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Categoría: Maduras

Ayudando al jovencito

Por fin descubrí quien era el que me seguía en la oscuridad de la noche.



Logro que el jovencito me desconecte la vagina, me da miedo que Luis lo golpee al verlo conmigo.



-Váyase rápido, me busca dentro del salón.



Se acomoda rápido su verga y se pierde en la oscuridad. Yo me inclino a hacer fuerza para orinar y dejar evidencia de que estaba en esto.



-Aquí estoy, Luis.



Se acerca y observa como me sale el chorro de orines.



-Me estaba acomodando la ropa cuando sentí ganas de orinar y decidí hacerlo aquí donde nadie me vea.



Me limpio y me acomodo la ropa. Luis se me queda viendo.



-De verdad que usted es hermosa, se le ve bien rica esa vagina, unos labios hermosos para mamarlos, doña Haydee.



Me marcho para el salón a buscar el jovencito. Lo encuentro bailando y me le acerco.



-Me busca al final para que nos vayamos juntos para el pueblo.



Cuando termina el baile pasa Luis para acompañarme hasta mi casa.



-No, Luis, no he terminado de sacar las cuentas. Yo busco quien me acompañe hasta la casa.



El jovencito se queda esperándome. La directora me dice que ella va para la escuela a dejar unas cosas. Lo llamo.



-Vamos, acompáñenos a la escuela a dejar unas cosas, de ahí salimos para mi casa, como usted vive más adelante me acompaña hasta la mía, le propongo que culiemos en el garaje, a esta hora no hay nadie en la calle, de todos modos no nos pueden ver, yo mandé a colocar unas láminas para que no se vea nada.



Pasamos a la oficina, cuando llegamos a la escuela aparece el esposo de la directora para llevarla a la casa.



-Disculpe, doña Haydee, pero ya me tengo que ir, dígale a el que la acompañe a la oficina a guardar las cosas. Me cierra la oficina con su llave.



-No se preocupe, el me va ha acompañar hasta mi casa. Nos vemos el lunes para liquidar todo.



Se va la maestra dejándome a solas con el jovencito. Le digo



-Mejor no nos pudo haber ido.



Lo abrazo para que sienta mis tetas pegadas a su pecho. Si hay algo que me sube mi autoestima al ciento por mil es sentirme deseada por los jovencitos, pese a que ya estoy a más de la mitad de mis cuatro décadas. El joven me desnuda, conforme me va sacando la ropa sus manos se ponen temblorosas, se queda admirado de verme las tetas. Tartamudea.



-Q…q…ue he…he…hermosas te…te…tetas, do…doña Ha…hay…dee.



Lo halo para que me las mame, está tembloroso.



-Son tuyas, mi niño, mámelas.



Me las mama como desesperado, le quito la camisa, le agarro sobre el pantalón su verga, la tiene bien abultada.



Me baja la tanga y se queda observando la entrada de mi vagina.



-Queeee….que de…de…liciosa se ve su vagina.



Lo hago que se inclina.



-Cómasela, es toda suya.



Le tomo su cabeza y lo sumerjo en mi sexo, comienza a lamérmela. Me la recorre con su lengua, me atrapa el clítoris, me le da pequeños mordiscos.



-Ooohhh, rico mi niño, me lo haces delicioso, hace días que no me hacen esto, sigue, no pares, por favor.



Me corro en su boca. Lo levanto y tiene su verga bien erecta, está mas grande que cuando me la metió la primera vez detrás del salón.



-De verdad no has estado con una mujer.



-No, doña Haydee, hasta ahora con usted.



-Yo lo voy a guiar para que lo disfrutemos los dos.



Me inclino y le doy una buena mamada de verga, siento que lo pongo tenso y lo suelto para que su primera vez sea dentro de mi ardiente vagina.



-Venga, acomodémonos en el escritorio.



