Las tardes en el cubículo de la facultad regularmente son solitarias y tediosas; se trata de elaborar cuadros estadísticos en excell y no resulta suficiente un buen disco de música o está página de cuentos eróticos para desaparecer el dolor de la espalda. La única mujer cerca es una secretaria que francamente da miedo de lo fea que es. Sin embargo, ayer se rompió dramáticamente la cotidianidad.
Desde hace 2 años conocía a Aydeé, es una mujer simpática y hermosa; unos ojos coquetos y alegres por naturaleza, las mejores piernas de toda la facultad y unos pechos muy finos; totalmente paraditos y sin un gramo de grasa. Si cintura también es algo que te invita a soñar que la sujetas mientras le das un beso. Usa blusas que dejan al descubierto su sabrosos hombros y pantalones ajustados. Hubo unos antecedentes de besos en la infidelidad pero de ahí no había pasado nada. Esa tarde coqueteamos en el chat y le dije que quería verla pronto. Ella me dijo que estaba en la escuela y me ofrecí ir a visitarla a su cúbiculo; ella prefirió bajar al mio.
Ahí no podía yo disimular mi mirada hacía sus labios la mientras hablábamos de cosas banales; no resistí y me levante a darle un masaje en la espalda; eso la dejo quieta y pensando. Al cabo de 2 minutos volteó con una mirada profunda y la boca entreabierta. Olvidando mi nerviosismo acaricie su rostro y le di un beso que la transformo en una niña desesperada por más besos. Por fin sujetaba con mis dos manos su cintura mientras ella sentía el endurecimiento de mi pené ceñido a su cuerpo y yo sentía el inicio de su agitación, la liberación de un sudor que huele a victoria y nostalgía mientras recorría sus orejas y cuello.
Con delicadeza para lograr su húmeda desesperación recorrí sus pechos concentrándome en tocarlos suavemente y terminar en un masaje más duro sobre sus pezones; pasé una mano sobre su pubis aun sobre el pantalón y ella respondió con una suave contorsión. Sugirió ir a mi casa mientras yo quitaba su blusa, insistía en irnos a un hotel mientras desabrochaba su pantalón de mezclilla y descubría los primeros vellos bajo una delicada tanga blanca. Cuando desabrochaba su brassier ya respiraba más fuerte y no podía seguir pidiendo que me detuviera. Antes de acostarla sobre el escritorio me entretuve mordisqueando sus pechos; no podía creer lo exitados que estábamos ambos. Me entrelazó el cuello con sus piernas y termine de quitar por completo su pantalón.
Un masaje a su rajita y abrió las piernas para que introdujera, al menos, tres dedos. No me precipité, quería continuar aquella emoción. Le di una mamada mientras acariciaba sus muslos y hasta me detuve a poner el “Atchung Baby” de U2. Ella tomo mi pené y se lo metió, al sentir su dureza se puso de rodillas a chuparlo y apretarlo con las dos manos.
La penetré con calma hasta que ella comenzó a moverse y preferí continuar sobre la silla mientras ella cabalgaba y mordía mi cuello y yo chupaba fuertemente sus pechos. La volví a recostar sobre la mesa del escritorio para que pudiera sentir hasta el máximo. No pudo contener un gemido cuando termino y, al mismo tiempo, la inunde de leche tibia. Nadie pensó en seguir. Ella calló rendida y abrazada con piernas y brazos a mi cuerpo y yo aun sigo soñando sus piernas.
Media hora después salimos; ella a ver a su novio y yo a mi novia con la que saldría a cenar. Ahora estoy esperando las vacaciones de diciembre para poder invitarle unas cervezas, platicar y poder despertar juntos después de hacer el amor 10 veces.
Felices vacaciones decembrinas.