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Categoría: Infidelidad

Consolando a Lorna

Cuando yo tenía como 14 años conocí a Lorna, era una familia Salvadoreña recièn venida de su país, el Señor tenía varios negocios en el país, La señora tenía una floristería muy acreditada, y Lorna andaba por los 24 años, era delgada, morena, de rostro hermoso. ojos verdes, su boca sensual, labio superior delgado y el otro carnoso, naríz respingada, de pechos medianos erguidos y se le miraban puntudos y se adivinaba que eran durísimos, cintura fina y piernas largas y torneadas. lisas, no cabía duda que eran unas piernas previlegiadas, en si era el motivo de laa pajas de los chavalos del barrio.

Lo que les relataré sucedió tres años después, Lorna tenía ya dos años de casada, no tenía hijos, y su marido Tomás, era un mujeriego empedernido, era gerente general de una industria de plásticos, ganaba buena plata, aunque tenía muy bién a Lorna sus infidelidades las conocía todo mundo, y ella solo se las aguantaba, para que sus padres no se enteraran, ya que se casó contra la voluntad de ellos. Recuerdo perfectamente la fecha, 15 de enero, día que en Guatemala se celebra el día del milagroso Cristo negro de Esquipulas, ese día jugamos futbol, contra otro colegio jesuita, y después del juego de futbol, esperaba el colectivo cercas de una iglesia en la cual hay una réplica del cristo negro, y Lorna había asistido a una misa, por lo que al verme se ofreció llevarme a casa, pero al subir al vehículo ella tenía su falda casi en el nacimiento de sus piernas dejando al descubierto esos espectaculares muslos torneados y lisos, la pija se fué inmediantamente para arriba, y como después de la ducha no me había puesto ropa interior, solo el pants deportivo se elevó la verga formando una especie de carpa de circo, de lo que ella se dió cuenta en el alto de un semaforo al voltearme a ver para preguntarme algo, por lo que se bajó la falda al adivinar la causa de la erección. Me dijo que pasaríamos a un supermercado para comprar algunas cosas que necesitaba, y mientras las acomodabamos en el baúl de su vehículo, al agacharse pude ver casi la mitad de sus hermosos senos, por lo que nuevamente la verga se me paró, pero esta vez por la cercanía en la que estábamos la pija quedó rozando sus nalgas, ella sintió el bulto y sonriendo me dijo: por lo visto te estoy poniendo nervioso, ojalá y mi marido sintiera lo mismo, pero cuando llega a casa llega exprimido por otra mujer. Envalentonandome le dije, que si su marido le ponía los cuernos, Ella debería de vengarse, y que con el gusto infinito yo podría complacerla, ella ya un poco seria me dijo que yo apenas era un crío y que además ella tenia que gozar con un miembro grande como el de su marido. Ya dentro del vehículo ella notó que mi verga seguía erecta y me dijo que me la sacara que quería verla, se la mostré y abrió los ojos como plato, y luego me dijo que era una pija inmensa mucho más grande que la de su marido, me la tomó en sus manos y continuó diciendome que era gruesa y dura, se acercó hacia mí y me dió un chuponcito con su boca tibia, casi llegando al barrio, se apartó del camino y se dirijió a un parquecito que por la hora estaba desierto, y allí me mamó la verga deliciosamente, y rápìdo me corrí llenando su boca de semen, me arreglé la ropa y sonriendo me dijo que cuando estuviera dispuesta a ponerle los cuernos a su marido sería conmigo para comerse tremenda pija.

Pasaron cuatro meses, yo estaba de vscaciones de medio año, y junto a unos amigos tomabamos un refresco, cuando la ví entrar al lugar donde me encontraba, al salir se acercó a nuestra mesa, y me pidió que si podía hacerle un favor, y quedé de llegar a su casa por la tarde. Llegué como a las cuatro y me enteré por ella que su esposo había salido muy de mañana de viaje al exterior por dos semanas, pero que ella sabía que le acompañaba otra mujer, al descubrir los boletos aereos y los pasaportes, y que si me había pedido que llegara era para ponerle los cuernos al marido. Fuimos a su habitación y empezamos a besarnos apasionandamente, ella sacó mi polo y empezó a chuparme las tetillas, nos quedamos sin ropa, y me dió un mamamda estupenda, hasta correrme en su boca. Yo besé y mamé sus deliciossos pechos duros y puntuditos, su vientre plano y suave, sus piernas, muslos y luego me dirijí a su vagina depilada, de labios gruesos y clítoris grande, mi lengua entraba en su orificio y mis labios aprisionaba su generoso clítotis, hasta venirse gritando, gimiendo y contorsionandose como loca, mi verga estaba nuevamente enorme y dura, la coloqué en su entrada y de un sólo envión me fuí en su vagina estrecha y superhumeda, la metí toda, sentí mis huevos chocar con sus nalgas y algo que topaba en sus entrañas con la cabeza de mi verga, ella chilló de dolor, pero no me importó seguí bombeando con firmeza, entraba y salía todo, ella agarró mi ritmo, mordía mis laios con pasión, sentí cuando afirmo sus piernas a mi cintura, su espalda se arquió sus talones apretaron mi cuerpo y sollozando de placer ahogó su grito en mi boca cusndo se corrió en un formidable orgasmo, y al mismo tiempo mis bombazos de semen llenaron su vagina. Me fuí cerca de las once de la noche, follamos no sé cuantas veces, y así fueron las dos semanas, de nueve de la mañana a ocho de la noche, el segundo día fué inolvidable, le rompí su culito, nunca lo había hecho por ahí, sufrió horrores, al tener adentro por vez primera 8 pulgadas de verga, pero todo fué acostumbrarse y gozaba por los dos hoyos, en esas dos semanas resultó preñada, se divorció del marido, y se puso a trabajar en el negocio de su familia, cogímos por espacio de cuatro años, tuvo un hermoso varón, luego su familia regresó al El Salvador, a veces ella venía a verme y otras yo iba a verla, la relación se fué enfriando, la última vez que fuí a verla, teníamos dos años de alejamiento, esa noche dormimos juntos y al día siguiente nos despedimos del sexo, ya que me confesó que unos meses atrás se había casado, con un hombre muy bueno.
Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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