Me acuesto sobre mi espalda y coloco mis piernas en la orilla del escritorio y me abro dejando toda mi vagina a su disposición.



-Doña Haydee, que rica se ve su vagina, tiene unos labios bien hermosos, rosaditos.



-Están así porque están esperando tu rica verga para comérsela. Venga, mi amor, yo la coloco para que usted me la meta suavemente, que disfrute su primera vagina que se va a coger.



Se acerca con su verga bien erecta, la tomo con mi mano y la acerco a la entrada de mi ardiente y sedienta vagina. La tengo bien lubricada y estoy esperando la estocada de este hermoso miembro del jovencito.



-Métala despacio, para que se amolde mi vagina.



Me la introduce un poco y la saca, me la vuelve a empujar despacio.



-Ooohhh, aaahhh, que rico se siente, yo no pensé que esto fuera así, tan rico. Que calientita que se siente su vagina. Ahora que se la metí afuera del salón no la sentí así.



-Mi amor, era que no estaba preparada para recibir tu verga, ahora si, disfrútala.



Me mete y saca la verga con fuerza, mis tetas se balancean con sus estocadas. Me abro más de piernas y el me hala con fuerza de la cintura, sintiendo donde sus bolas chocan contra mis nalgas, me tiene bien atravesada con su verga.



-Ooohhhhhhh, que rico, cabrón, me tienes bien penetrada.



Se inclina y me mama mis hermosas tetas, siento que estoy llegando a un nuevo orgasmo.



-Aaaaaaahhhhh, uuuuuuhhhhhhhh, no me la saques, métemela toda.



-Que más le voy a meter, doña Haydee, si se la tengo toda adentro.



-Aaaaaaaaaaaahhhhhhh, uuuuuuuuuhhhhhh, cógeme fuerte, desgraciado, méteme si puedes hasta tus bolas.



El me bombea con fuerza y yo comienzo a convulsionarme al llegar a mi orgasmo.



-Aaaaaahhhhhhhh, uuuuuuuhhhhhh, uuuuuhhhhhh, que rico me haces, sigue así, no pares.



-Doña Haydee, yo no pensé que esto fuera tan rico.



Comienzo a trabajar mis músculos vaginales y le aprieto la verga.



-Oh, ¿Qué me hace? ¿Porque siento tan delicioso?



Me abrazo a el y logro que me meta toda su verga hasta el fondo de mi vagina, me tiene bien penetrada, coloco mis piernas alrededor de su cintura y lo atrapo pegándolo más a mi cuerpo.



-Por favor, doña Haydee, suélteme, siento que me orino ya, déjeme sacarla.



Me doy cuenta que de verdad era la primer mujer que se cogía en su vida.



-No mi amor, no la saques, no te vas a orinar.



Intenta sacármela y no lo dejo, me río.



-No la saque, no se preocupe, no se va a orinar. Lo que pasa es que voy a ser la primera mujer que se beba tu lechita, esta es la primera vagina que vas a inundar con tu rica leche.



Se pone tenso y me deja clavada su verga en la vagina.



-Aaaaaaahhhhhh, tome, tome, tome, bébase mi lechita entonces. Tome, mi rica negrita.



En cada disparo de su leche dentro de mi vagina el la sacaba y la metía, al final me la dejó toda adentro, sintiendo donde me comenzaba a inundar toda su rico líquido caliente.



-Mi amor, que rico que me has dado a beber tu lechita. Eres fenomenal.



Jadeante me contesta.



-Gra…cias do…ña Hay…dee. Jamás pensé que esto fuera así. Usted es muy buena en esto. Con razón esos hombres disfrutaron mucho con usted.



-Mi amor, olvídese de ellos. Usted me hizo disfrutar más que ellos. Tiene más energía. Por eso lo traté así, para que nunca olvide su primera cogida con una mujer veterana de mucha experiencia.



-Doña Haydee, quiero volver a culiar con usted.



