MI PRIMERA INFIDELIDAD.
Hola, mi nombre es Sara, y tengo 34 años, a pesar de mi edad hay que reconocer que físicamente estoy muy bien, o eso me parece cuando me siento observada por los hombres. Mido 1,65 cm, peso 52 kilos, tengo los ojos de color miel, llevo el cabello tintado de pelirroja y utilizo la talla 95 de sujetador
Espero que os guste la historia real, que voy a explicaros.
Llevo casada con Javier 9 años, La verdad es que él es un hombre guapo, de 36 años, moreno y de complexión fuerte.
Me enamore el primer dia que le vi, y aun sigo estándolo.
Supongo que en el terreno sexual soy una chica normal, tuve un par de relaciones antes de conocerle, y cuando me case con él pensé que seria el hombre del resto de mi vida.
Nuestra vida sexual fue bastante bien al principio, pero con el tiempo, yo cada vez tenia menos ganas de hacer el amor.
Las preocupaciones, el trabajo, el estrés. Cuando llegaba la noche esperaba que el se acostase, y yo lo hacia cuando creía que él estaba dormido.
No es que no me gustase, simplemente es que no me sentía motivada.
Sin embargo cuando lo hacíamos, la verdad es que disfrutaba mucho.
Yo soy una mujer a la que le cuesta mucho dejarse llevar, mientras que a Javier le encanta fantasear, y hablarme mientras lo hacemos.
Una noche que yo había bebido un poco mas de la cuenta, mientras me estaba penetrando, empezó a preguntarme, si no me gustaría hacerlo con otro hombre, yo al principio le decía que no, pero no podía parar de imaginarme a Javier, y a un desconocido follandome al mismo tiempo. No se dé donde saque el valor, y le dije que me encantaría follar con otro, mientras le comía a el la polla.
Eso le puso como una moto, empezó a darme unas embestidas como nunca, y me comentaba, como le gustaría ver como me folla otro, y él eyacular en mi boca.
Nos corrimos como unos locos, pero en cuanto paso un rato, empecé a tener remordimientos de lo que le había dicho. Así que hable con él, y le dije que eso eran solo fantasías producidas por la excitación, pero que no quería llevarlas a cabo.
Yo creí que él me entendió, pero más tarde descubrí que no.
Un Sábado por la noche, después de cenar nos acostamos, y como de costumbre él me paso los brazos por la cadera, y empezó a hablarme de lo guapa que estaba, de lo mucho que le gustaban mis piernas. Yo comprendí inmediatamente que es lo que quería, pero la verdad, es que me encontraba bien, y que narices, me apetecía un buen polvo, a sí que deje que me quitara el pijama, y me dejase completamente desnuda para el.
Empezó a tocarme los pezones, que cada vez se estaban poniendo más erectos, y acariciaba suavemente mi sexo, mientras yo me humedecía mas, y más.
Note su bulto en mi trasero, así que me gire, y le baje los calzones.
La verdad es que Javier tiene una bonita polla, de unos 18 cm así que empecé a masturbarle lentamente.
El se separo, y me propuso un juego. Me tapaba los ojos con una venda, y yo me tendría que dejar hacer. Me pareció bien, así que accedí.
Me encontraba estirada en la cama, boca arriba, y sin poder ver nada, la situación era muy excitante. Paso un rato, en que no entendía que estaría haciendo Javier, y de repente note una polla en mi cara, era Javier, y estaba intentando meterla en mi boca, así que la abrí y me la fui tragando poco a poco, estaba dura como nunca, y de repente note
Como unas manos me tocaban los pies, y subían por mis piernas, hasta llegar a mis muslos.
Comprendí de inmediato que había otra persona con nosotros. En ese instante, sentí un vuelco en el corazón. Saque inmediatamente la polla de mi boca y grite:
-“Javier, ¿qué esta pasando aquí?
El se acerco a mi oído, para susurrarme:
-“Tranquila Sara, disfruta del momento, quiero verte disfrutar con otro hombre”
Yo asentí, aunque estaba aterrorizada. Siempre había sido una mujer bastante clásica con respecto al sexo.
