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Amigos con beneficios

Amigos con beneficios

Ella entró al apartamento muy segura de lo que ansiaba: Sólo a él lo quería… demasiado, desesperadamente. Casi no podía esperar imaginándose como se sentía la boca en el cuello cuando la besaba, algo exquisito.
Ya en la sala, se sentó en el sofá Dense tomó el control remoto y comenzó a buscar canales musicales.

- ¿Te gusta Alternativa Stereo? – le preguntó a Marcos.

- Si, esa es chévere - contestó este.

- Yo…yo estoy de verdad muy contenta por haber venido a tu apartamento, Marcos, porque eres mi mejor amigo… ¿lo sabías?

- Si…Y eres también mía - Dijo Marcos pasando su brazo protector alrededor de la tierna cintura de la muchacha.

Se derritió dentro de los brazos de Marcos, disfrutando el contacto del abrazo. Sintió como su cara se le puso roja y caliente ¿Pero se daría cuenta Marcos de este detalle?

La mano de Marcos se desplazó hasta abajo, por su espalda. Suavemente le acarició los hombros, sus dedos recorriendo su pequeña espalda, trazando pequeños círculos sobre la suave piel debajo de la blusa. Denise sentía que el corazón se le aceleraba demasiado dentro de su pecho, y metió sus dedos dentro de la blusa cuando la apretó contra él fuertemente. Ella se separó por un segundo, y lo miró a los bellos ojos azules de Marcos: un ojo del color del mar, el otro del color de un cielo nocturno. Marcos casi se perdió dentro de la mirada fija de aquella muchacha.

¿Era su imaginación, o se debía a que su cara estaba sólo a centímetros de la de él?
“De todos modos, qué importa” - se dijo a si misma. “Inclínate, pégate mas de cerca y ve qué te va a hacer".

Si, por fin, Marcos acercó mas su cabeza… mas y mas cerca…y….sin querer, los ojos de Denisa se cerraron cuando los labios suaves de él se derritieron en los suyos.

Ella de nuevo hizo mas presión, se pegó mas, desplazando sus brazos hacia arriba para colocarlos alrededor de su cuello y se recostó para descansar parte del peso de su cuerpo sobre él, presionándolo contra el sofá mientras lo besaba. La mano de Marcos todavía se movía hacia arriba y hacia abajo por la espalda de Denisa, y cada vez llegaba mas abajo, lentamente, y mas adentro alrededor de su cintura.

No pasó mucho tiempo sin que la chica sintiera las manos de Marcos tocándole los senos. Las tetas se pusieron erectas, casi como si les hubieran dado una orden. Los dedos de Marcos pasaron lentamente sobre sus senos, y ella sintió que los músculos de sus piernas le temblaban cuando se quiso parar derecha, por lo que se pegó a su cuerpo, restregándose contra él: se recostó con fuerza contra el pecho de Marcos mientras lo besaba.

Su lengua recorrió los labios del amigo, y siguieron la línea de sus dientes cuando el grueso de su lengua se restregó, como una pelea, contra la de ella, haciendo un sonido. Sacó la lengua y comenzó a lamer hacia abajo. Luego permaneció en el cuello, recorriendo cada pulgada con el mojado miembro en forma de apéndice. Luego Denisa se inclinó de nuevo por un momento, para agarrárse la blusa y jalársela hacia arriba. De esta manera se la pudo quitar por encima de la cabeza. Restregó sus manos a lo largo del pecho de Marcos, para sentir su dura estructura muscular.

Este Marcos esa un espécimen muy fino, el prototipo de hombre ideal, de seis pies de alto y doscientas libras de peso de pura masculinidad ¡Puro músculo!! Marcos, por su parte, se inclinó una vez mas para continuar explorándole oralmente sus tetas.

La lengua de Denise se desplazó hacia abajo recorriendo los pliegues de sus músculos, luego dieron un rodeo alrededor para atrapar los pezones de Marcos. Se detuvo en este sitio, desplazando la lengua con rapidez hacia delante y hacia atrás acostada de espalda, obligando a Marcos a montarse sobre ella. Luego Denisa se introdujo entre las piernas de Marcos y se quedaron tendidos en el suelo.

Ella recorrió sus labios hacia arriba y hacia abajo entre las piernas de Marcos, sobre los pantalones, y luego extendió la mano para desabrocharlos. Lentamente, se los quitó, pero le dejó los interiores puestos.

