Eulalia Hemingway Grant mirando distraída como tranquila especialmente fijamente unas vidrieras de un almacén en pleno Mall; se le acerca por las espaldas un viejo verde que le habla bajito que tal mi reina estás buenísima como riquísima también sabrosísima igualmente deleitosisima especialmente deseadísima sobre todo calientísima por que no nos vamos a un residencial para que me atiendas y cuides como mi enfermera sexy con ese culito que te cargas divino con esta falda de cuerina que te perfila como me lo receto mi medico.




Eulalia Hemingway Grant ofendida, furiosa, enfadada, brava, incomoda, irrespetada, molesta, jodida, harta, cabreada, acosada y violentada verbalmente por este viejo verde; se vira al instante con sus dos nudillos puestos en su chicote específicamente lo mira muy seria hasta calladita en que el viejo verde le hace un gesto con una mano puesta y amarrándose la pinga con todos los huevos con todo y pantalón que viste, le da su merecido garnaton en que comienza con plena y suma fuerza, ganas, ánimos y propiamente a desahogarse hasta tirandole con voz alta en publico que le sucede usted esta desvariando y que se cree yo no tengo el gusto de conocerlo y es un vulgar mierdero sobre todo asqueroso viejo verde que le levanta la mano derecha mostrándole en vivo y a todo color a más no poder su anillo soy casada precisamente estoy aquí al encuentro con mi hombre que sepa es el legal a que amo y quiero estoy perdida como profundamente amigo enamorador de el, le cuento si lo viera conversar conmigo es muy celoso que lo destrama de varios puñetes limpios y lo veo como mi abuelito enclenque y no puede con su alma y lo mato de un colapso e infarto cardiaco.

Por que veo que no tiene el aguante ni la tolerancia esquelética de mi calibre para hacerme el sexo y amor que pretende que se lo haga usted no Señor jamás de los jamás y esta fuera de orden como lugar soy decente; piérdase de mi vista por que estoy buscando y apunto de llamar a gritos a un policía para denunciarlo y se lo lleven detenido que firmo el documento para dejarlo guardado por varios días en la cárcel al chistear los dedos sale huyendo como pueda corriendo este viejo verde. Al rato le alcanza su enamorado que la besa al ponerle la mano en su culito al seguir el paseo por el Mall esa tarde sin contarle ninguna de la que le hizo el viejo verde a Eulalia Hemingway Grant mientras aguardaba su llegada al lado de Eulalia Hemingway Grant en persona como en vivo y a todo color.