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Categoría: Confesiones

SEXO ORAL EN EL COCHE

"Como una pasajera silenciosa se vuelve una artista de la chupada conmigo en un embotellamiento."

 

Este es un relato acerca de una mis fantasías más recurrentes. Pienso que la vida del taxista en Venezuela está llena de aventurillas casuales que ponen a uno a envidiar un poco la facilidad con que estos profesionales del volante consiguen encuentros sexuales, sobretodo de masturbación y sexo oral...

Soy un taxista con un lindo vehículo blanco. Salgo un lunes a primera hora de la mañana a trabajar buscando en la calle algún pasajero para llevarlo a su destino. Llevo largo rato en la vía y a 20 metros de mí, en una esquina, sola, está una linda chica de piel canela, con minifalda a medio muslo, unas sandalias romanas y el cabello rizado recogido.... toda una diosa morena. Lleva un portafolio a mano, como si fuera a estudiar o a trabajar, tendrá unos 20 o 21 años.

La chica saca la mano en señal de que ve necesita un taxi y yo me estaciono frente a ella. Si de lejos se veía bien, frente a mí parecía una reina de belleza...entonces, bajo el vidrio del pasajero para preguntarle a donde iba y lo primero que noto es el brillo de sus muslos frente a mis ojos. Ella se agacha un poco y noto parcialmente la redondez perfecta de sus senos; en ese momento siento que mis pupilas se dilatan al ver esa maravilla y con voz tímida la nena me dice: "¿Señor, cuanto me cobra por llevarme al aeropuerto nacional?"; allí le digo el costo del servicio y la chica hace un gesto de estar conforme y abre la puerta delantera del pasajero, cosa que me pareció extraño porque aquí en mi país las mujeres acostumbran a sentarse en la parte trasera de los taxis cuando van solas... pero no vacilé en dejarla allí sentadita junto a mí.

El aeropuerto quedaba a unos 40 Kms. de distancia por lo que sería mucho el rato que esa diosa estaría sentado junto a mí. Ella saca de su portafolio un labial brillante y procede a retocarse la boca haciendo uso del espejo que está sobre la pestaña del parabrisas. Yo seguía conduciendo pero de vez en cuando echaba un ojo a las piernas de esa belleza, y fue allí cuando empecé a morbosear mentalmente a mi pasajera. Sentía que sus piernas me llamaban al ruedo, que pedían ser tocadas y veía por la forma de su cintura y sus caderas, que tendría una vulva pequeñita y una vagina bien estrecha, que es lo que más me gusta de una chica.

En ese momento empiezo a sentir en mi pantalón de poliester negro una molestia y noto que tengo una copiosa erección hacia el lado izquierdo de mi cuerpo. Se notaba ya algo y era ciertamente difícil de disimular....y fue allí que comencé a mover las piernas un poco para ver si bajaba la erección puesto que pasaría un muy mal rato si mi pasajera se daba cuenta de mi situación.

Mientras me acomodaba mejor el pantalón para bajar mis 15 cms. de maciza dureza, la chica baja la mirada hacia mi entrepierna y creo que por la sonrisa que emitió, que se dió cuenta de mi "empalme". En ese momento me asusté tanto que a los pocos segundos mi pene volvió a caer a su estado de reposo pero sentía algo de incomodidad e imaginé que ya mi excitación era tal que había expulsado un poco de liquido preeyaculatorio en mi ropa interior. A los minutos ya me sentía más tranquilo y la chica había cambiado radicalmente su calma y seriedad...fue allí cuando la chica tomo de su portafolio un tubo de crema humectante y de repente volteo dándome cuenta que la muy loca se estaba frotando crema en sus muslos!!! allí me sentí morir pero gracias a Dios mi erección no volvió pues traté controlarme, pero no dejaba de pensar en esas piernas que me llamaban sin parar.

La chica dejó de frotar sus piernas y pasaron unos tres minutos en silencio. Luego, y de repente, escucho que ella me dice: "Lo noto algo tenso... se siente bien??" y yo me sorprendo un poco de su comentario y le digo: "No, para nada... estoy bien". A partir de allí fueron otros varios minutos de silencio y de repente llegamos a un embotellamiento gigantesco en la autopista, había un accidente a unos 700 metros del fin de la cola de vehículos y como estabamos casi sin movimiento el calor comenzó a invadir los espacios del auto. Tomé la iniciativa de subir los vidrios y prender el acondicionador de aire, a lo que la chica me da las gracias.

Pasan algunos minutos y sigo pensando en la chica que llevaba al lado con unas ganas de tocarle sus senos y me invadía la piel de escalofrios tremendos, a lo que ella inició una conversación leve conmigo:

- Veo que tiene mucho frío

- Pues sí, algo pero no importa... es preferible que el calor que hace afuera.

- Cuantos años tiene manejando como taxista?

- Pues en realidad no tengo mucho, quizás unos 6 o 7 meses

- Mmm... no es mucho la verdad y cual es su nombre?

- Alberto... para servirle

- Mucho gusto Beto

Luego y como si nada aún en el embotellamiento la chica me dice:

- Caramba Sr. Beto, sabe qué?? tengo un problema...

- Usted dirá señorita, que le sucede?

- Pues es que... no tengo el suficiente efectivo como para pagarle el traslado

En ese momento paso a un estado de leve molestia, y le digo:

- Oigame... porque no me dijo que le faltaba dinero, yo de repente le hubiera rebajado un poco el costo, o no sé...

Fue allí cuando escuché algo que no pensé que escucharía: - No, pero tranquilo... el dinero es lo de menos

Entonces me quedé con cara de extrañeza y la ví directamente a los ojos por primera vez, a lo que me dice con voz entrecortada pero con cierto aire de firmeza:

- Que le parece si le pago el traslado haciéndole sexo oral??