Continuó con sus frenéticos en medio de las piernas de Marcos, entre los muslos. Llegó hasta los interiores, recorrió su mano hacia arriba y hacia abajo por su miembro por encima del tejido de algodón de la prenda interior, tiró de ellos agarrándolos por los lados y estos obedecieron, cayendo al piso. De nuevo, Denisa lo besa en medio de las piernas, y esta vez restregando su cara contra el pene y su cabello se desparrama sobre las piernas del amante: ella sólo se preocupa en acariciar el pene de Marcos suavemente.

Lenta, gradualmente, se mete el gran galardón dentro de la boca, introduciéndose todas los cinco pulgadas de las ocho que mide el pene de Marcos. Denise gimió cuando hizo esto, y los músculos de Marcos se retorcieron involuntariamente. Era la primera vez que lo hacía, pero ya sabía qué se iba a sentir y cómo se lo iba a hacer la muchacha.

El disfrutaba mientras ella subía y bajaba la cabeza metiéndose y sacando el huevo dentro de la boca, y le sostenía la cabeza a la muchacha para ayudarla a mantener el compás de la mamadera de palo.

Su boca era suave mansa y dócil, pero firme, segura, constante: los labios perfectamente colocados alrededor del enorme huevo, envolviéndolo. Ser alto tiene sus ventajas, por lo que Marcos se inclinó ligeramente, para llegar hasta el trasero de Denise con su mano y suavemente tocarle la parte de afuera de sus suculentos labios vaginales.

Los dedos recorrieron toda la parte de afuera y lentamente metió una de las largas falanges dentro de cuca. Se lo metía y lo sacaba mientras ella se echaba hacia atrás contra su mano para sentirlos mas duro.

Marcos sabía que a ella le gustaba por la forma como gemía Denise con aquel pene metido dentro de la boca, envolviéndolo, rodeándolo, encerrándolo, bien enclaustrado en su boca. Tambien porque se lo mamaba mas y mas vigorosamente, enérgicamente.

El levantó el pequeño cuerpo de ella y lo colocó descansando a todo lo largo del sofá. Estaba de rodillas delante de ella, y le introdujo su mano entre las piernas: Las abrió obedientemente, sumisamente, para permitir a los dedos meterse dentro de la cuca, saliendo y entrando de su concha. Marcos se inclinó para rozar ligeramente con su cara la cuca peluda. Su lengua se comenzó a meterse y tocó el clítoris, haciéndola gemir en medio del éxtasis y de la embriaguez que esto le producía.

Rápidamente, recorrió el suave, pero fuerte músculo de su flor, y ella comenzó a temblar con cada contacto. Marcos se movió hacia arriba para mamarle las tetas. Colocó una pierna entre las de ella y así obligarla a quedar quedar en el centro del mueble. Durante un minuto se la mamó y acarició, lentamente montándose sobre el sofá, centímetro a centímetro hasta quedar colocado dentro de aquellas deseosas piernas.
Cuando estuvo completamente sobre el sofá, se levantó, desplazando sus manos hacia abajo para tocar la tierna y rosada carne de la vagina. El agarró su enorme pene y lo insertó dentro de su apretados labios menores que suplicaban se lo metiera. Se lo metió en forma pareja, lentamente, suavemente pero con firmeza y seguridad. Profundamente le penetró su caliente cuca carnosa mientras ella gemía de placer.

Marcos se quedó quieto durante un minuto, dejando que el apretado músculo vaginal, toda su rudeza, se ajustara al miembro, porque no deseba lastimarla. Ella se mordió los labios y comenzó a moverse apretándolo, a lo cual Marcos respondió.

%%%%%%%%%

Lenta y profundamente metió el huevo presionándolo y sacándolo fuera de los labios vaginales húmedos. Aumentó un poco la velocidad, pero mantuvo los duros empujes dentro de su carne. La muchacha emitía un gemido profundo con cada metida dentro de ella, hasta que por fin la cabeza del huevo le pegó de la cerviz. Luego el muchacho se inclinó hacia delante para besarle la cara, el cuello, y su cuerpo se elevándose para caer de nuevo sobre ella, quien colocó las piernas alrededor de su espalda, abrazándolo con los pies y así mantuvo su cuerpo apretado contra el de él, y en el movimiento arqueaba la espalda para sentir mas y mejor los empujes del novio.