Esas manos me separaron las piernas, y sentí una lengua, que estaba lamiendo mi coño.
No pude disimular un suspiro de placer, y volví a sentir la polla de Javier en mi boca.
Lo que había soñado, e imaginado muchas veces, se estaba cumpliendo. Me iba a follar a dos tíos.
Y eso quería verlo, me quite de inmediato la venda de los ojos, y salte de la cama, para poder ver bien quien era nuestro acompañante.
Era Pedro, un excompañero de trabajo, y amigo de Javier
-“Hola Sara, Tu marido me ha propuesto esto, y la verdad es que me he sentido enloquecer”
Yo siempre había sentido atracción por él, y no pude evitar mirar como era su herramienta.
Dios, quien lo podía imaginar, a pesar de su constitución delgada, tenia una monstruosidad de polla. La de Javier era grande, pero nunca había visto una así.
Creo que debía medir unos 23, o 24 cm aproximadamente.
El se dio cuenta de lo que estaba mirando.
-“¿Te gusta, Sara? Esta noche puede ser tuya.
Mire a mi marido, y pude observar su cara descompuesta por el placer, y el morbo.
Me acerque a Pedro, me arrodille, e cogí su polla con mi mano. Empecé a moverla de arriba abajo, y le eche mi aliento, en su glande. Entonces empecé a lamer con mi lengua todo su tronco, desde los testículos, a su capullo, como si fuera un helado.
El se estremecía de placer. Intente introducírmela tanto como pude, pero la verdad es que no llegue a pasar de la mitad.
Javier me dijo:
-“Quiero ver como consigues que se corra”
No era necesario que me lo pidiese, empecé a mover mi cabeza, cada vez con mas fuerza. Entonces note que sus pelotas se apretaban, y que quería expulsar su semen.
En ese momento, pare el ritmo, volví a lamer su falo como un helado.
Notaba su respiración, entrecortada y comprendí que la situación le estaba excitando mucho, igual que a mí.
Volví a meter esa polla en mi boca, y continué moviéndome deprisa.
De pronto oí su alarido, y note como empezaba a correrse.
Se estaba corriendo en mi boca. Y Javier estaba mirándolo. Creo que nunca en mi vida había estado tan excitada.
Trague poco a poco, todo el manjar que Pedro me estaba ofreciendo, y con la mano recogí un poco que me estaba recorriendo la mejilla.
Me gire mirando a Javier, enseñándole mis dedos le dije:
-“Esta delicioso. ¿Te importa si no desperdicio nada?”
Él asintió, y introduje mis dedos en la boca para saborear el resto de su corrida.
-“Ahora te vas comer la mía.” Dijo Javier.
Y no me hice de rogar, así que me acerque a el, y empecé a lamerle la polla.
La tenia durísima, se veía como le había puesto la situación.
Ver a su casta esposa comiéndosela a otro, y disfrutando como una leona.
De pronto, me pidió que parase, que no se quería correr.
-“Ni lo sueñes, Cariño, ahora quiero degustar tu leche”
No me dio tiempo a introducírmela en la boca. Su respuesta fue inmediata.
Mis palabras habían sido una orden para él, y su aparato parecía un volcán.
Me salpico en los ojos, en la nariz, en el pelo. Creo que nunca le había visto correrse así.
Con mis manos, recogí todo el semen que pude, y volví a disfrutar de este lácteo festín.
Pedro estaba mudo, mirando la escena. Y su aparato apuntaba de nuevo al techo.
-“Mirar lo mojada que estoy” Dije yo tumbándome en la cama.
Los dos se acercaron, me separaron mis piernas, y Javier introdujo dos dedos en mi coño.
-“Es cierto, tío, esto parece un lago”
Pedro me toco para comprobarlo, y no pude evitar dar un brinco de placer
-“¿Quieres que me la folle? Pregunto Pedro a mi marido.
-“Preguntémosle a ella quien prefiere que se la folle” dijo él.
Yo lo tenia clarísimo, quería sentir la Polla de Pedro dentro de mi.
