abuelo, Carlos.
Era un hombre moreno, alto y corpulento, aunque con los años ya está firmeza se iba perdiendo, aún seguía pareciendo imponente y con cara de pocos amigos.
- He venido a quedarme aquí unos días para darle una lección - dijo Olga.
- Seguro que debe estar extrañándote- dijo Jason observando con decepción, que el lindo y corto vestido verde no tenía escote-.
- En fin, - interrumpió Ana- es hora de almorzar, ve a dejar tu mochila en el cuarto se huéspedes, Jason-.
Jason siguió está orden y comenzó a caminar por la casa hasta su habitación, la casa de sus abuelos era ciertamente pequeña, sólo tenía una salita con 2 muebles para 2 personas y una mesita entre ellos, luego por el pasillo veías el baño de los invitados, seguido por la pequeña cocina, hasta llegar a la recámara principal y un poco más atrás a la de invitados donde se hospedaba siempre Jason.
Ambas habitaciones eran espaciosas, con una cama en el centro de la habitación y una televisión pantalla plana, y tenían además un lindo baño.
Justo cuando entró, notó la cama matrimonial que siempre había estado en el lugar y justo abajo estaba otro colchón, que nunca había visto, en la habitación se podía observar algunas ropas de la tía Olga y algunas de sus cosas, como carteras o zapatos.
Aun sabiendo que el colchón del suelo era para él, este decidió preguntar a su Abuela más al respecto.
- Abuela, supongo que dormiré en el colchón del suelo
- Si, la verdad es que pensaba mandarte a casa de tus padres, pues como ves no hay espacio en este lugar, pero Olga me ha convencido de dejarte, pues me dijo que quería pasar tiempo contigo.
- Gracias tía - brinco Jason a Olga y la abrazo rápidamente por la cintura.
- De nada querido, la verdad es que tu compañía no me vendría mal.
Dando inicio al almuerzo, Carlos se unió a la familia en la mesa y comieron mientras conversaban animadamente.
Luego de que todos habían comido, Olga y Jason se dispusieron a fregar los platos sucios y a acomodar un poco la mesa. Unos minutos más tarde se encontraban en la habitación charlando de un sin fin de cosas, Olga en la cama y Jason en el colchón sobre el suelo.
- Entonces Jason, dime cómo es que no te aburres de pasar aquí todos los fines de semana - bromeó Olga-.
- Es como un lugar que me ayuda a relajarme del ajetreo diario.
- Tienes razón, de alguna manera me siento mucho menos molesta que cuando llegué.
La tarde pasó sin pena ni gloria, había sido un día muy ordinario, sin embargo la noche llegó rápido para Jason quien hablaba y reía constantemente con Olga y que con audacia miraba y deseaba poder hacerse con el cuerpo de la señora madura.
Durante toda su vida, Jason pasaba mucho tiempo con sus abuelos, en especial con Ana, esto le llevó a sufrir una serie de desafortunados encuentros, más bien deseados por él. Ana solía ser muy descuidada y por lo general a veces se encontraba en zonas de la casa como la cocina o la sala con poca ropa, generalmente en brasier. Habían transcurrido tantos años y aun así, esas tetas no se caían ni un centímetro, su cintura era bastante pequeña y sus muslos firmes, su trasero no era tan impresionante como el de Olga pero definitivamente bastante deseable.
Esas particulares situaciones llevaron al chico a apreciar y admirar el cuerpo de una mujer madura con más fervor que el de una jovencita.
Más de una vez se había masturbado pensando en esas jugosas tetas, sintiéndose culpable después y más tarde pajeándose nuevamente.
Era esa pasión que sentía por el cuerpo de una mujer mayor, el que lo hacía desear poder contemplar los atributos de Olga, él lo deseaba pero estaba seguro que esos "desafortunados' encuentros simplemente no sucedería en tan pocos días.
- Ya son las 11 pm Jason, creo que me iré a dormir.
- Oh si tía yo también, iré al baño y me iré a la cama.
Jason entró al baño orinó fluidamente y luego de unas largas jaladas a su pene de 25cm de largo para sacar todas las gotas de orine.
Luego se dispuso a lavarse la cara y a cepillarse los dientes.
Justo cuando daba un paso a la habitación se encontró con una imagen muy excitante.
Olga estaba de espalda, su espalda estaba descubierta al 100℅, se podía observar los costados de sus pechos que caían suavemente sobre su vientre, su parte baja era cubierta por una enorme pantaleta de color morado, su enorme trasero marcado a la tela dejaba entre ver su raja.
Al parecer buscaba entre sus cosas una bata para dormir.
En un sentimiento de sorpresa y excitación Jason salto de vuelta al baño para calmarse, luego de tomar una profunda bocanada de aire escucho que lo llamaban:
- Jason querido, ¿has terminado?, necesito usar el baño.
- Si tía, ya voy saliendo- respondió quitándose su camisa, para dejar su torso desnudo-.
Pensó:
- Le regalaré algo yo también a ella.
Su cuerpo no estaba perfectamente esculpido pero sus pectorales lucían marcados y su abdomen plano y firme, mirándose en el espejo salió del baño dejándole la puerta abierta a Olga, quien al verlo con su pecho descubierto sonrió y le dio un silbido.
Pocos minutos después Olga salió lista para dormir.
Ésta lucía una bata corta, de color salmón, lo bastante clara para hacer notar que no llevaba brasier y para marcar los contornos de sus senos.