Los dedos de la muchacha recorrieron el pecho del amante hacia arriba y hacia abajo, clavándole las uñas dentro de la virgen piel. El se inclinó de nuevo hacia atrás, levantando el trasero a la chica del sofá con sus brazos. La mitad inferior del cuerpo de la chica se elevó, y continuó con sus vigorosas metidas, sosteniéndola de aquella forma.

Afuera, adentro, afuera, adentro - Ella intentaba contar las metidas, pero no tardó en perder la cuenta cuando se confundió dentro de la matemática de las pulsaciones que provenían de entre sus piernas. Pudo sentirse apretada contra el amante y este golpeaba su cuerpo contra el de ella. Todo se sentía perfecto. Por fin el amante disminuyó la velocidad y se lo sacó completamente.

- Ponte de rodillas, mi amor - el le susurró al oído.

La muchacha obedeció, bajándose hasta el suelo y colocando la mitad superior de su cuerpo sobre el sofá, poniéndole el culo para darle tipo perrito. El se le acercó por detrás, y se lo metió rápidamente, precipitadamente, y no lento como antes. Las manos del amante permanecieron sobre las caderas de la chica mientras se lo introducía dentro de la vagina con mas fiereza y salvajismo que antes. Las metidas la tenían como su blanco preferido. Era como un veneno que los embargaba.
Le soltó las caderas y se inclinó hacia delante para agarrarla por los hombros. Luego sintió cuando se aproximaba al orgasmo, pero no quería que este maravilloso amor terminara todavía. Cuando la soltó de repente, Marcos gimió gritando y llamándola por su nombre:

- Dense, Dense, Deniseeeee!!!! Cuando la la vagina comenzó a presionar el pene duramente.

Las metidas disminuyeron, pero eran fuertes todavía cuando se lo metía, y finalmente vació hasta la última gota de semen dentro de ella. Luego se lo sacó, y cayó al piso. Ella se fundió dentro de los brazos de Marcos, y extendió la mano hasta la mesita del café para agarra un encendedor.

Ya tenía un cigarrillo preparado: la recompensa al terminar esta noche. Lo encendió, dándole una profunda chupada e inhalando el pegajoso humo y se lo ofreció a Marcos:

- Déjame echarle una chupadita…
FIN


Traducido por Marcos Urbina
Traduttore_traidore

Friends With Benefits
Submitted By Marcos Urbina

She walked into his apartment knowing what she wanted to do. She wanted him…Badly. She could almost imagine the feel of his mouth on her neck. Exquisite.

They walked to the living room, and sat down on the couch. Alexis reached for the remote, turning it onto the music stations. “Is Alternative good?” She asked Eben.

“It’s great,” he replied."

I’m…I’m really glad that you came over here, Eben. You’re my best friend…You know that?”
“Yes…And you’re mine,” Eben said, wrapping a trunk-like, protective arm around her slender frame.

She melted into his arms, enjoying the close embrace. She felt her face flush with color and warmth. But, would he take the hint?

His hand slipped up and down her back. He gently caressed her shoulders, running his fingertips down to the small of her back, trailing little circles on the soft skin beneath her shirt.
She could feel her heart beat sharply in her chest, and she dug her fingers into his shirt as she pressed against him tightly. She pulled back for a second, and looked into his beautiful eyes. One eye the color of the sea; the other the color of the night sky. Alexis could almost lose herself in that stare…

Was it her imagination, or did his face just inch closer to hers? Who cares, she told herself. Lean in closer yourself and see what he does. Yes, he definitely moved his head closer… And even closer still… And… Involuntarily, her eyes closed as his soft lips met her own.

She pressed against him, sliding her arms up and wrapping them around his neck. She pushed some of her weight onto him, pressing him against the couch as she kissed him. His hand still moved up and down her back, though going lower slowly, and farther around her sides.

Before long, she felt his hands touching her breasts. Her nipples stood up, almost as if on command. His fingertips ran slowly over them, and she felt the muscles in her legs quiver to be stretched wide. She began to grind her body against his, pressing herself hard against his chest as she continued to kiss him.

Her tongue rolled along his lips, and traced his teeth as the ball of her tongue ring scraped along, creating a clicking sound. She took her tongue, and began licking downwards. She lingered on the neckline, tracing each inch with her wet appendage.

