Un día anterior operaron de apéndice a mi tía, hermana gemela de mi madre, y ella salió muy temprano a la finca para estar con ella unos ocho días. Era día domingo y me fui a ver un juego de fútbol, como a las tres de la tarde regresé a casa y me fui al supermercado a comparar unas cosas, cuando iba caminando por el vecindario recordé la conversación entre Raquel, la vecina que vivía enfrente de la casa y mi madre.

Raquel le decía que yo ya era todo un hombre, ( estaba entre los 18 y 19 años), que hacía pocos días ella y Aurora estaban conversando en la terraza de su casa y yo lavando un vehículo, solamente en pantalonetas, y que habían comentado que tenía un cuerpo muy atlético y pectorales muy bien formados, que me lucía muy bien la cabellera rubia a los hombros, y que los ojos azules les gustaba, y que varas veces les había ahogado suspiros, dada la confianza que se tenían bromeando mi madre le dijo que deberían de invitarme a comer a sus casas y así que se quitaran las ganas ya que sólo calientes se mantenían por no tener marido, y que de repente o le gustaba o no que las cogiera ya que la herramienta que yo tenía eras enorme, y se vislumbraba el tamaño desde niño.

La verdad es que estas señoras eran hermosas y de bonito cuerpo y desde que entré a la pubertad me la jalé varias veces pensando en ellas y ahora resultaba que me deseaban.

Entré al super, había muy poca gente y al ver hacia un pasillo, una sorpresa, al fondo del mismo estaba Aurora inclinada viendo la caducidad de un producto, mostraba sus muslos blancos, torneados destacando sus hermosas pantorrillas, y al culo parado debido a unas sandalias azulas de tacón alto que hacían juego con un vestido azul que le llegaba un poquito arriba de la rodilla, me acerqué a el empujando el carrito y me quedé a escasos metros atrás de ella, estaba fascinado viendo sus piernas y por instantes al agacharse más ponía ver los pliegues de su ropa interior, pero como perdiendo que era observada giro y al verme me dice en forma de regaño pero con una sonrisa de satisfacción y al mismo tiempo con coquetería: ¿qué hacer? me estás viendo las piernas, le contesté que disculpara pero que un espectáculo así no se veía muy saguiso máxime cuando se trata de una mujer hermosa y dueña de tan fantásticas piernas, se puso roja, y me dice que le había gustado el piropo, le dije que no era piropo que le estaba afirmando lo hermosa que era.

Le ayudé a acomoda y sus cosas en el vehículo y le comenté el viaje de emergencia de mi madre y el tiempo que estaría fuera, le acompañé a casa ya que me invitó a tomar un cafecito, al abrir la nevera se le iba a caer un frasco, y me pidió ayuda a sostenerlo quedando pegadito a ella, sentí su aroma y le hablé cerca de su cuello que me gustaba el olor, pero por ser muy cerca sentí como se estremeció con mi aliento y acerqué mis labios húmedos a su cuello se puso eriza, pero no se movió, por lo que seguí besando su parte trasera del cuello, ella ya temblaba, sin dejarla de besar cerré la puerta del refrigerador. La tomé por su cintura siempre de espaldas a mi, subí nis manos hasta agarrar sus tetas duras y redondas masajeando suavemente sus pezones.

Ella gemía de placer, su vestido estaba sujeto a su cuello con un hilo de tela, por lo que los dientes solté la moña cayendo el vestido a su cintura donde estaba atada otro cordón, su brasier no tenía tirantes, lo desabroche y ella lo tomó con una de sus manos, frotaba mis manos en sus pechos y sus pezones estaban duritos, le di vuelta y al quedar de frente besé sus pechos, y los chupaba y lamía al mismo tiempo.

Ella buscó mi boca y en un beso largo y suave lo dijimos todo, metí mi mano bajo su vestido y sobre el calzón froté su cuca, estaba mojada, metí mi mano y toque sus vellos finos y suaves y con el dedo recorrí su ranura.Llegué al su clítoris erecto y duro, empecé a quitar su calzón con su ayuda, soltó la gasa que sostenía el vestido y cayó a sus pies en el momento que ella subía el pié para quitar su ropa interior.