-Eso está difícil. A mi casa no puede llegar porque siempre hay alguien, esto lo hago cuando salgo a alguna actividad o tengo que salir del pueblo a alguna diligencia.



-Esperaré por otra oportunidad.



-No, no puedo. Espero que haya disfrutado esta vez. Yo no me puedo comprometer con un solo hombre, yo siempre necesito a alguien y no quiero que usted se haga falsas expectativas de que va a volver a estar conmigo.



Me saca la verga y comienza a regarse lo que sobra de su leche por mis nalgas hasta mojar el escritorio.



-Arreglemos el escritorio.



Se me acerca y trae de nuevo su verga erecta, me coloca con mis manos apoyadas al escritorio y por detrás me hunde su verga.



-Doña Haydee, todavía no hemos terminado.



-No, por favor ya es tarde.



Me la clava con fuerza haciendo que mis nalgas reboten en su pelvis.



-Terminamos de culiar o le digo a su marido que usted estaba con otros hombres.



-No, por favor, cójame entonces pero no le diga a mi marido, porque entonces no salgo a ningún lado.



Me clava con fuerza y al instante me está llenando nuevamente de semen mi vagina.



-Deliciosa, mi negra, es una mujer fenomenal. Que dicha la mía que usted haya sido mi primera mujer. Nunca voy a olvidar esto, es lo mejor que me ha pasado en mi vida, jamás pensé que esto lo haría con una excelente mujer,



Me desconecta y me doy vuelta para besarlo.



-Gracias por haber sido yo tu primera mujer, por haberte hecho hombrecito ya.



Nos abrazamos desnudos sintiendo su verga sobre mi abdomen.



-Ya, por favor, póngase la ropa, ya es tarde.



Busco mi ropa y no encuentro mi tanga.



-¿Busca esto, doña Haydee?



-Si, por favor devuélvamela.



-No. Es mi trofeo. Solo le pido que me deje limpiarla para que también tenga el olor de nuestros líquidos mezclados.



Se acerca y me limpia la vagina. Se la lleva a la nariz.



-Que olor más rico.



Se la guarda en la bolsa de su pantalón. Me pongo con cuidado el pantalón para no majarme con el ziper mis labios vaginales que están bien crecidos, me pongo lo de arriba y salimos para mi casa. Es cerca de las tres de la mañana, no hay nadie en las calles de mi pueblo, me acompaña hasta mi casa, cuando estoy abriendo el portón se coloca detrás de mí apoyando su verga en mis nalgas, se la había sacado del pantalón y me acaricia las tetas.



-No, aquí no, después se asoma mi marido y lo ve tocándome las tetas.



El que me suelta y mi marido se asoma a la ventana de mi habitación.



-No se preocupe, Gerardo, yo abro la puerta.



Gerardo se dirige al joven.



-Gracias por acompañar a Haydee, para que no se viniera sola desde la escuela.



-No se preocupe, don Gerardo. Yo me quedé para esperarla y no se viniera sola.



-Gracias.



El cierra la ventana y me vuelvo al joven y le doy un beso, mi marido no vio que tenía su verga de fuera, se la acaricio.



-Claro que nos venimos juntos y lo disfrutamos mucho. Acomódesela dentro del pantalón.



-De nuevo, gracias, doña Haydee, fue una noche maravillosa, que cuerpo más lindo tiene usted.



Se marcha para su casa el joven y yo quedo satisfecha en haber sido su primera mujer.



Entro a la casa y me pongo una bata en el baño para que mi marido no vea que llegué sin mis calzones, me lavo la vagina para eliminar los restos de semen que me bebí esta noche. Entro a mi habitación y me acuesto al lado de mi marido, me mete mano y siente que no llevo nada por debajo.



-No, Haydee, ahora no, estoy cansado.



Lo que el no sabía era que yo ya iba satisfecha y no necesitaba ser penetrada por su verga. Nos dormimos y por la mañana comienzo otra aventura.



Haydee


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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