-“Javier, quiero que me folle él” le dije a mi marido.
-“Claro Sara, pero se lo tienes que pedir por favor”
Yo me di la vuelta, en la cama, y me acosté boca abajo. Esa es la postura que más me gusta. Así que abrí mis piernas, levantando un poco el culito, y dejando ver todo mi húmedo coño.
-“Pedro follame, Por favor.
-“No te oigo” dijo él.
-“Va, por favor, estoy malísima. Follame”. No podía creer que le estuviese pidiendo a alguien por favor que me lo hiciese, delante de mi marido.
-“Javier, tu mujer es de verdad una puta, creo que le voy a romper el coño”
Al oír esto yo me estremecí, note como se recostaba encima de mí, y como empezaba a introducir la punta dentro de mi cueva.
No había sentido nunca nada así, era enorme, todavía no me había introducido ni la mitad, y ya estaba llena. CREI que iba a reventar.
Empezó a moverse, poco a poco metiendomela cada vez más.
-“¿Te gusta Sara? Pregunto él.
-“Me vuelve loca”
De repente, la introdujo entera, y creí morirme, me estaba corriendo como nunca lo había hecho con Javier. Pero el no paraba, y de repente comprendí que me estaba corriendo por segunda vez.
Él me la saco, y le dijo a Javier
-“Ahora me va follar ella a mí”
Se estira él en la cama, y me pidió que me sentase encima suyo. La sentía entera dentro de mí.
Ahora era yo quien se lo estaba haciendo a el, entraba y salía sintiendo esa polla en mis entrañas.
Javier, se acerco con un bote de crema hidratante, y mientras se untaba todo el miembro con ella me dijo:
-“Recuéstate sobre él, bésale, haz lo que quieras, pero pon tu culo en pompa, porque quiero desvirgártelo”
Nunca se lo había permitido, porque imaginaba el terrible dolor que se debía sentir, y menos aun con una polla dentro de mi coño. Pero estaba tan cachonda, que no solo le dije que si, sino que hasta le hubiese pagado si hubiese sido necesario.
Pero no lo fue. Sin decir mas, se puso detrás de mí, y empezó a empujar
Al principio sentí un desgarro horrible. El cabron estaba tan excitado que me la metió de golpe.
No podía ni hablar del dolor que sentía, pero poco a poco a cada embestida, una sensación de calor me recorría todo mi culete. Y ese calor se convirtió en un placer indescriptible.
Yo, la mojigata, estaba follandome a Pedro, mientras mi marido me estaba petando el culo. Y la verdad es que me corrí otra vez, como una loca, empecé a gritar
-“Me corro, me corro”
Mi marido saco la polla de mi culo, dirigiéndose a mi cara, me la puso de golpe en la boca.
Mientras se corría en ella, notaba la mezcla de sabores entre el semen, y los restos de mis propios excrementos, pero pese a lo repugnante que pudiese parecer, estaba tan excitada que no me importo en absoluto.
Entonces note una sensación que no había experimentado nunca, Pedro se estaba corriendo dentro de mí, y yo lo podía sentir. No me había pasado con ningún hombre.
Siempre me daba cuenta de que se habían corrido, cuando paraban sus envestidas.
Sin embargo, ahora notaba su leche dentro de mí, quemándome toda por dentro. Y volví a correrme.
Nunca, repito Nunca, me había corrido mas de dos veces en una noche.
Pero tampoco nunca había estado con dos hombres.
Después de unos momentos de descanso, nos duchamos los tres, fuimos al comedor a tomar una copa.
Javier me dijo que no sintiese remordimientos, que era la realización de una fantasía, y que no había que darle mas importancia.
Sin embargo sí la tenia.
Yo sabia que pese a querer a Javier como nunca podré querer a nadie, nunca mas podría volver a serle fiel. Pues había despertado en mi la fiera que llevo dentro.
Yo no soy una mujer de un solo hombre. Y ahora lo sé.
Me encanta este cuento y esta mujer. Las personas fieles son reprimidas, aburridas y sin gracia.