She leaned back for a moment, grasping his shirt and pulling it high over his head. She rubbed her hands along his chest, feeling his taut, tight muscular structure. He was a fine specimen of a man, six-foot-three and two hundred sixty pounds of pure masculinity. Alexis leaned down once more, and continued her oral exploration of Eben’s chest.

Her tongue slid down along the crease in his muscle, then looped around to encircle his nipple. She lingered there, quickly sliding her tongue back and forth over the hairy stub. Eben let out an ecstatic moan, and arched his back some, pressing Alexis on top of him. She slid down between his legs and rested on the floor.
She ran her lips up and down the inside of his thigh on top of his pants, and then she reached up to unbutton them. Slowly, she pulled them off of him, but left the underwear on.

She resumed her frantic kissing of his thighs, while rubbing his stomach and legs with her hands. She then reached for his underwear, running her hand up and down his member from it’s cottony sheath. She pulled at the side of the briefs, and the complied by falling to the floor. Again, she kissed the inside of his thighs, though this time brushing her face against his member, and letting her hair fall between his legs, caressing him gently.

Then, suddenly but slowly, she stuck the large prize into her mouth, sliding a full five of it’s eight inches into her. Eben grunted as she did, and his muscles twitched involuntarily. It was his first time, but he knew what to expect.
He enjoyed her bobbing up and down on his member, and held her head to help her timing. Her mouth was soft but firm, and felt perfect wrapped around his large cock. Being tall had its advantages, and he bent over slightly, reaching behind Alexis’ rear and softly touching the outside of her succulent pussy lips.

He ran his fingers around the outside, and then slowly slid one large phalange inside of her. He moved it in and out as her back arched against his hand. He could tell she enjoyed it as she moaned around his penis, and her sucking of him became more vigorous. He lifted her small body, and laid it length-wise along the couch. He was on his knees before her, and he slipped his hand between her legs.

She spread them obediently, letting his fingers slide in and out of her. He bent over, and placed his face tightly against her hairy muff. His tongue slid out and onto her clitoris, and she moaned in ecstasy.

Quickly, he ran the soft, strong muscle against her flower, and she trembled with each passing. He moved up, and began sucking her breast. He put one leg between hers, so that he was half on the couch. For a minute he sucked and caressed, slowly inching his body onto the couch between her eager legs.

When he was upon the couch, he raised up, gliding his hands south to touch the tender pink flesh of her vagina. He grasped his huge penis, and inserted it into her tight, begging lips. He thrust it in evenly, slowly, smoothly, hard.
Deeply, he penetrated her warm flesh. She moaned, and he lied still for a moment, letting her tightness adjust to his manliness. He didn’t want to hurt her. She bit her lip, and began grinding against her, to which he responded in kind.
Slowly and deeply, he pressed in and out of her wet lips. He began to speed up slightly, but kept the hard pounding of her flesh. She moaned deeply with each inward thrust, as the head of his cock beat against her cervix. He leaned forward and kissed her face, her neck, as his body rose and fell atop of her. She wrapped her legs around his back, intertwining her feet and locking her body to his as she arched her back against his powerful thrusts.

She ran her hands up and down his chest, digging her fingernails into his virgin skin. He leaned back again, raising her rear from the couch with his arms. The lower half of her body raised, Eben resumed his vigorous pounding.

In and out, in and out – she tried to count the strokes, but quickly lost count as she lost herself in the erythematic pulses from between her legs. She could feel herself tighten against him as he beat his body against hers. It felt perfect. He slowed, then pulled out entirely. “On your knees, love,” he whispered in her ears. She complied, sliding in the floor and laying the upper half of her body over the couch. He came from behind her, and entered swiftly this time. His hands stayed on her hips as he pounded into her vagina more fiercely than before. His thrusts had intent, venom to them.

He released her hips and leaned forward, grabbing her shoulders. He could feel himself nearing climax, but didn’t want this wonderful lovemaking to end. As his sudden release, Alexis acted in kind, moaning out his name over and over again as her vagina pulsated against his penis. His thrusts slowed, but were still hard as he pressed into her, draining every last drop of precious semen into her.

He pulled out, and collapsed on the floor. Alexis melted into his arms, reaching up to the coffee table to grab a lighter.

A joint she had rolled earlier was the reward for the evening. She lit it up, taking a deep inhale of the sticky smoke.

She offered the joint to Eben. “You know,” he said, “I think I’ll try that….”


THE END
Datos del Relato
  • Categoría: Entre Amig@s
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