Sin pensarlo claramente, Jason soltó un silbido a su tía, la cual rio mientras buscaba el botón para apagar las luces de la habitación.
- Hasta mañana Jason
- Hasta mañana.
Mientras Jason observaba el contorno del cuerpo de Olga en la oscuridad, pensaba en tocarla, tal vez besarla mientras dormía, pero todos estás ideas fueron removidas de su mente por su fuerte moral.
O más bien débil.
Poco a poco Jason concibió un ligero sueño, mucho mejor que estar dando vueltas sobre el colchón, pensando en tocar a Olga, en acariciarla.
No obstante el reprimir estos pensamientos, le provocaba una erección.
Al cabo de un tiempo se despertó en medio de la noche, preguntándose que hora era, se dirigió a su mochila para buscar su teléfono celular, eran las 2:46am.
De nuevo recostándose en el colchón comenzó a revisar mensajes de unos compañeros para distraerse y ver si recuperaba el sueño, sin embargo la luz del aparato le dejó ver algo que le robaría por completo la noche.
En la gran cama matrimonial, se podía observar un enorme trasero, cubierto por una tela morada, la bata color salmón se había levantado hasta por encima del orillo de la pantaleta, no podía creer lo que veía.
Ahora si la tenía difícil, ¿cómo negarse a acariciar un ratito esas nalgotas?
Estaban allí, llamándolo y en un impulso estiro su mano a tan sólo centímetros de Olga.
Se detuvo a observar como su pecho subía y bajaba a causa de su respiración, lanzaba alguno que otro ronquido, pero se veía durmiendo placenteramente.
Sin pensarlo más, se incorporó y coloco su mano derecha sobre la nalga izquierda de Olga, que era la que más se veía debido a que ella estaba de medio lado.
Suave y lentamente la acarició a través de la tela, quiso bajar a sus muslos pero se contuvo, por miedo al contacto directo.
Siguió acariciando la suave nalga y pasaba su dedo medio por la raja dibujaba en las pantaletas.
La boca se le estaba haciendo agua y se acercó a besar una nalga. Luego continuó besándola lentamente y llegando nuevamente a la raja se volvió un poquito mojado el beso, soltando unas gotitas de saliva.
La verga le presionaba contra los shorts y el bóxer, pero la mantuvo adentro por precaución y siguió disfrutando del precioso culo, pero dando otro paso más riesgoso.
Con mucha calma, puso sus dedos en la fina orilla de las pantaletas y comenzó a bajarla despacio, poco a poco fue apareciendo la carne y la raja real.
Cuando ya la mitad del culo estaba al aire, Jason se detuvo y decidió seguir tocando.
Otra vez acarició las nalgas lentamente y con delicadeza, luego acercó su boca y las besó, el beso continuó por las dos nalgas y cuando estuvo frente a frente a la raja comenzó a bajar la pantaleta de nuevo, mientras lamía la raja con dedicación.
Cuando ya el culo estaba al aire, sucedió lo que se le había olvidado que podría suceder:
- Oh si, continua por favor
Jason estaba atónito, su tía Olga estaba despierta, lo observaba y aprobaba sus acciones.
- No te detengas, luego lo hablaremos
Así fue como Jason término de librarse de las pantaletas y comenzó a besar las nalgas de Olga al 100%
Abriendo la raja de Olga, se encontró con un delicioso hoyito rosa, sin pensarlo dirigió su lengua hasta esa entrada y la lamió con dedicación, Olga se agarraba de las sábanas mientras rogaba:
- Oh si Jason, méteme esa lengua, continua.
El muchacho no se detuvo y pronto la follaba con su lengua, los gemidos de Olga se intensificaban al igual que sus lamidas y entonces un gemido fuerte, anuncio la corrida de Olga.
- Que delicia - dijo Olga. Acariciando la cabeza de su sobrino-.
Jason se colocó entre sus piernas ahora para explorar la vagina de Olga, como imaginaba era gorda, sabrosona, tragona y estaba rodeada de mucho pelo.
De nuevo este comenzó a besar a Olga en su parte íntima, busco su clítoris y lo lamió con paciencia y dulzura, de modo que los gemidos de Olga eran suaves.
Luego se dirigió a sus labios internos y los besó y comenzó a escupirlos para lubricar más el sexo de Olga, embarrando sus dedos en su saliva comenzó metiendo su dedo índice dentro de Olga, luego ya estando cómodo decidió no meter uno más sino 2, dejando a Olga sin aliento por unos segundos y despertando su lujuria, cada vez que sentía que esos finos dedos le llegaban hasta el fondo.
- Así así, ahí, ahí - decía ella-.
Jason le introducía ahora 4 dedos y le chupaba su clítoris, mientras ella empujaba la cabeza del joven hacia su sexo.
Los dedos comenzaron a desplazarse con más dureza y sus labios mordisqueaban el dilatado clítoris, lo chupaba con fuerza y lo jalaba hacia si mismo.
- Me vengo Jason, Oh si, dame maaaas, mass, usshsh, mmm.
Y justo a tiempo, Jason retiro sus dedos del chocho de Olga y colocó en su lugar su boca, ara recibir los jugos de su tía, directo en la garganta y los saboreó con ganas.
Luego de terminar de probar a su tía, Jason siguió besándola en su sexo y ella decía;
- mmm quiero más
Jason se fue hasta su clítoris y lo chupo con fuerza...
- Oh sí, quiero mucho más.
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