Quedó completamente desnuda ante mí, sólo con sus sandalias altas, subí por sus muslos besando hasta posarme en su vagina peludita y de labios rojos, lamí su clítoris rojito y durito, ella abrió sus piernas y mis labios y lengua trabajaron mejor empezó a temblar y sacar mas líquidos entre ácidos y salado, apretó con sus manos mi cabeza hacia y ella y gimió de placer dando grititos se corrió en mi boca, me levantó y me tomó de la mano y me dijo que su cama era más cómoda.

Me saqué la polo mientras tanto ella desabrochaba el cinturón y me bajo el vaquero con todo y bóxer, saltando frente a su rostro mi verga en todo su esplendor, adornado con venas hinchadas de deseo. Al verme exclamó: que bárbaro mira que verga tan extraordinaria, y pasaba sus uñas y yema de los dedos desde los huevos hasta el glande, mis líquidos por la excitación eran abundantes, rápido ella los regó por todo el tronco y deslizaba más fácil su mano por toda la verga, se metió el glande a la boca y luego con su lengua fue limpiando todo el tronco, luego se metió a la boca lo que pudo y empezó la mamada espectacular, le avisé que me venía y empezó a chupar más despacio hasta recibir la leche que con tanto placer se tragó.

La tiré sobre la cama y empecé de nuevo a chupar y mamar su vulva, luego nos colocamos en un 69 y cuando ya estábamos listos, se sentó sobre mí y lentamente se metía y sacaba parte de la pija hasta que se la enterró toda, obedeciendome sus echos y su boca, así pasaron como unos veinte minutos, con cabalgadas despacio y aveces rápido y al fondo, de nuevo empezó a temblar y a gritar, ahora ya no sacaba nasa de la verga la tenía toda al fondo y solo se movía en círculos buscando la forma de que su clítoris se frotara con mi verga, no resistió más y se vino de nuevo, quedo exhausta sobre mi pecho, pero con la pija adentro, me besó con pasión y me pidió la leche dentro, la puse en posición de perrito y despacito le fui enterrando la pija, me movía despacio, entrando y saliendo en esa vagina que tantas veces había imaginado en mis noches de deseo, ella empezó de nuevo a venirse y me pedía la leche, cuando le estaba derramando en su fondo la leche sentí como se corrió. Esa noche me quedé a dormir con ella repitiendo varias veces.

Durante los días siguientes que duró la ausencia de mi madre, llegaba a su casa a las cinco de la tarde y salía otro sía entre séis y siete de la mañana era una luna de miel insospechada. Ella era divorciada desde hacía 10 años tenia 43 de edad, sin hijos y medico pediatra de profesión, y hay una anécdota de esta relación, en una oportunidad cogimos casi toda la noche y madrugada para amanecer domingo, ese dolía mi madre regresaba temprano por lo que antes de irme quería coger de nuevo, ella estaba con la vagina irritada, le ardía demasiado con meter el glande las mandíbulas le dolían de tanta chupada, y no quería darme el culo porque decía que podrían entrar heces en mi cabida y provocar una infección, o bien una rasgadura en sus paredes anales y provocar lo mismo. Pero fue tanta la calentada que le pegué que cuando vine a percatarse ya le tenía metida la mitad de la pija en el culo, ella se frotaba su clítoris se corrió y en su corrida se empujó hacia atrás y se terminó de clavar las 8 pulgadas de pija.

Le llené el trasero de leche con la poca que me quedaba, pero al sacar la pijama atrás venía un chorro de mierda aguada, por lo que corrimos a la ducha y la ropa de cama fue a parar a la basura. Nadie se dio cuenta de lo sucedido esa semana y varias semanas después, generalmente lo hacíamos una vez por semana pero ahora ya más tranquilos un par de acabadas y ya.