Al oir esas palabras, sentí que mi cerebro se borraba, que estaba alucinando y a pesar de que estaba rodeado de vehículos por todos lados en el embotellamiento, sentía que eramos ella, yo y mi auto en esa vía nada más. Yo me volteo a verla con asombro y me dice como si nada: "Es en serio, yo le hago un buen sexo oral y así se cobra lo que le debo". Debo decir que por tres segundos quedé en blanco y no sabía que decir pero, luego y muy tajantemente como decimos los venezolanos le contesté: "echale bolas" que es como decir: por supuesto.

Justo allí, en medio de cientos de vehículos y andando como a 20 kms. por hora (por la cola) procedo a sacar mi miembro por la cremallera del pantalón de poliester negro. Estaba sumamente mojado en liquido preeyaculatorio, a lo que la chica se sonrió y me dijo: "Estabas excitado por tenerme aquí ¿cierto?". Yo le dije: "Linda, tus piernas me enloquecían pero no podía decir nada, solo te imaginaba y bueno, suceden cosas involuntarias". Ella se sonríe nuevamente y en ese momento toma mi miembro con mano izquierda y comienza a masajearlo suavemente, como si fuera arcilla. La sensación es indescriptible, tener una mano ajena en mi pene recorriendo cada milímetro en forma circular era una sensación maravillosa.

Pasaron cinco minutos más y en cada movimiento hacia mi glande expulsaba más gotas de liquido transparente, mientras con mis manos tomaba el volante aguantando las contracciones internas en mi pene y mi escroto que me hacían sentir en el cielo. De repente, la chica se inclina hacia mí y mirándome me dice: "ahora si vas a sentirme bien" a lo que casi que me vine por completo, claro está, tratando de calmarme.

Para mi extrañeza, la pasajera saca de su portafolio un tubo como de pasta dental pero pequeñito y leo en la parte externa que dice "Retardex", entonces recordé un comentario de un viejo amigo que me dijo que usaba esa crema en el glande para perder un poco la sensibilidad y evitar las eyaculaciones rápidas. Me sorprendió un poco, pues pensé que la chica iba preparada para todo, tomo unas gotas de la crema y la frotó sobre mi glande, que estaba casi púrpura y lo mezcló con el líquido que me bañaba.

Se inclinó de nuevo hacia mí y de forma suave y delicada abrió su boca e introdujo poco a poco mi pene erecto totalmente en su tibia y húmeda cavidad... no les niego que al principio me dió miedo pero me dejé llevar y sentía algo indescriptible. La chica era una experta, bajaba y subia la cabeza rítmicamente tocando cada parte de mi verga caliente hasta la base y en cierto momento abrió la boca al máximo y lo metió profundo en su garganta....mi glande sentía que rozaba sus amigdalas y justo allí se quedaba e intentaba hacer más profunda la mamada con movimientos cortos hacia el fondo....de verdad que era increible como esa mujer sacaba y metía ese miembro como si nada le molestara y sin ningún rastro de náuseas. Ella seguí chupando mientras yo iba agarrado del volante, me temblaban las manos, estaba sudando y el movimiento se fue haciendo más fuerte. Así pasaron más de 15 minutos y me había extrañado no haber eyaculado aún pero pensé que sería el efecto de la crema retardadora. De repente hizo los movimientos más suaves y largos y fue allí que sentí que me venía. Le dije: "Amor, voy a acabar; si quieres dejalo hasta allí" y ella levantó la mirada y moviendo un poco la cabeza me dijo que no se detendría a lo que yo me quedé loco puesto que las veces que me han hecho sexo oral nunca la chica quería recibir mi semen en su boca.

A los pocos segundos, el orgasmo comenzó y sentí la imperiosa necesidad de frenar un instante el vehículo para sentir al máximo... casi que el vehículo detrás de mí me chocó por la frenada sin aviso y luego tomé su cabeza para introducir mi pene bombeante en su garganta y termino de venirme, por primera vez en la boca de una chica. Bañé toda su garganta de mi blanca y tibia leche en cantidad y se la tragó toda, cosa que me encantó... a pesar de que ya había acabado, ella siguió chupando mi pene que había perdido un poco la erección mientras volviamos a lo mismo.

Ya habiamos salido de la cola y seguimos al aropuerto mientras ella seguía chupando y mi pene volvia a empalmarse. Cuando esto pasó, faltaban como dos kilómetros para llegar y todo me temblaba; ella comenzó a chupar con mayor rapidez y de repente otra eyaculada le inundó su garganta. Fue sencillamente delicioso.

Hecho esto, la chica saca mi miembro de su boca y veo que lo tengo totalmente bañado en todo tipo de flujos, cuando ella ve esto, lo vuelve a introducir y lo chupa para limpiarlo. Luego yo saco un pañuelo de mi guantera y limpio mi pene de la saliva y el resto de los flujos combinados; vuelvo a meter mi pene dentro de mi pantalón, y lo sentía algo adolorido por el trabajo que me hizo la chica.

Ella se limpia su boca y se arregla de nuevo los labios frente al espejo, se acomoda bien y justo ahi entramos al aeropuerto. Ella abre la puerta del vehículo no sin antes sonreirme y guiñarme el ojo, y con voz tímida nuevamente me dice: "Me llamo Ana Liza, fue un placer conocerlo Beto" y sin más ni más me lanzó un beso y se marchó. Yo abandoné el sitio con total asombro porque nunca pensé que me sucedería algo así con una mujer tan ricota como esa y sinceramente recuerdo esa experiencia con mucho morbo constantemente; el sentirte rodeado de autos, con gente a tu alrededor y haciendo cosas prohibidas es lo máximo que uno puede vivir........

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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